martes, 10 de enero de 2017

3 PILARES DE LA AUTORIDAD DE JESÚS EXPLICADOS POR EL PAPA FRANCISCO


3 pilares de la autoridad de Jesús explicados por el Papa Francisco
Por Miguel Pérez Pichel y Walter Sánchez Silva
Foto L'Osservatore Romano



VATICANO, 10 Ene. 17 / 06:35 am (ACI).- En su homilía en la Misa celebrada esta mañana en la Casa Santa Marta, el Papa Francisco explicó cuáles eran los pilares sobre los que se sostiene la autoridad de Jesús: su actitud de servicio a las personas, su cercanía al pueblo y su coherencia.

Estas características de Jesús, dijo el Papa, se contraponían a la actitud de los fariseos y doctores de la ley, que carecían de autoridad ante el pueblo precisamente por su comportamiento hipócrita y principesco.


1.- El servicio

Según informa Radio Vaticana, en su homilía el Santo Padre explicó que “Jesús servía a la gente, explicaba las cosas de forma que la gente las entendiera bien. Estaba al servicio de las personas. Tenía una actitud de servidor, y eso le daba autoridad”.

“Por el contrario, las personas escuchaban y respetaban a los doctores de la ley, pero no sentían que tuvieran autoridad sobre ellos, porque tenían unas maneras de príncipes: ‘Nosotros somos los maestros, los príncipes, y nosotros les enseñamos a ustedes. No somos sus servidores: nosotros mandamos, ustedes obedecen’. Jesús nunca se hizo pasar por un príncipe, siempre era el servidor de todos, y esto es lo que le daba autoridad”.


2.- La cercanía

El Pontífice destacó que “Jesús no tenía alergia a la gente: tocaba a los leprosos, a los enfermos…, no le producía rechazo”. Por el contrario, los fariseos despreciaban a “la pobre gente ignorante”.

Estos fariseos y doctores de la ley “estaban apartados de la gente, no eran cercanos a las personas; Jesús permanecía cercano a la gente, y eso le daba autoridad. Aquellos doctores tenían una autoridad clerical, es decir, su autoridad se basaba en el clericalismo”.

Francisco se refirió luego al ejemplo de uno de sus predecesores: “me gusta mucho cuando leo la cercanía con la gente que mostraba el Beato Pablo VI. En el número 48 de Evangelli Nuntiandi se muestra el corazón del pastor cercano: esa era la autoridad de aquel Papa, la cercanía”.

La Evangelii Nuntiandi es una exhortación apostólica de 1975, escrita por el Papa Pablo VI, sobre la evangelización en el mundo contemporáneo, que mantiene su vigencia hasta hoy.

En el número 48 de este documento, el Papa Pablo VI hace una aguda reflexión sobre la religiosidad popular y sus expresiones, explicando también su importancia y desafíos.

Pablo VI señala, entre otras cosas, que “hay que ser sensible a ella, saber percibir sus dimensiones interiores y sus valores innegables, estar dispuesto a ayudarla a superar sus riesgos de desviación. Bien orientada, esta religiosidad popular puede ser cada vez más, para nuestras masas populares, un verdadero encuentro con Dios en Jesucristo”.

3.- La coherencia


Por último, el Papa Francisco contrapuso la coherencia de Jesús con la hipocresía de los fariseos: “Jesús vivía aquello que predicaba. Era como una unidad, una armonía que hacía lo que pensaba y mostraba una armonía plena entre aquello que pensaba, sentía y hacía”.

“En cambio -prosiguió el Pontífice- los fariseos y doctores no eran coherentes, y su personalidad estaba dividida hasta el punto de que Jesús recomienda a sus discípulos: ‘Haced lo que os dicen, pero no lo que hacen’. Les recomienda eso porque decían una cosa y hacían otra. ¡Incoherencia! Eran incoherentes”.

“Y el adjetivo que Jesús les dedica tantas veces es el de hipócritas. ¡Y se entiende que uno que se considera príncipe, que tiene una actitud clerical, que es un hipócrita, no tiene autoridad! Y esta otra, la de Jesús, es la autoridad que reconoce el pueblo de Dios”, subrayó Francisco.

Evangelio comentado por el Papa Francisco en su homilía:

Marcos 1:21-28
21 Llegan a Cafarnaúm. Al llegar el sábado entró en la sinagoga y se puso a enseñar.
22 Y quedaban asombrados de su doctrina, porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas.
23 Había precisamente en su sinagoga un hombre poseído por un espíritu inmundo, que se puso a gritar:
24 «¿Qué tenemos nosotros contigo, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a destruirnos? Sé quién eres tú: el Santo de Dios.»
25 Jesús, entonces, le conminó diciendo: «Cállate y sal de él.»
26 Y agitándole violentamente el espíritu inmundo, dio un fuerte grito y salió de él.
27 Todos quedaron pasmados de tal manera que se preguntaban unos a otros: «¿Qué es esto? ¡Una doctrina nueva, expuesta con autoridad! Manda hasta a los espíritus inmundos y le obedecen.»
28 Bien pronto su fama se extendió por todas partes, en toda la región de Galilea.

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