martes, 12 de enero de 2016

¿SABES LA FECHA DE TU BAUTISMO? PAPA FRANCISCO NOS PIDE AVERIGUARLA Y CELEBRARLA


¿Sabes la fecha de tu Bautismo? El Papa Francisco nos pide averiguarla y celebrarla
Por Alvaro de Juana



 (ACI).- Esta mañana desde el Vaticano, el Papa Francisco pidió a los fieles reunidos en la Plaza de San Pedro para rezar el Ángelus averiguar la fecha de su Bautismo dado que es una “fecha para festejar” porque se renace como hijos de Dios.

“Hoy, fiesta del Bautismo de Jesús, pensemos en el nuestro, en el día del nuestro Bautismo; todos nosotros hemos sido bautizados, agradezcamos por este don”, dijo al explicar el significado de la festividad del Bautismo del Señor que se celebra hoy.



“Y les hago una pregunta, ¿quién de ustedes conoce la fecha de su Bautismo? Seguramente no todos, por eso, les invito a ir a buscar la fecha preguntando por ejemplo a sus padres, a sus abuelos, a sus padrinos, o yendo a la parroquia”.

Es muy importante conocerla –dijo– porque es una fecha para festejar: es una fecha de nuestro renacimiento como hijos de Dios, por esto, tarea para casa para esta semana: ir a buscar la fecha de mi bautismo”.

El Papa dijo también que “festejar aquel día significa reafirmar nuestra adhesión a Jesús, con el compromiso de vivir como cristianos, miembros de la Iglesia y de una humanidad nueva, en la cual todos somos hermanos”.

CALENDARIO RELIGIOSO DE SAN FRANCISCO DE ASÍS, AÑO 2016


domingo, 10 de enero de 2016

PAPA FRANCISCO BAUTIZA A 26 NIÑOS Y PIDE A PADRES: HAGAN LO POSIBLE PARA QUE NO PIERDAN LA FE


El Papa bautiza 26 niños y pide a los padres: Hagan lo posible para que no pierdan la fe
Por Alvaro de Juana


 (ACI).- El Papa Francisco celebró esta mañana en la Capilla Sixtina de los Museos Vaticanos la celebración del Bautismo del Señor con una Misa en la que impartió el Sacramento del Bautismo a 26 niños: 13 niños y 13 niñas.

Como es tradición, los bautizados son hijos de empleados del Vaticano. En una brevísima homilía, Francisco recordó la importancia de la fe y pidió a los padres que hagan lo posible porque sus hijos no la pierdan.

“Cuarenta días después de su nacimiento, Jesús fue llevado al templo. María y José lo llevaron para presentarlo a Dios. Hoy, fiesta del Bautismo del Señor, ustedes padres llevan a sus hijos a recibir el Bautismo. A recibir lo que ustedes han pedido al inicio, cuando yo les he hecho la primera pregunta: la fe. ‘Yo quiero para mi hijo la fe’. Y así la fe viene transmitida de una generación a otra, como una cadena”, dijo el Santo Padre.



El Papa recordó tanto a los padres como a los padrinos que “estos niños, estas niñas, pasados los años, ocuparán vuestro lugar con otro hijo y pedirán la fe, la fe que nos da el Bautismo, la fe que nos lleva el Espíritu Santo al corazón, al alma en la vida de estos hijos vuestros. Ustedes han pedido la fe”.

“La Iglesia, cuando les entregue la vela encendida, les dirá de custodiar la fe de estos niños. Y al final, no olviden que la herencia más grande que ustedes les pueden dar a sus hijos es la fe”.

“Busquen que no la pierdan. Háganla crecer y déjenla como herencia. Les deseo esto hoy, que es un día alegre para ustedes. Les deseo que sean capaces de hacer crecer a estos niños en la fe, y que la más grande verdad que ellos reciban de ustedes sea la fe. Y solamente un aviso: cuando un niño llora porque tiene hambre, a la madre le digo: ‘si su niño tiene hambre, dele de comer aquí, con toda libertad”, concluyó para dar inicio al rito bautismal.

EL BAUTISMO REPRODUCE EN TODOS LA ACTITUD DE JESÚS Y SE TESTIMONIA CADA DÍA, DICE PAPA FRANCISCO


El Bautismo reproduce en todos la actitud de Jesús y se testimonia cada día, dice el Papa
Por Alvaro de Juana


 (ACI).- Luego de celebrar la Santa Misa del Bautismo del Señor en la Capilla Sixtina y bautizar a 26 niños, el Papa Francisco se asomó a la ventana del estudio del Palacio Pontificio para rezar el Ángelus.

El Santo Padre pidió hacer memoria del día en el que cada uno fue bautizado, y puso una tarea: que todos sepan el día y el lugar en el que fueron bautizados. “El Bautismo se recibe una sola vez, pero se testimonia todos los días, porque es vida nueva que hay que compartir y luz que hay que comunicar, especialmente a cuantos viven en condiciones no dignas del hombre y caminan sobre senderos tenebrosos”.

Francisco habló también de cómo la acción del Espíritu Santo las tinieblas se disipan y la soberbia y la intolerancia dan paso a la mansedumbre y la humildad.

“Jesús fue consagrado y manifestado por el Padre como el Mesías salvador y liberador”, explicó al comentar el Evangelio. “El Espíritu Santo en el Bautismo cristiano es en efecto el artífice principal: es Aquél que quema y destruye el pecado original, restituyendo al bautizado la belleza de la gracia divina”.

Es “Aquél que nos libera del dominio de las tinieblas, es decir, el pecado, y nos lleva al reino de la luz, del amor, de la verdad y de la paz”, dijo el Papa.



Francisco pidió pensar en la “dignidad a la que nos eleva el Bautismo” que lleva a todo hombre a ser “hijo de Dios”, lo que comporta “la responsabilidad de seguir a Jesús, el Siervo obediente, y reproducir en nosotros mismos sus características: mansedumbre, humildad, ternura”.

“Esto no es fácil, especialmente en torno a nosotros hay mucha intolerancia, soberbia, dureza”. Pero “¡con la fuerza que viene del Espíritu Santo es posible!”, aseguró.

El Espíritu Santo “recibido por primera vez en el día de nuestro Bautismo, nos abre el corazón a la Verdad, a toda la Verdad. El Espíritu empuja nuestra vida al sendero comprometido pero alegre de la caridad y de la solidaridad hacia nuestros hermanos”.

“El Espíritu nos dona la ternura del perdón divino y nos impregna de la fuerza invencible de la misericordia del Padre”.

El Pontífice invitó a no olvidar que el Espíritu Santo “es una presencia viva y vivificante en quien lo acoge, ora en nosotros y nos llena de alegría espiritual”.

Hoy “reafirmemos nuestra adhesión a Jesús, con el compromiso de vivir como cristianos, miembros de la Iglesia y de una humanidad nueva, en la que todos somos hermanos”, solicitó.

“¿Quién de ustedes conoce la fecha de su Bautismo?”, preguntó. “Seguramente no todos, por eso les invito a buscar la fecha preguntando, por ejemplo a vuestros padres, abuelos o padrinos o yendo a la parroquia. Es muy importante conocerla porque es una fecha a festejar. Es la fecha de nuestro nacimiento como hijos de Dios”. Entonces, “una tarea para casa esta semana: buscar la fecha del bautismo”.

Al concluir, pidió que la Virgen María “nos ayude a vivir con alegría y fervor apostólico nuestro Bautismo, acogiendo cada día el don del Espíritu Santo, que nos hace Hijos de Dios”.

Después de rezar, el Papa envió “una especial bendición” a todos los niños "que han sido bautizados recientemente, pero también a los jóvenes y adultos que han recibido hace poco los Sacramentos de la iniciación cristiana o que se están preparando para ello. ¡Qué la gracia de Cristo les acompañe siempre!”.

CALENDARIO RELIGIOSO DEL PAPA FRANCISCO Y SAN FRANCISCO DE ASÍS, AÑO 2016


sábado, 9 de enero de 2016

MÁS DE UN MILLÓN DE FIELES HA PARTICIPADO YA DEL JUBILEO EN ROMA DURANTE EL PRIMER MES


Más de un millón de fieles ha participado ya del Jubileo en Roma durante el primer mes
Por Alvaro de Juana


 (ACI).- El Jubileo de la Misericordia ha recibido en Roma en su primer mes a más de un millón de fieles. Así lo anunció el responsables de su organización y presidente del Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización, el Arzobispo Rino Fisichella.

En un artículo publicado por el diario oficial del Vaticano, L’Osservatore Romano, el prelado destaca que en el primer mes del Año Santo se ha registrado la participación de 1.025.000 personas.

El Jubileo dio inicio el pasado 8 de diciembre, Solemnidad de la Inmaculada Concepción, cuando el Papa Francisco abrió la Puerta Santa de la Basílica de San Pedro en el Vaticano. Hasta el 20 de noviembre de este año, fiesta de Cristo Rey del Universo, se celebrarán multitud de celebraciones y eventos no solo en Roma, sino en todas las diócesis del mundo puesto que el Santo Padre ha dispuesto que se pueda participar desde ellas en el Jubileo.

Fisichela señala que “los números no son importantes en una dimensión espiritual”. “Sin embargo, muestran una intenta participación y una exigencia sentida”, indica.



Además, recuerda en el diario que “el Papa Francisco desea que el Jubileo sea primero un evento eclesial, vivido en cada Iglesia local, para redescubrir la fuerza de la misericordia en la vida cotidiana de los creyentes”.

Se trata, en definitiva, de “un compromiso concreto de ser cada uno instrumento visible de misericordia hacia todos”.

En el artículo, Fisichella asegura que desde todo el mundo llegan “testimonios que conmueven por la gran participación del pueblo con ocasión de la apertura de la puerta santa en las diócesis”.

“Las catedrales y los santuarios no bastan para contener el flujo de fieles que han llenado las plazas a la espera de realizar el gesto simbólico de pasar por la puerta santa”.

“La gran presencia del pueblo espera que el mensaje del encuentro con Cristo y la posibilidad de experimentar la ternura y el perdón de Dios son percibidos como una exigencia personal para dar sentidos a los eventos dramáticos de la historia de estos años”, asegura Fisichella.

El responsable del Jubileo también agradece a las fuerzas del orden y la seguridad su importante trabajo para que los fieles puedan peregrinar sin problemas.

LA MISIÓN DEL PAPA FRANCISCO EN LA IGLESIA CATÓLICA


La misión del Papa
El Papa ejerce su gobierno supremo de distintas maneras, según las circunstancias y los tiempos
Por: Pedro María Reyes Vizcaíno 




Funciones del Papa

La misión del Papa es la confiada a Pedro, según los Evangelios: Jesucristo le dio las “llaves del Reino de los Cielos”, con el poder de “atar y desatar” (cfr. Mt 16, 19), para “confirmar a los hermanos en la fe” (cfr. Lc 22, 32) y “apacentar su rebaño” (cfr. Jn 21, 15-17). O sea, es un servicio a la unidad de la Iglesia en la fe y en la comunión. Se resume en dos aspectos: enseñanza y gobierno.

Al obispo de Roma, corresponde la tarea de enseñar la verdad revelada y mostrarla a los hombres. Es una misión eminentemente positiva, no se limita a condenar los errores doctrinales. El Papa realiza esta misión de enseñanza de tres modos principales, explicaba Juan Pablo II: “Ante todo, con la palabra”; en segundo lugar, mediante escritos, propios o publicados con su autorización por la Curia Romana; tercero, mediante iniciativas institucionales para impulsar el estudio y la difusión de la fe, como se suele hacer a través de distintos consejos pontificios (Catequesis de Juan Pablo II).

Esta autoridad doctrinal suprema reside a la vez en el colegio episcopal junto con su cabeza, el Papa. Así se manifiesta, de modo singular, en los concilios ecuménicos.


Infalibilidad pontificia

Según el dogma expuesto por el Concilio Vaticano I, el Papa goza de infalibilidad “cuando, cumpliendo su oficio de pastor y doctor de todos los cristianos, define en virtud de su suprema autoridad apostólica que una doctrina sobre la fe o las costumbres debe ser sostenida por la Iglesia universal”. Cuando el Papa pronuncia una definición infalible, se dice que habla ex cathedra. La misma infalibilidad tienen las doctrinas expuestas con igual tenor por el colegio episcopal junto con el Papa (cfr. Código de Derecho Canónico, canon 749). Esta autoridad magisterial es la de declarar lo contenido en la Revelación, como precisa el mismo Concilio: “El Espíritu Santo no fue prometido a los sucesores de Pedro para que por revelación suya manifestaran una nueva doctrina, sino para que, con su asistencia, santamente custodiaran y expusieran fielmente la revelación transmitida por los apóstoles”.

La infalibilidad propia de unas pocas definiciones -las dogmáticas- no significa que las enseñanzas del Papa y del colegio episcopal sean “falibles” en los demás casos. Junto a la infalibilidad, existe el carisma de asistencia del Espíritu Santo, concedido a Pedro y a sus sucesores para que iluminen bien al pueblo cristiano. Este carisma no se limita a los casos excepcionales, sino que abarca en medida diferente todo el ejercicio del magisterio. Es lo que se conoce como magisterio ordinario del Papa. Por lo tanto, el Papa es maestro de la verdad también con su magisterio ordinario.


Facultades de gobierno del Papa

El gobierno que ejerce el Papa está al servicio de su ministerio de unidad y de supremo pastor en la Iglesia. Así, el Papa tiene la facultad de realizar los actos de gobierno eclesiástico necesarios o convenientes para el bien de la Iglesia. Entre estas funciones están, por ejemplo, dar el mandato para ordenar obispos, establecer diócesis u otras estructuras pastorales para la atención de los fieles, promulgar leyes para toda la Iglesia, aprobar institutos religiosos supradiocesanos, etc.

El Papa ejerce su gobierno supremo de distintas maneras, según las circunstancias y los tiempos. Por ejemplo, en la Iglesia latina nombra directamente a los obispos, mientras que en las Iglesias orientales, por lo general, confirma la elección del obispo realizada por el sínodo local. La designación directa por el Papa se implantó en Occidente para evitar las frecuentes injerencias del poder civil. En todo caso, son el bien, la utilidad o la necesidad de la Iglesia universal las que determinan en cada momento histórico la oportunidad de los modos de ejercer la autoridad, según la prudencia pastoral.

El primado del Papa tiene, por lo tanto, un contenido inmutable, que corresponde a su misión, y unos aspectos variables. De hecho, la naturaleza inmutable del primado del sucesor de Pedro se ha expresado históricamente a través de modalidades de ejercicio adecuadas a las circunstancias de la Iglesia en cada época.


El primado del Papa y la unidad de los cristianos

El primado del Papa no fue obstáculo para la unidad de los cristianos durante el primer milenio. La primacía del obispo de Roma fue reconocida por todos desde el principio; los primeros testimonios documentales se remontan al siglo I, cuando la Iglesia de Corinto recurrió al Papa san Clemente para que dirimiera sus disputas internas. Las aclamaciones a la carta dogmática enviada por el Papa León I Magno al Concilio de Calcedonia (451) -‘¡Pedro ha hablado por boca de León!’- atestiguan hasta qué punto el primado pontificio era garantía para todos los cristianos, occidentales y orientales, de la unidad en la fe.

Fueron hechos posteriores los que motivaron la ruptura de la unidad, primero en Oriente, con el cisma de 1054, y luego en Occidente, con la Reforma protestante. Por eso Juan Pablo II alentó a todos los cristianos a poner la mirada en el primer milenio, a fin de hallar vías para superar las divisiones.

El Papa puede siempre intervenir para mantener la unidad de la fe y la comunión eclesial. Pero las formas concretas de ejercer su autoridad pueden variar en cada momento histórico según lo exija el bien de la Iglesia. Para disipar las reservas de los no católicos hacia el primado papal, Juan Pablo II se refirió, en la encíclica Ut unum sint (1995), sobre el ecumenismo, a la necesidad de “encontrar una forma de ejercicio del primado que, sin renunciar de ningún modo a lo esencial de su misión, se abra a una situación nueva” (n. 95).

Y tomó la decisión inaudita de pedir sugerencias incluso a las comunidades cristianas no católicas, al invitar “a todos los pastores y teólogos de nuestras Iglesias para que busquemos, por supuesto juntos, las formas con las que este ministerio pueda realizar un servicio de fe y de amor reconocido por unos y otros” (ibid.). Esta llamada ha obtenido eco, y el diálogo ha comenzado ya, con distintas iniciativas en los últimos años.