lunes, 3 de abril de 2017

LA SANGRIENTA VIOLENCIA EN EL CONGO PREOCUPA AL PAPA FRANCISCO


La sangrienta violencia en el Congo preocupa al Papa Francisco
Por Miguel Pérez Pichel
 Foto: Marco Mancini / ACI Stampa





VATICANO, 02 Abr. 17 / 06:00 am (ACI).- Durante el rezo del Ángelus, finalizada la Misa en la Piazza Martiri de la ciudad italiana de Carpi, el Papa Francisco lamentó la situación de violencia en la República Democrática del Congo y pidió el fin de ese sangriento conflicto.

“Continúan llegando noticias de sangrientos combates violentos en la región de Kasai, en la República Democrática del Congo, combates que están provocando víctimas y desplazados y que también golpean a las personas y propiedades de la Iglesia: iglesias, hospitales, escuelas…”, lamentó el Santo Padre.


“Ofrezco mi cercanía a esta nación y exhorto a todos a rezar por la paz con el fin de que los corazones de los responsables de estos crímenes no permanezcan esclavos del odio y de la violencia”, señaló.

La región de Kasai es un área central de la República Democrática del Congo donde en los últimos meses se han intensificado los actos de violencia después de que, el pasado mes de agosto, las fuerzas de seguridad abatieran al líder de la milicia Kamuina Naspu.

Desde entonces, según informa la ONU, han muerto más de 400 personas víctimas de la violencia y más de 200 mil han huido de sus hogares.

La semana pasada, unos 30 policías murieron en una emboscada. Además, aparecieron muertos dos enviados de la ONU y su intérprete.

La República Democrática del Congo se encuentra al borde de la guerra civil debido a la negativa de su presidente Joseph Kabilia, a abandonar el poder. Su mandato, finalizado a finales de 2016, se prorrogó con el argumento de que los problemas económicos y de seguridad del país impedían la celebración de nuevas elecciones.

El Papa Francisco se encuentra este domingo de visita en la ciudad de Carpi. En la Misa celebrada en la Piazza Martiri, frente a la Catedral, invitó “a salir de los sepulcros de la tristeza y de la desesperanza para tomar el camino del Señor, que es la resurrección y la vida”.

En su comentario al Evangelio del día, sobre la resurrección de Lázaro, el Pontífice indicó que “es xtraño, pero a menudo preferimos estar solos en las grutas oscuras que tenemos dentro antes de invitar en ellas a Jesús. Somos tentados a buscarnos siempre a nosotros mismos, profundizando en la angustia, lamiéndonos las llagas antes que ir a Él”.

El Santo Padre pidió entonces que “no nos dejemos aprisionar por las tentaciones de permanecer solos y desconfiados y llorando por lo que sucede; no cedamos a la lógica inútil e inconcluyente del miedo, al repetir resignado que va todo mal”.

En este sentido, pidió imitar a Cristo, quien “en medio de la desolación general por la muerte de Lázaro, Jesús no se deja transportar por el desconsuelo”. 

PAPA FRANCISCO: PIDE ABANDONAR LOS SEPULCROS DE LA TRISTEZA Y RENCOR


Papa Francisco pide abandonar los sepulcros de la tristeza y el rencor y confiar en Dios
Por Álvaro de Juana
 Foto: Marco Mancini / ACI Stampa







VATICANO, 02 Abr. 17 / 04:23 am (ACI).- El Papa Francisco comenzó su visita a la ciudad italiana de Carpi con una Misa en la Piazza Martiri, en la que invitó a salir de los sepulcros de la tristeza y la desesperanza para tomar el camino del Señor, que es la resurrección y la vida”.

“Las lecturas de hoy no hablan del Dios de la vida, que vence a la muerte”, comenzó explicando en esta visita a Carpi, golpeada por un fuerte terremoto en 2012.

Francisco comentó el Evangelio del día de la resurrección de su amigo Lázaro. “En medio de la desolación general por la muerte de Lázaro, Jesús no se deja transportar por el desconsuelo”. “Sufriendo Él mismo, pide que se crea firmemente, no se encierra en el llanto, sino que, conmovido, se pone en camino hacia el sepulcro”.

En este sentido, Francisco afirmó que en la vida existen dos vías: “quedarse mirando melancólicamente los sepulcros de ayer y de hoy, o hacer que se acerque Jesús a nuestros sepulcros”.

“Cada uno de nosotros tiene ya un pequeño sepulcro, alguna zona muerta dentro del corazón: una herida, un mal recibido o hecho, un rencor que no da tregua, un remordimiento que regresa, un pecado que no se consigue superar”.

“Es extraño, pero a menudo preferimos estar solos en las grutas oscuras que tenemos dentro antes de invitar en ellas a Jesús. Somos tentados a buscarnos siempre a nosotros mismos, profundizando en la angustia, lamiéndonos las llagas antes que ir a Él”.

El Santo Padre pidió entonces que “no nos dejemos aprisionar por las tentaciones de permanecer solos y desconfiados y llorando por lo que sucede; no cedamos a la lógica inútil e inconcluyente del miedo, al repetir resignado que va todo mal”.

“Ésta es la atmósfera del sepulcro, el Señor desea abrir la vía de la vida, la del encuentro con Él, de la confianza en Él, de la resurrección del corazón”.

“Siempre habrá problemas –continuó–, y cuando no resolvamos uno llegará otro. Podemos encontrar una nueva estabilidad, y esta estabilidad es el propio Jesús, que es la resurrección y la vida. Con él la alegría habita el corazón, la esperanza renace, el dolor se transforma en paz, el temor en confianza, la prueba en ofrenda de amor”.

Al comentar el pasaje del Evangelio, afirmó que Jesús “no se hace capturar del ambiente emotivo que lo rodea, sino que ora con confianza y dice: ‘Padre, te doy gracias’”.

El Papa afirmó que “Jesús nos ofrece el ejemplo de cómo comportarnos”: “no huye el sufrimiento, que pertenece a esta vida, pero no se deja encerrar en el pesimismo”.

“Por un lado hay una gran desilusión, la precariedad de nuestra vida mortal que, a través de la angustia por la muerte, experimenta a menudo la derrota, una oscuridad interior que parece insoportable”, dijo.

“Nuestra alma, creada para la vida, sufre sintiendo que su sed de eterno bien es oprimida por un mal antiguo y oscuro”.

Pero “por otro lado hay esta esperanza que vence la muerte y el mal y que tiene un nombre: Jesús. Él no lleva un poco de bienestar o de cualquier remedio para alargar la vida, sino que proclama: ‘yo soy la resurrección y la vida; quien cree en mi, también aunque muera, vivirá’”.

“También nosotros somos invitados a decidir de qué parte estar. Se puede estar de la parte del sepulcro o de la parte de Jesús. Hay quien se deja encerrar en la tristeza y quien se abre a la esperanza. Hay quien se queda atrapado entre los problemas de la vida y quien, como vosotros, con la ayuda de Dios levanta los problemas y reconstruye con paciente esperanza”.

jueves, 30 de marzo de 2017

PAPA FRANCISCO: SOLO DESDE EL AMOR EN LA FAMILIA SE PUEDE REGENERAR EL MUNDO


Solo desde el amor en la familia se puede regenerar el mundo, afirma el Papa
Por Álvaro de Juana
Foto: Daniel Ibáñez / ACI Prensa



 (ACI).- El Papa Francisco ha escrito que “solamente partiendo del amor la familia puede manifestar, difundir y regenerar el amor de Dios en el mundo. Sin amor no se puede vivir como hijos de Dios, como cónyuges, padres y hermanos”.

Estas palabras del Pontífice se encuentran en la carta de preparación al Encuentro Mundial de las Familias que tendrá lugar del 21 al 26 de agosto de 2018 en Dublín (Irlanda) y al que está previsto la asistencia del Papa Francisco.


El encuentro se celebrará bajo el tema “El Evangelio de la Familia: alegría para el mundo” y está organizado por el nuevo Dicasterio de Laicos, Familia y Vida que preside el Cardenal Kevin Farrel.

En la carta, el Pontífice quiere “ofrecer algunas indicaciones precisas” para que también las familias “profundicen en su reflexión” sobre la Exhortación postsinodal Amoris Laetitia.

“Nos podríamos preguntar: ¿El Evangelio sigue siendo alegría para el mundo? Y también: ¿La familia sigue siendo una buena noticia para el mundo de hoy?” escribe Francisco.


“El amor de Dios es su ‘sí’ a toda la creación y al corazón de la misma, que es el hombre. Es el ‘sí’ de Dios a la unión entre el hombre y la mujer, abierta a la vida y al servicio de ella en todas sus fases; es el ‘sí’ y el compromiso de Dios con una humanidad a menudo herida, maltratada y dominada por la falta de amor”.

En la carta, también pregunta a las familias si “viven partiendo del amor, por el amor y en el amor” puesto que esto significa “darse, perdonarse, no perder la paciencia, anticiparse al otro, respetarse”.

Tres palabras

Como ya ha hecho en varias ocasiones, el Papa destaca la importancia de 3 palabras: “permiso”, “gracias”, “lo siento” e invita a utilizarlas en la familia.

“Sueño con una Iglesia en salida, no autorreferente, una Iglesia que no pase lejos de las heridas del hombre, una Iglesia misericordiosa que anuncie el corazón de la revelación de Dios Amor que es la Misericordia”, asegura.

Francisco se muestra convencido de que “las familias cristianas sean lugares de misericordia y testigos de misericordia” y desea que lo sean todavía más traes este encuentro en Dublín.

En la conferencia de prensa de presentación de la Carta en el Vaticano, el Cardenal Farrrel deseó que el evento pueda “incidir visiblemente en la intensa comunión de todo el pueblo de Dios y de todas las familias cristianas en torno al Papa”.

Además, solicita “el protagonismo activo de todas las comunidades eclesiales y de los responsables pastorales a varios niveles para que cada experiencia venga recogida y y hecha circular, través a través de los medios de comunicación”.

En la presentación también intervino el Arzobispo de Dublín, Diarmuid Martin, quien se preguntó “¿Qué es lo que inspira al Papa Francisco en su deseo de renovación?”. En su opinión, “existe el peligro de que cada persona busque su propia idea que no es realmente la de visión de renovación auténtica del Papa”.

Por otro lado, afirmó que “la familia está llamada a ser el lugar en el que los esposos se amen no de un modo vagamente romántico, sino dentro de la realidad y las dificultades diarias”. “Vivir el amor en familia implica que sus miembros sepan cómo donarse con generosidad, sepan perdonar, sepan no perder nunca la paciencia, pero sobre todo sepan tender la mano y comprender al otro respetándose”.

PAPA FRANCISCO INVITA A PREGUNTARSE EN CUARESMA: HE DEFRAUDADO EN ALGO AL SEÑOR?


Papa Francisco invita a preguntarse en Cuaresma: ¿He defraudado en algo al Señor?
Por Álvaro de Juana
Foto: L'Osservatore Romano




VATICANO, 30 Mar. 17 / 04:47 am (ACI).- En la homilía del Papa Francisco en la Misa de Santa Marta, el Papa Francisco pidió a los fieles preguntarse si han defraudado a Dios y si son esclavos de algunos ídolos que lo alejan de Él.

Las palabras del Santo Padre se centraron en esta ocasión en el “sueño y la desilusión de Dios” y al comentar la lectura del Libro del Éxodo recordó que el pueblo le “traiciona” y así Dios “comienza a sentirse defraudado”.

Se trata del pasaje de la Biblia en el que Dios llama a Moisés para entregarle las Tablas de la Ley, pero mientras, el pueblo “no tuvo paciencia” y fabrica un becerro de oro. Un dios “para divertirse” con el que se “olvidaron de Dios que los salvaba”.

“Olvidar a Dios que nos ha creado, que nos ha hecho crecer, que nos ha acompañado en la vida: esta es la desilusión de Dios. Y muchas veces en el Evangelio, Jesús en las parábolas, habla de aquel hombre que planta una viña y después falla, porque los operarios la quieren para ellos”.

“¡En el corazón del hombre siempre existe esta inquietud!”, exclamó. “No está satisfecho de Dios, del amor fiel. El corazón del hombre está siempre dirigido a la infidelidad. Y esta es la tentación”, añadió.

Dios, “por medio de un profeta, reprobará a este pueblo” que “no es constante, no sabe esperar, se ha pervertido”.

“Dios se desilusiona: la infidelidad del pueblo. Y también nosotros somos pueblo de Dios y conocemos bien como es nuestro corazón y cada día tenemos que retomar el camino para no irnos lentamente hacia los ídolos, hacia las fantasías, hacia la mundanidad, hacia la infidelidad”.

“Creo que hoy nos hará bien pensar en el Señor defraudado: ‘Dime Señor, ¿te sientes defraudado por mí?’. Seguro que en algo sí, pero pensad y haceros esta pregunta”, dijo en la homilía.

Sin embargo, Dios “tiene un corazón tierno, un corazón de padre”. Por ello, invitó a pensar “si Dios llora por mi” y “si yo me he alejado del Señor”.

“¿Cuántos ídolos tengo que no soy capaz de quitarme de encima y que me esclavizan? Esa idolatría que tenemos dentro. Y Dios llora por mí”.

“Pensemos hoy en esta desilusión de Dios que nos ha hecho para el amor y sin embargo nosotros vamos a buscar amor, bienestar, pasarlo bien en otros lugares y no en Su amor”, pidió.

“Si nos alejamos de este amor que nos ha criado. Y este es un pensamiento de Cuaresma. Nos hará bien. Y esto hacerlo todos los días; un pequeño examen de conciencia: ‘Señor, sabes que has tenido muchos sueños sobre mí, yo sé que me he alejado, pero dime dónde, cómo, para regresar’. Y la sorpresa será que Él siempre nos espera, como el padre del hijo pródigo, que lo vio venir desde lejos porque lo esperaba”.

Lectura comentadas por el Papa: 

Primera lectura

Éxodo 32:7-14
7 Entonces habló Yahveh a Moisés, y dijo: «¡Anda, baja! Porque tu pueblo, el que sacaste de la tierra de Egipto, ha pecado.
8 Bien pronto se han apartado el camino que yo les había prescrito. Se han hecho un becerro fundido y se han postrado ante él; le han ofrecido sacrificios y han dicho: "Este es tu Dios, Israel, el que te ha sacado de la tierra de Egipto."»
9 Y dijo Yahveh a Moisés: «Ya veo que este pueblo es un pueblo de dura cerviz.
10 Déjame ahora que se encienda mi ira contra ellos y los devore; de ti, en cambio, haré un gran pueblo.»
11 Pero Moisés trató de aplacar a Yahveh su Dios, diciendo: "¿Por qué, oh Yahveh, ha de encenderse tu ira contra tu pueblo, el que tú sacaste de la tierra de Egipto con gran poder y mano fuerte?
12 ¿Van a poder decir los egipcios: Por malicia los ha sacado, para matarlos en las montañas y exterminarlos de la faz de la tierra? Abandona el ardor de tu cólera y renuncia a lanzar el mal contra tu pueblo.
13 Acuérdate de Abraham, de Isaac y de Israel, siervos tuyos, a los cuales juraste por ti mismo: Multiplicaré vuestra descendencia como las estrellas del cielo; toda esta tierra que os tengo prometida, la daré a vuestros descendientes, y ellos la poseerán como herencia para siempre.»
14 Y Yahveh renunció a lanzar el mal con que había amenazado a su pueblo.

TEXTO: CARTA DEL PAPA FRANCISCO POR EL ENCUENTRO MUNDIAL DE LAS FAMILIAS EN DUBLÍN


TEXTO: Carta del Papa Francisco por el Encuentro Mundial de las Familias en Dublín
 Foto: Aciprensa





VATICANO, 30 Mar. 17 / 05:35 am (ACI).- El Papa Francisco ha escrito una carta para ayudar a las familias en la preparación del Encuentro Mundial de las Familias que se celebrará en agosto de 2018 en Dublín, Irlanda.

En ella, el Pontífice escribe que "el amor de Dios es su 'sí' a toda la creación y al corazón de la misma, que es el hombre. Es el 'sí' de Dios a la unión entre el hombre y la mujer, abierta a la vida y al servicio de ella en todas sus fases".


"Sueño con una Iglesia en salida, no autorreferente, una Iglesia que no pase lejos de las heridas del hombre, una Iglesia misericordiosa que anuncie el corazón de la revelación de Dios Amor que es la Misericordia", dice Francisco.

A continuación, el texto completo de la Carta del Papa Francisco:

Al Venerado Hermano el cardenal KEVIN FARRELL


Prefecto del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida

Al final del VIII Encuentro Mundial de las Familias, celebrado en Filadelfia en septiembre de 2015, anuncié que el encuentro sucesivo con las familias católicas de todo el mundo tendría lugar en Dublín. Ahora, con el deseo de comenzar su preparación, me complazco en confirmar que se desarrollará del 21 al 26 de agosto de 2018, sobre el tema: “El Evangelio de la familia: alegría para mundo”. Y con respecto a este tema y a su desarrollo quisiera ofrecer algunas indicaciones más precisas. Deseo, efectivamente, que las familias puedan profundizar en la reflexión y la condivisión de los contenidos de la Exhortación Apostólica postsinodal Amoris Laetitia

Nos podríamos preguntar: ¿El Evangelio sigue siendo alegría para el mundo? Y también: ¿La familia sigue siendo una buena noticia para el mundo de hoy?

¡Yo estoy seguro de que sí! Y este “sí” está firmemente fundado en el plan de Dios. El amor de Dios es su “sí” a toda la creación y al corazón de la misma, que es el hombre. Es el “sí” de Dios a la unión entre el hombre y la mujer, abierta a la vida y al servicio de ella en todas sus fases; es el “sí” y el compromiso de Dios con una humanidad a menudo herida, maltratada y dominada por la falta de amor. La familia, por lo tanto, es el “sí” del Dios Amor. Solamente partiendo del amor la familia puede manifestar, difundir y regenerar el amor de Dios en el mundo. Sin amor no se puede vivir como hijos de Dios, como cónyuges, padres y hermanos.

Quiero hacer hincapié en la importancia de que las familias se pregunten a menudo si viven partiendo del amor, por el amor y en el amor. Esto significa concretamente darse, perdonarse, no perder la paciencia, anticiparse al otro, respetarse. ¡Cómo mejoraría la vida familiar si cada día se vivieran las tres sencillas palabras “permiso”, “gracias”, “lo siento”! Todos los días experimentamos la fragilidad y la debilidad, y por eso todos nosotros, familias y pastores, necesitamos una humildad renovada que plasme el deseo de formarnos, de educarnos y de ser educados, de ayudar y de ser ayudados, de acompañar, discernir e integrar a todos los hombres de buena voluntad.

Sueño con una Iglesia en salida, no autorreferente, una Iglesia que no pase lejos de las heridas del hombre, una Iglesia misericordiosa que anuncie el corazón de la revelación de Dios Amor que es la Misericordia. Es la misma misericordia que nos hace nuevos en el amor; y sabemos cuanto las familias cristianas sean lugares de misericordia y testigos de misericordia; después del Jubileo extraordinario lo serán todavía más, y el Encuentro de Dublín podrá dar señales concretas.

Invito, pues, a toda la Iglesia a recordar estas indicaciones en la preparación pastoral para el próximo Encuentro Mundial.


Ante Usted, querido Hermano, junto con sus colaboradores, se presenta la tarea de conjugar de una forma especial la enseñanza de Amoris Laetitia, con la cual la Iglesia desea que las familias estén siempre en camino, en esa peregrinación interior que es una manifestación de vida auténtica

Mi pensamiento se dirige de manera especial a la archidiócesis de Dublín y a toda la querida Nación irlandesa, por la generosa hospitalidad y el esfuerzo que implica organizar un evento de esta magnitud. ¡Que el Señor os recompense a partir de ahora, concediéndoos en abundancia favores celestes!

La Sagrada Familia de Nazaret guíe, acompañe y bendiga vuestro servicio y a todas las familias involucradas en la preparación del gran Encuentro Mundial de Dublín.

Desde el Vaticano, 25 de marzo de 2017

CATEQUESIS DEL PAPA FRANCISCO SOBRE ABRAHAM Y LA ESPERANZA


TEXTO: Catequesis del Papa Francisco sobre Abraham y la esperanza
Foto: Lucía Ballester / ACI Prensa




VATICANO, 29 Mar. 17 / 05:01 am (ACI).- El Papa Francisco habló de Abraham y de su “esperanza contra toda esperanza” que le hizo fiarse de Dios y salir de la desesperación.

En una nueva Catequesis en la Audiencia General, pidió a los fieles abrir “sus corazones” porque la “fuerza de Dios llevará adelante y hará cosas milagrosas y les enseñará qué es la esperanza. Este es el único precio: abrir el corazón a la fe y Él hará el resto”.

“¡Esta es la paradoja y al mismo tiempo el elemento más fuerte, más alto de nuestra esperanza! Una esperanza fundada en una promesa que del punto de vista humano parece incierta e impredecible, pero que no disminuye ni siquiera ante la muerte, cuando a prometer es el Dios de la Resurrección y de la vida”, dijo Francisco.

A continuación, el texto completo de la catequesis:

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

El pasaje de la Carta de San Pablo a los Romanos que hemos apenas escuchado nos da un gran don. De hecho, estamos acostumbrados a reconocer en Abraham a nuestro padre en la fe; hoy el Apóstol nos hace comprender que Abraham es para nosotros padre de la esperanza; no sólo padre en la fe, sino padre en la esperanza. Y esto porque en su historia podemos ya aprehender un anuncio de la Resurrección, de la vida nueva que vence el mal y la misma muerte.

En el texto se dice que Abraham creyó en Dios «que da vida a los muertos y llama a la existencia a las cosas que no existen» (Rom 4,17); y luego se precisa: «Su fe no flaqueó, al considerar que su cuerpo estaba como muerto y que también lo estaba el seno de Sara» (Rom 4,19). Así, esta es la experiencia a la cual estamos llamados a vivir también nosotros. El Dios que se revela a Abraham es el Dios que salva, el Dios que hace salir de la desesperación y de la muerte, el Dios que llama a la vida. En la historia de Abraham todo se convierte en un himno al Dios que libera y regenera, todo se hace profecía. Y lo hace para nosotros, para nosotros que ahora reconocemos y celebramos el cumplimiento de todo esto en el misterio de la Pascua. Dios de hecho, «resucitó de los muertos a nuestro Señor Jesús» (Rom 4,24), para que también nosotros podamos pasar en Él de la muerte a la vida. Y de verdad entonces Abraham puede bien llamarse «padre de muchos pueblos», en cuanto resplandece como anuncio de una humanidad nueva – nosotros – rescatada por Cristo del pecado y de la muerte e introducida una vez para siempre en el abrazo del amor de Dios.

A este punto, Pablo nos ayuda a poner en evidencia el vínculo estrecho entre la fe y la esperanza. Él de hecho afirma que Abraham «creyó, esperando contra toda esperanza» (Rom 4,18). Nuestra esperanza no se apoya en razonamientos, previsiones o cálculos humanos; y se manifiesta ahí donde no hay más esperanza, donde no hay nada más en que esperar, justamente como sucedió con Abraham, ante su muerte inminente y la esterilidad de su mujer Sara. Era el final para ellos, no podían tener hijos y ahí, en esa situación, Abraham cree y tuvo esperanza contra toda esperanza. ¡Y esto es grande! La gran esperanza hunde sus raíces en la fe, y justamente por esto es capaz de ir más allá de toda esperanza. Sí, porque no se funda en nuestra palabra, sino en la Palabra de Dios. También en este sentido, entonces, estamos llamados a seguir el ejemplo de Abraham, quien, a pesar de la evidencia de una realidad que parece destinada a la muerte, confía en Dios, «plenamente convencido de que Dios tiene poder para cumplir lo que promete» (Rom 4,21). Me gustaría hacerles una pregunta, ¿eh?: ¿Nosotros, todos nosotros, estamos convencidos de esto? ¿Estamos convencidos que Dios nos quiere mucho y que todo aquello que nos ha prometido está dispuesto a llevarlo a cumplimiento? Pero Padre, ¿Cuánto debemos pagar por esto? (El Señor responde): “Hay un precio: abrir el corazón”. Abran sus corazones y esta fuerza de Dios llevará adelante y hará cosas milagrosas y les enseñará que cosa es la esperanza. Este es el único precio: abrir el corazón a la fe y Él hará el resto.

¡Esta es la paradoja y al mismo tiempo el elemento más fuerte, más alto de nuestra esperanza! Una esperanza fundada en una promesa que del punto de vista humano parece incierta e impredecible, pero que no disminuye ni siquiera ante la muerte, cuando a prometer es el Dios de la Resurrección y de la vida. Esto no lo promete uno cualquiera, ¡no! Quien lo promete, es el Dios de la Resurrección y de la vida.

Queridos hermanos y hermanas, pidamos hoy al Señor la gracia de permanecer instaurados no tanto en nuestras seguridades, en nuestras capacidades, sino en la esperanza que surge de la promesa de Dios, como verdaderos hijos de Abraham. Cuando Dios promete, lleva a cumplimiento aquello que promete. Jamás falta a su palabra. Y entonces nuestra vida asumirá una luz nueva, en la conciencia de que Quien ha resucitado a su Hijo, resucitará también a nosotros y nos hará de verdad una cosa sola con Él, junto a todos nuestros hermanos en la fe. Todos nosotros creemos. Hoy estamos todos en la plaza, alabemos al Señor, cataremos el Padre Nuestro, luego recibiremos la bendición… pero esto pasa. Pero esto, también, es una promesa de esperanza. Si nosotros hoy tenemos el corazón abierto, les aseguro que todos nosotros nos encontraremos en la plaza del Cielo por siempre, que no pasa nunca. Y esta es la promesa de Dios. Y esta es nuestra esperanza, si nosotros abrimos nuestros corazones. Gracias.