miércoles, 30 de marzo de 2016

FOTOGRAFÍAS DE LA AUDIENCIA DE HOY MIÉRCOLES 30 DE MARZO DE PAPA FRANCISCO













CATEQUESIS DEL PAPA FRANCISCO SOBRE LA CONFIANZA EN EL PERDÓN DE DIOS


[TEXTO COMPLETO] Catequesis del Papa Francisco sobre la confianza en el perdón de Dios



 (ACI).- El Papa Francisco habló en la catequesis de este miércoles de la misericordia de Dios y su perdón frente al pecado, para lo que reflexionó sobre el salmo 51 “Miserere”.

“Todos nosotros somos pecadores, pero con el perdón nos convertimos en criaturas nuevas, llenas del Espíritu y llenas de alegría”, explicó

“Ahora, una nueva realidad comienza para nosotros: un nuevo corazón, un nuevo espíritu, una nueva vida. Nosotros, pecadores, perdonados, que hemos acogido la gracia divina, podemos enseñar a los demás a no pecar más”.

A continuación, el texto completo de la catequesis gracias a Radio Vaticano:

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

Terminamos hoy las catequesis sobre la misericordia en el Antiguo Testamento, y lo hacemos meditando el Salmo 51, llamado Miserere. Se trata de una oración penitencial en la cual la súplica de perdón es precedida por la confesión de la culpa y en la cual el orante, dejándose purificar por el amor del Señor, se convierte en una nueva creatura, capaz de obediencia, de firmeza de espíritu, y de alabanza sincera.

El “título” que la antigua tradición hebrea ha puesto a este Salmo hace referencia al rey David y a su pecado con Betsabé, la mujer de Urías el Hitita. Conocemos bien los hechos. El rey David, llamado por Dios a pastorear el pueblo y a guiarlo por caminos de obediencia a la Ley divina, traiciona su propia misión y, después de haber cometido adulterio con Betsabé, hace asesinar al marido. ¡Un horrible pecado! El profeta Natán le revela su culpa y lo ayuda a reconocerlo. Es el momento de la reconciliación con Dios, en la confesión del propio pecado. ¡Y en esto David ha sido humilde, ha sido grande!

Quien ora con este Salmo está invitado a tener los mismos sentimientos de arrepentimiento y de confianza en Dios que tuvo David cuando se había arrepentido y, a pesar de ser rey, se ha humillado si tener temor de confesar su culpa y mostrar su propia miseria al Señor, pero convencido de la certeza de su misericordia. ¡Y no era un pecado, una pequeña mentira, aquello que había hecho; había cometido adulterio y un asesinato!

El Salmo inicia con estas palabras de súplica: «¡Ten piedad de mí, oh Dios, por tu bondad, por tu gran compasión, borra mis faltas! – se siente pecador – ¡Lávame totalmente de mi culpa y purifícame de mi pecado!» (vv. 3-4).

La invocación está dirigida al Dios de misericordia porque, movido por un amor grande como aquel de un padre o de una madre, tenga piedad, es decir, haga gracia, muestre su favor con benevolencia y comprensión. Es un llamado a Dios, el único que puede liberar del pecado. Son usadas imágenes muy plásticas: borra, lávame, purifícame. Se manifiesta, en esta oración, la verdadera necesidad del hombre: la única cosa de la cual tenemos verdaderamente necesidad en nuestra vida es aquella de ser perdonados, liberados del mal y de sus consecuencias de muerte. Lamentablemente, la vida nos hace experimentar muchas veces estas situaciones; y sobre todo en ellas debemos confiar en la misericordia. Dios es más grande de nuestro pecado. No olvidemos esto: Dios es más grande de nuestro pecado. “Padre yo no lo sé decir, he cometido tantos graves, tantos” Dios es más grande de todos los pecados que nosotros podamos cometer. Dios es más grande de nuestro pecado. ¿Lo decimos juntos? Todos. “¡Dios – todos juntos – es más grande de nuestro pecado! Una vez más: “Dios es más grande nuestro pecado”. Una vez más: “Dios es más grande nuestro pecado”. Y su amor es un océano en el cual podemos sumergirnos sin miedo de ser superados: perdonar para Dios significa darnos la certeza que Él no nos abandona jamás. Cualquier cosa podamos reclamarnos, Él es todavía y siempre más grande de todo (Cfr. 1 Jn 3,20) porque Dios es más grande de nuestro pecado..

En este sentido, quien ora con este Salmo busca el perdón, confiesa su propia culpa, pero reconociéndola celebra la justicia y la santidad de Dios. Y luego pide todavía gracia y misericordia. El salmista confía en la bondad de Dios, sabe que el perdón divino es sumamente eficaz, porque crea lo que dice. No esconde el pecado, sino lo destruye y lo borra; pero lo borra desde la raíz no como hacen en la tintorería cuando llevamos un vestido y borran la mancha. ¡No! Dios borra nuestro pecado desde la raíz, ¡todo! Por eso el penitente se hace puro, toda mancha es eliminada y él ahora es más blanco que la nieve incontaminada. Todos nosotros somos pecadores. ¿Y esto es verdad? Si alguno de ustedes no se siente pecador que alce la mano. Ninguno, ¡eh! Todos lo somos.

Nosotros pecadores, con el perdón, nos hacemos creaturas nuevas, rebosantes de espíritu y llenos de alegría. Ahora una nueva realidad comienza para nosotros: un nuevo corazón, un nuevo espíritu, una nueva vida. Nosotros, pecadores perdonados, que hemos recibido la gracia divina, podemos incluso enseñar a los demás a no pecar más. “Pero Padre, yo soy débil: yo caigo, caigo”, ¡pero si tú caes, levántate! Cuando un niño cae, ¿Qué hace? Levanta la mano a la mamá, al papá para que lo levanten. Hagamos lo mismo. Si tú caes por debilidad en el pecado, levanta la mano: el Señor la toma y te ayudará a levantarte. Esta es la dignidad del perdón de Dios. La dignidad que nos da el perdón de Dios es aquella de levantarnos, ponernos siempre de pie, porque Él ha creado al hombre y a la mujer para estar en pie.

Dice el Salmista: «Crea en mí, Dios mío, un corazón puro, y renueva la firmeza de mi espíritu. […] Yo enseñaré tu camino a los impíos y los pecadores volverán a ti» (vv. 12.15).

Queridos hermanos y hermanas, el perdón de Dios es aquello de lo cual todos tenemos necesidad, y es el signo más grande de su misericordia. Un don que todo pecador perdonado es llamado a compartir con cada hermano y hermana que encuentra. Todos aquellos que el Señor nos ha puesto a lado, los familiares, los amigos, los compañeros, los parroquianos… todos son, como nosotros, necesitados de la misericordia de Dios. Es bello ser perdonados, pero también tú, si quieres ser perdonado, perdona también tú. ¡Perdona! Nos conceda el Señor, por intercesión de María, Madre de misericordia, ser testigos de su perdón, que purifica el corazón y transforma la vida. Gracias.

PAPA FRANCISCO SOBRE MADRE ANGÉLICA, ESTÁ EN EL CIELO


Papa Francisco sobre Madre Angélica: Está “en el cielo”


 (ACI).- Al final de la Audiencia General de los Miércoles, el Papa Francisco bendijo una imagen de la Madre Angélica, la fundadora del conglomerado de medios católico EWTN fallecida el Domingo de Resurrección, y expresó su confianza de que ya goza del cielo.

“En el cielo”, dijo el Papa mientras señalaba el firmamento dirigiéndose al equipo de EWTN en Roma que asistió a la Audiencia llevando una fotografía de la religiosa.


Los trabajadores de EWTN portaron una imagen de la Madre Angélica. El Papa logró identificar la fotografía en medio de la gran cantidad de gente que asistió a la Audiencia y la bendijo a pedido de la productora ejecutiva de EWTN en Roma, Martha Calderón.

La Madre María Angélica de la Anunciación fundó la Eternal Word Television Network (EWTN), en 1981 y hoy es la cadena de medios religiosos más grande del mundo.

Falleció el 27 de marzo tras 15 años de lucha contra las secuelas de un derrame cerebral. Tenía 92 años de edad.

Los funerales de la Madre Angélica se realizarán el próximo viernes 1 de abril en Hanceville, Alabama. Tras conocer la noticia de su muerte, Benedicto XVI afirmó que el hecho de que la recordada Madre Angélica haya fallecido en el Domingo de Pascua “es un don”.

PAPA FRANCISCO ENVIARÁ COMO OBSEQUIO ORNAMENTOS LITÚRGICOS A CRISTIANOS REFUGIADOS EN IRAK


Papa Francisco enviará como obsequio ornamentos litúrgicos a cristianos refugiados en Irak





 (ACI).- El Papa Francisco enviará a los cristianos refugiados en Erbil, en el Kurdistán iraquí, una serie de ornamentos litúrgicos como obsequio y signo de cercanía, aprovechando el viaje que una delegación de Ayuda a la Iglesia Necesitada hará a esta ciudad, informó el Obispo de Carpi (Italia), Mons. Francesco Cavina.

En declaraciones a Radio Vaticana, el Prelado señaló que el viaje de la delegación de AIN se realizará del 1 al 4 de abril. “Apenas el Santo Padre supo que viajaré con AIN, me llamó por teléfono para expresar su deseo de enviar un regalo a nuestros hermanos en la fe”, indicó.

Además, dijo que el Pontífice le entregó una carta donde agradece el viaje organizado por AIN, “iniciativa que expresa amistad, comunión eclesial y cercanía a tantos hermanos y hermanas, cuya situación de aflicción y de tribulación me aflige profundamente y nos invita a defender el derecho inalienable de cada persona a profesar libremente la propia fe”.



Mons. Cavina añadió que Francisco invita a “no olvidar el drama de la persecución”, destacando como “el testimonio de fe valerosa y paciente de tantos discípulos de Cristo representa para toda la Iglesia un llamado a redescubrir la fuente fecunda del Misterio Pascual, del cual extraer energía, fuerza y luz para un humanismo nuevo”.

“La misericordia –prosigue el Papa–, nos invita a inclinarnos ante estos hermanos nuestros para cercar sus lágrimas, curar sus heridas físicas y morales, para consolar sus corazones abatidos y tal vez extraviados. No se trata solo de un acto obligado de caridad, sino de un socorro al propio cuerpo, porque todos los cristianos, en virtud del mismo bautismo, son ‘uno’ en Cristo”.

La visita a Erbil

Con respecto al viaje, el Prelado informó que la delegación se encontrará con Mons. Bashar Matti Warda, Arzobispo caldeo de Erbil, con quien visitarán los centros de refugiados en el suburbio de mayoría cristiana de Ankawa, entre los que está la villa Padre Werenfried (fundador de AIN), donde 175 familias viven en 150 casas prefabricadas donadas por la fundación pontificia.

Alessandro Monteduro, director de AIN en Italia, recordó que la fundación pontificia ha sostenido a los cristianos iraquíes desde el primer momento de la persecución del Estado Islámico (ISIS); donándoles alimentos, casas y escuelas “para que puedan vivir dignamente. Sin olvidar el sostenimiento pastoral, para que así los cristianos puedan continuar viviendo plenamente su fe. Una fe a la cual valerosamente no han querido nunca renunciar, incluso a costo de sus vidas”.

RESUCITÓ!! ALELUYA!!








sábado, 26 de marzo de 2016

OH CRUZ DE CRISTO: LA IMPRESIONANTE ORACIÓN DE PAPA FRANCISCO ESCRIBIÓ Y REZÓ EN VÍA CRUCIS 2016


Oh Cruz de Cristo: La impresionante oración que el Papa escribió y rezó en Vía Crucis 2016



 (ACI/EWTN Noticias).- Al concluir el Via Crucis que presidió este Viernes Santo alrededor del Coliseo Romano acompañado de miles de fieles, el Papa Francisco rezó una oración que escribió especialmente para esta ocasión titulada “Oh Cruz de Cristo”.

A continuación el texto completo de la plegaria del Santo Padre:

Oh Cruz de Cristo, símbolo del amor divino y de la injusticia humana, icono del supremo sacrificio por amor y del extremo egoísmo por necedad, instrumento de muerte y vía de resurrección, signo de la obediencia y emblema de la traición, patíbulo de la persecución y estandarte de la victoria.

Oh Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos viendo alzada en nuestras hermanas y hermanos asesinados, quemados vivos, degollados y decapitados por las bárbaras espadas y el silencio infame.

Oh Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos viendo en los rostros de los niños, de las mujeres y de las personas extenuadas y amedrentadas que huyen de las guerras y de la violencia, y que con frecuencia sólo encuentran la muerte y a tantos Pilatos que se lavan las manos.

Oh Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos viendo en los doctores de la letra y no del espíritu, de la muerte y no de la vida, que en vez de enseñar la misericordia y la vida, amenazan con el castigo y la muerte y condenan al justo.

Oh Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos viendo en los ministros infieles que, en vez de despojarse de sus propias ambiciones, despojan incluso a los inocentes de su propia dignidad.

Oh Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos viendo en los corazones endurecidos de los que juzgan cómodamente a los demás, corazones dispuestos a condenarlos incluso a la lapidación, sin fijarse nunca en sus propios pecados y culpas.

Oh Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos viendo en los fundamentalismos y en el terrorismo de los seguidores de cierta religión que profanan el nombre de Dios y lo utilizan para justificar su inaudita violencia.

Oh Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos viendo en los que quieren quitarte de los lugares públicos y excluirte de la vida pública, en el nombre de un cierto paganismo laicista o incluso en el nombre de la igualdad que tú mismo nos has enseñado.

Oh Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos viendo en los poderosos y en los vendedores de armas que alimentan los hornos de la guerra con la sangre inocente de los hermanos.

Oh Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos viendo en los traidores que por treinta denarios entregan a la muerte a cualquier persona.

Oh Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos viendo en los ladrones y en los corruptos que en vez de salvaguardar el bien común y la ética se venden en el miserable mercado de la inmoralidad.

Oh Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos viendo en los necios que construyen depósitos para conservar tesoros que perecen, dejando que Lázaro muera de hambre a sus puertas.

Oh Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos viendo en los destructores de nuestra «casa común» que con egoísmo arruinan el futuro de las generaciones futuras.

Oh Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos viendo en los ancianos abandonados por sus propios familiares, en los discapacitados, en los niños desnutridos y descartados por nuestra sociedad egoísta e hipócrita.

Oh Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos viendo en nuestro mediterráneo y en el Mar Egeo convertidos en un insaciable cementerio, imagen de nuestra conciencia insensible y anestesiada.

Oh Cruz de Cristo, imagen del amor sin límite y vía de la Resurrección, aún hoy te seguimos viendo en las personas buenas y justas que hacen el bien sin buscar el aplauso o la admiración de los demás.

Oh Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos viendo en los ministros fieles y humildes que alumbran la oscuridad de nuestra vida, como candelas que se consumen gratuitamente para iluminar la vida de los últimos.

Oh Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos viendo en el rostro de las religiosas y consagrados –los buenos samaritanos– que lo dejan todo para vendar, en el silencio evangélico, las llagas de la pobreza y de la injusticia.

Oh Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos viendo en los misericordiosos que encuentran en la misericordia la expresión más alta de la justicia y de la fe.

Oh Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos viendo en las personas sencillas que viven con gozo su fe en las cosas ordinarias y en el fiel cumplimiento de los mandamientos.

Oh Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos viendo en los arrepentidos que, desde la profundidad de la miseria de sus pecados, saben gritar: Señor acuérdate de mí cuando estés en tu reino.

Oh Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos viendo en los beatos y en los santos que saben atravesar la oscuridad de la noche de la fe sin perder la confianza en ti y sin pretender entender tu silencio misterioso.

Oh Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos viendo en las familias que viven con fidelidad y fecundidad su vocación matrimonial.

Oh Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos viendo en los voluntarios que socorren generosamente a los necesitados y maltratados.

Oh Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos viendo en los perseguidos por su fe que con su sufrimiento siguen dando testimonio auténtico de Jesús y del Evangelio.

Oh Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos viendo en los soñadores que viven con un corazón de niños y trabajan cada día para hacer que el mundo sea un lugar mejor, más humano y más justo.

En ti, Cruz Santa, vemos a Dios que ama hasta el extremo, y vemos el odio que domina y ciega el corazón y la mente de los que prefieren las tinieblas a la luz.

Oh Cruz de Cristo, Arca de Noé que salvó a la humanidad del diluvio del pecado, líbranos del mal y del maligno. Oh Trono de David y sello de la Alianza divina y eterna, despiértanos de las seducciones de la vanidad. Oh grito de amor, suscita en nosotros el deseo de Dios, del bien y de la luz.

Oh Cruz de Cristo, enséñanos que el alba del sol es más fuerte que la oscuridad de la noche. Oh Cruz de Cristo, enséñanos que la aparente victoria del mal se desvanece ante la tumba vacía y frente a la certeza de la Resurrección y del amor de Dios, que nada lo podrá derrotar u oscurecer o debilitar. Amén.

PAPA FRANCISCO PRESIDE EL VÍA CRUCIS DE VIERNES SANTO EN EL COLISEO ROMANO


Papa Francisco preside el Vía Crucis de Viernes Santo en el Coliseo Romano


 (ACI).- Desde las 9:15 p.m. (hora local) el Papa Francisco presidió el Via Crucis de Viernes Santo en el Coliseo Romano. En esta ocasión las meditaciones las preparó el Arzobispo de Perugia, Cardenal Gualtiero Basetti.



Los textos del Purpurado llevaban por título “Dios es Misericordia”, en referencia al Jubileo convocado por el Papa que concluirá en noviembre.

“En este Jubileo Extraordinario, el Vía Crucis del Viernes Santo nos atrae con una fuerza particular, la de la misericordia del Padre Celeste, que quiere derramar sobre todos nosotros su Espíritu de gracia y de consuelo”, explica la introducción de las meditaciones.

En las distintas estaciones se meditará sobre algunos temas de actualidad. Por ejemplo, en la Primera Estación “Jesús es condenado a muerte” se reflexionó sobre el hecho que “nadie puede sentirse excluido”.

En la reflexión de la Tercera estación “Jesús cae por primera vez”, se meditó sobre el dolor en la vida.

“El sufrimiento para el hombre es a veces un absurdo, incomprensible para la mente, presagio de muerte. Hay sufrimientos que parecen negar el amor de Dios. ¿Dónde está Dios en los campos de exterminio? ¿Dónde está Dios en las minas y en las fábricas donde trabajan los niños como esclavos? ¿Dónde está Dios en las pateras que se hunden en el Mediterráneo?”.


“¿Cómo no ver el rostro del Señor en los millones de prófugos, refugiados y desplazados que huyen desesperados del horror de la guerra, de las persecuciones y de las dictaduras?”, fue el cuestionamiento la Sexta estación “La Verónica enjuga el rostro de Jesús”.

Sobre la familia se meditó en la Cuarta y Novena estaciones: “María es esposa de José y madre de Jesús. Hoy como siempre la familia es el corazón palpitante de la sociedad; célula irrenunciable de la vida común; clave de bóveda insustituible de las relaciones humanas; amor para siempre que salvará al mundo”.

“María es mujer y madre. Genio femenino y ternura. Sabiduría y caridad. María, como madre de todos, «es signo de esperanza para los pueblos que sufren dolores de parto», y «como una verdadera madre, ella camina con nosotros, lucha con nosotros, y derrama incesantemente la cercanía del amor de Dios»”, agrega la meditación de la Cuarta estación en la que la cruz fue portada por Paolo Budaci su esposa y sus hijas Chiara y Francesca.

En la Octava estación, “Jesús encuentra a las mujeres de Jerusalén”, la oración que siguió a la reflexión señalaba: “que tu gracia sostenga nuestro camino de conversión para regresar a ti, en comunión con nuestros hermanos, por quienes te pedimos nos des tus mismas entrañas de misericordia, entrañas maternas que nos hagan capaces de sentir unos por otros ternura y compasión; y de llegar a entregarnos por la salvación del prójimo”.


En esta estación fue una familia de Ecuador la que portó la cruz: José Silva y Mónica Jaramillo, acompañados de su hijo José Carlos.

En la Undécima estación, la meditación se centró en los ladrones crucificados junto al Señor: el segundo malhechor “propone una salvación divina y su mirada está dirigida totalmente al cielo. Para él, la salvación significa aceptar la voluntad de Dios incluso en las peores condiciones. Es el triunfo de la cultura del amor y del perdón. Es la locura de la cruz ante la cual toda sabiduría humana desaparece y queda en silencio”.

La cruz en esta estación fue portada por John Sentovich de Estados Unidos y Susana Mamani de Bolivia.

En la Duodécima estación, “Jesús muere en la Cruz”, la reflexión recordó a los mártires de nuestro tiempo: “el siglo XX ha sido definido como el siglo de los mártires. Ejemplos como los de Maximiliano Kolbe y Edith Stein reflejan una luz inmensa. Pero todavía hoy el cuerpo de Cristo está crucificado en muchas regiones de la tierra. Los mártires del siglo XXI son los verdaderos apóstoles del mundo contemporáneo”.

En esta estación portaron la cruz los sirios Haddad Rana y Yousef Saghir, de la Comunidad San Egidio.

En la Décimotercera estación, la meditación recuerda a la Virgen Madre de Dios: “¿Quién podía recibir el cuerpo sin vida de Jesús más que aquella que le había dado la vida? Podemos imaginar los sentimientos de María cuando lo recibe en sus brazos; ella, que creyó en las palabras del ángel y guardaba todo en su corazón”.

“María, mientras abraza a su hijo exánime, repite de nuevo su «fiat». Es el drama y la prueba de la fe. Ninguna creatura lo ha sufrido tanto como María, la madre que, al pie de la cruz, nos ha engendrado a la fe”.

Los que portaron la cruz fueron algunos frailes de Tierra Santa.

En la última estación, la reflexión recuerda que “el hombre, deslumbrado por unas luces que tienen el color de las tinieblas, empujado por las fuerzas del mal, hizo rodar una gran piedra y te ha encerrado en el sepulcro”.

“Pero nosotros sabemos que tú, Dios humilde, en el silencio en el que nuestra libertad te ha depuesto, estás más activo que nunca, generando nueva gracia en el hombre que amas. Entra, pues, en nuestros sepulcros: enciende de nuevo la llama de tu amor en el corazón de todo hombre, en el seno de toda familia, en el camino de cada pueblo”.

El Cardenal Agostino Vallini, Vicario del Papa para la diócesis de Roma, fue quien portó la cruz como al inicio del Via Crucis.

HOMILÍA DEL PAPA FRANCISCO EN LA MISA DE LA CENA DEL SEÑOR DEL JUEVES SANTO 2016


 Homilía del Papa Francisco en la Misa de la Cena del Señor del Jueves Santo


 (ACI).- El Papa Francisco celebró este Jueves Santo la Misa de la Cena del Señor en el Centro de Acogida para los Solicitantes de Asilo a las afueras de Roma (Italia), donde lavó los pies a una voluntaria y once refugiados, entre ellos tres musulmanes y un hindú.

En su homilía, el Santo Padre hizo un llamado a la fraternidad entre los miembros de las diversas religiones y dijo que mientras Jesús, siendo el Maestro, lava los pies; en el atentado de Bruselas (Bélgica), estuvo un Judas que detrás tiene a los traficantes de armas que quieren sangre y guerra, y no la hermandad.

A continuación la homilía del Papa Francisco:



Los gestos hablan más que las imágenes y que las palabras. Los gestos...hay, en esta Palabra de Dios que hemos leído, dos gestos: Jesús que sirve, que lava los pies...Él, que era el ‘jefe’, lava los pies de los demás, a los suyos, a los más pequeños. Un gesto. El segundo gesto: Judas que va donde los enemigos de Jesús, donde aquellos que no quieren la paz con Jesús, a tomar el dinero con el que lo traicionó, las 30 monedas. Dos gestos.

También hoy, aquí, hay dos gestos: esto, todos nosotros, juntos: musulmanes, hindúes, católicos, coptos, evangélicos, pero hermanos, hijos del mismo Dios que queremos vivir en paz, integrados. Un gesto. Tres días atrás, un gesto de guerra, de destrucción en una ciudad de Europa, de gente que no quiere vivir en paz. Pero detrás de aquel gesto, como detrás de Judas, habían otros.

Detrás de Judas estaban aquellos que dieron el dinero para que Jesús fuese entregado. Detrás de ‘aquel’ gesto, están los fabricantes, los traficantes de armas que quieren la sangre, no la paz; que quieren la guerra, no la fraternidad.

Dos gestos, lo mismo: Jesús lava los pies, Judas vende a Jesús por dinero. Ustedes, nosotros, todos juntos, diversas religiones, diversas culturas, pero hijos del mismo Padre, hermanos. Y allá, pobrecitos aquellos, que compran las armas para destruir la fraternidad.

Hoy, en este momento, cuando haga el mismo gesto de Jesús de lavar los pies a ustedes doce, todos estamos haciendo el gesto de la fraternidad y todos decimos: ‘Somos diversos, somos diferentes, tenemos diferentes culturas y religiones, pero somos hermanos y queremos vivir en paz’. Y este es el gesto que hago con ustedes.

Cada uno de nosotros tiene una historia encima, cada uno de ustedes tiene una historia encima. Tantas cruces, tantos dolores, pero también tiene un corazón abierto que quiere la fraternidad. Cada uno, en su propia lengua religiosa, rece al Señor para que esta fraternidad se contagie en el mundo, para que no haya las 30 monedas para matar al hermano, para que siempre haya la fraternidad y la bondad. Así sea. 

PAPA FRANCISCO LAVA PIES A REFUGIADOS Y DENUNCIA QUE UN JUDAS ESTUVO TRAS ATAQUE EN BRUSELAS


El Papa lava pies a refugiados y denuncia que un Judas estuvo tras ataque en Bruselas
Por Eduardo Berdejo



 (ACI/EWTN Noticias).- El Papa Francisco presidió este Jueves Santo la Misa de la Cena del Señor en el Centro de Acogida para los Solicitantes de Asilo a las afueras de Roma (Italia), donde lavó los pies a una voluntaria y once refugiados –entre ellos tres musulmanes y un hindú-; y en su homilía denunció que mientras Jesús, siendo el Maestro, lava los pies; en el atentado de Bruselas estuvo un Judas que detrás tiene a los traficantes de armas que quieren sangre y guerra, y no la fraternidad.

El Pontífice llegó al Centro de Acogida para los Solicitantes de Asilo (CARA por sus siglas en italiano) de Castelnuovo di Porto, donde son acogidos 892 refugiados, de los cuales 554 son musulmanes, 337 cristianos y dos hindúes.


Además de los tres musulmanes y el refugiado hindú, el Papa Francisco lavó los pies a tres cristianas coptas originarias de Eritrea, cuatro jóvenes católicos de Nigeria y una voluntaria católica de Italia.

La Misa se celebró en las afueras del centro y por medida de seguridad solo se permitió el ingreso de la prensa vaticana. También estuvieron presentes el imán musulmán que se ocupa de los refugiados y otro imán que trabaja en una ciudad cercana.

En su homilía, el Santo Padre destacó la convivencia pacífica que hay entre los refugiados de diferentes religiones, en contraposición con quienes, como en el ataque a Bruselas (Bélgica), solo buscan el odio y la guerra.


En ese sentido, el Papa quiso destacar dos gestos que se dan en la celebración del Jueves Santo; por un lado “Jesús que sirve, que lava los pies, él que era el jefe le lava los pies a los suyos, a los más pequeños”, y el por otro la actitud “de los enemigos de Jesús, de aquellos que no quieren la paz con Jesús, que toman el dinero con el que lo traicionan, las 30 monedas”.

Francisco dijo que esto mismo se repite hoy en día, pues mientras en el centro de acogida “todos nosotros juntos, musulmanes, hindúes, católicos, coptos, evangélicos, hermanos, hijos del mismo Dios, que queremos vivir en paz, integrados, un gesto”; tres días atrás en Bélgica ocurrió “un gesto de guerra, de destrucción, en una ciudad de Europa, gente que no quiere vivir en paz”.

El Pontífice denunció que “detrás de ese gesto, como detrás de Judas estaban quienes habían dado el dinero para que Jesús fuese entregado; detrás de ese otro gesto están los traficantes de armas que quieren la sangre, no la paz, que quieren la guerra, no la fraternidad”.

En ese sentido, dijo a los refugiados que “ustedes, nosotros, todos juntos tenemos diversas religiones, diversas culturas, pero somos hijos de un mismo Padre, hermanos”. “Cuando yo haga el mismo gesto de Jesús, de lavar los pies a los doce, todos nosotros hacemos el gesto de la fraternidad y todos nosotros decimos, somos diversos, somos diferentes, tenemos diversas culturas y religiones, pero somos hermanos y queremos vivir en paz. Y este es el gesto que yo hago con ustedes”, explicó.

Asimismo, dijo que aunque cada uno de los 892 refugiados tiene “una historia encima”, con “tantas cruces y tantos dolores”, a la vez “tienen un corazón abierto que quiere la fraternidad”.


Por ello los alentó a que “cada uno en su lengua religiosa rece al Señor para que esta fraternidad se contagie en el mundo, para que no hayan más las treinta monedas para asesinar al hermano y para que siempre haya fraternidad y bondad”.

A quiénes lavó los pies Francisco

En información difundida previamente por CARA, se pudo conocer brevemente quiénes fueron los once refugiados elegidos para el lavatorio de pies, todos ellos con “experiencias turbulentas y situaciones límite físicas y psicológicas en sus países donde reina el dolor y el sufrimiento, de los cuales escaparon para llegar a Italia”.

Así, el primero de ellos es Sira, un musulmán de 37 años y proveniente de Mali. Llegó a CARA hace menos de dos meses después de haber pasado por Niger y Libia. “Mohamed es otro de los musulmanes y ha cumplido hoy 22 años y llegó al centro de acogida también hace dos meses. Nació en Siria, del cual escapó hacia Libia y de ahí se embarcó a la isla de Lampedusa, a donde arribó el 11 de enero”, indicó CARA.

El tercer musulmán es Khurram, que cumplirá 26 años el 1 de junio y nació en Pakistán. Debió atravesar Irán, Turquía, Grecia, Macedonia, Serbia, Hungría y Austria, hasta llegar a Caltanissetta (Italia), el 1 de septiembre de 2015.

El único refugiado hindú es Kunal de 29 años, que siguió el mismo camino de Khurram, pero partiendo de la India.

El Pontífice también lavó los pies a tres cristianas coptas originarias de Eritrea, que llegaron a (Sicilia) Italia luego de atravesar Etiopía, Sudán y Libia. La mayor es Luchia de 26 años y llegó el 7 de octubre de 2015. La segunda es Kbra que cumplirá 23 años el 1 de abril y llegó a la isla el 5 de noviembre. La menor es Lucía de 20 años y llegó el 4 de diciembre.

De los cinco fieles católicos, solo una es mujer. Se trata de la italiana Angela Ferri, de 30 años, proveniente de Stigliano y que labora en el centro de acogida. Los otros cuatro son jóvenes nigerianos, de los cuales dos son hermanos. Los cuatro son estudiantes y llegaron luego de atravesar Níger y Libia.

Los hermanos son Shadrach Osahon y Endurance de 26 y 21 años. Para salvarse se separaron por unos meses. El mayor llegó a Italia el 16 agosto de 2014 mientras el menor llegó el 17 de octubre del mismo año. Los otros dos nigerianos son Miminu Bright de 26 años y Osma de 22 años y licenciado en física.

Al final de la celebración, el Papa se acercó a saludar a varios de los refugiados, con quienes pudo intercambiar palabras gracias a tres traductores, uno de Afganistán, uno de Malí y otro de Eritrea.

miércoles, 23 de marzo de 2016

REFUGIADOS, FAMILIA Y PERSEGUIDOS, TEMAS DEL VÍA CRUCIS DEL VIERNES SANTO CON PAPA FRANCISCO


Refugiados, familia y perseguidos, temas del Via Crucis del Viernes Santo con el Papa
Por Alvaro de Juana


(ACI).- Los inmigrantes, refugiados, las familias, los cristianos perseguidos y los campos de exterminio son algunos de los temas que servirán para las meditaciones del Via Crucis del Papa Francisco el próximo Viernes Santo, 25 de marzo.

Como es tradición, el Pontífice se desplazará hasta las inmediaciones del Coliseo, en el centro de Roma, desde donde seguirá las 14 estaciones cuyos temas escogidos para este año están a cargo del Cardenal Gualtiero Bassetti, Arzobispo de Perugia (Italia).

Los textos del purpurado llevan por título “Dios es Misericordia”, en referencia al Jubileo de la Misericordia convocado por el Papa y que concluirá el próximo mes de noviembre.

“En este Jubileo Extraordinario, el Vía Crucis del Viernes Santo nos atrae con una fuerza particular, la de la misericordia del Padre Celeste, que quiere derramar sobre todos nosotros su Espíritu de gracia y de consuelo”, explica la introducción a las meditaciones.



“La misericordia es el canal de la gracia de Dios que llega a todos los hombres y mujeres de hoy. Hombres y mujeres a menudo perdidos y confundidos, materialistas e idólatras, pobres y solos. Miembros de una sociedad que parece haber desterrado el pecado y la verdad”, añade el texto.

En las distintas estaciones se meditará sobre algunos temas de actualidad. Por ejemplo, en la Primera Estación “Jesús es condenado a muerte” se reflexionará sobre que “nadie puede sentirse excluido”. “La muchedumbre y Pilato, en efecto, están dominados por una sensación interior que acomuna a todos los hombres: el miedo. El miedo a perder las propias seguridades, los propios bienes, la propia vida. Pero Jesús señala otro camino”.

En la reflexión de la Tercera estación (Jesús cae por primera vez), se meditará sobre el sufrimiento del hombre. “El sufrimiento para el hombre es a veces un absurdo, incomprensible para la mente, presagio de muerte. Hay sufrimientos que parecen negar el amor de Dios. ¿Dónde está Dios en los campos de exterminio? ¿Dónde está Dios en las minas y en las fábricas donde trabajan los niños como esclavos? ¿Dónde está Dios en las pateras que se hunden en el Mediterráneo?”.

“¿Cómo no ver el rostro del Señor en los millones de prófugos, refugiados y desplazados que huyen desesperados del horror de la guerra, de las persecuciones y de las dictaduras?”, se pregunta la meditación de la Sexta Estación “La Verónica enjuga el rostro de Jesús”.

Sobre la familia se hablará en concreto en la Cuarta y Novena estación: “María es esposa de José y madre de Jesús. Hoy como siempre la familia es el corazón palpitante de la sociedad; célula irrenunciable de la vida común; clave de bóveda insustituible de las relaciones humanas; amor para siempre que salvará al mundo”.

“¡Cuántas veces los hombres y las mujeres caen por tierra! ¡Cuántas veces los hombres, las mujeres y los niños sufren por la familia dividida! ¡Cuántas veces los hombres y las mujeres piensan que no tienen más dignidad porque no tienen un trabajo! ¡Cuántas veces los jóvenes están obligados a vivir una vida precaria y pierden la esperanza en el futuro!”.

PAPA FRANCISCO LAVARÁ LOS PIES EL JUEVES SANTO A 12 REFUGIADOS DE LA PERIFERIA DE ROMA


Papa Francisco lavará los pies el Jueves Santo a 12 refugiados de la periferia de Roma
Por Alvaro de Juana



 (ACI/EWTN Noticias).- El Papa Francisco lavará los pies este Jueves Santo a 12 refugiados de la localidad de Castelnuovo di Porto, a las afueras de Roma (Italia) durante la Misa de la Cena del Señor, según confirmó el Presidente del Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización, Mons. Rino Fisichella, en un artículo publicado en L’Osservatore Romano.

Será la primera vez que el Pontífice no realice esta celebración del Triduo Pascual en la propia Roma si no a las afueras, en la Diócesis de Lazio. En 2014 acudió a la Fundación Don Carlo Gnochi-Centro “Santa María della Providenza”, donde lavó los pies a una docena de enfermos. En 2015 celebró la Misa y el Lavatorio en la cárcel de Rebbibia, en la periferia de Roma, donde lavó los pies a doce detenidos.

Francisco acudirá este año a uno de los centros de acogida donde se alojan aquellos que solicitan asilo como refugiados en Italia y que está gestionado por la cooperativa “Auxilium”.



El centro acoge a más de 900 personas que han solicitado asilo en el país, la mayoría proviene de África.

Mons. Fisichella ha calificado este gesto de “un signo sencillo pero elocuente” y asegura que “lavando los pies de los refugiados, Francisco pide respeto para cada uno de ellos”.

En el diario vaticano, explica a su vez que “este año, el Papa Francisco suele dar un viernes al mes un testimonio concreto de estas obras”. “El próximo Jueves Santo, Francisco irá a Castelnuovo di Porto para estar con los jóvenes refugiados del Centro de Acogida de los solicitantes de asilo”.

“La visita estará acompañada por la celebración del rito del lavatorio de los pies. El Papa se inclinará ante doce refugiados y les lavará los pies como signo de servicio y de atención a su condición”, señala Mons. Fisichella.

En el artículo publicado en el diario del Vaticano, el Prelado explica también que “millones de refugiados están mostrando al mundo los verdaderos rasgos de un nuevo éxodo que mueve masas de desesperados sin hogar ni patria”.

“Huyen, sin querer hacerlo, bajo la presión de la violencia gratuita, de la guerra inútil y de las dentelladas del hambre, hacia metas que a menudo son el producto de la imaginación más que de la realidad. Sin embargo, especialmente los países ricos de Occidente, permanecen indiferentes a un drama impresionante por su duración y por el número de personas involucradas...”.

El responsable de Nueva Evangelización en la Santa Sede también recuerda que “entre las siete obras de misericordia corporales está, con su valor de provocación actual, la de la hospitalidad” por lo que “acoger a los refugiados se convierte  para los cristianos en una expresión tangible para vivir el Jubileo de la Misericordia”.

PAPA FRANCISCO EXPLICA JUEVES, VIERNES Y SÁBADO SANTO, UNA GRAN HISTORIA DE AMOR SIN FIN


El Papa explica Jueves, Viernes y Sábado Santo: una gran historia de amor sin fin
Por Alvaro de Juana


(ACI).- Este miércoles, el Papa Francisco celebró la última Audiencia General antes de entrar de lleno en la Semana Santa. La catequesis que pronunció estuvo dedicada precisamente a la misericordia y al Triduo Pascual (Jueves Santo, Viernes Santo y el Sábado Santo).

“Todo, en estos tres días, habla de misericordia, porque hace visible hasta dónde puede alcanzar el amor de Dios”.

Francisco aseguró que “el amor de Dios no tiene límites” y como decía San Agustín va “hasta el final sin final”. “Dios se ofrece verdaderamente todo por cada uno de nosotros y no se ahorra en nada”, añadió.


“El Misterio que adoramos en esta Semana Santa es una gran historia de amor que no conoce obstáculos” puesto que “es una gran historia de compartir con los sufrimientos de toda la humanidad y una permanente presencia en los sucesos de la vida personas de cada uno de nosotros”.



 El Papa resumió el significado del Triduo explicando que “es memorial de un drama de amor que nos dona la certeza de que no seremos nunca abandonados en las pruebas de la vida”.

A continuación, el Santo Padre explicó estos días santos uno por uno:

Jueves Santo: “Jesús instituye la eucaristía, anticipando en el banquete pascual su sacrificio en el Gólgota”, dijo el Papa. “Para hacer comprender a sus discípulos el amor que lo anima, lava sus pies, ofreciendo todavía una vez más el ejemplo en primera persona de como ellos mismos deben hacer”.

El Papa señaló que “la Eucaristía es el amor que se hace servicio. Es la presencia sublime de Cristo que desea pensar en cada hombre, sobre todo en los más débiles, para hacerles capaces de un camino de testimonio entre las dificultades del mundo”.

Viernes Santo: “Es el momento culminante del amor”. “La muerte de Jesús, que en la cruz se abandona al Padre para ofrecer la salvación al mundo entero, expresa el amor donado sin fin”. Es “un amor que quiere abrazar a todos, sin excluir a ninguno”.

El Papa también manifestó que es “un amor que se extiende en todo tiempo y en todo lugar: una fuente inagotable de salvación a la que cada uno de nosotros, pecadores, puede acudir”.

Sábado Santo: “Es el día del silencio de Dios”, explicó. “Debemos hacer todo lo posible para que sea un día de silencio, como aquél Día, que fue el día del silencio de Dios”. “Jesús depuesto en el sepulcro comparte con toda la humanidad el drama de la muerte. Es un silencio que habla y expresa el amor como solidaridad con los abandonados desde siempre, que el Hijo de Dios reúne colmando el vacío que solo la misericordia infinita del Padre Dios puede llenar”.


Francisco apuntó que “en este día, el amor, ese amor silencioso, se transforma en espera de la vida en la resurrección”. Por tanto, “el Sábado Santo nos hará bien pensar en el silencio de la Virgen. La creyente que en silencio esperó la Resurrección. Es el amor que no duda, pero que espera en la palabra del Señor, para que sea manifiesta y resplandezca el día de Pascua”.

El Pontífice aseguró que “es todo un gran misterio de amor y de misericordia” y “nuestras palabras son pobres e insuficientes para expresarlo en plenitud”.

Al final, el Papa recomendó leer a Giuliana di Norwich, “una chica que no es muy conocida y que ha escrito páginas sublimes sobre el amor de Cristo”. “Fue una chica analfabeta que tuvo visiones de la pasión de Jesús y que después, siendo reclusa, describió con lenguaje sencillo pero profundo e intenso el sentido del amor misericordioso”.

PAPA FRANCISCO PIDE ORACIÓN POR BRUSELAS


Francisco por Bruselas: Oremos para que Dios cambie el corazón de los terroristas
Por Alvaro de Juana


(ACI).- Después de pronunciar su catequesis sobre el Triduo Pascual y la misericordia y saludar a los fieles congregados en la Plaza de San Pedro, el Papa Francisco ha recordado la tragedia vivida este martes en Bruselas por los brutales atentados terroristas que han quitado la vida de 34 personas y herido a decenas.

“Con corazón dolorido he seguido la triste noticia de los atentados terroristas acontecidos ayer en Bruselas que han causado numerosas víctimas y heridos”.

“Aseguro mi oración y mi cercanía a la querida población belga, a todos los familiares de las víctimas y a todos los heridos. Dirijo nuevamente un llamado a todas las personas de buena voluntad para que se unan en la unánime condena de estos crueles abominios que están causando solo muerte, terror y horror”.



“A todos pido perseverar en la oración, en el pedir al Señor en esta Semana Santa que consuele los corazones afligidos y convierta los corazones de estas personas cegadas por el fundamentalismo cruel, por la intercesión de la Virgen María hacemos la oración: Dios te salve María…”

Luego de la oración, el Santo Padre pidió permanecer en silencio “por los muertos, los heridos, los familiares y por todo el pueblo belga”, dijo al concluir. 

También ayer, el Papa envió un telegrama de condolencias al Arzobispo de Malines-Bruselas, Mons. Jozef De Kesel, a través del Secretario de Estado Vaticano, el Cardenal Pietro Parolin, en el que denunció “la violencia ciega que causa tanto sufrimiento”.

“Al conocer los ataques en Bruselas, que afectan a muchas personas, Su Santidad el Papa Francisco confía a la misericordia de Dios a las personas que han perdido la vida y a sus allegados, a través de la oración por la muerte de sus parientes”, decía el mensaje del Papa. 

ESTAMPAS CON PENSAMIENTOS DE SEMANA SANTA



miércoles, 16 de marzo de 2016

CATEQUESIS DEL PAPA FRANCISCO SOBRE LA MISERICORDIA Y EL CONSUELO DE DIOS


TEXTO COMPLETO: Catequesis del Papa Francisco sobre la misericordia y el consuelo de Dios


 (ACI).- El Papa Francisco celebró en la Plaza de San Pedro una nueva Audiencia General. En esta ocasión, dedicó su catequesis al consuelo que Dios da a todo hombre y aseguró que a pesar de los pecados Él nunca se cansa de amar.

“Dios no está ausente, ni siquiera hoy en estas dramáticas situaciones, Dios está cerca, y hace obras grandes de salvación para quien confía en Él. No se debe ceder a la desesperación, sino continuar a estar seguros que el bien vence al mal y que el Señor secará toda lágrima y nos liberará de todo temor”, afirmó.

A continuación el texto completo de la catequesis gracias a Radio Vaticano:

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

En el Libro del profeta Jeremías, los capítulos 30 y 31 son llamados “libro de la consolación”, porque en ellos la misericordia de Dios se presenta con toda su capacidad de confrontar y abrir el corazón de los afligidos a la esperanza. Hoy queremos también nosotros escuchar este mensaje de consolación.



Jeremías se dirige a los israelitas que han sido deportados a tierras extranjeras y pre-anuncia el regreso a la patria. Este regreso es signo del amor infinito de Dios Padre que no abandona a sus hijos, sino que los cuida y los salva. El exilio había sido una experiencia catastrófica para Israel. La fe había vacilado porque en tierra extranjera, sin el templo, sin el culto, después de haber visto el país destruido, era difícil continuar creyendo en la bondad del Señor. Me viene a la mente la cercana Albania y como después de tantas persecuciones y destrucciones ha logrado levantarse en su dignidad y en la fe. Así había sufrido los israelitas en el exilio.

También nosotros podemos vivir a veces una especie de exilio, cuando la soledad, el sufrimiento, la muerte nos hacen pensar de haber sido abandonados por Dios. Cuántas veces hemos escuchado esta palabra: “Dios se ha olvidado de mi”. Muchas veces personas que sufren y se sienten abandonadas. Y cuántos de nuestros hermanos en cambio están viviendo en este tiempo una real y dramática situación de exilio, lejos de su patria, en sus ojos todavía las ruinas de sus casas, en el corazón el miedo y muchas veces, lamentablemente, ¡el dolor por la pérdida de personas queridas! En estos casos uno puede preguntarse: ¿Dónde está Dios? ¿Cómo es posible que tanto sufrimiento pueda golpear a hombres, mujeres y niños inocentes? Y cuando tratan de entrar en otra parte les cierran la puerta. Y están ahí, al límite porque tantas puertas y tantos corazones están cerrados. Los migrantes de hoy que sufren el aire, sin alimentos y no pueden entrar, no reciben la acogida. ¡A mí me gusta mucho escuchar, cuando veo a las naciones, los gobernantes que abren el corazón y abren las puertas!

El profeta Jeremías nos da una primera respuesta. El pueblo exiliado podrá regresar a ver su tierra y a experimentar la misericordia del Señor. Es el gran anuncio de consolación: Dios no está ausente, ni siquiera hoy en estas dramáticas situaciones, Dios está cerca, y hace obras grandes de salvación para quien confía en Él. No se debe ceder a la desesperación, sino continuar a estar seguros que el bien vence al mal y que el Señor secará toda lágrima y nos liberará de todo temor. Por eso Jeremías da su voz a las palabras del amor de Dios por su pueblo: «Yo te amé con un amor eterno, por eso te atraje con fidelidad. De nuevo te edificaré y serás reedificada, virgen de Israel; de nuevo te adornarás con tus tamboriles y saldrás danzando alegremente» (31,3-4).

El Señor es fiel, no abandona en la desolación. Dios ama con un amor sin fin, que ni siquiera el pecado puede frenar, y gracias a Él el corazón del hombre se llena de alegría y de consolación.

El sueño consolador del regreso a la patria continua en las palabras del profeta, que dirigiéndose a cuantos regresaran a Jerusalén dice: «Llegarán gritando de alegría a la altura de Sión, afluirán hacia los bienes del Señor, hacia el trigo, el vino nuevo y el aceite, hacia las crías de ovejas y de vacas. Sus almas serán como un jardín bien regado y no volverán a desfallecer» (31,12).

En la alegría y en la gratitud, los exiliados retornaran a Sión, subiendo al monte santo hacia la casa de Dios, y así podrán de nuevo elevar himnos y oraciones al Señor que los ha liberado. Este regreso a Jerusalén y a sus bienes es descrito con un verbo que literalmente quiere decir “afluir, correr”. El pueblo es considerado, en un movimiento paradójico, como un río caudaloso que corre hacia la altura de Sión, subiendo hacia la cima del monte. ¡Una imagen audaz para decir cuánto es grande la misericordia del Señor!

La tierra, que el pueblo había debido abandonar, se había convertido en presa de los enemigos y desolada. Ahora, en cambio, retoma vida y florece. Y los exiliados mismos serán como un jardín irrigado, como una tierra fértil. Israel, llevado a su patria por su Señor, asiste a la victoria de la vida sobre la muerte y de la bendición sobre la maldición.

Y así el pueblo es fortificado y – esta palabra es importante: ¡consolado! – es consolado por Dios. Los repatriados reciben vida de una fuente que gratuitamente los irriga.

A este punto, el profeta anuncia la plenitud de la alegría, y siempre en nombre de Dios proclama: «Yo cambiaré su duelo en alegría, los alegraré y los consolaré de su aflicción» (31,13).

El salmo nos dice que cuando regresaron a su patria la boca se les llenó de sonrisa; ¡es una alegría tan grande! Es el don que el Señor quiere hacer también a cada uno de nosotros, con su perdón que convierte y reconcilia.

El profeta Jeremías nos ha dado el anuncio, presentando el regreso de los exiliados como un gran símbolo de la consolación dado al corazón que se convierte. El Señor Jesús, por su parte, ha llevado a cumplimiento este mensaje del profeta. El verdadero y radical regreso del exilio y la confortante luz después de la oscuridad de la crisis de fe, se realiza en la Pascua, en la experiencia llena y definitiva del amor de Dios, amor misericordioso que dona alegría, paz y vida eterna.