jueves, 15 de septiembre de 2016

PAPA FRANCISCO: LA VIRGEN NOS CUIDA COMO MADRE Y BAJO SU MANTO NO ENTRA EL DIABLO


Papa Francisco: La Virgen nos cuida como madre y bajo su manto no entra el diablo
 Foto: L'Osservatore Romano.





VATICANO, 15 Sep. 16 /  (ACI).- En la Misa que presidió en la capilla de la Casa Santa Marta, con ocasión de la memoria de Nuestra Señora de los Dolores, el Papa Francisco señaló que la Virgen María nos cuida porque es madre de todos los cristianos y bajo su manto “no puede entrar el diablo”.

El Santo Padre recordó que los místicos rusos de los primeros siglos aconsejaban buscar refugio en el manto de Santa María, pues “es madre y defiende como una madre”.

“Luego el Occidente tomó este consejo e hizo la primera antífona mariana ‘Sub tuum praesidium’ (Bajo tu amparo), ‘Bajo tu manto, bajo tu amparo, oh Madre, estamos seguros’”.

Francisco precisó además que “nosotros los cristianos tenemos una Madre, la misma de Jesús. Tenemos un Padre, el mismo de Jesús. ¡No somos huérfanos!”.

El Santo Padre indicó que la Virgen María, al pie de la cruz de Jesús, “nos da a luz en ese momento con tanto dolor. Es un verdadero martirio”.

“Con el corazón atravesado”, dijo, Santa María “acepta darnos a luz a todos nosotros en ese momento de dolor. Y, desde ese momento, Ella se vuelve nuestra Madre, desde ese momento Ella es nuestra Madre, aquella que nos cuida y no se avergüenza de nosotros: nos defiende”.

Francisco recordó que, siendo Arzobispo de Buenos Aires, visitaba a los presos en las cárceles y se encontraba con una fila de mujeres que esperaban entrar. “Eran mamás. No se avergonzaban, su carne estaba allí adentro”, dijo.

El Santo Padre señaló que “estas mujeres sufrían no solo por la vergüenza de esta allí –‘¡Pero mira a esa! ¿Qué habrá hecho su hijo?– Sufrían también por las humillaciones de los controles que les hacían antes de entrar”.

“Pero eran madres e iban a ver a su propia carne. Así como María estaba allí, con su Hijo, con ese sufrimiento tan grande”, señaló.

El Papa indicó que mientras María se encontraba al pie de la cruz escuchaba cosas como “¡esa es la madre de este delincuente! ¡Esa es la madre de este subversivo!”.

“Y María oía estas cosas. Sufría humillaciones terribles. Oía también a los grandes, a algunos sacerdotes, a los que Ella respetaba, porque eran sacerdotes: ‘Si eres tan hábil y capaz ¡baja! ¡Baja!. Con su Hijo, desnudo, allí”.

“Y María tenía un sufrimiento tan grande, pero no se fue. ¡No renegó de su Hijo! Era su carne”, señaló.

Francisco indicó que “en un mundo que podemos llamar ‘huérfano’, en este mundo que sufre la crisis de una gran orfandad, nuestra ayuda es decir: ‘¡mira a tu Madre!’”.

“Tenemos a una Madre que nos defiende, nos enseña, nos acompaña; que no se avergüenza de nuestros pecados. No se avergüenza, porque Ella es Madre”, dijo.

“¡Que el Espíritu Santo, este amigo, este compañero de camino, este Paráclito abogado que el Señor nos ha enviado, nos haga comprender este misterio tan grande de la maternidad de María”, concluyó.

PAPA FRANCISCO: P.JACQUES HAMEL ES UN MÁRTIR Y LOS MÁRTIRES SON BEATOS


Papa Francisco: P. Jacques Hamel "es un mártir y los mártires son beatos"
Fotos L'Osservatore Romano




VATICANO, 14 Sep. 16 / (ACI).- En la homilía de la Misa que presidió esta mañana en la capilla de la Casa Santa Marta por el alma del P. Jacques Hamel, sacerdote francés de 84 años asesinado por terroristas del Estado Islámico mientras celebraba Misa, el Papa Francisco dijo que el anciano presbítero “¡es un mártir!, y los mártires son beatos, tenemos que rezarle”.

En la Eucaristía, en la que estuvo presente el Arzobispo de Rouen, ciudad donde servía el sacerdote asesinado, y un grupo de familiares y peregrinos de esa urbe francesa, el Papa resaltó el “ejemplo de coraje” del sacerdote asesinado el 26 de julio.

“Que este ejemplo de coraje, pero también el martirio de su propia vida, de vaciarse de sí mismo para ayudar a los otros, de hacer hermandad entre los hombres, nos ayude a nosotros a avanzar sin miedo”, dijo el Papa.

“Que él (P. Hamel), desde el cielo –porque tenemos que rezarle, ¡es un mártir!, y los mártires son beatos, tenemos que rezarle– nos dé mansedumbre, la hermandad, la paz y también el coraje de decir la verdad: matar en nombre de Dios es satánico”.

El anciano sacerdote francés, resaltó Francisco, “fue degollado en la cruz, exactamente mientras celebraba el sacrificio de la cruz de Cristo”.

“Este hombre bueno, manso, de hermandad, que siempre buscaba la paz, fue asesinado como si fuese un criminal”, lamentó el Pontífice.

“Pero hay algo, en este hombre que ha aceptado su martirio ahí, con el martirio de Cristo, en el altar, hay algo que me hace pensar mucho: en medio del momento difícil que estaba viviendo, en medio de esta tragedia que él veía venir, un hombre manso, un hombre bueno, un hombre que hacía hermandad, que quería la paz, no ha perdido la lucidez de acusar y decir claramente el nombre del asesino, y ha dicho claramente: ‘¡Apártate satanás!’”.


Luego de la Misa el Papa firmó una fotografía del sacerdote con una oración que entregó luego a Mons. Dominique Lebrun, Arzobispo de Rouen.

En conferencia de prensa, el Prelado explicó que le mostró la fotografía al Santo Padre y “quería pedirle que la firmase para llevarla a las hermanas”, las religiosas que estaban con el sacerdote en el momento del ataque de los dos yihadistas. “Sin embargo, él me ha dicho rápidamente: ‘la ponemos sobre el altar’, y esto me ha sorprendido”.

Tras firmar la foto, relató Mons. Lebrun, el Pontífice “me ha dicho: ‘Puedes poner en la iglesia esta foto porque él es ahora es beato, y si alguno te dice que no tienes derecho, tú le dices que el Papa te ha dado permiso’”.

PAPA FRANCISCO RECUERDA A SACERDOTE ASESINADO POR ISIS


El Papa recuerda a sacerdote asesinado por ISIS: ¡Matar en nombre de Dios es satánico!”
Por Alvaro de Juana
 Crédito: L'Osservatore Romano





VATICANO, 14 Sep. 16 / (ACI).- La capilla de la Casa Santa Marta albergó este miércoles la Santa Misa en recuerdo del P. Jacques Hamel, el sacerdote francés asesinado el pasado 26 de julio por dos jóvenes yihadistas mientras celebrara Misa. En la homilía, el Papa Francisco afirmó que el presbítero ha muerto mártir, y dijó con fuerza que “¡matar en nombre de Dios es satánico!”.


El sacerdote “forma parte de esta cadena de mártires”. “Los cristianos que hoy sufren por no renegar de Jesús hacen ver la crueldad de esta persecución. Y esta crueldad que pide la apostasía –digamos la palabra– es satánica”.

“¡Qué bueno sería que todas las confesiones religiosas dijeran: ‘Matar en nombre de Dios es satánico’!”, añadió.

A la celebración asistió la hermana del sacerdote, así como 80 fieles de la diócesis de Rouen –a la que pertenecía la víctima– junto a su obispo, Mons. Dominique Lebrun. Fue una celebración emotiva, en la que el Papa mandó colocar en el altar una fotografía del sacerdote asesinado.


“En la cruz de Jesucristo –hoy la Iglesia celebra la fiesta de la Cruz– entendemos plenamente el misterio de Cristo, este misterio de aniquilación, de cercanía a nosotros”, dijo Francisco en la homilía.

“Este es un misterio que se hace martirio para la salvación de los hombres. Jesucristo, el primer mártir, el primero que da la vida por nosotros”.

El Pontífice explicó que “de este misterio de Cristo comienza toda la historia del martirio cristiano, desde los primeros siglos a nuestros días. Los primeros cristianos han hecho confesión de Jesucristo pagando con su vida. A los primeros cristianos era propuesta la apostasía, es decir, ‘Digan que nuestro Dios es el verdadero, no el vuestro. Hagan un sacrificio a nuestro dios o a nuestros dioses’, y cuando no hacían esto, cuando rechazaban la apostasía eran asesinados”.


“Esta historia se repite hasta hoy, y hoy en la Iglesia hay más mártires cristianos que en los primeros tiempos. Hoy hay cristianos que son asesinados, torturados, encarcelados, degollados porque no reniegan de Jesucristo”.

El P. Jacques Hamel “fue degollado en la cruz, exactamente mientras celebraba el sacrificio de la cruz de Cristo. “Este hombre bueno, manso, de hermandad, que siempre buscaba la paz, fue asesinado como si fuese un criminal. Este es el hijo satánico de la persecución. Pero hay algo, en este hombre que ha aceptado su martirio ahí, con el martirio de Cristo, en el altar, hay algo que me hace pensar mucho: en medio del momento difícil que estaba viviendo, en medio de esta tragedia que él veía venir, un hombre manso, un hombre bueno, un hombre que hacía hermandad, que quería la paz, no ha perdido la lucidez de acusar y decir claramente el nombre del asesino, y ha dicho claramente: ‘¡Apártate satanás!’”.

“Y que este ejemplo de coraje, pero también el martirio de su propia vida, de vaciarse de sí mismo para ayudar a los otros, de hacer hermandad entre los hombres, nos ayude a nosotros a avanzar sin miedo. Que él desde el cielo –porque tenemos que rezarle, ¡es un mártir!, y los mártires son beatos, tenemos que rezarle– nos de mansedumbre, la hermandad, la paz y también el coraje de decir la verdad: matar en nombre de Dios es satánico”.

TEXTO CATEQUESIS DEL PAPA FRANCISCO SOBRE LOS QUE ESTÁN AFLIGIDOS Y AGOBIADOS


TEXTO Catequesis del Papa sobre aquellos que están afligidos y agobiados
Foto: Alexey Gotovsky / ACI Prensa





VATICANO, 14 Sep. 16 /  (ACI).- La catequesis del Papa Francisco en la Audiencia General del miércoles habló del pasaje del Evangelio "Vengan a mí todos los que están cansados y agobiados que yo los aliviaré" e invitó a no tener miedo. 

"El Señor nos enseña a no tener miedo de seguirlo, porque la esperanza que ponemos en Él no será defraudada. Estamos llamados a aprender de Él que significa vivir de misericordia para ser instrumentos de misericordia", explicó el Pontífice.

A continuación el texto completo:


Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

Durante este Jubileo hemos reflexionado muchas veces sobre el hecho que Jesús se expresa con una ternura única, signo de la presencia y de la bondad de Dios. Hoy, nos detenemos en un pasaje conmovedor del Evangelio (Cfr. Mt 11,28-30), en el cual Jesús dice – lo hemos escuchado –: «Vengan a mí todos los que están afligidos y agobiados, y yo los aliviaré. […] Aprendan de mí, porque soy paciente y humilde de corazón, y así encontrarán alivio» (vv. 28-29). La invitación del Señor es sorprendente: llama a seguirlo a personas sencillas y oprimidas por una vida difícil, llama a seguirlo a personas que tienen muchas necesidades y les promete que en Él encontraran descanso y alivio. La invitación es dirigida en forma imperativa: «vengan a mí», «tomen mi yugo», y «aprendan de mí». ¡Tal vez los líderes del mundo pudieran decir esto! Tratemos de coger el significado de estas expresiones.

El primer imperativo es «Vengan a mí». Dirigiéndose a aquellos que están cansados y oprimidos, Jesús se presenta como el Siervo del Señor descrito en el libro del profeta Isaías. Y así dice, el pasaje de Isaías: «El mismo Señor me ha dado una lengua de discípulo, para que yo sepa reconfortar al fatigado con una palabra de aliento» (50,4). A estos desconsolados de la vida, el Evangelio muchas veces une también a los pobres (Cfr. Mt 11,5) y los pequeños (Cfr. Mt 18,6). Se trata de cuantos no pueden contar sobre sus propios medios, ni sobre amistades importantes. Ellos sólo pueden confiar en Dios. Conscientes de la propia humilde y mísera condición, saben que dependen de la misericordia del Señor, esperan de Él la única ayuda posible. En la invitación de Jesús encuentran finalmente respuesta a sus expectativas: convirtiéndose en sus discípulos reciben la promesa de encontrar consolación para toda la vida. Una promesa que al final del Evangelio es extendida a todas las naciones: «Vayan – dice Jesús a los Apóstoles – y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos» (Mt 28,19). Acogiendo la invitación a celebrar este año de gracia del Jubileo, en todo el mundo los peregrinos atraviesan la Puerta de la Misericordia abierta en las catedrales y en los santuarios y en tantas iglesias del mundo; en los hospitales, en las cárceles… ¿Para   qué atravesar esta Puerta de la Misericordia? Para encontrar a Jesús, para encontrar la amistad de Jesús, para encontrar el alivio que solo da Jesús. Este camino expresa la conversión de todo discípulo que se pone en el seguimiento de Jesús. Y la conversión consiste siempre en descubrir la misericordia del Señor. Y esta misericordia es infinita e inagotable: es grande la misericordia del Señor. Atravesando la Puerta Santa, pues, profesamos «que el amor está presente en el mundo y que este amor es más fuerte que toda clase de mal, en que el hombre, la humanidad, el mundo están metidos». (Juan Pablo II, Enc. Dives in misericordia, 7).

El segundo imperativo dice: «Tomen mi yugo». En el contexto de la Alianza, la tradición bíblica utiliza la imagen del yugo para indicar el estrecho vínculo que une el pueblo a Dios y, de consecuencia, la obediencia a su voluntad expresada en la Ley. En polémica con los escribas y doctores de la Ley, Jesús pone sobre sus discípulos su yugo, en el cual la Ley encuentra su pleno cumplimiento. Les quiere enseñar a ellos que descubrimos la voluntad de Dios mediante su persona: mediante Jesús, no mediante leyes y prescripciones frías que el mismo Jesús condena. Podemos leer el capítulo 23 de Mateo, ¿no?. Él está al centro de su relación con Dios, está en el corazón de las relaciones entre los discípulos y se pone como fulcro de la vida de cada uno. Recibiendo el “yugo de Jesús” todo discípulo entra así en comunión con Él y es hecho participe del misterio de su cruz y de su destino de salvación.


Sigue el tercer imperativo: «Aprendan de mí». A sus discípulos Jesús presenta un camino de conocimiento y de imitación. Jesús no es un maestro que con severidad impone a otros cargas que Él no lleva: esta era la acusa que Él hacía a los doctores de la ley. Él se dirige a los humildes, a los pequeños, a los pobres, a los necesitados porque Él mismo se ha hecho pequeño y humilde. Comprende a los pobres y a los sufrientes porque Él mismo es pobre y experimento los dolores. Para salvar a la humanidad Jesús no ha recorrido un camino fácil; al contrario, su camino ha sido doloroso y difícil. Come lo recuerda la Carta a los Filipenses: «Se humilló hasta aceptar por obediencia la muerte y muerte de cruz» (2,8). El yugo que los pobres y los oprimidos llevan es el mismo yugo que Él ha llevado antes de ellos: por esto es un yugo ligero. Él se ha cargado sobre sus espaldas los dolores y los pecados de la entera humanidad. Para el discípulo, por lo tanto, recibir el yugo de Jesús significa recibir su revelación y acogerla: en Él la misericordia de Dios se ha hecho cargo de la pobreza de los hombres, donando así a todos la posibilidad de la salvación. Pero, ¿por qué Jesús es capaz de decir estas cosas? Porque Él se ha hecho todo en todos, cercano a todos, a los pobres. Era un pastor que estaba entre la gente, entre los pobres. Trabajaba todo el día con ellos. Jesús no era un príncipe. Es feo para la Iglesia cuando los pastores se convierten en príncipes, alejados de la gente, alejados de los más pobres: este no es el espíritu de Jesús. A estos pastores Jesús los amonestaba, y sobre estos pastores Jesús decía a la gente: “pero, hagan aquello que ellos dicen, pero no lo que ellos hacen”.

Queridos hermanos y hermanas, también para nosotros existen momentos de cansancio y de desilusión. Entonces recordémonos  estas palabras del Señor, que nos dan mucha consolación y nos hacen entender si estamos poniendo nuestras fuerzas al servicio del bien. De hecho, a veces nuestro cansancio es causado por haber puesto la confianza en cosas que no son esenciales, porque nos hemos alejado de lo que vale realmente en la vida. El Señor nos enseña a no tener miedo de seguirlo, porque la esperanza que ponemos en Él no será defraudada. Estamos llamados a aprender de Él que cosa significa vivir de misericordia para ser instrumentos de misericordia. Vivir de misericordia para ser instrumentos de misericordia: vivir de misericordia, es sentirse necesitados de la misericordia de Jesús, aprendamos a ser misericordiosos con los demás. Tener fija la mirada en el Hijo de Dios nos hace entender cuanto camino todavía debemos recorrer; pero al mismo tiempo nos infunde la alegría de saber que estamos caminando con Él y no estamos jamás solos. ¡Entonces, animo! No dejémonos quitar la alegría de ser discípulos del Señor. “Pero, padre, yo soy pecador, soy pecadora, ¿Cómo puedo hacer? Déjate mirar por el Señor, abre tu corazón, siente sobre ti su mirada, su misericordia, y tu corazón estará lleno de alegría, de la alegría del perdón, si tú te acercas a pedir el perdón”. No dejémonos robar la esperanza de vivir esta vida junto a Él y con la fuerza de su consolación. Gracias.

PAPA FRANCISCO INVITA A NO DEJARSE ROBAR LA ESPERANZA Y A BUSCAR CONSUELO EN DIOS


Papa Francisco invita a no dejarse robar la esperanza y a buscar consuelo en Dios
Por Alvaro de Juana



VATICANO, 14 Sep. 16 /  (ACI).- El Papa Francisco dedicó la catequesis de la Audiencia General de este miércoles al conocido pasaje del Evangelio en el que Jesús dice: “Venid a mí vosotros todos que estáis cansados y agobiados, que yo os aliviaré” y aprovechó para enviar un mensaje de esperanza a los fieles.

“A veces nuestro cansancio es causado por haber puesto la confianza en cosas que no son lo esencial, porque nos hemos alejado de aquello que vale realmente en la vida”, dijo el Santo Padre.

“El Señor nos enseña a no tener miedo de seguirlo, porque la esperanza que ponemos en Él no será defraudada”. Así, debemos “vivir de misericordia para ser instrumentos de misericordia, vivir de misericordia quiere decir estar necesitados de Jesús y aprender entonces a ser misericordiosos con los otros”, añadió.

El Papa también lanzó un llamado especial a no perder la esperanza: “No nos dejemos quitar la alegría de ser discípulos del Señor, déjate ir a Jesús, siente su misericordia y tu corazón será colmado de alegría y perdón. No nos dejemos robar la esperanza de vivir esta vida junto a Él y con la fuerza de su consuelo”.

Sobre el relato del Evangelio, el Pontífice explicó que “la invitación del Señor es sorprendente. Llama a seguirlo a personas sencillas y marcadas por una vida difícil, personas que tienen muchas necesidades y les promete que en Él encontrarán reposo y alivio”. “¡Ojalá –continuó– todos los líderes del mundo pudiesen decir esto!”.

El Papa explicó que la invitación de Jesús es “para aquellos que se sienten cansados y oprimidos”. “Ellos solo pueden confiar en Dios. Conscientes de la propia humildad y condición mísera, saben depender de la misericordia del Señor, esperando en Él la única ayuda posible”.

Al final, “en la invitación de Jesús encuentran finalmente respuesta a su espera: convirtiéndose en sus discípulos reciben la promesa de encontrar un vida nueva”.

El Santo Padre recordó que muchos peregrinos atraviesan la Puerta de la Misericordia “para encontrar a Jesús, su amistad”. “Este camino expresa la conversión de cada discípulo que se pone tras las huellas de Jesús, y la conversión consiste siempre en redescubrir la misericordia del Señor, infinita e inagotable”.

El Papa también comentó las palabras “Tomen mi yugo” y afirmó que Jesús “quiere enseñarles que descubrirán la voluntad de Dios mediante su persona, mediante Jesús, no mediante leyes y prescripciones frías que Jesús mismo condena”.

Jesús también les pide “aprended de mí” por lo que “propone un camino de conocimiento y de imitación”. “Jesús no es un maestro que con severidad impone a otros cargas que él no lleva, esta es la acusación que él hacía a los doctores de la ley”, señaló”.

En definitiva, “para salvar a la humanidad Jesús no ha recorrido un camino fácil, al contrario, su camino ha sido doloroso y difícil”. “En Él la misericordia de Dios se ha hecho cargo de las pobrezas de los hombres, donando así a todos la posibilidad de la salvación”. “Él se ha hecho todo a todos, se ha donado a los pobres, a la gente, trabajaba todo el día con ellos, Jesús no era un príncipe”.

“Es feo para la Iglesia cuando los pastores se convierten en príncipes, son lejanos a la gente, a los pobres. Ese no es el espíritu de Jesús, a estos pastores Jesús les reprobaba”, denunció.

Para concluir, Francisco pidió que en los momentos de cansancio y desilusión “nos acordemos de estas palabras, que nos dan tanto consuelo y nos hacen entender si estamos poniendo nuestras fuerzas al servicio del bien”. 

domingo, 11 de septiembre de 2016

PAPA FRANCISCO: EL PERDÓN DE DIOS CANCELA NUESTROS PECADOS Y NOS REGENERA EN EL AMOR


Papa Francisco: El perdón de Dios cancela nuestros pecados y nos regenera en el amor
Por Alvaro de Juana
Foto: Alexey Gotovsky



VATICANO, 11 Sep. 16 / (ACI).- Como todos los domingos, el Papa Francisco presidió el rezo del Ángelus y comentó el Evangelio del día que recoge tres parábolas de misericordia y muestran hasta dónde llega el perdón de Dios.

“Su perdón cancela el pasado y nos regenera en el amor” de tal forma que "cuando un pecador se convierte y se hace reencontrar por Dios no lo esperan reprobaciones y durezas, porque Dios salva, espera en casa con alegría y hace fiesta”. 

El Pontífice dijo a todos que “el mensaje del Evangelio de hoy no infunde grande esperanza y lo podemos sintetizar así: no hay pecado en el que hayamos caído por el que, con la gracia de Dios, no podamos resurgir; no hay un individuo irrecuperable, porque Dios no deja jamás de querer nuestro bien, también cuando pecamos”.

“Con estos tres relatos, Jesús quiere hacer entender que Dios es el primero en tener hacia los pecadores una actitud de acogida y misericordia”, explicó.

En la primera parábola Dios es presentado como un pastor que deja 99 ovejas para ir en busca de la que se ha perdido. En la segunda se observa “a una mujer que ha perdido una moneda y la busca pero no la encuentra y en la tercera Dios es imaginado como un padre que acoge a su hijo que se había alejado”.

Francisco destacó que todas tienen un elemento común: “verbos que significan alegrarse juntos, hacer fiesta”. Con los tres relatos “Jesús nos presenta un Dios con los brazos abiertos, que trata a los pecadores con ternura y compasión”.

En opinión del Papa, “la que más conmueve, porque manifiesta el infinito amor de Dios, es la del padre que abraza al hijo que ha regresado”.

“El camino de regreso a casa es la vía de la esperanza y de la vida nueva”, “Dios espera nuestro retomar el camino, nos espera con paciencia, nos ve cuando todavía estamos lejos, va a nuestro encuentro, nos abraza, nos perdona”.

EL PAPA PIDE QUE EL HOMBRE ACEPTE SER SALVADO POR DIOS Y DEJE LA AUTOSUFICIENCIA


El Papa pide que el hombre acepte ser salvado por Dios y deje la autosuficiencia
Por Alvaro de Juana
 Foto: Alexey gotovsky / ACI Prensa


VATICANO, 10 Sep. 16 /  (ACI).- El Papa Francisco dedicó la Audiencia Jubilar de este sábado a la relación entre la redención y la misericordia y denunció que el hombre actual no acepta la idea de ser salvado por Dios porque se cree autosuficiente. Antes de comenzar la Audiencia el Pontífice saludó a un enfermo y lo confirmó.

“Al hombre de hoy le cuesta aceptar la idea de tener que ser salvado por Dios. Piensa poder salvarse él solo con el poder de su libertad. Pero esto no es más que una ilusión: nuestra vida está marcada por la fragilidad del pecado y por las numerosas esclavitudes que hemos creado en nombre de una falsa libertad”.

“Necesitamos –continuó– que Dios nos salve y libere de toda clase de indiferencia, egoísmo y autosuficiencia. Jesucristo se ha sacrificado por nosotros para darnos una nueva vida, llena de perdón, amor y alegría”.

Francisco comentó que “Dios se ‘actúa’ en la Redención, es decir, en la salvación que nos es donada con la sangre de su Hijo Jesús”.

“La palabra ‘redención’ es poco usada, y sin embargo es fundamental porque indica la más radical liberación que Dios podía hacer para nosotros, para toda la humanidad y para toda la creación”.

El Pontífice denunció las “nuevas formas de esclavitud que se crean en nuestros días en nombre de una falsa libertad” y explicó que “tenemos necesidad de que Dios nos libere de toda indiferencia, de egoísmo y de autosuficiencia”.

Francisco recordó la Buena Noticia de la resurrección de Jesús, “el Cordero que ha sido sacrificado por nosotros, para que nosotros pudiéramos recibir una nueva vida hecha de perdón, de amor y de alegría”.

“No olvidemos nunca que en las angustias y en las persecuciones, como en los dolores cotidianos, somos liberados de la mano misericordiosa de Dios que nos lleva a sí y nos conduce a una vida nueva”.

En definitiva, “toda nuestra vida, aunque marcada de la fragilidad del pecado, es puesta bajo la mirada de Dios que nos ama”.

“Cuanto más estamos en la necesidad, más su mirada sobre nosotros se llena de misericordia”, concluyó.