jueves, 30 de noviembre de 2017

PAPA FRANCISCO ALUDE AL DRAMA DE LOS ROHINGYA EN BANGLADESH Y PIDE PARA ELLOS AYUDA INTERNACIONAL


El Papa alude al drama de los rohingya en Bangladesh y pide para ellos ayuda internacional
 Foto: L'Osservatore Romano





VATICANO, 30 Nov. 17 / 08:48 am (ACI).- En su primer día en Bangladesh, el Papa Francisco aludió al drama de los llamados rohinyá, de los que se calcula que han huido 600 mil de Myanmar hacia precisamente este otro país de Asia, y pidió a la comunidad internacional frenar la crisis humanitaria.

En el discurso a las autoridades, el cuerpo diplomático y la sociedad civil del país, el Papa recordó que “en los últimos meses, el espíritu de generosidad y solidaridad, que es un signo distintivo de la sociedad de Bangladesh, se ha manifestado con más fuerza en el impulso humanitario con el que han atendido a los refugiados llegados en masa del estado de Rakhine, dándoles refugio temporal y lo necesario para la vida”.

“Esto se ha realizado con no poco sacrificio. Y todo el mundo lo ha podido contemplar. Ninguno de nosotros puede ignorar la gravedad de la situación, el inmenso costo en términos de sufrimiento humano y de la precaria condición de vida de tantos de nuestros hermanos y hermanas, la mayoría de los cuales son mujeres y niños, hacinados en los campos de refugiados”.


Por tanto, “es necesario que la comunidad internacional tome medidas decisivas para hacer frente a esta grave crisis, no sólo trabajando para resolver los problemas políticos que han provocado el desplazamiento masivo de personas, sino también ofreciendo asistencia material inmediata a Bangladesh en su esfuerzo por responder eficazmente a las urgentes necesidades humanas”.

Por otro lado, pidió continuar en el crecimiento del “diálogo interreligioso” porque a su juicio “permite a los creyentes expresar libremente sus convicciones más profundas sobre el significado y la finalidad de la vida”. “De esta manera, ellos pueden contribuir a promover los valores espirituales que son la base segura para una sociedad justa y pacífica”, añadió.

Francisco recordó que tanto Pablo VI como San Juan Pablo II ya visitaron el país y aseguró que a pesar de ser “un estado joven” siempre “ha ocupado un lugar especial en el corazón de los Papas, quienes desde el principio han mostrado su solidaridad con este pueblo, acompañándolo en la superación de las adversidades iniciales, y lo han apoyado en la exigente tarea de construir una nación y su desarrollo”.

“Bangladesh es una nación que se esfuerza por conseguir una unidad de lengua y de cultura, respetando las diferentes tradiciones y comunidades que fluyen como arroyos de agua que enriquecen continuamente el gran cauce de la vida política y social del país”.

Sobre los “pocos” católicos del país, afirmó que “intentan desempeñar un papel constructivo en el desarrollo de la nación, especialmente a través de sus escuelas, clínicas y dispensarios”.

“La Iglesia aprecia la libertad que goza toda la nación de practicar su propia fe y realizar sus obras de caridad, entre ellas la de proporcionar a los jóvenes, que representan el futuro de la sociedad, una educación de calidad y una formación en sólidos valores éticos y humanos”.

PAPA FRANCISCO LLEGA A BANGLADESH PARA CONTINUAR CON SU VIAJE APOSTÓLICO EN ASIA


El Papa llega a Bangladesh para continuar con su viaje apostólico en Asia
 Foto: L'Osservatore Romano




VATICANO, 30 Nov. 17 / 05:45 am (ACI).- El Papa Francisco ha aterrizado ya en el Aeropuerto Internacional de Daca, capital de Bangladesh, para continuar su viaje apostólico que desde 27 de noviembre y hasta el 2 de diciembre está realizando a este país y a su vecino Myanmar.

Entre fuertes medidas de seguridad, el Santo Padre descendió del avión y saludó al Presidente de la República, Abdul Hamid, quien le esperaba en la pista de aterrizaje. Tras la recepción oficial, en la que también participaron numerosas autoridades civiles, 10 Obispos católicos de Bangladesh y un grupo de fieles, el Pontífice asistió a una danza tradicional de bienvenida ofrecida por 40 niños.


Tras los honores militares de jefe de estado, y la presentación de la delegación vaticana y la delegación bangladesí, Francisco se ha trasladado en auto hasta el Memorial Nacional de los Mártires, en Savar, donde se rinde homenaje a los muertos de la Guerra de Liberación del país.

Ante el Memorial, escoltado por la Guardia de Honor, el Papa ofreció una corona de flores y, posteriormente, firmó en el Libro de Honor y plantó un árbol en el Jardín de la Paz. “Recordando a todos los que dieron su vida por el nacimiento de la nación, que la gente de Bangladesh pueda trabajar incansablemente por la justicia y el bien común”, fueron sus palabras.

Luego se trasladó al Museo del Memorial Bangabandhu para rendir homenaje a Sheikh Mujibur Rahman, Padre de la Nación y rezar brevemente. También allí firmó en el Libro de Honor: “Que el Todo poderoso conceda el descanso eterno a Sheikh Mujibur Rahman, y a todos los que murieron junto a él, y otorgue a Bangladesh unidad un una paz duradera”. Finalizado el homenaje, el Papa Francisco acudió al Palacio Presidencial para la Visita de Cortesía al Presidente.

Bangladesh es la segunda etapa de este viaje apostólico por Asia, después de su estancia en Myanmar. Se trata de un país pequeño con una gran densidad de población: acoge a unos 156 millones de habitantes en un territorio de solo 143 mil 998 kilómetros cuadrados. El 89% de la población de Bangladesh es musulmana, aunque cuenta con pequeñas comunidades cristianas y budistas.

EN MYANMAR EL PAPA FRANCISCO DESAFÍA A JÓVENES CON ESTAS 3 PREGUNTAS


En Myanmar el Papa Francisco desafía a jóvenes con estas 3 preguntas
 Foto: Edward Pentin / ACI Prensa





RANGÚN, 30 Nov. 17 / 12:35 am (ACI).- En la homilía de la Misa que presidió este jueves 30 de noviembre en la Catedral St Mary en Rangún, Myanmar, el Papa Francisco desafío a los jóvenes con tres preguntas tomadas de la primera lectura que corresponde a la Carta de San Pablo a los Romanos.

En la primera lectura, dijo el Santo Padre, “San Pablo propone tres preguntas que yo quiero dirigir a cada uno de ustedes personalmente”.

1.- La primera pregunta de San Pablo es: “¿Cómo puede alguien creer en el Señor sin haber oído hablar de él?”.

“Nuestro mundo –dijo el Papa en su homilía en medio de un gran ambiente de recogimiento– está lleno de ruidos y distracciones, que pueden apagar la voz de Dios. Para que otros se sientan llamados a escucharlo y a creer en él, necesitan descubrirlo en personas que sean auténticas. Personas que sepan escuchar. Seguro que ustedes quieren ser genuinos. Pero solo el Señor los puede ayudar a serlo”.

Antes jóvenes llegados desde distintos puntos del país, así como de Vietnam, Camboya, Indonesia y Taiwán, el Pontífice los instó a hablar con el Señor “en la oración. Aprendan a escuchar su voz, hablándole con calma desde lo más profundo de vuestro corazón. Pero hablen también con los santos, nuestros amigos del cielo que nos sirven de ejemplo. Como San Andrés, cuya fiesta celebramos hoy”.


Tras recordar el ejemplo de San Andrés que murió mártir, que “tuvo que ser paciente y aprender gradualmente a ser un verdadero discípulo de Cristo” así también, exhortó el Papa, “no tengan miedo de aprender de vuestros propios errores. Dejen que los santos los guíen hacia Jesús y les enseñen a poner vuestras vidas en sus manos”.

“Sepan que Jesús está lleno de misericordia. Por lo tanto, compartan con él todo lo que llevan en vuestros corazones: vuestros miedos y preocupaciones, así como vuestros sueños y esperanzas. Cultiven la vida interior, como cuidarían un jardín o un campo”.

Esto, resaltó el Santo Padre, “lleva tiempo; requiere paciencia. Pero al igual que un agricultor sabe esperar que lo cultivado crezca, así también a vosotros, si saben esperar, el Señor los hará dar mucho fruto, un fruto que luego podrán compartir con los demás”.

2.- La segunda pregunta de Pablo es: “¿Cómo van a oír hablar de Jesús sin un mensajero que lo anuncie?”

Esta, explicó Francisco, “es una gran tarea encomendada de manera especial a los jóvenes: ser «discípulos misioneros», mensajeros de la buena noticia de Jesús, sobre todo para vuestros compañeros y amigos”.

“No tengan miedo de hacer lío, de plantear preguntas que hagan pensar a la gente. Y no se preocupen si a veces sienten que son pocos y dispersos. El Evangelio siempre crece a partir de pequeñas raíces”.

Por eso, exhortó, “háganse oír. Les pido que griten, pero no con vuestras voces, no, quiero que griten, para ser con su vida, con sus corazones, signos de esperanza para los que están desanimados, una mano tendida para el enfermo, una sonrisa acogedora para el extranjero, un apoyo solícito para el que está solo”.


3.- La tercera pregunta de Pablo es “¿Cómo puede haber un mensajero sin que sea enviado?

“Al final de esta Misa, todos seremos enviados, para llevar con nosotros los dones que hemos recibido y compartirlos con los demás. Esto puede provocar un poco de desánimo, ya que no siempre sabemos a dónde nos puede enviar Jesús. Pero Él nunca nos manda sin caminar al mismo tiempo a nuestro lado, y siempre un poquito por delante de nosotros, para llevarnos a nuevas y maravillosas partes de su reino”.

El Pontífice subrayó que “el Señor invitará a algunos de ustedes a seguirlo como sacerdotes, y de esta forma convertirse en «pescadores de hombres». A otros los llamará a la vida religiosa, a otros a la vida matrimonial, a ser padres y madres amorosos. Cualquiera que sea su vocación, los exhorto: ¡sean valientes, sean generosos y, sobre todo, sean alegres!”

El Papa alentó a los jóvenes a mirar a la Virgen María para seguir su ejemplo, llevando “a Jesús y su amor a los demás con sencillez y valentía. Queridos jóvenes, con gran afecto os encomiendo a vosotros y a vuestras familias a su maternal intercesión”.

POR QUÉ OBISPOS Y CARDENALES SE VISTEN DE BLANCO CON EL PAPA FRANCISCO EN MYANMAR?


¿Por qué obispos y cardenales se visten de blanco como el Papa en Myanmar?
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 Foto: L'Osservatore Romano




RANGÚN, 29 Nov. 17 / 12:23 pm (ACI).- Durante la visita del Papa Francisco a Myanmar, los cardenales y obispos del país sorprendieron a los fieles vistiendo en público de blanco, un color usualmente reservado para el Pontífice.

El Arzobispo de Rangún, Cardenal Charles Maung Bo, y los demás obispos de Myanmar vistieron sotana blanca.

En el caso de los cardenales el solideo, el fajín y la botonadura son de color rojo, mientras que los obispos los usan de color morado; y los sacerdotes los usan en negro.

Sin embargo, existen dos excepciones que permiten a los clérigos vestir de blanco a diario: Encontrarse en “Tierra de Misión” y estar en zonas tropicales muy cálidas, donde el color blanco ayuda a soportar el calor.

En ambos casos la única regla para mostrar respeto al Papa es que los clérigos acompañen la sotana blanca con los detalles del color atribuido a su rango, quedando reservado el blanco total para el Sucesor de San Pedro.

En Myanmar se cumplen los dos requisitos, es una “Tierra de Misión”, que todavía necesita de misioneros y misioneras en acción y cuya evangelización precisa de un cuidado especial por parte de la Pontificia Congregación para la Evangelización de los Pueblos.


La temperatura en Myanmar en este momento del año supera fácilmente los 30 grados, con una humedad de 81%, lo que incrementa la sensación de calor.

Myanmar es un país mayoritariamente budista, donde los cristianos son una minoría que llega solo al 4% de los habitantes.

PAPA FRANCISCO: NO SE PUEDE USAR A DIOS PARA EL ODIO, LA VIOLENCIA Y LA DIVISIÓN


No se puede usar a Dios para el odio, la violencia y la división, afirma el Papa
 Foto: Daniel Ibáñez (ACI Prensa)





VATICANO, 30 Nov. 17 / 07:45 am (ACI).- Durante su discurso a las autoridades de Bangladesh en el Palacio Presidencial de Daca, el Papa Francisco condenó de nuevo el uso que algunos hacen de la religión para “fomentar la división” y la violencia.

El Santo Padre dirigió un discurso ante las autoridades políticas y religiosas donde hizo una clara alusión al terrorismo internacional yihadista. “En un mundo en el que la religión a menudo se usa –escandalosamente– para fomentar la división, el testimonio de su poder reconciliador y unificador es muy necesario”, señaló durante el primer día de su visita a Bangladesh.


El Papa recordó además el terrible ataque que tuvo lugar precisamente en Daca el 1 de julio de 2016 cuando cinco asaltantes abrieron fuego en un restaurante y una panadería de un barrio financiero de la capital, donde se encuentran también varias embajadas. Allí, tomaron decenas de rehenes y mataron a varios agentes de policía. Finalmente, los asaltantes fueron abatidos.

“Esto se ha manifestado de manera particularmente elocuente en la reacción unánime de indignación que siguió al brutal ataque terrorista del año pasado aquí en Daca, y en el claro mensaje que las autoridades religiosas de la nación han enviado de que el santísimo nombre de Dios nunca se puede invocar para justificar el odio y la violencia contra otros seres humanos, nuestros semejantes”, añadió Francisco. 

El Pontífice permanecerá en Bangladesh hasta el 2 de diciembre. 

DISCURSO DEL PAPA FRANCISCO A LAS AUTORIDADES Y EL CUERPO DIPLOMÁTICO EN BANGLADESH


TEXTO: Discurso del Papa Francisco a las autoridades y el cuerpo diplomático de Bangladesh
Foto: L'Osservatore Romano





VATICANO, 30 Nov. 17 / 07:26 am (ACI).- El Papa Francisco dio inicio a su segunda etapa del viaje a Asia, y después de Myanmar (antigua Birmania), llegó a Bangladesh. Después de ser recibido en el aeropuerto de Daca, la capital, y de rendir homenaje en el monumento de los mártires nacionales, se trasladó hasta el Palacio Presidencial para mantener un encuentro con las autoridades del país, la sociedad civil y el cuerpo diplomático.

Francisco pidió unidad y señaló que “en un mundo en el que la religión a menudo se usa –escandalosamente– para fomentar la división, el testimonio de su poder reconciliador y unificador es muy necesario. Esto se ha manifestado de manera particularmente elocuente en la reacción unánime de indignación que siguió al brutal ataque terrorista del año pasado aquí en Dhaka, y en el claro mensaje que las autoridades religiosas de la nación han enviado de que el santísimo nombre de Dios nunca se puede invocar para justificar el odio y la violencia contra otros seres humanos, nuestros semejantes”.

A continuación, el texto completo del discurso:

Señor Presidente,

distinguidas autoridades del Estado y autoridades civiles,


señor Cardenal,

hermanos Obispos,

miembros del Cuerpo Diplomático,

señoras y señores:

Al comienzo de mi estancia en Bangladesh, quisiera darle las gracias, señor Presidente, por la amable invitación a visitar este país y por sus cordiales palabras de bienvenida. Vengo siguiendo los pasos de dos de mis predecesores, el Papa Pablo VI y el Papa Juan Pablo II, para orar con mis hermanos y hermanas católicos y ofrecerles un mensaje de afecto y aliento. Bangladesh es un estado joven, sin embargo siempre ha ocupado un lugar especial en el corazón de los Papas, quienes desde el principio han mostrado su solidaridad con este pueblo, acompañándolo en la superación de las adversidades iniciales, y lo han apoyado en la exigente tarea de construir una nación y su desarrollo. Agradezco la oportunidad que se me concede para dirigirme a esta asamblea, que reúne a hombres y mujeres que tienen una responsabilidad concreta en ir dando forma al futuro de la sociedad de Bangladesh.

Durante el vuelo que me ha traído hasta aquí, me han recordado que Bame han recordado que Bangladesh ?«Golden Bengal»? es un país unido por una vasta red de ríos y canales, grandes y pequeños. Esta belleza natural es, me parece, un símbolo de su identidad particular como pueblo. Bangladesh es una nación que se esfuerza por conseguir una unidad de lengua y de cultura, respetando las diferentes tradiciones y comunidades que fluyen como arroyos de agua que enriquecen continuamente el gran cauce de la vida política y social del país.

En el mundo de hoy, ninguna comunidad, nación o estado puede sobrevivir y progresar aisladamente. Como miembros de la única familia humana, nos necesitamos unos a otros y somos dependientes unos de otros. Los fundadores de Bangladesh Los fundadores del Bangladés, y en particular el primer Presidente, Sheikh Mujibur Rahman, así lo entendieron y buscaron incorporar este principio en la Constitución nacional. Ellos imaginaron una sociedad moderna, plural e inclusiva en la que cada persona y comunidad pudiese vivir en libertad, paz y seguridad, respetando la innata dignidad y la igualdad de derechos para todos. El futuro de esta joven democracia y el tener una vida política sana están esencialmente vinculados a la fidelidad a esa visión fundante. En efecto, sólo a través del diálogo sincero y el respeto por la diversidad legítima, puede un pueblo reconciliar las divisiones, superar perspectivas unilaterales y reconocer la validez de los puntos de vista divergentes. Porque el verdadero diálogo mira hacia el futuro, construye la unidad en el servicio del bien común y se preocupa por las necesidades de todos los ciudadanos, especialmente de los pobres, los desfavorecidos y los que no tienen voz.


En los últimos meses, el espíritu de generosidad y solidaridad, que es un signo distintivo de la sociedad de Bangladesh, se ha manifestado con más fuerza en el impulso humanitario con el que han atendido a los refugiados llegados en masa del estado de Rakhine, dándoles refugio temporal y lo necesario para la vida. Esto se ha realizado con no poco sacrificio. Y todo el mundo lo ha podido contemplar. Ninguno de nosotros puede ignorar la gravedad de la situación, el inmenso costo en términos de sufrimiento humano y de la precaria condición de vida de tantos de nuestros hermanos y hermanas, la mayoría de los cuales son mujeres y niños, hacinados en los campos de refugiados. Es necesario que la comunidad internacional tome medidas decisivas para hacer frente a esta grave crisis, no sólo trabajando para resolver los problemas políticos que han provocado el desplazamiento masivo de personas, sino también ofreciendo asistencia material inmediata a Bangladesh en su esfuerzo por responder eficazmente a las urgentes necesidades humanas.

Aunque mi visita esté dirigida principalmente a la comunidad católica de Bangladesh, mi encuentro de mañana en Ramna con líderes ecuménicos e interreligiosos será un momento privilegiado. Juntos oraremos por la paz y reafirmaremos nuestro compromiso de trabajar por ella. Bangladesh es conocido por la armonía que tradicionalmente ha existido entre los seguidores de las diversas religiones. Esta atmósfera de respeto mutuo y un creciente clima de diálogo interreligioso, permite a los creyentes expresar libremente sus convicciones más profundas sobre el significado y la finalidad de la vida. De esta manera, ellos pueden contribuir a promover los valores espirituales que son la base segura para una sociedad justa y pacífica. En un mundo en el que la religión a menudo se usa ?escandalosamente? para fomentar la división, el testimonio de su poder reconciliador y unificador es muy necesario. Esto se ha manifestado de manera particularmente elocuente en la reacción unánime de indignación que siguió al brutal ataque terrorista del año pasado aquí en Dhaka, y en el claro mensaje que las autoridades religiosas de la nación han enviado de que el santísimo nombre de Dios nunca se puede invocar para justificar el odio y la violencia contra otros seres humanos, nuestros semejantes.

Los católicos de Bangladesh, aunque son relativamente pocos, intentan desempeñar un papel constructivo en el desarrollo de la nación, especialmente a través de sus escuelas, clínicas y dispensarios. La Iglesia aprecia la libertad que goza toda la nación de practicar su propia fe y realizar sus obras de caridad, entre ellas la de proporcionar a los jóvenes, que representan el futuro de la sociedad, una educación de calidad y una formación en sólidos valores éticos y humanos. En sus escuelas, la Iglesia busca promover una cultura del encuentro que permita a los estudiantes asumir sus responsabilidades en la vida de la sociedad. De hecho, la gran mayoría de los estudiantes en estas escuelas y muchos de los maestros no son cristianos, sino que provienen de otras tradiciones religiosas. Estoy convencido de que, en sintonía con la letra y el espíritu de la Constitución nacional, la comunidad católica seguirá disfrutando de la libertad de llevar a cabo estas buenas obras como expresión de su compromiso por el bien común.

Señor Presidente, queridos amigos:

Les agradezco su atención y les aseguro mis oraciones para que, en sus altas responsabilidades, estén siempre inspirados por los nobles ideales de justicia y de servicio a sus conciudadanos. Sobre ustedes, y sobre todo el pueblo de Bangladesh, invoco del Todopoderoso las bendiciones de armonía y paz.

HOMILÍA DEL PAPA FRANCISCO EN LA MISA CON LOS JÓVENES EN MYANMAR


TEXTO COMPLETO: Homilía del Papa en la Misa con los jóvenes en Myanmar
Foto: L'Osservatore Romano






RANGÚN, 29 Nov. 17 / 11:41 pm (ACI).- El Papa Francisco preside una Misa en la Catedral de Rangún con jóvenes católicos de Myanmar a quienes alentó a ser testimonio de Cristo para los demás con valentía, generosidad y alegría.

A continuación, el texto completo de su homilía:

A punto de concluir mi visita a vuestro hermoso país, me uno a vuestra acción de gracias a Dios por tantos dones que nos ha concedido en estos días. Mirándolos a vosotros, jóvenes de Myanmar, y a todos los que desde otros lugares se unen a nosotros, quisiera compartir con vosotros una frase de la primera lectura de hoy que resuena en mi interior.

Está tomada del profeta Isaías, y San Pablo la repitió en su carta a la joven comunidad cristiana de Roma. Escuchemos una vez más esas palabras: «¡Qué hermosos los pies de los que anuncian la Buena Noticia del bien!» (Rm 10,15; cf. Is 52,7).

Queridos jóvenes de Myanmar, después de haber escuchado vuestras voces y haberlos oído cantar hoy, aplico a vosotros esas palabras. Sí, son hermosos vuestros pasos; vuestra presencia es hermosa y alentadora, porque nos traen «buenas noticias», la buena nueva de vuestra juventud, de vuestra fe y de vuestro entusiasmo.

Así es, ustedes son una buena noticia, porque son signos concretos de la fe de la Iglesia en Jesucristo, que nos hace experimentar un gozo y una esperanza que nunca morirán. Algunos se preguntan cómo es posible hablar de buenas noticias cuando tantas personas a nuestro alrededor están sufriendo. ¿Dónde están las buenas noticias cuando hay tanta injusticia, pobreza y miseria que proyectan su sombra sobre nosotros y nuestro mundo?

Quiero que de aquí salga un mensaje muy claro. Quiero que la gente sepa que ustedes, muchachos y muchachas de Myanmar, no tienen miedo a creer en la buena noticia de la misericordia de Dios, porque esta tiene un nombre y un rostro: Jesucristo.


Como mensajeros de esta buena nueva, están listos para llevar una palabra de esperanza a la Iglesia, a vuestro país y al mundo en general. Están dispuestos a llevar la Buena Noticia a vuestros hermanos y hermanas que sufren y que necesitan vuestras oraciones y vuestra solidaridad, pero también vuestra pasión por los derechos humanos, por la justicia y porque crezcan el amor y la paz que Jesús nos da.

Quiero también plantearles un desafío. ¿Escucharon con atención la primera lectura? Allí, San Pablo repite tres veces la palabra «sin». Es una palabra sencilla, pero que nos hace pensar sobre nuestro papel en el proyecto de Dios. En efecto, Pablo propone tres preguntas que yo quiero dirigir a cada uno de vosotros personalmente.

La primera, ¿cómo puede alguien creer en el Señor sin haber oído hablar de él? La segunda, ¿cómo puede alguien oír hablar del Señor sin un mensajero que lo anuncie? Y la tercera, ¿cómo puede haber un mensajero sin ser enviado? (cf. Rm 10,14-15). Me gustaría que todos ustedes pensaran profundamente en estas preguntas. ¡Pero no tengan miedo! Como buen «padre» (¡aunque mejor sería decir «abuelo»!), no quiero dejarlos solos ante estas preguntas.

Permítanme que les ofrezca algunas ideas que puedan guiarlos en el camino de fe y ayudarlos a discernir qué es lo que el Señor les está pidiendo. La primera pregunta de San Pablo es: «¿Cómo puede alguien creer en el Señor sin haber oído hablar de él?». Nuestro mundo está lleno de ruidos y distracciones, que pueden apagar la voz de Dios.

Para que otros se sientan llamados a escucharlo y a creer en él, necesitan descubrirlo en personas que sean auténticas. Personas que sepan escuchar. Seguro que ustedes quieren ser genuinos. Pero solo el Señor los puede ayudar a serlo.

Por eso hablen con él en la oración. Aprendan a escuchar su voz, hablándole con calma desde lo más profundo de vuestro corazón. Pero hablen también con los santos, nuestros amigos del cielo que nos sirven de ejemplo. Como San Andrés, cuya fiesta celebramos hoy.

Andrés fue un sencillo pescador que acabó siendo un gran mártir, un testigo del amor de Jesús. Pero antes de llegar a ser mártir, cometió sus errores, tuvo que ser paciente y aprender gradualmente a ser un verdadero discípulo de Cristo. Así que no tengan miedo de aprender de vuestros propios errores. Dejen que los santos los guíen hacia Jesús y les enseñen a poner vuestras vidas en sus manos.

Sepan que Jesús está lleno de misericordia. Por lo tanto, compartan con él todo lo que llevan en vuestros corazones: vuestros miedos y preocupaciones, así como vuestros sueños y esperanzas. Cultiven la vida interior, como cuidarían un jardín o un campo.

Esto lleva tiempo; requiere paciencia. Pero al igual que un agricultor sabe esperar que lo cultivado crezca, así también a vosotros, si saben esperar, el Señor los hará dar mucho fruto, un fruto que luego podrán compartir con los demás.

La segunda pregunta de Pablo es: «¿Cómo van a oír hablar de Jesús sin un mensajero que lo anuncie?». Esta es una gran tarea encomendada de manera especial a los jóvenes: ser «discípulos misioneros», mensajeros de la buena noticia de Jesús, sobre todo para vuestros compañeros y amigos.

No tengan miedo de hacer lío, de plantear preguntas que hagan pensar a la gente. Y no se preocupen si a veces sienten que son pocos y dispersos. El Evangelio siempre crece a partir de pequeñas raíces. Por eso háganse oír. Les pido que griten, pero no con vuestras voces, no, quiero que griten, para ser con su vida, con sus corazones, signos de esperanza para los que están desanimados, una mano tendida para el enfermo, una sonrisa acogedora para el extranjero, un apoyo solícito para el que está solo.


La última pregunta de Pablo es: «¿Cómo puede haber un mensajero sin que sea enviado?». Al final de esta Misa, todos seremos enviados, para llevar con nosotros los dones que hemos recibido y compartirlos con los demás. Esto puede provocar un poco de desánimo, ya que no siempre sabemos a dónde nos puede enviar Jesús. Pero él nunca nos manda sin caminar al mismo tiempo a nuestro lado, y siempre un poquito por delante de nosotros, para llevarnos a nuevas y maravillosas partes de su reino.

¿Cómo envía nuestro Señor a San Andrés y a su hermano Simón Pedro en el Evangelio de hoy? «¡Seguidme!», les dice (Mt 4,19). Eso es lo que significa ser enviado: seguir a Cristo, y no lanzarnos por delante con nuestras propias fuerzas.

El Señor invitará a algunos de vosotros a seguirlo como sacerdotes, y de esta forma convertirse en «pescadores de hombres». A otros los llamará a la vida religiosa, a otros a la vida matrimonial, a ser padres y madres amorosos. Cualquiera que sea vuestra vocación, los exhorto: ¡sean valientes, sean generosos y, sobre todo, sean alegres!

Aquí, en esta hermosa Catedral dedicada a la Inmaculada Concepción de Nuestra Señora, los animo a que miren a María. Cuando ella respondió «sí» al mensaje del ángel, era joven, como vosotros.

Sin embargo, tuvo el valor de confiar en la «buena noticia» que había escuchado, y de traducirla en una vida de consagración fiel a su vocación, de entrega total de sí y completa confianza en los cuidados amorosos de Dios.

Que siguiendo el ejemplo de María, lleven a Jesús y su amor a los demás con sencillez y valentía. Queridos jóvenes, con gran afecto os encomiendo a vosotros y a vuestras familias a su maternal intercesión. Y les pido, por favor, que se acuerden de rezar por mí. Dios bendiga a Myanmar [Myanmar pyi ko Payarthakin Kaung gi pei pa sei].