jueves, 15 de septiembre de 2016

TEXTO CATEQUESIS DEL PAPA FRANCISCO SOBRE LOS QUE ESTÁN AFLIGIDOS Y AGOBIADOS


TEXTO Catequesis del Papa sobre aquellos que están afligidos y agobiados
Foto: Alexey Gotovsky / ACI Prensa





VATICANO, 14 Sep. 16 /  (ACI).- La catequesis del Papa Francisco en la Audiencia General del miércoles habló del pasaje del Evangelio "Vengan a mí todos los que están cansados y agobiados que yo los aliviaré" e invitó a no tener miedo. 

"El Señor nos enseña a no tener miedo de seguirlo, porque la esperanza que ponemos en Él no será defraudada. Estamos llamados a aprender de Él que significa vivir de misericordia para ser instrumentos de misericordia", explicó el Pontífice.

A continuación el texto completo:


Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

Durante este Jubileo hemos reflexionado muchas veces sobre el hecho que Jesús se expresa con una ternura única, signo de la presencia y de la bondad de Dios. Hoy, nos detenemos en un pasaje conmovedor del Evangelio (Cfr. Mt 11,28-30), en el cual Jesús dice – lo hemos escuchado –: «Vengan a mí todos los que están afligidos y agobiados, y yo los aliviaré. […] Aprendan de mí, porque soy paciente y humilde de corazón, y así encontrarán alivio» (vv. 28-29). La invitación del Señor es sorprendente: llama a seguirlo a personas sencillas y oprimidas por una vida difícil, llama a seguirlo a personas que tienen muchas necesidades y les promete que en Él encontraran descanso y alivio. La invitación es dirigida en forma imperativa: «vengan a mí», «tomen mi yugo», y «aprendan de mí». ¡Tal vez los líderes del mundo pudieran decir esto! Tratemos de coger el significado de estas expresiones.

El primer imperativo es «Vengan a mí». Dirigiéndose a aquellos que están cansados y oprimidos, Jesús se presenta como el Siervo del Señor descrito en el libro del profeta Isaías. Y así dice, el pasaje de Isaías: «El mismo Señor me ha dado una lengua de discípulo, para que yo sepa reconfortar al fatigado con una palabra de aliento» (50,4). A estos desconsolados de la vida, el Evangelio muchas veces une también a los pobres (Cfr. Mt 11,5) y los pequeños (Cfr. Mt 18,6). Se trata de cuantos no pueden contar sobre sus propios medios, ni sobre amistades importantes. Ellos sólo pueden confiar en Dios. Conscientes de la propia humilde y mísera condición, saben que dependen de la misericordia del Señor, esperan de Él la única ayuda posible. En la invitación de Jesús encuentran finalmente respuesta a sus expectativas: convirtiéndose en sus discípulos reciben la promesa de encontrar consolación para toda la vida. Una promesa que al final del Evangelio es extendida a todas las naciones: «Vayan – dice Jesús a los Apóstoles – y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos» (Mt 28,19). Acogiendo la invitación a celebrar este año de gracia del Jubileo, en todo el mundo los peregrinos atraviesan la Puerta de la Misericordia abierta en las catedrales y en los santuarios y en tantas iglesias del mundo; en los hospitales, en las cárceles… ¿Para   qué atravesar esta Puerta de la Misericordia? Para encontrar a Jesús, para encontrar la amistad de Jesús, para encontrar el alivio que solo da Jesús. Este camino expresa la conversión de todo discípulo que se pone en el seguimiento de Jesús. Y la conversión consiste siempre en descubrir la misericordia del Señor. Y esta misericordia es infinita e inagotable: es grande la misericordia del Señor. Atravesando la Puerta Santa, pues, profesamos «que el amor está presente en el mundo y que este amor es más fuerte que toda clase de mal, en que el hombre, la humanidad, el mundo están metidos». (Juan Pablo II, Enc. Dives in misericordia, 7).

El segundo imperativo dice: «Tomen mi yugo». En el contexto de la Alianza, la tradición bíblica utiliza la imagen del yugo para indicar el estrecho vínculo que une el pueblo a Dios y, de consecuencia, la obediencia a su voluntad expresada en la Ley. En polémica con los escribas y doctores de la Ley, Jesús pone sobre sus discípulos su yugo, en el cual la Ley encuentra su pleno cumplimiento. Les quiere enseñar a ellos que descubrimos la voluntad de Dios mediante su persona: mediante Jesús, no mediante leyes y prescripciones frías que el mismo Jesús condena. Podemos leer el capítulo 23 de Mateo, ¿no?. Él está al centro de su relación con Dios, está en el corazón de las relaciones entre los discípulos y se pone como fulcro de la vida de cada uno. Recibiendo el “yugo de Jesús” todo discípulo entra así en comunión con Él y es hecho participe del misterio de su cruz y de su destino de salvación.


Sigue el tercer imperativo: «Aprendan de mí». A sus discípulos Jesús presenta un camino de conocimiento y de imitación. Jesús no es un maestro que con severidad impone a otros cargas que Él no lleva: esta era la acusa que Él hacía a los doctores de la ley. Él se dirige a los humildes, a los pequeños, a los pobres, a los necesitados porque Él mismo se ha hecho pequeño y humilde. Comprende a los pobres y a los sufrientes porque Él mismo es pobre y experimento los dolores. Para salvar a la humanidad Jesús no ha recorrido un camino fácil; al contrario, su camino ha sido doloroso y difícil. Come lo recuerda la Carta a los Filipenses: «Se humilló hasta aceptar por obediencia la muerte y muerte de cruz» (2,8). El yugo que los pobres y los oprimidos llevan es el mismo yugo que Él ha llevado antes de ellos: por esto es un yugo ligero. Él se ha cargado sobre sus espaldas los dolores y los pecados de la entera humanidad. Para el discípulo, por lo tanto, recibir el yugo de Jesús significa recibir su revelación y acogerla: en Él la misericordia de Dios se ha hecho cargo de la pobreza de los hombres, donando así a todos la posibilidad de la salvación. Pero, ¿por qué Jesús es capaz de decir estas cosas? Porque Él se ha hecho todo en todos, cercano a todos, a los pobres. Era un pastor que estaba entre la gente, entre los pobres. Trabajaba todo el día con ellos. Jesús no era un príncipe. Es feo para la Iglesia cuando los pastores se convierten en príncipes, alejados de la gente, alejados de los más pobres: este no es el espíritu de Jesús. A estos pastores Jesús los amonestaba, y sobre estos pastores Jesús decía a la gente: “pero, hagan aquello que ellos dicen, pero no lo que ellos hacen”.

Queridos hermanos y hermanas, también para nosotros existen momentos de cansancio y de desilusión. Entonces recordémonos  estas palabras del Señor, que nos dan mucha consolación y nos hacen entender si estamos poniendo nuestras fuerzas al servicio del bien. De hecho, a veces nuestro cansancio es causado por haber puesto la confianza en cosas que no son esenciales, porque nos hemos alejado de lo que vale realmente en la vida. El Señor nos enseña a no tener miedo de seguirlo, porque la esperanza que ponemos en Él no será defraudada. Estamos llamados a aprender de Él que cosa significa vivir de misericordia para ser instrumentos de misericordia. Vivir de misericordia para ser instrumentos de misericordia: vivir de misericordia, es sentirse necesitados de la misericordia de Jesús, aprendamos a ser misericordiosos con los demás. Tener fija la mirada en el Hijo de Dios nos hace entender cuanto camino todavía debemos recorrer; pero al mismo tiempo nos infunde la alegría de saber que estamos caminando con Él y no estamos jamás solos. ¡Entonces, animo! No dejémonos quitar la alegría de ser discípulos del Señor. “Pero, padre, yo soy pecador, soy pecadora, ¿Cómo puedo hacer? Déjate mirar por el Señor, abre tu corazón, siente sobre ti su mirada, su misericordia, y tu corazón estará lleno de alegría, de la alegría del perdón, si tú te acercas a pedir el perdón”. No dejémonos robar la esperanza de vivir esta vida junto a Él y con la fuerza de su consolación. Gracias.

PAPA FRANCISCO INVITA A NO DEJARSE ROBAR LA ESPERANZA Y A BUSCAR CONSUELO EN DIOS


Papa Francisco invita a no dejarse robar la esperanza y a buscar consuelo en Dios
Por Alvaro de Juana



VATICANO, 14 Sep. 16 /  (ACI).- El Papa Francisco dedicó la catequesis de la Audiencia General de este miércoles al conocido pasaje del Evangelio en el que Jesús dice: “Venid a mí vosotros todos que estáis cansados y agobiados, que yo os aliviaré” y aprovechó para enviar un mensaje de esperanza a los fieles.

“A veces nuestro cansancio es causado por haber puesto la confianza en cosas que no son lo esencial, porque nos hemos alejado de aquello que vale realmente en la vida”, dijo el Santo Padre.

“El Señor nos enseña a no tener miedo de seguirlo, porque la esperanza que ponemos en Él no será defraudada”. Así, debemos “vivir de misericordia para ser instrumentos de misericordia, vivir de misericordia quiere decir estar necesitados de Jesús y aprender entonces a ser misericordiosos con los otros”, añadió.

El Papa también lanzó un llamado especial a no perder la esperanza: “No nos dejemos quitar la alegría de ser discípulos del Señor, déjate ir a Jesús, siente su misericordia y tu corazón será colmado de alegría y perdón. No nos dejemos robar la esperanza de vivir esta vida junto a Él y con la fuerza de su consuelo”.

Sobre el relato del Evangelio, el Pontífice explicó que “la invitación del Señor es sorprendente. Llama a seguirlo a personas sencillas y marcadas por una vida difícil, personas que tienen muchas necesidades y les promete que en Él encontrarán reposo y alivio”. “¡Ojalá –continuó– todos los líderes del mundo pudiesen decir esto!”.

El Papa explicó que la invitación de Jesús es “para aquellos que se sienten cansados y oprimidos”. “Ellos solo pueden confiar en Dios. Conscientes de la propia humildad y condición mísera, saben depender de la misericordia del Señor, esperando en Él la única ayuda posible”.

Al final, “en la invitación de Jesús encuentran finalmente respuesta a su espera: convirtiéndose en sus discípulos reciben la promesa de encontrar un vida nueva”.

El Santo Padre recordó que muchos peregrinos atraviesan la Puerta de la Misericordia “para encontrar a Jesús, su amistad”. “Este camino expresa la conversión de cada discípulo que se pone tras las huellas de Jesús, y la conversión consiste siempre en redescubrir la misericordia del Señor, infinita e inagotable”.

El Papa también comentó las palabras “Tomen mi yugo” y afirmó que Jesús “quiere enseñarles que descubrirán la voluntad de Dios mediante su persona, mediante Jesús, no mediante leyes y prescripciones frías que Jesús mismo condena”.

Jesús también les pide “aprended de mí” por lo que “propone un camino de conocimiento y de imitación”. “Jesús no es un maestro que con severidad impone a otros cargas que él no lleva, esta es la acusación que él hacía a los doctores de la ley”, señaló”.

En definitiva, “para salvar a la humanidad Jesús no ha recorrido un camino fácil, al contrario, su camino ha sido doloroso y difícil”. “En Él la misericordia de Dios se ha hecho cargo de las pobrezas de los hombres, donando así a todos la posibilidad de la salvación”. “Él se ha hecho todo a todos, se ha donado a los pobres, a la gente, trabajaba todo el día con ellos, Jesús no era un príncipe”.

“Es feo para la Iglesia cuando los pastores se convierten en príncipes, son lejanos a la gente, a los pobres. Ese no es el espíritu de Jesús, a estos pastores Jesús les reprobaba”, denunció.

Para concluir, Francisco pidió que en los momentos de cansancio y desilusión “nos acordemos de estas palabras, que nos dan tanto consuelo y nos hacen entender si estamos poniendo nuestras fuerzas al servicio del bien”. 

domingo, 11 de septiembre de 2016

PAPA FRANCISCO: EL PERDÓN DE DIOS CANCELA NUESTROS PECADOS Y NOS REGENERA EN EL AMOR


Papa Francisco: El perdón de Dios cancela nuestros pecados y nos regenera en el amor
Por Alvaro de Juana
Foto: Alexey Gotovsky



VATICANO, 11 Sep. 16 / (ACI).- Como todos los domingos, el Papa Francisco presidió el rezo del Ángelus y comentó el Evangelio del día que recoge tres parábolas de misericordia y muestran hasta dónde llega el perdón de Dios.

“Su perdón cancela el pasado y nos regenera en el amor” de tal forma que "cuando un pecador se convierte y se hace reencontrar por Dios no lo esperan reprobaciones y durezas, porque Dios salva, espera en casa con alegría y hace fiesta”. 

El Pontífice dijo a todos que “el mensaje del Evangelio de hoy no infunde grande esperanza y lo podemos sintetizar así: no hay pecado en el que hayamos caído por el que, con la gracia de Dios, no podamos resurgir; no hay un individuo irrecuperable, porque Dios no deja jamás de querer nuestro bien, también cuando pecamos”.

“Con estos tres relatos, Jesús quiere hacer entender que Dios es el primero en tener hacia los pecadores una actitud de acogida y misericordia”, explicó.

En la primera parábola Dios es presentado como un pastor que deja 99 ovejas para ir en busca de la que se ha perdido. En la segunda se observa “a una mujer que ha perdido una moneda y la busca pero no la encuentra y en la tercera Dios es imaginado como un padre que acoge a su hijo que se había alejado”.

Francisco destacó que todas tienen un elemento común: “verbos que significan alegrarse juntos, hacer fiesta”. Con los tres relatos “Jesús nos presenta un Dios con los brazos abiertos, que trata a los pecadores con ternura y compasión”.

En opinión del Papa, “la que más conmueve, porque manifiesta el infinito amor de Dios, es la del padre que abraza al hijo que ha regresado”.

“El camino de regreso a casa es la vía de la esperanza y de la vida nueva”, “Dios espera nuestro retomar el camino, nos espera con paciencia, nos ve cuando todavía estamos lejos, va a nuestro encuentro, nos abraza, nos perdona”.

EL PAPA PIDE QUE EL HOMBRE ACEPTE SER SALVADO POR DIOS Y DEJE LA AUTOSUFICIENCIA


El Papa pide que el hombre acepte ser salvado por Dios y deje la autosuficiencia
Por Alvaro de Juana
 Foto: Alexey gotovsky / ACI Prensa


VATICANO, 10 Sep. 16 /  (ACI).- El Papa Francisco dedicó la Audiencia Jubilar de este sábado a la relación entre la redención y la misericordia y denunció que el hombre actual no acepta la idea de ser salvado por Dios porque se cree autosuficiente. Antes de comenzar la Audiencia el Pontífice saludó a un enfermo y lo confirmó.

“Al hombre de hoy le cuesta aceptar la idea de tener que ser salvado por Dios. Piensa poder salvarse él solo con el poder de su libertad. Pero esto no es más que una ilusión: nuestra vida está marcada por la fragilidad del pecado y por las numerosas esclavitudes que hemos creado en nombre de una falsa libertad”.

“Necesitamos –continuó– que Dios nos salve y libere de toda clase de indiferencia, egoísmo y autosuficiencia. Jesucristo se ha sacrificado por nosotros para darnos una nueva vida, llena de perdón, amor y alegría”.

Francisco comentó que “Dios se ‘actúa’ en la Redención, es decir, en la salvación que nos es donada con la sangre de su Hijo Jesús”.

“La palabra ‘redención’ es poco usada, y sin embargo es fundamental porque indica la más radical liberación que Dios podía hacer para nosotros, para toda la humanidad y para toda la creación”.

El Pontífice denunció las “nuevas formas de esclavitud que se crean en nuestros días en nombre de una falsa libertad” y explicó que “tenemos necesidad de que Dios nos libere de toda indiferencia, de egoísmo y de autosuficiencia”.

Francisco recordó la Buena Noticia de la resurrección de Jesús, “el Cordero que ha sido sacrificado por nosotros, para que nosotros pudiéramos recibir una nueva vida hecha de perdón, de amor y de alegría”.

“No olvidemos nunca que en las angustias y en las persecuciones, como en los dolores cotidianos, somos liberados de la mano misericordiosa de Dios que nos lleva a sí y nos conduce a una vida nueva”.

En definitiva, “toda nuestra vida, aunque marcada de la fragilidad del pecado, es puesta bajo la mirada de Dios que nos ama”.

“Cuanto más estamos en la necesidad, más su mirada sobre nosotros se llena de misericordia”, concluyó.

CATEQUESIS DE PAPA FRANCISCO SOBRE LA RELACIÓN ENTRE LA REDENCIÓN Y MISERICORDIA


Catequesis de Papa Francisco sobre la relación entre redención y misericordia
Foto: Alexey gotovsky / ACI 




VATICANO, 10 Sep. 16 /  (ACI).- La Plaza de San Pedro albergó una nueva Audiencia Jubilar en la que el Papa Francisco habló de la relación entre redención y misericordia, y recordó que todos los hombres han sido salvados por Jesucristo.

"El amor de Dios no tiene confines: podemos descubrir signos siempre nuevos que indican su atención hacia nosotros y sobre todo su voluntad de alcanzarnos y de adelantarnos. Toda nuestra vida,  si bien marcada por la fragilidad del pecado, está colocada bajo la mirada de Dios que nos ama", dijo el Santo Padre.

A continuación, el texto completo de la catequesis del Papa:

¡Queridos  hermanos y hermanas, buenos días!


El pasaje bíblico que hemos escuchado nos habla de la misericordia de Dios que se lleva a cabo en la Redención, ósea en la salvación que nos ha sido donada con la sangre de su Hijo Jesús (cfr 1 Pt 1,18-21).  La palabra “redención” es usada poco, no obstante es fundamental porque indica la más radical liberación que Dios podía cumplir para nosotros, para toda la humanidad y para la entera creación. Pareciera que el hombre de hoy no amase más pensar en ser liberado y salvado por la intervención de Dios; el hombre de hoy se ilusiona de hecho con la propia libertad como una fuerza para obtener todo. También hace alarde de esto. Pero en realidad no es así. ¡Cuántas ilusiones son vendidas bajo el pretexto de la libertad y cuántas nuevas esclavitudes se crean en nuestros días en nombre de una falsa libertad! Tantos esclavos, tantos…  “hago esto porque quiero, tomo drogas porque me gusta, soy libre, o hago otras cosas … ” ¡Son esclavos! Se convierten en esclavos en nombre de la libertad. Todos hemos visto ese tipo de personas, que después terminan por los suelos. Tenemos necesidad que Dios nos libre de toda forma de indiferencia, de egoísmo y de autosuficiencia.

Las palabras del apóstol Pedro expresan muy bien el sentido del nuevo estado de vida al que estamos llamados. Haciéndose uno de nosotros, el Señor Jesús no solamente asume nuestra condición humana, sino que nos eleva a la posibilidad de ser hijos de Dios. Con su muerte y resurrección Jesucristo, Cordero sin mancha, ha vencido a la muerte y al pecado para liberarnos  de su dominación.  Él es el Cordero que ha sido  sacrificado por nosotros, para que pudiésemos recibir una vida nueva hecha de perdón, de amor y de alegría. Tres palabras hermosas: perdón, amor y alegría. Todo aquello que Él ha asumido ha sido también redimido, librado y salvado. Cierto, es verdad que la vida nos pone pruebas y a veces sufrimos por esto. Sin embargo, en esos momentos estamos invitados a dirigir la mirada hacia Jesús crucificado que sufre por nosotros y con nosotros, como prueba cierta que Dios no nos abandona. De todas maneras, jamás olvidemos, que en las angustias y en las persecuciones, así como en los dolores cotidianos, somos siempre liberados por la mano misericordiosa de Dios que nos eleva hacia Él y nos conduce a una vida nueva.

El amor de Dios no tiene confines: podemos descubrir signos siempre nuevos que indican su atención hacia nosotros y sobre todo su voluntad de alcanzarnos y de adelantarnos. Toda nuestra vida,  si bien marcada por la fragilidad del pecado, está colocada bajo la mirada de Dios que nos ama. ¡Cuántas páginas de la Sagrada Escritura nos hablan de la presencia, de la cercanía y de la ternura de Dios por cada hombre, especialmente por los pequeños, los pobres y los tribulados!  ¡Dios tiene una gran ternura, un gran amor por los pequeños, por los más débiles, por los descartados de la sociedad! Mientras más nos encontramos en la necesidad, su mirada sobre nosotros se llena de más misericordia. Él prueba una piadosa compasión por nosotros porque conoce nuestras debilidades. Conoce nuestros pecados y nos perdona; ¡siempre  perdona! ¡Nuestro Padre es tan bueno!

Por eso, queridos hermanos y hermanas, ¡abrámonos a Él,  acojamos su gracia! Porque, como dice el Salmo, «con el Señor está la misericordia / y grande es con él la redención» (130,7).   ¿Han  escuchado bien?  “Con el Señor está la misericordia / y grande es con él la redención”. Repitamos todos juntos: “Con el Señor está la misericordia / y grande es con él la redención”. Otra vez: “Con el Señor está la misericordia / y grande es con él la redención”. Gracias.

¡Queridos  hermanos y hermanas, buenos días!

El pasaje bíblico que hemos escuchado nos habla de la misericordia de Dios que se lleva a cabo en la Redención, ósea en la salvación que nos ha sido donada con la sangre de su Hijo Jesús (cfr 1 Pt 1,18-21).  La palabra “redención” es usada poco, no obstante es fundamental porque indica la más radical liberación que Dios podía cumplir para nosotros, para toda la humanidad y para la entera creación. Pareciera que el hombre de hoy no amase más pensar en ser liberado y salvado por la intervención de Dios; el hombre de hoy se ilusiona de hecho con la propia libertad como una fuerza para obtener todo. También hace alarde de esto. Pero en realidad no es así. ¡Cuántas ilusiones son vendidas bajo el pretexto de la libertad y cuántas nuevas esclavitudes se crean en nuestros días en nombre de una falsa libertad! Tantos esclavos, tantos…  “hago esto porque quiero, tomo drogas porque me gusta, soy libre, o hago otras cosas … ” ¡Son esclavos! Se convierten en esclavos en nombre de la libertad. Todos hemos visto ese tipo de personas, que después terminan por los suelos. Tenemos necesidad que Dios nos libre de toda forma de indiferencia, de egoísmo y de autosuficiencia.

Las palabras del apóstol Pedro expresan muy bien el sentido del nuevo estado de vida al que estamos llamados. Haciéndose uno de nosotros, el Señor Jesús no solamente asume nuestra condición humana, sino que nos eleva a la posibilidad de ser hijos de Dios. Con su muerte y resurrección Jesucristo, Cordero sin mancha, ha vencido a la muerte y al pecado para liberarnos  de su dominación.  Él es el Cordero que ha sido  sacrificado por nosotros, para que pudiésemos recibir una vida nueva hecha de perdón, de amor y de alegría. Tres palabras hermosas: perdón, amor y alegría. Todo aquello que Él ha asumido ha sido también redimido, librado y salvado. Cierto, es verdad que la vida nos pone pruebas y a veces sufrimos por esto. Sin embargo, en esos momentos estamos invitados a dirigir la mirada hacia Jesús crucificado que sufre por nosotros y con nosotros, como prueba cierta que Dios no nos abandona. De todas maneras, jamás olvidemos, que en las angustias y en las persecuciones, así como en los dolores cotidianos, somos siempre liberados por la mano misericordiosa de Dios que nos eleva hacia Él y nos conduce a una vida nueva.

El amor de Dios no tiene confines: podemos descubrir signos siempre nuevos que indican su atención hacia nosotros y sobre todo su voluntad de alcanzarnos y de adelantarnos. Toda nuestra vida,  si bien marcada por la fragilidad del pecado, está colocada bajo la mirada de Dios que nos ama. ¡Cuántas páginas de la Sagrada Escritura nos hablan de la presencia, de la cercanía y de la ternura de Dios por cada hombre, especialmente por los pequeños, los pobres y los tribulados!  ¡Dios tiene una gran ternura, un gran amor por los pequeños, por los más débiles, por los descartados de la sociedad! Mientras más nos encontramos en la necesidad, su mirada sobre nosotros se llena de más misericordia. Él prueba una piadosa compasión por nosotros porque conoce nuestras debilidades. Conoce nuestros pecados y nos perdona; ¡siempre  perdona! ¡Nuestro Padre es tan bueno!

Por eso, queridos hermanos y hermanas, ¡abrámonos a Él,  acojamos su gracia! Porque, como dice el Salmo, «con el Señor está la misericordia / y grande es con él la redención» (130,7).   ¿Han  escuchado bien?  “Con el Señor está la misericordia / y grande es con él la redención”. Repitamos todos juntos: “Con el Señor está la misericordia / y grande es con él la redención”. Otra vez: “Con el Señor está la misericordia / y grande es con él la redención”. Gracias.

CONOCE EL GESTO DEL PAPA CON UN ENFERMO GRAVE Y SU FAMILIA EN LA PLAZA DE SAN PEDRO


Conoce el gesto del Papa con un enfermo grave y su familia en la Plaza de San Pedro
Por Alvaro de Juana
 Foto: L'Osservatore Romano



VATICANO, 11 Sep. 16 /  (ACI).- El Papa Francisco administró el sacramento de la confirmación el sábado a primera hora de la mañana a Giuseppe Chiolo, un joven de 16 años gravemente enfermo, según informó Radio Vaticano.

El rito tuvo lugar en el Arco que lleva a la Plaza de San Pedro desde el interior del Vaticano justo antes de que el Papa comenzase la Audiencia Jubilar.


Giuseppe es originario de la ciudad de Mazzarino, en Sicilia, y desde el área de oncología del hospital Meyer de Florencia llegó hasta el Vaticano en una ambulancia.

Francisco, después de haberlo abrazado, administró el sacramento a Giuseppe, sentado en la silla de ruedas, donándole una corona del rosario con la recomendación de no olvidar rezar nunca por él.

Hace algunos días, el chico había escrito una carta al Papa confiándole su fuerte deseo de encontrarlo, y recibiendo rápidamente la invitación a ir al Vaticano.

Además, el Pontífice tuvo palabras de ánimo a la familia del enfermo, sus padres y su hermana.

PRESENTAN PROGRAMA OFICIAL DEL PAPA FRANCISCO PARA SU VIAJE A SUECIA


Presentan programa oficial del Papa Francisco para su viaje a Suecia



VATICANO, 09 Sep. 16 / (ACI).- La Oficina de Prensa de la Santa Sede dio a conocer hoy el programa oficial de la visita del Papa Francisco a Suecia del 31 de octubre al 1 de noviembre, en ocasión de los 500 años de la reforma protestante de Martín Lutero.

El Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos y la Federación Luterana Mundial (LFW), señalaron previamente que el evento destacará “los sólidos progresos ecuménicos entre católicos y luteranos y los dones conjuntos recibidos a través del diálogo”.

En Suecia solo el 1,2% de la población es católica, el 87% se declara luterano. A continuación el programa completo del Santo Padre en hora de Roma:


Lunes 31 de octubre de 2016

08:20 Partida del avión papal desde el aeropuerto de Fiumicino en Roma hacia la ciudad de Malmö  en Suecia.

11:00 Llegada al aeropuerto internacional de Malmö

Recepción oficial.
Visita de cortesía a la familia real en la ciudad de Lund
Oración ecuménica en la catedral luterana de Lund      
Evento y encuentro ecuménico con las delegaciones en el recinto Malmö Arena, en Malmö 


Martes 1 de noviembre de 2016

09:30 Santa Misa en Malmö  

12:45 Retorno del avión papal desde el aeropuerto de Malmö hacia Roma

15:30 Llegada al aeropuerto Ciampino de Roma