domingo, 11 de septiembre de 2016

EL PAPA PIDE QUE EL HOMBRE ACEPTE SER SALVADO POR DIOS Y DEJE LA AUTOSUFICIENCIA


El Papa pide que el hombre acepte ser salvado por Dios y deje la autosuficiencia
Por Alvaro de Juana
 Foto: Alexey gotovsky / ACI Prensa


VATICANO, 10 Sep. 16 /  (ACI).- El Papa Francisco dedicó la Audiencia Jubilar de este sábado a la relación entre la redención y la misericordia y denunció que el hombre actual no acepta la idea de ser salvado por Dios porque se cree autosuficiente. Antes de comenzar la Audiencia el Pontífice saludó a un enfermo y lo confirmó.

“Al hombre de hoy le cuesta aceptar la idea de tener que ser salvado por Dios. Piensa poder salvarse él solo con el poder de su libertad. Pero esto no es más que una ilusión: nuestra vida está marcada por la fragilidad del pecado y por las numerosas esclavitudes que hemos creado en nombre de una falsa libertad”.

“Necesitamos –continuó– que Dios nos salve y libere de toda clase de indiferencia, egoísmo y autosuficiencia. Jesucristo se ha sacrificado por nosotros para darnos una nueva vida, llena de perdón, amor y alegría”.

Francisco comentó que “Dios se ‘actúa’ en la Redención, es decir, en la salvación que nos es donada con la sangre de su Hijo Jesús”.

“La palabra ‘redención’ es poco usada, y sin embargo es fundamental porque indica la más radical liberación que Dios podía hacer para nosotros, para toda la humanidad y para toda la creación”.

El Pontífice denunció las “nuevas formas de esclavitud que se crean en nuestros días en nombre de una falsa libertad” y explicó que “tenemos necesidad de que Dios nos libere de toda indiferencia, de egoísmo y de autosuficiencia”.

Francisco recordó la Buena Noticia de la resurrección de Jesús, “el Cordero que ha sido sacrificado por nosotros, para que nosotros pudiéramos recibir una nueva vida hecha de perdón, de amor y de alegría”.

“No olvidemos nunca que en las angustias y en las persecuciones, como en los dolores cotidianos, somos liberados de la mano misericordiosa de Dios que nos lleva a sí y nos conduce a una vida nueva”.

En definitiva, “toda nuestra vida, aunque marcada de la fragilidad del pecado, es puesta bajo la mirada de Dios que nos ama”.

“Cuanto más estamos en la necesidad, más su mirada sobre nosotros se llena de misericordia”, concluyó.

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