jueves, 7 de enero de 2016

VISITA DE PAPA FRANCISCO A CIUDAD DE JUÁREZ, LLEVARÁ ESPERANZA A LA EX CIUDAD MÁS VIOLENTA DEL MUNDO


Ciudad Juárez: Visita del Papa lleva esperanza a la ex ciudad más violenta del mundo
Por David Ramos


(ACI/EWTN Noticias).- En enero de 2011 Ciudad Juárez fue considerada por tercer año consecutivo la ciudad más violenta del planeta por la ONG mexicana Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y la Justicia Penal. Ese año, la violencia encabezada por el Cartel de Juárez provocó más de 3 mil muertes.

Mientras el fantasma de la violencia parece ir abandonando Ciudad Juárez, la visita del Papa Francisco a la localidad fronteriza, el próximo 17 de febrero, lleva un mensaje de esperanza.

Ciudad Juárez, con su millón 300 mil habitantes, se encuentra al norte de México, en la frontera con Estados Unidos. Del otro lado del río Bravo se encuentra la ciudad estadounidense de El Paso, en el estado de Texas. Originalmente llamada Paso del Norte, recibió su nombre actual en honor al ex presidente Benito Juárez.

Para el Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y la Justicia Penal, que realiza un análisis de la violencia mundial cada año, la situación durante 2010 en Ciudad Juárez solo era comparable a la que vivió Medellín (Colombia) durante el combate contra el Cartel de Medellín liderado por Pablo Escobar –entre 1989 y 1993–, y la de Bagdad (Irak) en 2006.

En el momento más crítico de la violencia, en Ciudad Juárez morían en promedio 8 personas al día.

Uno de los muertos en este periodo de violencia fue el padre de Erika Graciela Acosta Campos, que fue asesinado durante un robo a la tienda de abarrotes de la familia, instalada dentro de su casa.



“Que el Papa se fije en una ciudad tan golpeada por la violencia es esperanza”, aseguró Erika en un video difundido por la Arquidiócesis de Ciudad Juárez.


La joven, hoy casada y madre de una bebé de dos meses, recordó que “la ola de violencia fue un cambio muy, muy fuerte”.

“Nosotros tenemos una tienda de abarrotes, entonces hubo un asalto a la tienda y mi papá falleció en ese asalto”, dijo.

El asesinato del padre hirió profundamente el hogar. “Mi mamá por ejemplo dejó de salir, le daba miedo salir a la calle. Salía para algo de la escuela de mi hermana, la menor, o al mandado o algo y era mucha ansiedad, temblaba, se ponía rígida, no quería salir”, señaló.

El miedo lo sentían también ella y sus dos hermanas, pues no podían sentir siquiera “la seguridad de estar en tu casa. Mi papá falleció en la casa”.

Pero la violencia en Ciudad Juárez ha disminuido en los últimos años. En 2014 el Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y la Justicia Penal reportó 538 asesinatos, una reducción considerable de las más de 3 mil de años atrás. Aun así, figura en el puesto 27 de las 50 ciudades más violentas del mundo publicado en enero de 2015.

“Juárez ahorita se está recuperando”, reconoció Erika, pero advirtió que “todavía queda mucho de esa violencia”.

“Nosotros ya estábamos un poquito más grandes, pero hay niños que quedaron muy chiquitos huérfanos, madres solteras”, lamentó.

En este contexto, la visita del Papa Francisco a Ciudad Juárez lleva un mensaje que “vale la pena seguir”, mientras que sus habitantes esperan “esas palabras que necesitas a lo mejor que te reconforte, esas palabras de aliento”, como que “alguien tan importante se está fijando o está tomando en cuenta este sentimiento que yo tengo”.

“No estoy solo, alguien sufre conmigo o alguien se está dando cuenta que me duele o que es difícil”, es el sentimiento que suscita el viaje apostólico de Francisco, indicó Erika.

La joven mexicana recordó que frente al dolor de la pérdida del padre, a su familia “nos ayudó mucho a aferrarnos a la fe, a Dios, a que Él sabía por qué había pasado”.

“Y la comunidad, el cariño, el apoyo”, añadió conmovida.

Desde su propia experiencia de vida, Erika aseguró que “aferrarte a Dios es lo único que te sana. No sé, sientes rabia, impotencia, coraje, enojo, y de repente llegas a un punto donde quieres regresar el tiempo y no se puede, no ves la salida y tu única salida va a ser aferrarte a Dios, aferrarte a tu fe e intentar seguir adelante”.

“Cuando llegas al punto donde dices ‘¿ahora qué?’ la única salida es Dios”, dijo.

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