miércoles, 29 de noviembre de 2017

TEXTO COMPLETO DE LA HOMILÍA DEL PAPA FRANCISCO EN LA MISA EN MYANMAR


TEXTO COMPLETO: Homilía del Papa Francisco en la Misa en Myanmar






RANGÚN, 28 Nov. 17 / 09:45 pm (ACI).- El Papa Francisco preside una Misa en el Kyaikkasan Ground en Rangún, Myanmar, ante miles de católicos con quienes meditó sobre la sabiduría de Dios, y la necesidad de curar las heridas con el amor y la misericordia de Dios.

A continuación, el texto completo de su homilía:

Queridos hermanos y hermanas: Desde antes de venir a este país, he estado esperando que llegara este momento. Muchos de vosotros habéis venido de lejanas y remotas tierras montañosas, algunos incluso a pie. Vengo como peregrino para escuchar y aprender de vosotros, y para ofreceros algunas palabras de esperanza y consuelo.

La primera lectura de hoy, tomada del libro de Daniel, nos ayuda a ver lo limitada que era la sabiduría del rey Baltasar y sus videntes. Ellos sabían cómo alabar «a sus dioses de oro y plata, de bronce y de hierro, de madera y de piedra» (Dn 5,4), pero no poseían la sabiduría para alabar a Dios, en cuyas manos está nuestra vida y nuestro aliento. Daniel, sin embargo, tenía la sabiduría del Señor y fue capaz de interpretar sus grandes misterios. El intérprete definitivo de los misterios de Dios es Jesús. Él es la sabiduría de Dios en persona (cf.1 Co 1,24).

Jesús no nos enseñó su sabiduría con largos discursos o grandes demostraciones de poder político o terreno, sino entregando su vida en la cruz. A veces podemos caer en la trampa de confiar en nuestra propia sabiduría, pero la verdad es que podemos fácilmente desorientarnos.

En esos momentos, debemos recordar que tenemos ante nosotros una brújula segura: el Señor crucificado. En la cruz, encontramos la sabiduría que puede guiar nuestras vidas con la luz que proviene de Dios. Desde la cruz también nos llega la curación. Allí, Jesús ofreció sus heridas al Padre por nosotros, las heridas que nos han curado (cf. 1 Pe 2,4). Que siempre tengamos la sabiduría de encontrar en las heridas de Cristo la fuente de toda curación. Sé que muchos en Myanmar llevan las heridas de la violencia, heridas visibles e invisibles. Existe la tentación de responder a estas heridas con una sabiduría mundana que, como la del rey en la primera lectura, está profundamente equivocada. Pensamos que la curación pueda venir de la ira y de la venganza. Sin embargo, el camino de la venganza no es el camino de Jesús.

El camino de Jesús es radicalmente diferente. Cuando el odio y el rechazo lo condujeron a la pasión y a la muerte, él respondió con perdón y compasión. En el Evangelio de hoy, el Señor nos dice que, al igual que él, también nosotros podemos encontrar rechazo y obstáculos, sin embargo él nos dará una sabiduría a la que nadie puede resistir (cf. Lc 21,15).

Está hablando del Espíritu Santo, gracias al cual el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones (Rm 5, 5). Con el don de su Espíritu, Jesús nos hace capaces de ser signos de su sabiduría, que vence a la sabiduría de este mundo, y de su misericordia, que alivia incluso las heridas más dolorosas.

En la víspera de su pasión, Jesús se entregó a sus apóstoles bajo los signos del pan y del vino. En el don de la Eucaristía, no sólo reconocemos, con los ojos de la fe, el don de su cuerpo y de su sangre, sino que también aprendemos cómo encontrar descanso en sus heridas, y a ser purificados allí de todos nuestros pecados y de nuestros caminos errados.

Queridos hermanos y hermanas, que encontrando refugio en las heridas de Cristo, puedan saborear el bálsamo saludable de la misericordia del Padre y encontrar la fuerza para llevarlo a los demás, para ungir cada herida y recuerdo doloroso.

De esta manera, serán testigos fieles de la reconciliación y la paz, que Dios quiere que reine en todos los corazones de los hombres y en todas las comunidades.

Sé que la Iglesia en Myanmar ya está haciendo mucho para llevar a otros el bálsamo saludable de la misericordia de Dios, especialmente a los más necesitados. Hay muestras claras de que, incluso con medios muy limitados, muchas comunidades anuncian el Evangelio a otras minorías tribales, sin forzar ni coaccionar, sino siempre invitando y acogiendo.

En medio de tanta pobreza y dificultades, muchos de vosotros ofrecen ayuda práctica y solidaridad a los pobres y a los que sufren.

Con el servicio diario de vuestros obispos, sacerdotes, religiosos y catequistas, y en particular a través de la encomiable labor de la Catholic Karuna Myanmar y de la generosa asistencia proporcionada por las Obras Misionales Pontificias, la Iglesia en este país está ayudando a un gran número de hombres, mujeres y niños, sin distinción de religión u origen étnico.

Soy testigo de que la Iglesia aquí está viva, que Cristo está vivo y está aquí con vosotros y con vuestros hermanos y hermanas de otras comunidades cristianas. Los animo a seguir compartiendo con los demás la valiosa sabiduría que han recibido, el amor de Dios que brota del corazón de Jesús.


Jesús quiere dar esta sabiduría en abundancia. Él recompensará ciertamente vuestra labor de sembrar semillas de curación y reconciliación en vuestras familias, comunidades y en toda la sociedad de esta nación.

¿No nos dijo él que nadie se puede resistir a su sabiduría (cf. Lc 21,15)? Su mensaje de perdón y misericordia se sirve de una lógica que no todos querrán comprender y que encontrará obstáculos.

Sin embargo, su amor revelado en la cruz, en definitiva, nadie lo puede detener. Es como un GPS espiritual que nos guía de manera inexorable hacia la vida íntima de Dios y el corazón de nuestro prójimo.

La Santísima Virgen María siguió a su Hijo hasta la oscura montaña del Calvario y nos acompaña en cada paso de nuestro viaje terrenal. Que ella nos obtenga la gracia de ser mensajeros de la verdadera sabiduría, profundamente misericordiosos con los necesitados, con la alegría que proviene de encontrar descanso en las heridas de Jesús, que nos amó hasta el final.

Que Dios los bendiga a todos. Que Dios bendiga a la Iglesia en Myanmar. Que él bendiga a esta tierra con su paz. Que Dios bendiga a Myanmar.

CATÓLICOS DURMIERON EN UN CEMENTERIO CON LA ESPERANZA DE VER AL PAPA FRANCISCO


Católicos durmieron en un cementerio con la esperanza de ver al Papa Francisco
 Foto: Edward Pentin (EWTN)






NAIPYIDO, 28 Nov. 17 / 07:02 pm (ACI).- Miles de fieles llegaron a la ciudad de Rangún (Myanmar) con la esperanza de ver al Papa Francisco, sin embargo, un grupo de ellos decidió pasar la noche en un lugar inusual: el cementerio de una iglesia local.

Según informó la agencia AFP, el cementerio de la iglesia San Francisco de Asís, en Rangún, es el único lugar que quedaba libre para acampar, mientras los católicos ingresan desde las fronteras de Myanmar para tener la oportunidad de ver al Santo Padre.

Así, delgadas mantas de mimbre se ven entre las tumbas de mármol de antiguos sacerdotes, formando un dormitorio improvisado al aire libre.


Uno de los fieles que decidió dormir en el cementerio es Zaw Ba, de 52 años, que hizo un viaje en tren de dos días para llegar a Rangún, capital de la ex Birmania hasta el año 2005, cuando fue reemplazada por Naipyido.

"Está bien para nosotros, estamos felices de tener un lugar para dormir", afirmó. "Y hay mucha gente aquí, así que no tenemos miedo", agregó Ba, que pernocta en el camposanto junto a otros mil fieles.

Myanmar tiene 51 millones de habitantes, de los cuales 700 mil son católicos.

El Papa Francisco permanecerá en este país asiático hasta el 30 de noviembre, cuando partirá para iniciar su visita apostólica a Bangladesh, donde estará hasta el sábado 2 de diciembre.

martes, 28 de noviembre de 2017

PAPA FRANCISCO: EL RESPETO A CADA PERSONA Y GRUPO SON FUNDAMENTALES PARA LA PAZ


El respeto a cada persona y grupo son fundamentales para alcanzar la paz, dice el Papa
Por Álvaro de Juana
 Foto: Edward Pentin / ACI Prensa





VATICANO, 28 Nov. 17 / 06:27 am (ACI).- El Papa Francisco ofreció su primer discurso público en Myanmar (la antigua Birmania), a las autoridades la sociedad civil y el cuerpo diplomático, a los que pidió dejar a un lado las diferencias porque crean división, y pidió respetar a las diferentes etnias del país.

“La sabiduría de los antiguos ha definido la justicia como la voluntad de reconocer a cada uno lo que le es debido, mientras que los antiguos profetas la consideraban como la base de una paz verdadera y duradera”, dijo durante su discurso.

Francisco subrayó que el futuro del país debe “ser la paz”, basada “en el respeto de la dignidad y de los derechos de cada miembro de la sociedad, en el respeto por cada grupo étnico y su identidad, en el respeto por el estado de derecho y un orden democrático que permita a cada individuo y a cada grupo —sin excluir a nadie— ofrecer su contribución legítima al bien común”, afirmó en clara alusión al conflicto con la etnia de los llamados rohinyá.

“He venido especialmente para rezar con la pequeña pero ferviente comunidad católica de esta nación, para confirmarla en la fe y alentarla a seguir contribuyendo al bien del país”, dijo al comenzar su intervención en el “Myanmar International Convention Center” en la ciudad de Naipyidó.

Francisco dijo que deseaba “ver esta decisión como una señal del compromiso de la nación para continuar buscando el diálogo y la cooperación constructiva dentro de la comunidad internacional, así como también para seguir esforzándose en renovar el tejido de la sociedad civil”.

Sobre el proceso de paz que vive el país, expresó la dificultad del mismo pero se mostró convencido de que “la reconciliación nacional sólo puede avanzar a través del compromiso con la justicia y el respeto de los derechos humanos”.

Al hablar de las diferentes confesiones religiosas apuntó que “no deben ser una fuente de división y desconfianza, sino más bien un impulso para la unidad, el perdón, la tolerancia y una sabia construcción de la nación”.

“Las religiones pueden jugar un papel importante en la cicatrización de heridas emocionales, espirituales y psicológicas de todos los que han sufrido en estos años de conflicto”.

Francisco opinó que se trata de “un gran signo de esperanza el que los líderes de las diversas tradiciones religiosas de este país, con espíritu de armonía y de respeto mutuo, se esfuercen en trabajar juntos en favor de la paz, para ayudar a los pobres y educar en los auténticos valores humanos y religiosos”.

Tuvo también palabras hacia los jóvenes, a los que dijo que el futuro de país está en sus manos. “Ellos son un regalo que hay que apreciar y alentar, una inversión que producirá un fruto abundante si se les ofrecen oportunidades reales de empleo y una educación de calidad”.

“El futuro de Myanmar, en un mundo interconectado y en rápida evolución, dependerá de la formación de sus jóvenes, no sólo en el campo de la técnica, sino sobre todo en los valores éticos de la honestidad, la integridad y la solidaridad humana, que aseguran la consolidación de la democracia y el aumento de la unidad y la paz en todos los niveles de la sociedad”.

PAPA FRANCISCO A LÍDERES RELIGIOSOS DE MYANMAR: CONSTRUYAMOS LA PAZ Y LA UNIDAD EN LA DIFERENCIA


El Papa a líderes religiosos en Myanmar: Construyamos la paz y la unidad en la diferencia
Por Álvaro de Juana
 Foto: L'Osservatore Romano





VATICANO, 28 Nov. 17 / 01:13 am (ACI).- El segundo día del Papa Francisco en Birmania (conocida ahora como Myanmar), dio inicio con una reunión interreligiosa con representantes católicos, anglicanos, budistas, hinduistas y judíos a los que recordó que a pesar de las diferencias deben estar unidos para vivir en paz y pidió no dejarse llevar por las colonizaciones culturales.

Después de un día en la ciudad de Ragún y antes de dirigirse a Naipyidó, el Pontífice mantuvo este encuentro en el que agradeció su “generosidad” por acudir al mismo.

“En el momento en que ustedes hablaban me vino a la mente una oración. Una oración tomada del Libro de los Salmos: ‘que hermoso es ver a los hermanos unidos’. Unidos no quiere decir iguales. La unidad no es uniformidad”, dijo Francisco.

El Santo Padre añadió que “cada uno tiene sus valores, sus riquezas, y también sus deficiencias”, y “cada confesión tiene sus riquezas, sus tradiciones, sus riquezas para dar. Y esto solamente puede ser si vivimos en paz”.

“La paz se construye en el coro de las diferencias. La unidad siempre se da en la diversidad. Uno de ustedes usó la palabra armonía. Esa es la paz”.

El Papa señaló que “nosotros experimentamos una tendencia hacia la uniformidad”. “Eso es marcar la humanidad. Eso es una colonización cultural. Nosotros debemos de entender la riqueza de nuestras diferencias étnicas, religiosas, populares… y desde esas diferencias se da el diálogo”.

“Uno aprende del otro que, como hermanos, se van ayudando a construir este país, que incluso geográficamente tiene tantas riquezas. La naturaleza en Myanmar es muy rica. No tengamos miedo a las diferencias. Uno es nuestro padre. Nosotros somos hermanos. Querámonos como hermanos. Y si discutimos entre nosotros, como hermanos. Que enseguida se reconcilian. Siempre vuelven a ser hermanos. Yo pienso que solo así tendremos la paz”.

Para terminar, les exhortó de nuevo a construir la paz y les advirtió de que “no se dejen igualar por la colonización”. 

TEXTO DEL DISCURSO DEL PAPA FRANCISCO A LAS AUTORIDADES Y SOCIEDAD CIVIL DE MYANMAR


TEXTO: Discurso del Papa a las autoridades y la sociedad civil de Myanmar
 Foto. Edward Pentin / ACI Prensa





VATICANO, 28 Nov. 17 / 06:01 am (ACI).- El Papa Francisco mantuvo un encuentro con las autoridades, la sociedad civil y el cuerpo diplomático de Myanmar (Birmania) en el “Myanmar International Convention Center” de la ciudad de Naipyidó y antes de partir a Yangón.

En su discurso, el Pontífice expresó que “las diferencias religiosas no deben ser una fuente de división y desconfianza, sino más bien un impulso para la unidad, el perdón, la tolerancia y una sabia construcción de la nación”.


A continuación, el discurso completo del Papa Francisco:

Señora Consejera de Estado,

excelentísimos miembros del Gobierno y Autoridades Civiles,


señor Cardenal, venerados Hermanos en el Episcopado,

distinguidos miembros del Cuerpo Diplomático,

señoras y señores:

Deseo expresar mi viva gratitud por la amable invitación para visitar Myanmar y agradezco a la Señora Consejera de Estado sus cordiales palabras.

Doy las gracias de corazón a todos aquellos que han trabajado incansablemente para hacer posible esta visita. He venido especialmente para rezar con la pequeña pero ferviente comunidad católica de esta nación, para confirmarla en la fe y alentarla a seguir contribuyendo al bien del País. Estoy muy contento de que mi visita se realice tras el establecimiento de relaciones diplomáticas formales entre Myanmar y la Santa Sede. Quiero ver esta decisión como una señal del compromiso de la nación para continuar buscando el diálogo y la cooperación constructiva dentro de la comunidad internacional, así como también para seguir esforzándose en renovar el tejido de la sociedad civil.

Quisiera además en esta visita llegar a toda la población de Myanmar y ofrecer una palabra de aliento a todos aquellos que están trabajando para construir un orden social justo, reconciliado e inclusivo. Myanmar ha sido bendecido con el don de una belleza extraordinaria y de numerosos recursos naturales, pero su mayor tesoro es sin duda su gente, que ha sufrido y sigue sufriendo a causa de los conflictos civiles y de las hostilidades que durante demasiado tiempo han creado profundas divisiones. Ahora que la nación está trabajando por restaurar la paz, la curación de estas heridas ha de ser una prioridad política y espiritual fundamental. Quiero expresar mi agradecimiento al Gobierno por los esfuerzos para afrontar este desafío, de modo particular a través de la Conferencia de Paz de Panglong, que reúne a representantes de los diversos grupos con el objetivo de poner fin a la violencia, generar confianza y garantizar el respeto de los derechos de quienes consideran esta tierra como su hogar.


En efecto, el difícil proceso de construir la paz y la reconciliación nacional sólo puede avanzar a través del compromiso con la justicia y el respeto de los derechos humanos. La sabiduría de los antiguos ha definido la justicia como la voluntad de reconocer a cada uno lo que le es debido, mientras que los antiguos profetas la consideraban como la base de una paz verdadera y duradera. Estas intuiciones, confirmadas por la trágica experiencia de dos guerras mundiales, condujeron a la creación de las Naciones Unidas y a la Declaración Universal de los Derechos Humanos como fundamento de los esfuerzos de la comunidad internacional para promover la justicia, la paz y el desarrollo humano en todo el mundo y para resolver los conflictos ya no con el uso de la fuerza, sino a través del diálogo. En este sentido, la presencia del Cuerpo Diplomático entre nosotros testimonia no sólo el lugar que ocupa Myanmar entre las naciones, sino también el compromiso del país por mantener y aplicar estos principios fundamentales. El futuro de Myanmar debe ser la paz, una paz basada en el respeto de la dignidad y de los derechos de cada miembro de la sociedad, en el respeto por cada grupo étnico y su identidad, en el respeto por el estado de derecho y un orden democrático que permita a cada individuo y a cada grupo —sin excluir a nadie— ofrecer su contribución legítima al bien común.

En la gran tarea de reconciliación e integración nacional, las comunidades religiosas de Myanmar tienen un papel privilegiado que desempeñar. Las diferencias religiosas no deben ser una fuente de división y desconfianza, sino más bien un impulso para la unidad, el perdón, la tolerancia y una sabia construcción de la nación. Las religiones pueden jugar un papel importante en la cicatrización de heridas emocionales, espirituales y psicológicas de todos los que han sufrido en estos años de conflicto. Inspirándose en esos valores profundamente arraigados, pueden contribuir también a erradicar las causas del conflicto, a construir puentes de diálogo, a buscar la justicia y ser una voz profética en favor de los que sufren. Es un gran signo de esperanza el que los líderes de las diversas tradiciones religiosas de este país, con espíritu de armonía y de respeto mutuo, se esfuercen en trabajar juntos en favor de la paz, para ayudar a los pobres y educar en los auténticos valores humanos y religiosos. Al tratar de construir una cultura del encuentro y la solidaridad, contribuyen al bien común y sientan las bases morales indispensables en vistas de un futuro de esperanza y prosperidad para las generaciones futuras.

Ese futuro está todavía en manos de los jóvenes de la nación. Ellos son un regalo que hay que apreciar y alentar, una inversión que producirá un fruto abundante si se les ofrecen oportunidades reales de empleo y una educación de calidad. Esta es una exigencia urgente de justicia intergeneracional. El futuro de Myanmar, en un mundo interconectado y en rápida evolución, dependerá de la formación de sus jóvenes, no sólo en el campo de la técnica, sino sobre todo en los valores éticos de la honestidad, la integridad y la solidaridad humana, que aseguran la consolidación de la democracia y el aumento de la unidad y la paz en todos los niveles de la sociedad. La justicia intergeneracional también exige que las generaciones futuras reciban en herencia un entorno natural que no esté contaminado por la codicia y la rapacería humana. Es esencial que no se les robe a nuestros jóvenes la esperanza y la posibilidad de emplear su idealismo y su talento en remodelar el futuro de su país, es más, de toda la familia humana.

Señora Consejera de Estado, queridos amigos.

En estos días, me gustaría alentar a mis hermanos y hermanas católicos a perseverar en su fe y a seguir anunciando su mensaje de reconciliación y fraternidad a través de obras de caridad y humanitarias, que beneficien a toda la sociedad en su conjunto. Espero que, en cooperación respetuosa con los seguidores de otras religiones y de todos los hombres y mujeres de buena voluntad, contribuyan a abrir una nueva era de concordia y progreso para los pueblos de esta querida nación. Larga vida a Myanmar. Les agradezco su atención y, con los mejores deseos por su servicio al bien común, invoco sobre ustedes los dones celestiales de sabiduría, fortaleza y paz.

PAPA FRANCISCO SE REÚNE CON LAS MÁXIMAS AUTORIDADES DE MYANMAR Y LES PIDE JUSTICIA


El Papa se reúne con las máximas autoridades de Myanmar y les pide justicia
Por Miguel Pérez Pichel
Foto: L'Osservatore Romano





VATICANO, 28 Nov. 17 / 05:12 am (ACI).- Tras haber celebrado la Santa Misa y haber mantenido un encuentro interreligioso con representantes católicos, anglicanos, budistas, hinduistas y judíos de Myanmar en la sede del Arzobispado de Ragún, el Papa Francisco se ha trasladado en avión a la localidad de Nay Pyi Taw para su encuentro con las máximas autoridades del país, a las que pidió “justicia, paz y unidad”.

En la pista de aterrizaje del aeropuerto, bajo un sol radiante y con la habitual presencia de prensa y fieles, le ha recibido con honores de Jefe de Estado el Ministro Delegado del Presidente.

Posteriormente, el Santo Padre se ha trasladado en auto al Palacio Presidencial donde, a las 15.50 hora local, ha tenido lugar la Ceremonia oficial de bienvenida a Myanmar presidida por el Presidente Htin Kyaw, Jefe de Estado de la República de la Unión de Myanmar, nombre oficial del Estado impuesto por las autoridades militares del país pero no reconocido por la comunidad internacional, que siguen considerando como único nombre legal Birmania. Tras el acto de bienvenida, han entrado juntos en el Palacio Presidencial.

Antes de pasar a un salón para el encuentro privado entre ambos mandatarios, el Pontífice firmó en el Libro de Honor de autoridades y jefes de Estado. En su firma, el Papa escribió un breve mensaje: “Sobre todas las personas amadas de Myanmar, invoco las bendiciones divinas de justicia, paz y unidad”, fueron las palabras estampadas por el Obispo de Roma.

Al término, Francisco acompañó al Presidente y a su familia a un salón donde se desarrolló un encuentro privado que finalizó con el intercambio de regalos. El Papa regaló al Presidente una reproducción de un códice conservado en la Biblioteca Apostólica Vaticana y un manuscrito en papel en formato “acordeón” constituido por 82 pliegues en el que se narra en lengua birmana la vida de Buda en 7 episodios.

Tras el intercambio de regalos, el Presidente acompañó al Papa a la Sala del Cuerpo Diplomático para el encuentro con la Consejera de Estado y Ministra de Asuntos Exteriores, Aung San Suu Kyi, distinguida en el año 1991 con el Premio Nobel de la Paz.

LA PEQUEÑA Y ACOSADA COMUNIDAD CATÓLICA DE BANGLADESH ESPERA CON ANSIAS AL PAPA FRANCISCO


La pequeña y acosada comunidad católica de Bangladesh espera con ansias al Papa
Foto: L'Osservatore Romano





VATICANO, 27 Nov. 17 / 11:20 am (ACI).- Con su llegada este lunes 27 de noviembre al aeropuerto internacional de Rangún, Myanmar, el Papa Francisco comenzó un viaje apostólico que le llevará también a Bangladesh del 30 de noviembre al 2 de diciembre.

Allí, le espera una pequeña comunidad católica con una fe fuerte, pero acosada por el creciente extremismo islámico.

Bangladesh tiene una población de más de 150 millones de habitantes en un territorio muy pequeño. El 89% de la población es musulmana suní. Además, hay pequeñas comunidades budistas, hindúes y cristianas.

La comunidad cristiana ha crecido en los últimos años gracias, en gran parte, a las conversiones de musulmanes, la mayoría a iglesias protestantes. Sin embargo, no existen datos oficiales ya que los conversos deben mantenerse en la clandestinidad y seguir aparentando ser musulmanes.

El Informe de Libertad Religiosa 2017 de Ayuda a la Iglesia Necesitada explica que, si bien históricamente Bangladesh ha sido un país mayoritariamente musulmán en el que la gente practicaba un islam moderado, en los últimos años esta situación ha cambiado como resultado del auge de grupos extremistas.

El informe señala que en los últimos 18 meses se han registrado 48 asesinatos, 28 de los cuales fueron reivindicados por Al Qaeda y Estado Islámico. Algunos cristianos, al igual que fieles de otras religiones, se han visto obligados a abandonar el país debido a las presiones de la mayoría islámica.

En un reciente video difundido en redes sociales por la agencia AFP se recogen testimonios de cristianos que han sufrido estas persecuciones.

Bidhan Kamol Rosario, cristiano de Bangladesh, afirma con orgullo que “nosotros somos cristianos”. Señala que las autoridades les persiguen por comulgar con el vino con la justificación de que el islam prohíbe el consumo de bebidas alcohólicas.

“El vino es la santa sangre en nuestra religión. Si lo bebemos y salimos, las fuerzas de seguridad nos lo hacen pasar mal. Nos dicen: ‘¡Eh, tú! ¡Ven aquí!’. Entonces huelen nuestro aliento y nos preguntan si hemos bebido vino. Si decimos que sí, nos llevan a la comisaría de policía y nos piden que los sobornemos. Pueden pedirnos entre 50.000 taka (612 dólares) y 100.000 taka (1.225 dólares)”.

El P. Jayanta Gomes, sacerdote diocesano, muestra su esperanza en que la presencia del Papa ayude a los cristianos del país, pero también para los refugiados “rohingya”, que huyen de la persecución que sufren en Myanmar. 

“Creo firmemente que la visita del Papa Francisco será muy significativa para todos los bangladesíes. En especial, creemos que hablará sobre el desplazamiento de la comunidad rohingya. No esperamos otra cosa que deseos de paz y armonía”.

Entre los actos que el Papa Francisco presidirá en Bangladesh destacan la celebración de la Santa Misa y la ordenación sacerdotal del viernes 1 de diciembre, y el encuentro con sacerdotes, religiosos, consagrados, seminaristas y novicias el sábado 2.