sábado, 18 de marzo de 2017

PAPA FRANCISCO PROPONE 3 ASPECTOS PARA UN BUEN SACERDOTE CONFESOR


Papa Francisco propone 3 aspectos para un buen sacerdote confesor
Por Walter Sánchez Silva




VATICANO, 17 Mar. 17 / 08:27 am (ACI).- El Papa Francisco propuso tres aspectos para ser un buen sacerdote confesor en sus palabras a los participantes del curso anual sobre el fuero interno promovido por la Penitenciaría Apostólica de la Santa Sede.

En el Aula Pablo VI este viernes 17 de marzo, el Santo Padre comentó que “esto de la Penitenciaría es el tipo de tribunal que me gusta realmente porque es un ‘tribunal de la misericordia’, al que uno llega para obtener aquella medicina indispensable para nuestra alma que es la misericordia divina”.

El esfuerzo para llegar a ser un buen sacerdote confesor, dijo luego, dura toda la vida y propuso 3 aspectos para desempeñar esta tarea de la mejor forma:

1.- El buen confesor es amigo de Jesús Buen Pastor

El Santo Padre explicó que “sin esta amistad, será muy difícil madurar en aquella paternidad tan necesaria en el ministerio de la Reconciliación”.

“Ser amigos de Jesús significa antes que nada cultivar la oración, ya sea una oración personal con el Señor, pidiendo incesantemente el don de la caridad pastoral, o ya sea una oración específica por el ejercicio de la tarea de confesores y por los fieles, hermanos y hermanas que se acercan a nosotros buscando la misericordia de Dios”.

Francisco resaltó que “un confesor que reza sabe bien que él es el primer pecador y el primero en ser perdonado. Entonces la oración es la primera garantía para evitar cualquier actitud de dureza, que inútilmente juzga al pecador y no el pecado”.

“En la oración es necesario implorar el don de un corazón herido, capaz de comprender las heridas de otros y sanarlas con el aceite de la misericordia, aquel que el buen samaritano puso en las llagas del desventurado, por el que nadie tuvo piedad”.

En la oración, resaltó el Santo Padre, es necesario también pedir “el don precioso de la humildad” e invocar “siempre al Espíritu Santo, que es un espíritu de discernimiento y compasión”.

El Pontífice explicó que “el Espíritu permite identificarnos con los sufrimientos de las hermanas y los hermanos que se acercan al confesionario y acompañarlos con un discernimiento maduro y prudente, con una verdadera compasión para con sus sufrimientos, causados por la pobreza del pecado”.

2.- El buen confesor es un hombre del Espíritu y del discernimiento

“¡Cuánto mal hace a la Iglesia la falta de discernimiento! Cuánto mal ocurre en las almas por un actuar que no busca sus propias raíces en la escucha humilde del Espíritu Santo y de la voluntad de Dios”.

El confesor, dijo el Papa, “no hace su propia voluntad y no enseña su propia doctrina. Él está llamado a hacer siempre y solo la voluntad de Dios, en plena comunión con la Iglesia, de la cual es ministro, es decir siervo”.

“El discernimiento permite distinguir siempre, para no confundir, y para no hacer nunca ‘de toda la hierba un manojo’. El discernimiento educa la mirada y el corazón, permitiendo aquella delicadeza de ánimo tan necesaria ante quien nos abre el sagrario de su propia consciencia para recibir luz, paz y misericordia”.

Francisco indicó también que “el discernimiento es necesario también porque, quien se acerca al confesionario, puede provenir de las más dispares situaciones y podría tener incluso disturbios espirituales”.

“Allí donde el confesor se diese cuenta de la presencia de reales y verdaderos disturbios espirituales –que pueden ser también en gran parte psíquicos, y que deben ser verificados a través de una sana colaboración con las ciencias humanas– no deberá dudar en referirse a quienes, en las diócesis, se encargan de este delicado y necesario ministerio, es decir los exorcistas”.

3.- El confesionario es un verdadero lugar de evangelización

“No hay, de hecho, evangelización más auténtica que el encuentro con el Dios de la misericordia”. “Encontrar la misericordia significa encontrar el verdadero rostro de Dios, así como el Señor Jesús nos lo ha revelado”.

El Papa precisó que en el breve diálogo con el penitente que se acerca a la Reconciliación, el sacerdote confesor debería siempre discernir aquello que “sea más útil o necesario para el camino espiritual de aquel hermano”.

“El confesor, de hecho, está llamado cotidianamente a llegar hasta las ‘periferias del mal y del pecado’, y su obra representa una auténtica prioridad pastoral”.

El Papa Francisco alentó a los participantes del curso de la Penitenciaría Apostólica a “que sean buenos confesores: inmersos en la relación con Cristo, capaces de discernimiento en el Espíritu Santo y prontos a aprovechar la ocasión para evangelizar”.

Finalmente el Santo Padre animó a “perdonar con la Madre, perdonar con la Madre. Porque esta mujer o este hombre que viene al confesionario tiene una Madre en el Cielo que le abrirá la puerta y le ayudará al momento de entrar en el cielo. Siempre la Virgen, porque la Virgen nos ayuda también a nosotros en el ministerio”.

PAPA FRANCISCO COMPARTE UN LIBRO Y UNA LEYENDA DE LA VIRGEN MARÍA QUE LO AYUDAN


Papa Francisco comparte un libro y una “leyenda” de la Virgen María que lo ayudan
Por Walter Sánchez Silva
 Foto Daniel Ibáñez (ACI Prensa)



VATICANO, 17 Mar. 17 / 09:26 am (ACI).- En su discurso esta mañana a los sacerdotes confesores que participan en el curso sobre fuero interno promovido por la Penitenciaría Apostólica de la Santa Sede, el Papa Francisco compartió un libro y una “leyenda” de la Virgen María que le hacen bien.

“A mí me hizo mucho bien cuando, de joven, leí el libro de San Alfonso María de Ligorio sobre la Virgen: ‘Las glorias de María’. Siempre, al final de cada capítulo, había un milagro de la Virgen, con el que él entraba en medio de la vida y ejemplificaba las cosas”, dijo el Santo Padre.

Francisco se refirió luego a una “leyenda, una tradición que me contaron existe en el sur de Italia: La Virgen de las mandarinas. Es una tierra donde hay muchas mandarinas, ¿cierto? Y dicen que es la patrona de los ladrones (risas). Dicen que los ladrones van a rezarle. Y la leyenda – como la cuentan – es que los ladrones que rezan a la Virgen de las mandarinas, cuando mueren”.

Luego “van a la fila ante Pedro que tiene las llaves, y abre y deja pasar a uno, luego abre y deja pasar a otro, y la Virgen, cuando ve a uno de estos les hace una seña para que se escondan y luego, cuando ya todos han pasado, Pedro cierra y se hace de noche y la Virgen desde la ventana lo llama y lo hace entrar por ahí”.

El Pontífice dijo que “es un relato popular pero muy bello: perdonar como la Madre, perdonar con la Madre”.

El Santo Padre hizo esta reflexión luego de explicar 3 aspectos que pueden ayudar a un sacerdote a ser buen confesor, y alentó a los presentes a recordar que “esta mujer o este hombre que viene al confesionario tiene una Madre en el Cielo que le abrirá la puerta y le ayudará al momento de entrar en el cielo. Siempre la Virgen, porque la Virgen nos ayuda también a nosotros en el ministerio”.

miércoles, 15 de marzo de 2017

PAPA FRANCISCO: QUE NUESTRO AMOR NO SEA UNA TELENOVELA, NO SEAMOS IMPOSTORES


Papa Francisco: “Que nuestro amor no sea una telenovela, no seamos impostores”
Por Miguel Pérez Pichel
Foto: Daniel Ibáñez (ACI Prensa)






VATICANO, 15 Mar. 17 / 05:35 am (ACI).- En su catequesis de los miércoles, durante la Audiencia General en la Plaza de San Pedro del Vaticano, el Papa Francisco pidió a los presentes que imiten a Cristo y amen de verdad, sin imposturas ni hipocresías. “No seamos unos impostores. Que nuestro amor no sea una telenovela. Necesitamos un amor sincero, fuerte”, indicó.

El Santo Padre destacó que “estamos llamados al amor, a la caridad: esta es nuestra vocación más alta, nuestra vocación por excelencia; a ella está vinculada la alegría de la esperanza cristiana”.


A partir de un fragmento de la Carta del Apóstol Pablo a los Romanos, el Pontífice reflexionó sobre la “alegría en la esperanza”. Explicó que San Pablo “nos pone en guardia: existe el riesgo de que nuestra caridad sea hipócrita, de que nuestro amor sea hipócrita. Nos debemos preguntar: ¿cuándo se produce esto? ¿Y cómo podemos estar seguros de que nuestro amor sea sincero, de que nuestra caridad sea auténtica?”.

“La hipocresía puede insinuarse de muchas formas –explicó–, también en nuestro modo de amar. Esto se comprueba en nuestro amor interesado, condicionado por intereses personales”. En concreto, señaló que esto se produce “cuando nos involucramos en servicios caritativos para mostrarnos a nosotros mismos o para sentirnos apaciguados; o incluso cuando buscamos visibilidad para mostrar nuestra inteligencia o nuestras capacidades”.

“Detrás de todo esto –afirmó– hay una idea falsa, engañosa, que pretende convencernos de que, si amamos, es porque somos buenos, como si la caridad fuese una creación del hombre, un producto de nuestro corazón. Sin embargo, la caridad es, ante todo, una gracia. No consiste en poner de relevancia aquello que somos, sino aquello que el Señor nos da y que nosotros, libremente, acogemos. La caridad no se puede expresar en el encuentro con los demás, si primero no se ha producido en el encuentro con el amor dulce y misericordiosos de Jesús”.

El Pontífice subrayó que Pablo, en su carta, “nos enseña a reconocernos pecadores, y que también nuestro modo de amar está marcado por el pecado. Al mismo tiempo, se hace portador del anuncio nuevo de esperanza: el Señor abre delante de nosotros un camino de liberación, de salvación. Es la posibilidad de vivir también nosotros el gran mandamiento del amor, de convertirnos en instrumentos de la caridad de Dios”.

“Esto tiene lugar cuando nos dejamos curar y renovar en el corazón por Cristo resucitado, y Él nos permite, en nuestra pequeñez y en nuestra pobreza, experimentar la compasión del Padre y celebrar las maravillas de su amor”.

“Se entiende, de ese modo, que todo aquello que podemos vivir y hacer por los hermanos no es otra cosa que aquello que Dios ha hecho continuamente por nosotros. De esa manera, es el mismo Dios quien, tomando posesión de nuestro corazón y de nuestra vida, continúa a hacerse cercano y a servir a todos los que nos encontramos cada día en nuestro camino, comenzando por los últimos y los más necesitados, en los cuales Él se reconoce en primer lugar”.

El Apóstol Pablo hace ver que los cristianos no siempre viven como deberían el mandamiento del amor, “pero incluso esto es una gracia porque nos hace comprender que, por nosotros mismos, no somos capaces de amar de verdad: necesitamos que el Señor renueve continuamente ese don en nuestros corazones, a través de la experiencia de su infinita misericordia. Entonces, sí que volveremos a apreciar las cosas pequeñas, simples, ordinarias; y seremos capaces de amar a los demás como les ama Dios, buscando su bien”, concluyó el Papa Francisco. 

ESTA ES LA ORACIÓN POR LA PEREGRINACIÓN DEL PAPA FRANCISCO A FÁTIMA


Esta es la oración por la peregrinación del Papa Francisco a Fátima
 Foto: Martha Calderón (ACI Prensa)





LISBOA, 14 Mar. 17 / 07:08 pm (ACI).- El Santuario de Fátima, a través del sitio web oficial para la Visita Apostólica del Papa Francisco por los 100 años de las apariciones de la Virgen María, dio a conocer la oración con motivo de la visita que se realizará el Santo Padre el 12 y 13 de mayo.

Esta plegaria también es la oración de Consagración del Año Jubilar por el centenario de las apariciones de Fátima que comenzó el 27 de noviembre de 2016 y terminará el 26 de noviembre de este año.


La oración es la siguiente:

Salve Madre del Señor,
Virgen María, ¡Reina del Rosario de Fátima!
Bendita eres entre todas las mujeres,
tú eres la imagen de la Iglesia vestida de la luz Pascual,
tú eres el honor de nuestro pueblo,
tú eres el triunfo sobre la marca del mal.
Profecía del amor misericordioso del Padre,
Maestra de la Anunciación de la Buena Nueva del Hijo,
Signo del fuego ardiente del Espíritu Santo,
enséñanos, en este valle de alegrías y dolores,
las verdades eternas que el Padre revela a los pequeñitos.
Muéstranos la fuerza de tu manto protector.
En tu Inmaculado Corazón,
sé el refugio de los pecadores
y el camino que conduce hasta Dios.
Unido(a) mis hermanos,
en la Fe, en la Esperanza, en el Amor,
a tí me entrego.
Unido(a) a mis hermanos, por ti, a Dios me consagro, oh Virgen del Rosario de Fátima.
Y, finalmente, envuelto en la luz que viene de tus manos,
daré gloria al Señor por los siglos de los siglos.
Amén.

martes, 14 de marzo de 2017

IMÁGENES VARIADAS DEL PAPA FRANCISCO





















FELICIDADES EN SU CUARTO ANIVERSARIO PAPA FRANCISCO!!!



PAPA FRANCISCO: LA CONVERSIÓN NO LA DA UN HADA CON SU VARITA MÁGICA, SINO HACER EL BIEN


Papa Francisco: La conversión no la da un hada con su varita mágica, sino hacer el bien
Por Álvaro de Juana
Foto: L'Osservatore Romano

VATICANO, 14 Mar. 17 / 05:46 am (ACI).- En la homilía que ofreció durante la Misa en la capilla de la Casa Santa Marta, el Papa Francisco invitó a la conversión, es decir, a alejarse del mal y tomar el camino del bien. 

El Pontífice aprovechó la Cuaresma para hacer un llamado a la conversión y pidió que “no nos habituemos a vivir en las cosas feas” que “envenenan el alma”.


“No es fácil hacer el bien: debemos aprenderlo, siempre. Y Él nos enseña. ¡Aprended! Como niños. En el camino de la vida, de la vida cristiana se aprende todos los días. Se debe aprender todos los días a hacer algo, a ser mejores cada día. Aprender. Alejarse del mal y aprender a hacer el bien: esta es la regla de la conversión. Porque convertirse no es ir a un hada que con la varita mágica nos convierta. Es un camino. Es un camino de alejarse y de aprender”.

Francisco señaló a continuación lo necesario para alcanzar este camino: “Él, el Señor, aquí dice tres cosas concretas, pero hay muchas otras: buscad la justicia, socorred al oprimido, haced justicia al huérfano, defended la causa de la viuda. Son cosas concretas”.

“Se aprende a hacer el bien con cosas concretas, no con palabras. Con hechos. Por eso Jesús en el Evangelio que hemos escuchado reprueba a esta clase de dirigentes del pueblo de Israel, porque ‘dicen y no hacen’, no conocen lo concreto. Y si no hay concreción, no puede haber conversión”.

Comentando el resto de lecturas de la liturgia del día, el Santo Padre subrayó que Dios ayuda a “caminar juntos” para “explicarnos las cosas, tomarnos de la mano”. De tal forma que el Señor es capaz de “cambiarnos” y de “hacer este milagro”.

“Invito a la conversión, alejaos del mal, aprended a hacer el bien. ‘Pero tengo muchos pecados’. No te preocupes: si tus pecados fuesen como escarlata, se harán blancos como la nieve’. Y este es el camino de la conversión cuaresmal. Simple. Es un Padre que habla, es un Padre que nos quiere, nos quiere mucho. Y nos acompaña en este camino de conversión. Solo nos pide que seamos humildes. Jesús dice a los dirigentes: ‘quien se enaltezca será humillado y quien se humille será enaltecido’”. 


Lecturas comentadas por el Papa:

Primera lectura

Isaías 1:10, 16-20
10 Oíd una palabra de Yahveh, regidores de Sodoma. Escuchad una instrucción de nuestro Dios, pueblo de Gomorra.
16 lavaos, limpiaos, quitad vuestras fechorías de delante de mi vista, desistid de hacer el mal,
17 aprended a hacer el bien, buscad lo justo, dad sus derechos al oprimido, haced justicia al huérfano, abogad por la viuda.
18 Venid, pues, y disputemos - dice Yahveh -: Así fueren vuestros pecados como la grana, cual la nieve blanquearán. Y así fueren rojos como el carmesí, cual la lana quedarán.
19 Si aceptáis obedecer, lo bueno de la tierra comeréis.
20 Pero si rehusando os oponéis, por la espada seréis devorados, que ha hablado la boca de Yahveh.


Evangelio

Mateo 23:1-12

1 Entonces Jesús se dirigió a la gente y a sus discípulos
2 y les dijo: «En la cátedra de Moisés se han sentado los escribas y los fariseos.
3 Haced, pues, y observad todo lo que os digan; pero no imitéis su conducta, porque dicen y no hacen.
4 Atan cargas pesadas y las echan a las espaldas de la gente, pero ellos ni con el dedo quieren moverlas.
5 Todas sus obras las hacen para ser vistos por los hombres; se hacen bien anchas las filacterias y bien largas las orlas del manto;
6 quieren el primer puesto en los banquetes y los primeros asientos en las sinagogas,
7 que se les salude en las plazas y que la gente les llame "Rabbí".
8 «Vosotros, en cambio, no os dejéis llamar "Rabbí", porque uno solo es vuestro Maestro; y vosotros sois todos hermanos.
9 Ni llaméis a nadie "Padre" vuestro en la tierra, porque uno solo es vuestro Padre: el del cielo.
10 Ni tampoco os dejéis llamar "Directores", porque uno solo es vuestro Director: el Cristo.
11 El mayor entre vosotros será vuestro servidor.
12 Pues el que se ensalce, será humillado; y el que se humille, será ensalzado.