miércoles, 8 de enero de 2020

PAPA FRANCISCO RECIBE AL FRAILE PETER TABICHI, EL MEJOR PROFESOR DEL MUNDO


Papa Francisco recibe al fraile Peter Tabichi, el mejor profesor del mundo
Redacción ACI Prensa
 Foto: Twitter @petertabichi



El Papa Francisco saludó en la Casa Santa Marta a Peter Tabichi, hermano franciscano y profesor de ciencias, conocido como “el mejor profesor del mundo” luego de ser galardonado con el Nobel de Educación (Global Teacher Prize) 2019, por su significativa labor educativa en una de las zonas de extrema pobreza en Kenia.

Según indicó el religioso en su cuenta de Twitter, en el encuentro “fue inspirado por la gran humildad del Papa”.

Además, el hermano Tabichi señaló que tras la solicitud del Santo Padre: “Reza por mí, hermano”, el franciscano le pidió: “Reza por nosotros y por todos los profesores”.


Al recibir en marzo de 2019 el Nobel de Educación, el hermano franciscano dijo que el millón de dólares que incluye el premio sería utilizado para beneficiar a la comunidad en materia educativa.

“Voy a devolverle este premio a la sociedad, porque soy un religioso. Nuestras necesidades están atendidas: comida, ropa, todo. Entonces, me hará muy feliz la manera en la que este gran momento va a beneficiar a la sociedad”, reflexionó el hermano Tabichi.

El religioso franciscano tiene como objetivo promover la ciencia no solo en Kenia sino en toda África, así como mejorar las expectativas de futuro de sus estudiantes. “Como profesor, busco tener un impacto positivo no solo en mi país, sino dentro de toda África”, aseguró.

Posteriormente, este hermano franciscano que fue reconocido como “el mejor maestro del mundo” abrió la sesión del Congreso de los Estados Unidos el 17 de septiembre de 2019 con la oración franciscana por la paz.

El Global Teacher Prize es una iniciativa de la Fundación Varkey para resaltar la importancia de los educadores en todo el mundo, a fin de reconocer sus esfuerzos.

IMÁGENES DE LAS INTENCIONES MENSUALES DE ORACIÓN DEL PAPA FRANCISCO PARA ESTE 2020





martes, 7 de enero de 2020

ESTAS SON LAS CELEBRACIONES QUE PRESIDIRÁ EL PAPA FRANCISCO EN ENERO Y FEBRERO DE 2020


Estas son las celebraciones que presidirá el Papa en enero y febrero
Redacción ACI Prensa
 Foto: Daniel Ibáñez / ACI Prensa




La Oficina de Prensa del Vaticano difundió este 7 de enero el calendario de las celebraciones litúrgicas presididas por el Papa Francisco durante los meses de enero y febrero de 2020.

Enero
El domingo 12 de enero, el Santo Padre presidirá la Santa Misa y bautizará a algunos niños en la Capilla Sixtina a las 9:30 a.m. en la fiesta del Bautismo del Señor.


El sábado 25 de enero, con ocasión de la Solemnidad de la Conversión de San Pablo, el Papa presidirá la celebración de las Vísperas, en la Basílica de San Pablo Extramuros, a las 5:30 p.m. (hora local).

El domingo 26 de enero, con ocasión del Domingo de la Palabra de Dios, el Pontífice presidirá la Santa Misa en la Basílica de San Pedro a las 10:00 a.m.

Febrero
El sábado 1 de febrero, Fiesta de la Presentación del Señor y XXIV Jornada Mundial de la Vida Consagrada, el Santo Padre presidirá en la Basílica de San Pedro la Santa Misa a las 5:00 p.m. junto a los miembros de los Institutos de vida consagrada y de las Sociedades de vida apostólica.

El domingo 23 de febrero, el Papa Francisco viajará a la ciudad italiana de Bari y presidirá la Santa Misa a las 10:45 a.m. con ocasión del encuentro de reflexión y espiritualidad “Mediterráneo frontera de paz”.

lunes, 30 de diciembre de 2019

EL PAPA FRANCISCO INVITA A LAS FAMILIAS A MEJORAR LA COMUNICACIÓN


El Papa Francisco invita a las familias a mejorar la comunicación
Redacción ACI Prensa




El Papa Francisco invitó a las familias que retomen “la comunicación en familia”. Así lo señaló este domingo 29 de diciembre, Fiesta de la Sagrada Familia, durante el rezo del Ángelus en la Plaza de San Pedro del Vaticano.

El Santo Padre recordó que Jesús, María y José, la Sagrada Familia de Nazareth, rezaban, trabajaban y se comunicaban.

“Y yo me pregunto”, reflexionó el Pontífice, “tú, en tu familia, ¿sabes comunicarte, o eres como esos chicos que en la mesa cada uno con su celular está chateando? En esa mesa hay un silencio como si estuviesen en Misa, pero no se comunican. Debemos retomar la comunicación en familia. Los padres con los hijos con los abuelos. Comunicarse. Y los hermanos entre ellos. Esa es una misión que se debe cumplir hoy, precisamente en el día de la Sagrada Familia”.

En su reflexión, el Papa Francisco explico que el término ‘santa’ sitúa a esta familia en el ámbito de la santidad, que es regalo de Dios pero que, al mismo tiempo, supone una libre y responsable adhesión a su proyecto. Así fue para la familia de Nazareth: estuvo totalmente disponible a la voluntad de Dios”.


“¿Cómo no permanecer atónitos ante la docilidad de María a la acción del Espíritu Santo que le pide que sea la madre del Mesías? María, como cualquier otra mujer joven de su tiempo, estaba pendiente de concretizar su proyecto de vida casándose con José. Pero cuando se da cuenta de que Dios la llama a una misión particular, no duda en proclamarse su ‘sierva’”.

Francisco afirmó que Jesús exaltará de María “su grandeza no tanto por su papel de madre, sino por su obediencia a Dios. Jesús dice: ‘Bienaventurados aquellos que escuchan la palabra de Dios y la cumplen’. Como María. Y cuando no comprende plenamente los eventos que la afectan, María, en el silencio, medita, reflexiona y adora la iniciativa divina. Su presencia a los pies de la cruz consagra esta total disponibilidad”.

Por lo que afecta a José, “el Evangelio no nos ofrece ni una sola palabra suya: no habla, pero actúa obedeciendo. Es el hombre del silencio. El hombre de la obediencia. En el delicado momento en el que quiere rechazar en secreto a María porque está embarazada, su decisión tiene el objetivo de no ser un obstáculo en el proyecto de Dios y dejar a María libre de adherirse a la voluntad divina”.

“La actual página evangélica cita tres veces esta obediencia del justo José referida a la fuga a Egipto y al retorno a la tierra de Israel. Bajo la guía de Dios, representado por el Ángel, José aleja a su familia de las amenazas de Herodes. Y la salva”.

La Santa Familia “se solidariza así con todas las familias del mundo forzadas al exilio, se solidariza con todos aquellos que se han visto obligados a abandonar su propia tierra por culpa de la represión, de la violencia, de la guerra”.

“Finalmente, la tercera persona de la Sagrada Familia, Jesús, es la voluntad del Padre: en Él, dice San Pablo, no hay un ‘sí’ y un ‘no, sino sólo un ‘sí’. Eso se manifiesta en muchos momentos de su vida terrena. Por ejemplo, en el episodio del templo cuando responde a sus padres que lo buscaban angustiados: ‘¿No sabéis que yo debo ocuparme de las cosas de mi Padre?’; su continuo repetir: ‘Mi alimento es hacer la voluntad de aquel que me ha enviado’; su oración en el Huerto de los Olivos: ‘Padre mío, si no puede pasar este cáliz sin que yo lo beba, que se haga tu voluntad’”.

El Papa Francisco indicó que “todos estos eventos son la realización perfecta de las mismas palabras de Cristo que dice: ‘Tú no has querido ni sacrificio ni oferta. Así, yo he dicho: Aquí estoy, Dios mío, para hacer tu voluntad’”.

“María, José, Jesús: La Sagrada Familia de Nazareth representa una respuesta coral a la voluntad del Padre. Los tres componentes de esta singular familia se ayudan recíprocamente a descubrir y realizar el proyecto de Dios”.

El Papa Francisco concluyó su reflexión previa al rezo del Ángelus subrayando que “la Santa Familia puede ser modelo de nuestras familias para que los padres y los hijos se apoyen mutuamente en adhesión al Evangelio, fundamento de la santidad de la familia”.

ESTE ES EL BALANCE DE LA ACTIVIDAD DEL PAPA FRANCISCO EN EL AÑO 2019


Este es el balance de la actividad del Papa Francisco en el año 2019
POR MIGUEL PÉREZ PICHEL | ACI Prensa
Foto: Daniel Ibáñez / ACI Prensa



El año 2019 ha dejado numerosos hitos para el Pontificado del Papa Francisco: importantes documentos magisteriales, la canonización del Cardenal Newman, la creación de nuevos Cardenales, el Sínodo sobre la Amazonía, el encuentro sobre la protección de menores o varios viajes internacionales.

En este año continuaron los trabajos del Consejo de Cardenales para la reforma de la Curia romana con la elaboración del borrador de la Constitución Apostólica que, con el título provisional de Praedicate evangelium, establecerá la nueva estructura de la Curia.

En ese contexto, se reformó recientemente la figura del Decano del Colegio Cardenalicio y se aceptó la renuncia del Cardenal Sodano, quien ocupaba ese cargo desde el año 2005. Con la nueva reforma establecida por el Santo Padre por medio de un Motu Proprio, el Decano permanecerá en el cargo por un período de cinco años renovable.

También, en el marco de la reforma de las estructuras del Vaticano, se aprobó un nuevo Estatuto del Instituto de Obras de Religión (IOR), conocido como Banco Vaticano, para asegurarse de que las cuentas vaticanas estén acomodadas a los estándares internacionales de transparencia.

Dentro del ámbito económico, es reseñable el nombramiento del sacerdote jesuita P. Juan Antonio Guerrero Alves como Prefecto de la Secretaría de Economía en sustitución del Cardenal Pell, condenado en Australia por abusos a menores, condena que está pendiente del último recurso presentado por el Cardenal.

Otro importante nombramiento es el del Cardenal Luis Antonio Tagle como nuevo Prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos.


En febrero de 2019, el Vaticano acogió el encuentro de los presidentes de las Conferencias Episcopales de todo el mundo, y otros responsables de la Iglesia, sobre la protección de menores y la prevención de abusos.

Fruto de ese encuentro fue el Motu proprio Vos estis lux mundo, en el que el Papa Francisco estableció los nuevos procedimientos que se deben seguir en los casos de abusos por parte de miembros del clero y otros responsables de la Iglesia.

En octubre de 2019 se celebró en el Vaticano el Sínodo sobre la Amazonía, en el que se exploraron nuevas vías para el anuncio del Evangelio en esta región, así como el papel de la Iglesia en la defensa del medio ambiente y de los derechos de los pueblos originarios.

Entre los documentos aprobados por el Pontífice, cabe destacar la Carta Apostólica Aperuit illis del 30 de septiembre, mediante la cual el Papa estableció el domingo de la Palabra de Dios que se celebrará el III Domingo del Tiempo Ordinario, un día “dedicado a la celebración, reflexión y divulgación de la Palabra de Dios”.

También la Carta Apostólica Admirabile signum, firmada el 1 de diciembre, en la que se anima a revitalizar la tradición cristiana de instalar el Pesebre en Navidad.

Otro documento trascendente es el Motu proprio por el cual se cambió la denominación del Archivo Secreto del Vaticano por el de Archivo Apostólico del Vaticano. También el Motu proprio Communis vita del 19 de marzo, por el que se modificaron algunas normas del Código de Derecho Canónico. En total, a lo largo de este año 2019, el Papa Francisco firmó 9 Motu proprio.

Fruto del Sínodo sobre los jóvenes celebrado en octubre de 2018, el Papa redactó la Exhortación Apostólica Christus vivit, del 25 de marzo de 2019, un llamado a librar a la Iglesia de todo lo que quiere “avejentarla, esclerotizarla en el pasado, detenerla, volverla inmóvil”, y, al mismo tiempo, liberarla de la tentación de “creer que es joven porque cede a todo lo que el mundo le ofrece, creer que se renueva porque esconde su mensaje y se mimetiza con los demás”.

En esa Exhortación el Papa recuerda que la Iglesia es joven “cuando es ella misma”.

A lo largo de este año 2019 el Papa Francisco realizó importantes viajes internacionales: Del 23 al 28 de enero estuvo en Panamá para presidir la Jornada Mundial de la Juventud. Del 3 al 5 de febrero, viajó a los Emiratos Árabes Unidos. Del 30 al 31 de marzo viajó a Marruecos.

Del 5 al 7 de mayo, el Santo Padre acudió a Bulgaria y Macedonia del Norte. Del 31 de mayo al 2 de junio visitó Rumanía. Del 4 al 10 de septiembre estuvo en Mozambique, Madagascar y Mauricio. Por último, del 19 al 26 de noviembre viajó a Tailandia y a Japón.

Durante su estancia en los Emiratos Árabes Unidos firmó, junto con el Gran Imán de Al Azhar, la principal autoridad religiosa del mundo islámico suní, el documento sobre la fraternidad humana por la paz mundial y la convivencia común.

El 5 de octubre, el Papa celebró el Consistorio Público Ordinario por el que se crearon 13 nuevos Cardenales. El 13 de octubre, el Pontífice presidió la Santa Misa de canonización del Cardenal Henry Newman y otros 4 santos.

Además, el Papa Francisco presidió en este año 2019 41 audiencias generales, 56 Ángelus y Regina Coeli, pronunció 62 homilías en celebraciones públicas (sin contar las Misas celebradas en Casa Santa Marta), publicó 61 mensajes y pronunció 259 discursos oficiales.

Algunos de los temas más tratados por el Papa Francisco en estas intervenciones han sido la defensa de los cristianos perseguidos, la defensa de la familia, la protección del medio ambiente, la acogida de los refugiados y migrantes, la solidaridad con los marginados, la defensa de la vida, la defensa del orden sacerdotal o la necesidad de tener conciencia de las propias raíces.

ESTAS SON LAS INTENCIONES DE ORACIÓN DEL PAPA FRANCISCO PARA EL 2020


Estas son las intenciones de oración del Papa Francisco para el 2020
Redacción ACI Prensa
 Foto: Daniel Ibáñez / ACI Prensa



El Vaticano dio a conocer todas las intenciones de oración del Papa Francisco para el año 2020.

El sacerdote jesuita Frédéric Fornos, director de la Red del Apostolado de la Oración del Papa, concedió en febrero de este año una entrevista al diario del Vaticano, L’Osservatore Romano (LOR) en la que explicó el sentido y la razón de las intenciones de oración del Santo Padre.

El P. Fornos dijo que en ellas “encontramos un eco en los desafíos para el mundo que el Papa ha presentado al inicio de enero a los miembros del cuerpo diplomático”, en el que invitó a “ser puente entre los pueblos y constructores de la paz” y a vivir en esta paz entre las religiones y las personas de buena voluntad.

Una prioridad del Santo Padre es el tema de los migrantes, “a quienes el Papa lleva en el corazón y en la oración desde hace mucho tiempo”, la lucha contra la trata de persona, la Iglesia en China, “la relación con nuestra casa común” y los desafíos del Sínodo de la Amazonía que se realizará en octubre de este año.

En las intenciones para 2020 también se rezará por quienes “se dejan llevar por caminos de muerte, a causa de diversas dependencias: abuso de drogas o de alcohol, uso nocivo de las nuevas tecnologías o pornografía online, con todas sus consecuencias”.

“Ante los desafíos del mundo, la Iglesia se moviliza a través de la oración, el servicio y la solidaridad. Promover una sociedad más justa y más humana es parte integral del anuncio del Evangelio de Jesucristo”, resaltó el sacerdote.

El P. Fornos también recordó que los fieles pueden sumarse a las intenciones del Santo Padre a través de la aplicación Click to Pray a la que puede sumarse AQUÍ.

A continuación, las intenciones de oración del Papa Francisco para todo el año 2020:

Enero

Intención de oración por la evangelización: Promoción de la paz en el mundo.

Recemos para que los cristianos, los que siguen otras religiones y las personas de buena voluntad promuevan la paz y la justicia en el mundo.

Febrero

Intención de oración universal: Escuchar los gritos de los migrantes.

Recemos para que el clamor de los hermanos migrantes víctimas del tráfico criminal sea escuchado y considerado.

Marzo

Intención de oración por la evangelización: Los católicos en China.

Recemos para que la Iglesia en China persevere en la fidelidad al Evangelio y crezca en unidad.

Abril

Intención de oración universal: Liberación de las adicciones. 

Recemos para que todas las personas bajo la influencia de las adicciones sean bien ayudadas y acompañadas.

Mayo

Intención de oración por la evangelización: Por los diáconos.

Recemos para que los diáconos, fieles al servicio de la Palabra y de los pobres, sean un signo vivificante para toda la Iglesia.

Junio

Intención de oración por la evangelización: El camino del corazón. 

Recemos para que aquellos que sufren encuentren caminos de vida, dejándose tocar por el Corazón de Jesús.

Julio

Intención de oración universal: Nuestras familias. 

Recemos para que las familias actuales sean acompañadas con amor, respeto y consejo.

Agosto

Intención de oración universal: El mundo del mar. 

Recemos por todas las personas que trabajan y viven del mar, entre ellos los marineros, los pescadores y sus familias.

Septiembre

Intención de oración universal: Respeto de los recursos del planeta.

Recemos para que los recursos del planeta no sean saqueados, sino que se compartan de manera justa y respetuosa.

Octubre

Intención de oración por la evangelización: La misión de los laicos en la Iglesia.

Recemos para que en virtud del bautismo los fieles laicos, en especial las mujeres, participen más en las instancias de responsabilidad de la Iglesia.

Noviembre

Intención de oración universal: La inteligencia artificial.

Recemos para que el progreso de la robótica y de la inteligencia artificial esté siempre al servicio del ser humano.

Diciembre

Intención de oración por la evangelización: Para una vida de oración.

Recemos para que nuestra relación personal con Jesucristo se alimente de la Palabra de Dios y de una vida de oración.

sábado, 21 de diciembre de 2019

DISCURSO DEL PAPA FRANCISCO A LA CURIA ROMANA POR NAVIDAD


Discurso del Papa Francisco a la Curia Romana por Navidad
Redacción ACI Prensa
 Foto: Captura YouTube



En el mensaje navideño dirigido a los Cardenales y Superiores de la Curia Romana, pronunciado este sábado 21 de diciembre en la Sala Clementina del Vaticano, el Papa Francisco reflexionó sobre la reforma de la Curia y recordó que “la primera y más importante tarea de la Iglesia es la evangelización”.

“Es necesario alertar contra la tentación de asumir la actitud de la rigidez. La rigidez que proviene del miedo al cambio y termina diseminando con límites y obstáculos el terreno del bien común, convirtiéndolo en un campo minado de incomunicabilidad y odio”, advirtió el Santo Padre.

A continuación, el texto completo del mensaje del Papa Francisco:

«Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros» (Jn 1,14).

Queridos hermanos y hermanas:
Les doy la cordial bienvenida a todos ustedes. Agradezco al Cardenal Angelo Sodano las palabras que me ha dirigido, y sobre todo deseo expresarle mi gratitud, también en nombre de los miembros del Colegio Cardenalicio, por el valioso y oportuno servicio que ha realizado como Decano, durante tantos años, con disponibilidad, dedicación, eficiencia y gran capacidad organizativa y de coordinación. Gracias de corazón, Eminencia.

Ahora toca a los Cardenales y Obispos elegir un nuevo Decano, espero que elijan a alguno que se ocupe a tiempo completo de este cargo tan importante. Gracias.

A ustedes aquí presentes, a sus colaboradores, a todas las personas que prestan servicio en la Curia, como también a los Representantes Pontificios y a cuantos colaboran con ellos, les deseo una santa y alegre Navidad. Y a estos saludos añado mi agradecimiento por la dedicación cotidiana que ofrecen al servicio de la Iglesia. Muchas gracias.

También este año el Señor nos ofrece la ocasión de encontrarnos para este gesto de comunión, que refuerza nuestra fraternidad y está enraizado en la contemplación del amor de Dios que se revela en la Navidad. En efecto, «el nacimiento de Cristo —ha escrito un místico de nuestro tiempo— es el testimonio más fuerte y elocuente de cuánto Dios ha amado al hombre. Lo ha amado con un amor personal. Es por eso que ha tomado un cuerpo humano al que se ha unido y lo ha hecho así para siempre. El nacimiento de Cristo es en sí mismo una “alianza de amor” estipulada para siempre entre Dios y el hombre». Y san Clemente de Alejandría afirma: «Por esta razón, el Hijo en persona vino a la tierra, se revistió de humanidad y sufrió voluntariamente la condición humana. Quiso someterse a las condiciones de debilidad de aquellos a quienes amaba, porque quería ponernos a nosotros a la altura de su propia grandeza».

Considerando tanta bondad y tanto amor, el intercambio de saludos navideños es además una ocasión para acoger nuevamente su mandamiento: «Como yo os he amado, amaos también unos a otros. En esto conocerán todos que son discípulos míos: si se aman unos a otros» (Jn 13,34-35). Aquí, de hecho, Jesús no nos pide que lo amemos a Él como respuesta a su amor por nosotros; más bien nos pide que nos amemos unos a otros con su mismo amor. Nos pide, en otras palabras, que seamos semejantes a Él, porque Él se ha hecho semejante a nosotros. Que la Navidad, por tanto — como exhortaba el santo Cardenal Newman—, «nos encuentre cada vez más parecidos a quien, en este tiempo, se ha hecho niño por amor a nosotros; que cada nueva Navidad nos encuentre más sencillos, más humildes, más santos, más caritativos, más resignados, más alegres, más llenos de Dios». Y añade: «Este es el tiempo de la inocencia, de la pureza, de la ternura, de la alegría, de la paz».

El nombre de Newman también nos recuerda una afirmación suya muy conocida, casi un aforismo, que se encuentra en su obra El desarrollo de la doctrina cristiana, que histórica y espiritualmente se coloca en la encrucijada de su ingreso en la Iglesia Católica. Dice así: «Aquí sobre la tierra vivir es cambiar, y la perfección es el resultado de muchas transformaciones». No se trata obviamente de buscar el cambio por el cambio, o de seguir las modas, sino de tener la convicción de que el desarrollo y el crecimiento son la característica de la vida terrena y humana, mientras, desde la perspectiva del creyente, en el centro de todo está la estabilidad de Dios.

Para Newman el cambio era conversión, es decir, una transformación interior. La vida cristiana, en realidad, es un camino, una peregrinación. La historia bíblica es todo un camino, marcado por inicios y nuevos comienzos; como para Abrahán; como para cuantos, dos mil años atrás, en Galilea, se pusieron en camino para seguir a Jesús: «Sacaron las barcas a tierra y, dejándolo todo, lo siguieron» (Lc 5,11). Desde entonces, la historia del pueblo de Dios —la historia de la Iglesia— está marcada siempre por partidas, desplazamientos, cambios. El camino, obviamente, no es puramente geográfico, sino sobre todo simbólico: es una invitación a descubrir el movimiento del corazón que, paradójicamente, necesita partir para poder permanecer, cambiar para poder ser fiel.

Todo esto tiene una particular importancia en nuestro tiempo, porque no estamos viviendo simplemente una época de cambios, sino un cambio de época. Por tanto, estamos en uno de esos momentos en que los cambios no son más lineales, sino de profunda transformación; constituyen elecciones que transforman velozmente el modo de vivir, de interactuar, de comunicar y elaborar el pensamiento, de relacionarse entre las generaciones humanas, y de comprender y vivir la fe y la ciencia. A menudo sucede que se vive el cambio limitándose a usar un nuevo vestuario, y después en realidad se queda como era antes. Recuerdo la expresión enigmática, que se lee en una famosa novela italiana: “Si queremos que todo siga como está, es preciso que todo cambie” (en Il Gattopardo de Giuseppe Tomasi di Lampedusa).

La actitud sana es, más bien, la de dejarse interrogar por los desafíos del tiempo presente y comprenderlos con las virtudes del discernimiento, de la parresia y de la hypomoné. El cambio, en este caso, asumiría otro aspecto: de elemento de contorno, de contexto o de pretexto, de paisaje externo... se volvería cada vez más humano, y también más cristiano. Sería siempre un cambio externo, pero realizado a partir del centro mismo del hombre, es decir, una conversión antropológica. Como se lee en la Veritatis Gaudium.

Nosotros debemos iniciar procesos y no ocupar espacios: «Dios se manifiesta en una revelación histórica, en el tiempo. El tiempo da inicio a los procesos, el espacio los cristaliza. Dios se encuentra en el tiempo, en los procesos en curso. No es necesario privilegiar los espacios de poder respecto a los tiempos, incluso largos, de los procesos. Nosotros debemos iniciar procesos, más que ocupar espacios. Dios se manifiesta en el tiempo y está presente en los procesos de la historia. Esto hace privilegiar las acciones que generan dinámicas nuevas. Y reclama paciencia, reclama espera». Por esto, urge que leamos los signos de los tiempos con los ojos de la fe, para que la dirección de este cambio «despierte nuevas y viejas preguntas con las cuales es justo y necesario confrontarse».

Afrontando hoy el tema del cambio que se funda principalmente en la fidelidad al depositum fidei y a la Tradición, deseo volver sobre la actuación de la reforma de la Curia romana, reiterando que dicha reforma no ha tenido nunca la presunción de hacer como si antes no hubiese existido; al contrario, se ha apuntado a valorizar todo lo bueno que se ha hecho en la compleja historia de la Curia. Es preciso valorizar la historia para construir un futuro que tenga bases sólidas, que tenga raíces y por ello pueda ser fecundo. Apelar a la memoria no quiere decir anclarse en la autoconservación, sino señalar la vida y la vitalidad de un recorrido en continuo desarrollo. La memoria no es estática, es dinámica. Por su naturaleza, implica movimiento. La tradición no es estática, es dinámica. Como decía aquel gran hombre: la tradición es la garantía del futuro, y no la custodia de las cenizas.

Queridos hermanos y hermanas: En nuestros anteriores encuentros natalicios, les hablé de los criterios que han inspirado este trabajo de reforma. Alenté también algunas actuaciones que ya se han realizado, sea definitivamente, sea ad experimentum. En el año 2017, evidencié algunas novedades de la organización curial, como, por ejemplo, la Tercera Sección de la Secretaría de Estado, que está yendo muy bien; o las relaciones entre la Curia romana y las Iglesias particulares, recordando también la antigua praxis de las Visitas ad limina Apostolorum; o la estructura de algunos Dicasterios, particularmente el de las Iglesias Orientales y otros para el diálogo ecuménico o para el interreligioso, en modo particular con el Judaísmo.

En el encuentro de hoy, quisiera detenerme en algunos de los otros Dicasterios partiendo desde el núcleo de la reforma, es decir de la primera y más importante tarea de la Iglesia: la evangelización. San Pablo VI afirmó: «Evangelizar constituye, en efecto, la dicha y vocación propia de la Iglesia, su identidad más profunda. Ella existe para evangelizar». En la Evangelii Nuntiandi que también hoy continúa a ser el documento pastoral más importante de después del Concilio. Es actual.

En realidad, el objetivo actual de la reforma es que «las costumbres, los estilos, los horarios, el lenguaje y toda estructura eclesial se convierta en un cauce adecuado para la evangelización del mundo actual más que para la autopreservación. La reforma de estructuras que exige la conversión pastoral sólo puede entenderse en este sentido: procurar que todas ellas se vuelvan más misioneras» (Exhort. ap. Evangelii gaudium, 27). Y entonces, inspirándose precisamente en este magisterio de los Sucesores de Pedro desde el Concilio Vaticano II hasta hoy, se consideró proponer para la nueva Constitución Apostólica que se está preparando sobre la reforma de la Curia romana el título de Praedicate evangelium. La actitud misionera.

Por eso, mi pensamiento se dirige hoy a algunos de los Dicasterios de la Curia romana que explícitamente se refieren a esta cuestión en su denominación: la Congregación para la Doctrina de la Fe, la Congregación para la Evangelización de los pueblos; pienso también en el Dicasterio para la Comunicación y el Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral.

Cuando estas dos primeras Congregaciones citadas fueron instituidas, estábamos en una época donde era más sencillo distinguir entre dos vertientes bastante bien definidas: un mundo cristiano por un lado y un mundo todavía por evangelizar por el otro. Ahora esta situación ya no existe. No se puede decir que las poblaciones que no han recibido el anuncio del Evangelio no viven sólo en los continentes no occidentales, sino que se encuentran en todas partes, especialmente en las enormes conglomeraciones urbanas, que requieren una pastoral específica.

En las grandes ciudades necesitamos otros “mapas”, otros paradigmas que nos ayuden a reposicionar nuestros modos de pensar y nuestras actitudes, hermanos y hermanas: no estamos más en la cristiandad. No más. Hoy no somos los únicos que producen cultura, ni los primeros, ni los más escuchados.

Por tanto, necesitamos un cambio de mentalidad pastoral, que no quiere decir pasar a una pastoral relativista. No. No estamos ya en un régimen de cristianismo porque la fe —especialmente en Europa, pero incluso en gran parte de Occidente— ya no constituye un presupuesto obvio de la vida común; de hecho, frecuentemente es incluso negada, burlada, marginada y ridiculizada. Esto fue evidenciado por Benedicto XVI cuando, al convocar el Año de la Fe (2012), escribió: «Mientras que en el pasado era posible reconocer un tejido cultural unitario, ampliamente aceptado en su referencia al contenido de la fe y a los valores inspirados por ella, hoy no parece que sea ya así en vastos sectores de la sociedad, a causa de una profunda crisis de fe que afecta a muchas personas».

Y por eso fue instituido en el año 2010 el Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización, para «promover una renovada evangelización en los países donde ya resonó el primer anuncio de la fe y están presentes Iglesias de antigua fundación, pero que están viviendo una progresiva secularización de la sociedad y una especie de “eclipse del sentido de Dios”, que constituyen un desafío a encontrar medios adecuados para volver a proponer la perenne verdad del Evangelio de Cristo». Muchas veces he hablado con algunos de ustedes, pienso a cinco países que han llenado el mundo de misioneros, y les he dicho cuáles son, y hoy no tienen recursos vocacionales para ir hacia adelante. Y este es el sentido del mundo actual.

La percepción de que el cambio de época pone serios interrogantes a la identidad de nuestra fe no ha llegado, por cierto, improvisamente. En tal cuadro se insertará también la expresión “nueva evangelización” adoptada por san Juan Pablo II, quien en la Encíclica Redemptoris missio escribió: «Hoy la Iglesia debe afrontar otros desafíos, proyectándose hacia nuevas fronteras, tanto en la primera misión ad gentes, como en la nueva evangelización de pueblos que han recibido ya el anuncio de Cristo» (n. 30). Es necesaria una nueva evangelización, o reevangelización (cf. n. 33). Todo esto comporta necesariamente cambios y puntos de atención distintos tanto en los mencionados Dicasterios, como en la Curia en general.

Quisiera reservar también algunas consideraciones al Dicasterio para la Comunicación, creado recientemente. Estamos en la perspectiva del cambio de época, en cuanto «amplias franjas de la humanidad están inmersas en él de manera ordinaria y continua. Ya no se trata solamente de “usar” instrumentos de comunicación, sino de vivir en una cultura ampliamente digitalizada, que afecta de modo muy profundo la noción de tiempo y de espacio, la percepción de uno mismo, de los demás y del mundo, el modo de comunicar, de aprender, de informarse, de entrar en relación con los demás. Una manera de acercarse a la realidad que suele privilegiar la imagen respecto a la escucha y a la lectura incide en el modo de aprender y en el desarrollo del sentido crítico» (Exhort. ap. postsin. Christus vivit, 86).

Por lo tanto, al Dicasterio para la Comunicación se le ha confiado el encargo de reunir en una nueva institución a los nueve organismos que, anteriormente, se ocuparon, de diversas maneras y con diferentes tareas, de la comunicación: el Pontificio Consejo para las Comunicaciones Sociales, la Sala de Prensa de la Santa Sede, la Tipografía Vaticana, la Librería Editrice Vaticana, L’Osservatore Romano, la Radio Vaticana, el Centro Televisivo Vaticano, el Servicio de Internet Vaticano y el Servicio Fotográfico. Sin embargo, esta unificación, en línea con lo que se ha dicho, no proyectaba una simple agrupación “coordinativa”, sino una armonización de los diferentes componentes para proponer una mejor oferta de servicios. Y también hacer una línea editorial coherente.

La nueva cultura, marcada por factores de convergencia y multimedialidad, necesita una respuesta adecuada por parte de la Sede Apostólica en el área de la comunicación. Hoy, con respecto a los servicios diversificados, prevalece la forma multimedia, y esto también indica la manera de concebirlos, pensarlos e implementarlos. Todo esto implica, junto con el cambio cultural, una conversión institucional y personal para pasar de un trabajo de departamentos cerrados ―que en el mejor de los casos ofrecía una cierta coordinación― a un trabajo intrínsecamente conectado, en sinergia.

Queridos hermanos y hermanas: Mucho de lo dicho hasta ahora también es válido, en principio, para el Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral. También este se instituyó recientemente para responder a los cambios surgidos a nivel global, reuniendo cuatro Pontificios Consejos anteriores: Justicia y paz, Cor Unum, Pastoral para Migrantes y Operadores de la Salud. La coherencia de las tareas encomendadas a este Dicasterio se recuerda brevemente en el exordio del Motu Proprio Humanam progressionem que lo estableció: «En todo su ser y obrar, la Iglesia está llamada a promover el desarrollo integral del hombre a la luz del Evangelio. Este desarrollo se lleva a cabo mediante el cuidado de los inconmensurables bienes de la justicia, la paz y la protección de la creación». Se lleva a cabo en el servicio a los más débiles y marginados, especialmente a los migrantes forzados, que en este momento representan un grito en el desierto de nuestra humanidad. Por lo tanto, la Iglesia está llamada a recordar a todos que no se trata sólo de cuestiones sociales o migratorias, sino de personas humanas, de hermanos y hermanas que hoy son el símbolo de todos los descartados de la sociedad globalizada. Está llamada a testimoniar que para Dios nadie es “extranjero” o “excluido”. Está llamada a despertar las conciencias adormecidas en la indiferencia ante la realidad del mar Mediterráneo, que se ha convertido para muchos, demasiados, en un cementerio.

Me gustaría recordar la importancia del carácter de integralidad del desarrollo. San Pablo VI afirmó que «el desarrollo no se reduce al simple crecimiento económico. Para ser auténtico, debe ser integral, es decir, promover a todos los hombres y a todo el hombre» (Carta enc. Populorum progressio, 14). En otras palabras, arraigada en su tradición de fe y remitiéndose en las últimas décadas a las enseñanzas del Concilio Vaticano II, la Iglesia siempre ha afirmado la grandeza de la vocación de todos los seres humanos, que Dios creó a su imagen y semejanza para que formaran una única familia; y al mismo tiempo ha procurado abrazar lo humano en todas sus dimensiones.
Es precisamente esta exigencia de integralidad la que vuelve a proponernos hoy la humanidad que nos reúne como hijos de un único Padre. «En todo su ser y obrar, la Iglesia está llamada a promover el desarrollo integral del hombre a la luz del Evangelio» (M.P. Humanam progressionem). El Evangelio lleva siempre a la Iglesia a la lógica de la encarnación, a Cristo que ha asumido nuestra historia, la historia de cada uno de nosotros. Esto es lo que nos recuerda la Navidad. Entonces, la humanidad es la clave distintiva para leer la reforma. La humanidad llama, interroga y provoca, es decir, llama a salir y no temer al cambio.

No olvidemos que el Niño recostado en el pesebre tiene el rostro de nuestros hermanos y hermanas más necesitados, de los pobres que «son los privilegiados de este misterio y, a menudo, aquellos que son más capaces de reconocer la presencia de Dios en medio de nosotros» (Carta ap. Admirabile signum, 1 diciembre 2019, 6).

Queridos hermanos y hermanas: Se trata, por lo tanto, de grandes desafíos y equilibrios necesarios, a menudo difíciles de lograr, por el simple hecho de que, en la tensión entre un pasado glorioso y un futuro creativo y en movimiento, se encuentra el presente en el que hay personas que irremediablemente necesitan tiempo para madurar; hay circunstancias históricas que se deben manejar en la cotidianidad, puesto que durante la reforma el mundo y los eventos no se detienen; hay cuestiones jurídicas e institucionales que se deben resolver gradualmente, sin fórmulas mágicas ni atajos.

Por último, está la dimensión del tiempo y el error humano, con los que no es posible, ni correcto, no lidiar porque forman parte de la historia de cada uno. No tenerlos en cuenta significa hacer las cosas prescindiendo de la historia de los hombres. Vinculada a este difícil proceso histórico, siempre está la tentación de replegarse en el pasado —incluso utilizando nuevas formulaciones—, porque es más tranquilizador, conocido y, seguramente, menos conflictivo. Sin embargo, también esto forma parte del proceso y el riesgo de iniciar cambios significativos.

Aquí es necesario alertar contra la tentación de asumir la actitud de la rigidez. La rigidez que proviene del miedo al cambio y termina diseminando con límites y obstáculos el terreno del bien común, convirtiéndolo en un campo minado de incomunicabilidad y odio. Recordemos siempre que detrás de toda rigidez hay un desequilibrio. La rigidez y el desequilibrio se alimentan entre sí, en un círculo vicioso. Y hoy esta tentación de la rigidez se ha convertido muy actual.

Queridos hermanos y hermanas: La Curia romana no es un cuerpo desconectado de la realidad —aún cuando el riesgo siempre esté presente—, sino que debe ser entendida y vivida en el hoy del camino recorrido por todos los hombres y las mujeres, en la lógica del cambio de época. La Curia romana no es un edificio o un armario lleno de trajes que ponerse para justificar un cambio. La Curia romana es un cuerpo vivo, y lo es tanto más cuanto más vive la integralidad del Evangelio.

El Cardenal Martini, en la última entrevista concedida pocos días antes de su muerte, pronunció palabras que nos deben hacer pensar: «La Iglesia se ha quedado doscientos años atrás. ¿Por qué no se sacude? ¿Tenemos miedo? ¿Miedo en lugar de valentía? Sin embargo, la fe es el cimiento de la Iglesia. La fe, la confianza, la valentía. [...] Sólo el amor vence el cansancio».

La Navidad es la fiesta del amor de Dios por nosotros. El amor divino que inspira, dirige y corrige la transformación, y derrota el miedo humano de dejar “lo seguro” para lanzarse hacia el “misterio”. ¡Feliz Navidad para todos! Gracias





El Papa Francisco alerta a la Curia Romana sobre la tentación de la rigidez
Redacción ACI Prensa
Foto: Vatican Pool / Daniel Ibáñez / ACI Prensa


El Papa Francisco alertó sobre la “tentación de la rigidez” al hablar de la reforma de la Curia Romana este sábado 21 de diciembre ante los cardenales y superiores de la Curia.

“Es necesario alertar contra la tentación de asumir la actitud de la rigidez. La rigidez que proviene del miedo al cambio y termina diseminando con límites y obstáculos el terreno del bien común, convirtiéndolo en un campo minado de incomunicabilidad y odio. Recordemos siempre que detrás de toda rigidez hay un desequilibrio. La rigidez y el desequilibrio se alimentan entre sí, en un círculo vicioso. Y hoy esta tentación de la rigidez se ha convertido muy actual”, advirtió el Papa.

En el tradicional encuentro anual paras las felicitaciones navideñas que se llevó a cabo en la Sala Clementina del Palacio apostólico vaticano, el Santo Padre agradeció al hasta hoy Decano del Colegio Cardenalicio, Cardenal Angelo Sodano, “por su disponibilidad, dedicación, eficiencia y gran capacidad organizativa y de coordinación” y anunció que “ahora toca a los Cardenales y Obispos elegir un nuevo Decano” por lo que esperó que “elijan a alguno que se ocupe a tiempo completo de este cargo tan importante”.

Tras expresar también su agradecimiento “por la dedicación cotidiana que ofrecen al servicio de la Iglesia” a todas las personas que prestan servicio en la Curia, como también a los Representantes Pontificios, el Pontífice deseó en palabras del santo Cardenal John Henry Newman que la Navidad “nos encuentre cada vez más parecidos a quien, en este tiempo, se ha hecho niño por amor a nosotros; que cada nueva Navidad nos encuentre más sencillos, más humildes, más santos, más caritativos, más resignados, más alegres, más llenos de Dios”.

El Santo Padre abordó el tema de la actuación de la reforma de la Curia Romana y reiteró que dicha reforma “no ha tenido nunca la presunción de hacer como si antes no hubiese existido; al contrario, se ha apuntado a valorizar todo lo bueno que se ha hecho en la compleja historia de la Curia”.


“Es preciso valorizar la historia para construir un futuro que tenga bases sólidas, que tenga raíces y por ello pueda ser fecundo. Apelar a la memoria no quiere decir anclarse en la autoconservación, sino señalar la vida y la vitalidad de un recorrido en continuo desarrollo”, afirmó el Papa.

En concreto, el Pontífice señaló que el núcleo de la reforma es “la primera y más importante tarea de la Iglesia: la evangelización” y citó la Exhortación Apostólica Evangelii Nuntiandi de San Pablo VI para recordar que “evangelizar constituye, en efecto, la dicha y vocación propia de la Iglesia, su identidad más profunda. Ella existe para evangelizar”.

“En realidad, el objetivo actual de la reforma es que las costumbres, los estilos, los horarios, el lenguaje y toda estructura eclesial se convierta en un cauce adecuado para la evangelización del mundo actual más que para la autopreservación” indicó el Papa.

Por ello, el Papa Francisco explicó que “la reforma de estructuras que exige la conversión pastoral sólo puede entenderse en este sentido: procurar que todas ellas se vuelvan más misioneras” y añadió que por este motivo se consideró proponer para la nueva Constitución Apostólica que se está preparando sobre la reforma de la Curia romana el título de Praedicate evangelium.

Después, el Pontífice se refirió a cuatro Dicasterios de la Curia relacionados con este tema que son: la Congregación para la Doctrina de la Fe, la Congregación para la Evangelización de los pueblos; pienso también en el Dicasterio para la Comunicación y el Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral.

En esta línea, Francisco destacó la necesidad de nuevos paradigmas “que nos ayuden a reposicionar nuestros modos de pensar y nuestras actitudes” y advirtió: “hermanos y hermanas: no estamos más en la cristiandad. No más. Hoy no somos los únicos que producen cultura, ni los primeros, ni los más escuchados. Por tanto, necesitamos un cambio de mentalidad pastoral, que no quiere decir pasar a una pastoral relativista”.

“Se trata, por lo tanto, de grandes desafíos y equilibrios necesarios, a menudo difíciles de lograr, por el simple hecho de que, en la tensión entre un pasado glorioso y un futuro creativo y en movimiento, se encuentra el presente en el que hay personas que irremediablemente necesitan tiempo para madurar; hay circunstancias históricas que se deben manejar en la cotidianidad, puesto que durante la reforma el mundo y los eventos no se detienen; hay cuestiones jurídicas e institucionales que se deben resolver gradualmente, sin fórmulas mágicas ni atajos”, advirtió.

En este sentido, el Papa alertó también sobre “la tentación de replegarse en el pasado —incluso utilizando nuevas formulaciones—, porque es más tranquilizador, conocido y, seguramente, menos conflictivo. Sin embargo, también esto forma parte del proceso y el riesgo de iniciar cambios significativos”.

Finalmente, el Pontífice dijo que “la Curia Romana no es un cuerpo desconectado de la realidad —aún cuando el riesgo siempre esté presente—, sino que debe ser entendida y vivida en el hoy del camino recorrido por todos los hombres y las mujeres, en la lógica del cambio de época”.

“La Curia romana no es un edificio o un armario lleno de trajes que ponerse para justificar un cambio. La Curia romana es un cuerpo vivo, y lo es tanto más cuanto más vive la integralidad del Evangelio”, expresó el Papa quien añadió que “la Navidad es la fiesta del amor de Dios por nosotros. El amor divino que inspira, dirige y corrige la transformación, y derrota el miedo humano de dejar “lo seguro” para lanzarse hacia el “misterio”. ¡Feliz Navidad para todos!”.

Al finalizar su discurso y antes de impartir la Bendición Apostólica, el Papa pidió a todos rezar un Ave María juntos y después les dijo que en este encuentro les regalaba dos libros: el primero el documento que escribió por el mes misionero extraordinario en forma de entrevista “Sin Él no podemos hacer nada” y el segundo un retiro a sacerdotes predicado por el padre Luigi Maria Epicoco titulado “Alguno a quien mirar”.

Finalmente, el Santo Padre saludó personalmente a cada uno de los presentes.