miércoles, 15 de julio de 2015

CUSTODIA EL CORAZÓN - 20: CONFESIÓN DE LOS PECADOS - PAPA FRANCISCO


CUSTODIA EL CORAZÓN - 20: CONFESIÓN Y PERDÓN DE LOS PECADOS


Queridos amigos, continuamos con la serie dedicada al librito "Custodia el corazón", editado por el Papa Francisco, que recopila algunas enseñanzas de Cristo y los contenidos esenciales de nuestra fe.

Como el apartado dedicado a la confesión es un poco largo, lo vamos a dividir en partes. Aquí están las dos primeras:

¿Por qué confesarse?
¡Porque somos pecadores! 
Es decir, pensamos y actuamos de modo contrario al Evangelio. Quien dice estar sin pecado es un mentiroso o un ciego.

En el sacramento, Dios perdona siempre a los hijos que, habiendo negado su condición de hijos, se confiesan de sus pecados y reconocen la misericordia de Dios.

Puesto que el pecado de uno solo daña al cuerpo de Cristo que es la Iglesia, el sacramento tiene también como efecto la reconciliación con los hermanos.

¿Cómo confesarse?
No es siempre fácil confesarse: no se sabe que decir, se cree que no es necesario dirigirse al sacerdote...

Tampoco es fácil confesarse bien: hoy como ayer, la dificultad más grande es la exigencia de orientar de nuevo nuestros pensamientos, palabras y acciones culpablemente distantes del Evangelio.

Es necesario un camino de auténtica conversión, que lleva consigo un aspecto “negativo” de liberación del pecado, y otro aspecto “positivo” de elección del bien enseñado por el 
Evangelio de Jesús. Este es el contexto para la digna celebración del sacramento de la Penitencia.

El camino a recorrer comienza por la escucha de la voz de Dios y prosigue con el examen de conciencia, el arrepentimiento y el propósito de la enmienda, la confesión de los pecados al sacerdote, la invocación de la misericordia divina que se nos concede gratuitamente mediante la absolución, la satisfacción o 
cumplimiento de la penitencia impuesta, y finalmente, con la alabanza a Dios por el perdón recibido, la vida renovada.

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