martes, 13 de diciembre de 2016

RECEN POR MÍ!!! PAPA FRANCISCO


HOY 13 DE DICIEMBRE PAPA FRANCISCO CELEBRA 47 AÑOS DE ORDENADO SACERDOTE


El Papa Francisco celebra hoy 47 años de ordenado sacerdote
Por Diego López Marina
 Fotografías: Compañía de Jesús y ACI Prensa - Daniel Ibañez




VATICANO, 13 Dic. 16 / 01:07 am (ACI).- El 13 de diciembre de 1969, solo cuatro días antes de cumplir 33 años de edad, el jesuita Jorge Mario Bergoglio, ahora convertido en el Papa Francisco, fue ordenado sacerdote por el Arzobispo Emérito de Córdoba (Argentina), Mons. Ramón José Castellano.

Aquel 13 de diciembre, hace 47 años, fue sábado, vísperas del tercer domingo de Adviento. En la liturgia de la Iglesia, este día es conocido como el Domingo de Gaudete o Domingo de la Alegría, para muchos el sello del Pontificado del Papa Francisco.

Según el libro “El jesuita: Conversaciones con el cardenal Jorge Bergoglio”, Francisco encontró su vocación al sacerdocio mientras estaba en camino a celebrar el Día de la Primavera. Cuando pasó por una iglesia para confesarse, finalmente terminó siendo inspirado por el aquel sacerdote.


En otra oportunidad el Santo Padre contó que, inicialmente, su madre no apoyó su decisión de entrar al sacerdocio, a pesar de que ella era una católica devota. Sin embargo, en el momento en que fue ordenado, aceptó su llamado y pidió su bendición al final de la ceremonia.

En sus primeros años como presbítero, Jorge Mario Bergoglio prosiguió su formación como jesuita entre 1970 y 1971 en España. El 22 de abril de 1973 emitió sus profesiones perpetuas en la Compañía de Jesús.

Cuando regresó a Argentina sirvió como profesor en la facultad de teología de San José en la localidad de San Miguel (en las afueras de la ciudad de Buenos Aires), rector del Colegio y, a la edad de 36 años, fue designado Provincial de Argentina de los jesuitas.


La hermosa oración que Jorge Bergoglio escribió antes de ser ordenado sacerdote


(ACI).- En el 2013 el diario italiano Avvenire publicó para el día de aniversario de la ordenación sacerdotal del ahora Papa Francisco, una hermosa oración escrita por el joven jesuita poco antes de ser presbítero para siempre.


Reproducimos el texto publicado por Avvenire:

“Quiero creer en Dios Padre, que me ama como un hijo, y en Jesús, el Señor, que me infundió su Espíritu en mi vida para hacerme sonreír y llevarme así al Reino eterno de vida. 
Creo en la Iglesia.
Creo que en la historia, que fue traspasada por la mirada de amor de Dios y en el día de la primavera, 21 de septiembre, me salió al encuentro para invitarme a seguirle.
Creo en mi dolor, infecundo por el egoísmo, en el que me refugio.
Creo en la mezquindad de mi alma que buscar tragar sin dar…, sin dar.
Creo que los demás son buenos y que debo amarlos sin temor y sin traicionarlos nunca buscando una seguridad para mí.
Creo en la vida religiosa.
Creo que quiero amar mucho.
Creo en la muerte cotidiana, quemante, a la que huyo, pero que me sonríe invitándome a aceptarla.
Creo en la paciencia de Dios, acogedora, buena, como una noche de verano.
Creo que papá está en el cielo, junto al Señor.
Creo que el Padre Duarte está también allí, intercediendo por mi sacerdocio.
Creo en María, mi Madre, que ama y nunca me dejará solo.
Y espero en la sorpresa de cada día en que se manifestará el amor, la fuerza, la traición y el pecado, que me acompañarán siempre hasta ese encuentro definitivo con ese rostro maravilloso que no sé cómo es, que le escapó continuamente, pero quiero conocer y amar. Amén”.



CON LA VIRGEN DE GUADALUPE NO SOMOS NI SEREMOS NUNCA HUÉRFANOS


Con la Virgen de Guadalupe no somos ni seremos nunca huérfanos, subraya el Papa Francisco
Por Miguel Pérez Pichel


El Papa Francisco en la Misa por la Virgen de Guadalupe este 12 de diciembre en la Basílica de San Pedro




VATICANO, 12 Dic. 16 / 01:10 pm (ACI).- Una multitud de fieles, principalmente provenientes de las comunidades latinoamericanas y filipinas presentes en Roma, acudió a la basílica de San Pedro en el Vaticano para asistir a la Misa presidida por el Papa Francisco en honor de la Virgen de Guadalupe.

Se trata del tercer año consecutivo en que el Papa Francisco celebra esta Misa en honor de la Patrona de México, de todo el continente americano y de las islas Filipinas.

La celebración eucarística estuvo precedida por el rezo del Santo Rosario en español y la entrada en la Basílica de las banderas de todas las naciones devotas de la Virgen de Guadalupe. En la Misa participaron numerosos Cardenales, Obispos, religiosos, religiosas, miembros de la Curia Romana y del cuerpo diplomático.

Entre los fieles estuvo presente Alan Holdren, jefe de la oficina del Grupo ACI y EWTN en Roma, y su familia, quienes llevaron parte de las ofrendas al Papa Francisco.

En su homilía, el Santo Padre afirmó que en medio de los sufrimientos, es bueno recordar que siempre está la Virgen presente. “Celebrar a María es, en primer lugar, hacer memoria de la madre, hacer memoria de que no somos ni seremos nunca un pueblo huérfano. ¡Tenemos Madre!”, exclamó.


Donde está la madre “hay siempre presencia y sabor a hogar. Donde está la madre, los hermanos se podrán pelear pero siempre triunfará el sentido de unidad. Donde está la madre, no faltará la lucha a favor de la fraternidad”.

El Pontífice recordó a “esas madres luchadoras” de América Latina, “que, a menudo ellas solas, logran sacar adelante a sus hijos. Así es María con nosotros, sus hijos: Mujer luchadora frente a la sociedad de la desconfianza y de la ceguera, frente a la sociedad de la desidia y la dispersión; Mujer que lucha para potenciar la alegría del Evangelio. Lucha para darle ‘carne’ al Evangelio”.

“Mirar la Guadalupana es recordar que la visita del Señor pasa siempre por medio de aquellos que logran ‘hacer carne’ su Palabra, que buscan encarnar la vida de Dios en sus entrañas, volviéndose signos vivos de su misericordia”.

Francisco se refirió a la escena evangélica en la que la Virgen María va a visitar a su hermana Isabel, y en el momento del encuentro, María relata cómo “el niño saltó de alegría en mi seno. Feliz de ti porque has creído”.

El Papa señaló que esta “escena evangélica lleva consigo todo el dinamismo de la visita de Dios: cuando Dios sale a nuestro encuentro moviliza nuestras entrañas, pone en movimiento lo que somos hasta transformar toda nuestra vida en alabanza y bendición”.

Hoy más que nunca, afirmó el Papa, es necesario ese encuentro, porque “la sociedad que estamos construyendo para nuestros hijos está cada vez más marcada por los signos de la división y fragmentación, dejando ‘fuera de juego’ a muchos, especialmente a aquellos a los que se les hace difícil alcanzar los mínimos para llevar adelante su vida con dignidad”.

El Pontífice lamentó la actitud de “una sociedad que le gusta jactarse de sus avances científicos y tecnológicos, pero que se ha vuelto cegatona e insensible frente a miles de rostros que se van quedando por el camino”.

“Una sociedad que termina instalando una cultura de la desilusión, el desencanto y la frustración en muchísimos de nuestros hermanos”.


En concreto, el Obispo de Roma se planteó lo difícil que es presumir de una sociedad del bienestar “cuando vemos que nuestro querido continente americano se ha acostumbrado a ver a miles y miles de niños y jóvenes en situación de calle que mendigan y duermen en las estaciones de trenes, del subte o donde encuentren lugar. Niños y jóvenes explotados en trabajos clandestinos u obligados a conseguir alguna moneda en el cruce de las avenidas limpiando los parabrisas de nuestros autos..., y sienten que en el ‘tren de la vida’ no hay lugar para ellos”.

“Cuántas familias van quedando marcadas por el dolor al ver a sus hijos víctimas de los mercaderes de la muerte. Qué duro es ver cómo hemos normalizado la exclusión de nuestros ancianos obligándolos a vivir en la soledad, simplemente porque no generan productividad; o ver –como bien supieron decir los Obispos en Aparecida–, ‘la situación precaria que afecta la dignidad de muchas mujeres”.

“Algunas, desde niñas y adolescentes, son sometidas a múltiples formas de violencia dentro y fuera de casa’. Son situaciones que nos pueden paralizar, que pueden poner en duda nuestra fe y especialmente nuestra esperanza, nuestra manera de mirar y encarar el futuro”, denunció también el Papa Francisco.

La Misa en honor de “La Morenita”, que en el año 1531 se apareció en el cerro del Tepeyac a San Juan Diego, estuvo acompañada por algunos cantos litúrgicos muy antiguos compuestos en lenguas indígenas.

En concreto, se interpretó un himno compuesto en lengua náhuatl, que contiene el relato de las apariciones de la Virgen a San Juan Diego. Además, se cantaron otros himnos en quechua, mapuche y guaraní.

HACE CUATRO AÑOS SE CREÓ LA CUENTA OFICIAL DEL PAPA EN TWITTER


Hace 4 años se creó la cuenta oficial del Papa en Twitter


ROMA, 12 Dic. 16 / 03:21 pm (ACI).- Un día como hoy, el 12 de diciembre de 2012, se abrió oficialmente la cuenta en Twitter del Papa, @Pontifex (@Pontifex_es, en español), bajo el pontificado de Benedicto XVI.

La primera publicación de Benedicto XVI en Twitter fue: “Queridos amigos, me uno a vosotros con alegría por medio de Twitter. Gracias por vuestra respuesta generosa. Os bendigo a todos de corazón”.

Las cuentas del Santo Padre en Twitter fueron abiertas en nueve idiomas: inglés, español, italiano, francés, polaco, alemán, portugués, árabe y latín. Solo un año después de su creación, las cuentas superaron los 10 millones de seguidores.


En el último tuit de Benedicto XVI, el 28 de febrero de 2013, se leía: “Gracias por vuestro amor y cercanía. Que experimentéis siempre la alegría de tener a Cristo como el centro de vuestra vida”.

La Santa Sede ha archivado todos los tuits publicados durante el pontificado del hoy Papa Emérito Benedicto XVI, y están disponibles en su sitio web.

Tras la renuncia de Benedicto XVI al pontificado, en febrero de 2013, la cuenta en Twitter fue desactivada por el Vaticano, para reactivarla una vez elegido el Papa Francisco, el 13 de marzo de ese año.

El primer tuiteo del Papa Francisco, publicado el 18 de marzo de 2013, fue: “Queridos amigos, os doy las gracias de corazón y os ruego que sigáis rezando por mí”.


Actualmente, entre las cuentas en los 9 idiomas suman más de 32 millones de seguidores en todo el mundo, la mayoría de los cuales –más de 12 millones– corresponden a la cuenta en español.

Hoy, en la Fiesta de la Virgen de Guadalupe, Francisco le confió a Santa María “la vida de los pueblos americanos y la misión continental de la Iglesia”.

PAPA FRANCISCO ESCRIBE AL PRESIDENTE DE SIRIA PARA PEDIRLE EL FIN DE LA GUERRA


Papa Francisco escribe al presidente de Siria para pedirle el fin de la guerra
Por Miguel Pérez Pichel




VATICANO, 12 Dic. 16 / 01:28 pm (ACI).- En una carta enviada al Presidente Bashar al-Assad por medio del Nuncio Apostólico en Siria, el recientemente creado Cardenal Mario Zenari, el Papa Francisco pidió al mandatario y a la comunidad internacional el fin de la violencia y del terrorismo.

Según confirmó la Sala de Prensa de la Santa Sede, en la misiva, entregada personalmente por el nuncio al Presidente en Damasco, el Pontífice hizo un llamado “para que se ponga fin a la violencia, para que se resuelvan las hostilidades de forma pacífica, y para que se condenen todas las formas de extremismo y de terrorismo con independencia de su signo”.


Además, el Pontífice pidió al Presidente que “garantice que la ley humanitaria internacional sea plenamente respetada y que se garantice la protección a los civiles y el acceso a la ayuda humanitaria”.

El Papa quiere mostrar así “un signo de particular afecto hacia el pueblo sirio, sometido a duras pruebas en los últimos años”.

En el rezo del Ángelus del domingo, el Papa recordó a las víctimas de la guerra y pidió un cese de las operaciones bélicas.

“Apelo al compromiso de todos para que se haga una elección por la civilización: no a la destrucción, sí a la paz, sí a la gente de Alepo y de Siria”, dijo.

Siria sufre desde el año 2011 una cruenta guerra civil que enfrenta al régimen de Bacher al-Assad con diferentes grupos opositores, algunos de signo salafista, como Al Qaeda o Estado Islámico.

Desde el comienzo de la guerra han muerto en Siria alrededor de 300.000 personas y 11 millones se encuentran en calidad de refugiados tanto dentro como fuera de las fronteras del país.

HOMILÍA DEL PAPA FRANCISCO POR LA VIRGEN DE GUADALUPE EN EL VATICANO


TEXTO: Homilía del Papa en la Misa por la Virgen de Guadalupe en el Vaticano


VATICANO, 12 Dic. 16 / 12:40 pm (ACI).- El Papa Francisco pronunció una bella homilía en el día en el que la Iglesia celebra a la Virgen de Guadalupe, Emperatriz de América y Patrona de México.

A continuación el texto completo de la homilía del Santo Padre en la Basílica de San Pedro hoy en el Vaticano:

«Feliz de ti porque has creído» (Lc 1,45) con estas palabras Isabel ungió la presencia de

María en su casa. Palabras que nacen de su vientre, de sus entrañas; palabras que logran hacer eco de todo lo que experimentó con la visita a su prima: «Apenas oí tu saludo, el niño saltó de alegría en mi seno. Feliz de ti porque has creído» (Lc 1,44-45).

Dios nos visita en las entrañas de una mujer, movilizando las entrañas de otra mujer con un canto de bendición y alabanza, con un canto de alegría. La escena evangélica lleva consigo todo el dinamismo de la visita de Dios: cuando Dios sale a nuestro encuentro moviliza nuestras entrañas, pone en movimiento lo que somos hasta transformar toda nuestra vida en alabanza y bendición.

Cuando Dios nos visita nos deja inquietos, con la sana inquietud de aquellos que se sienten invitados a anunciar que Él vive y está en medio de su pueblo. Así lo vemos en María, la primera discípula y misionera, la nueva Arca de la Alianza quien, lejos de permanecer en un lugar reservado en nuestros templos, sale a visitar y acompaña con su presencia la gestación de Juan. Así lo hizo también en 1531: corrió al Tepeyac para servir y acompañar a ese Pueblo que estaba gestándose con dolor, convirtiéndose en su Madre y la de todos nuestros pueblos.

Con Isabel también nosotros hoy en su día queremos ungirla y saludarla diciendo: «Feliz de ti María porque has creído» y sigues creyendo «que se cumplirá todo lo que te fue anunciado de parte del Señor» (v. 45). María es así como el icono del discípulo, de la mujer creyente y orante que sabe acompañar y alentar nuestra fe y nuestra esperanza en las distintas etapas que nos toca atravesar.

En María tenemos el fiel reflejo «no (de) una fe poéticamente edulcorada, sino (de) una fe recia sobre todo en una época en la que se quiebran los dulces encantos de las cosas y las contradicciones entran en conflicto por doquier».1

Ciertamente tendremos que aprender de esa fe recia y servicial que ha caracterizado y caracteriza a nuestra Madre; aprender de esa fe que sabe meterse dentro de la historia para ser sal y luz en nuestras vidas y en la sociedad.


La sociedad que estamos construyendo para nuestros hijos está cada vez más marcada por signos de la división y fragmentación, dejando «fuera de juego» a muchos, especialmente a aquellos a los que se les hace difícil alcanzar los mínimos para llevar adelante su vida con dignidad.

Una sociedad que le gusta jactarse de sus avances científicos y tecnológicos, pero que se ha vuelto cegatona e insensible frente a miles de rostros que se van quedando por el camino, excluidos por el orgullo que ciega de unos pocos. Una sociedad que termina instalando una cultura de la desilusión, el desencanto y la frustración en muchísimos de nuestros hermanos; e inclusive, de angustia en otros tantos porque experimentan las dificultades que tienen que enfrentar para no quedarse fuera del camino.

Pareciera que, sin darnos cuenta, nos hemos acostumbrado a vivir en la «sociedad de la desconfianza» con todo lo que esto supone para nuestro presente y especialmente para nuestro futuro; desconfianza que poco a poco va generando estados de desidia y dispersión.

Qué difícil es presumir de la sociedad del bienestar cuando vemos que nuestro querido continente americano se ha acostumbrado a ver a miles y miles de niños y jóvenes en situación de calle que mendigan y duermen en las estaciones de trenes, del subte o donde encuentren lugar.

Niños y jóvenes explotados en trabajos clandestinos u obligados a conseguir alguna moneda en el cruce de las avenidas limpiando los parabrisas de nuestros autos..., y sienten que en el «tren de la vida» no hay lugar para ellos. Cuántas familias van quedando marcadas por el dolor al ver a sus hijos víctimas de los mercaderes de la muerte.

Qué duro es ver cómo hemos normalizado la exclusión de nuestros ancianos obligándolos a vivir en la soledad, simplemente porque no generan productividad; o ver –como bien supieron decir los obispos en Aparecida–, «la situación precaria que afecta la dignidad de muchas mujeres. Algunas, desde niñas y adolescentes, son sometidas a múltiples formas de violencia dentro y fuera de casa»2.

Son situaciones que nos pueden paralizar, que pueden poner en duda nuestra fe y especialmente nuestra esperanza, nuestra manera de mirar y encarar el futuro.

Frente a todas estas situaciones, así y todo, tenemos que decir con Isabel: «Feliz de ti por haber creído», y aprender de esa fe recia y servicial que ha caracterizado y caracteriza a nuestra Madre.

Celebrar a María es, en primer lugar, hacer memoria de la madre, hacer memoria de que no somos ni seremos nunca un pueblo huérfano. ¡Tenemos Madre! Y donde está la madre hay siempre presencia y sabor a hogar. Donde está la madre, los hermanos se podrán pelear pero siempre triunfará el sentido de unidad. Donde está la madre, no faltará la lucha a favor de la fraternidad.

Siempre me ha impresionado ver, en distintos pueblos de América Latina, esas madres luchadoras que, a menudo ellas solas, logran sacar adelante a sus hijos. Así es María con nosotros, somos sus hijos: Mujer luchadora frente a la sociedad de la desconfianza y de la ceguera, frente a la sociedad de la desidia y la dispersión; Mujer que lucha para potenciar la alegría del Evangelio. Lucha para darle «carne» al Evangelio.

Mirar la Guadalupana es recordar que la visita del Señor pasa siempre por medio de aquellos que logran «hacer carne» su Palabra, que buscan encarnar la vida de Dios en sus entrañas, volviéndose signos vivos de su misericordia.

Celebrar la memoria de María es afirmar contra todo pronóstico que «en el corazón y en la vida de nuestros pueblos late un fuerte sentido de esperanza, no obstante las condiciones de vida que parecen ofuscar toda esperanza».3 María, porque creyó, amó; porque es sierva del Señor y sierva de sus hermanos.

Celebrar la memoria de María es celebrar que nosotros, al igual que ella, estamos invitados a salir e ir al encuentro de los demás con su misma mirada, con sus mismas entrañas de misericordia, con sus mismos gestos.


Contemplarla es sentir la fuerte invitación a imitar su fe. Su presencia nos lleva a la reconciliación, dándonos fuerza para generar lazos en nuestra bendita tierra latinoamericana, diciéndole «sí» a la vida y «no» a todo tipo de indiferencia, de exclusión, de descarte de pueblos o personas.

No tengamos miedo de salir a mirar a los demás con su misma mirada. Una mirada que nos hace hermanos. Lo hacemos porque, al igual que Juan Diego, sabemos que aquí está nuestra madre, sabemos que estamos bajo su sombra y su resguardo, que es la fuente de nuestra alegría, que estamos en el cruce de sus brazos.4

Danos la paz y el trigo, Señora y niña nuestra, una patria que sume hogar, templo y escuela, un pan que alcance a todos y una fe que se encienda por tus manos unidas y por tus ojos de estrella. Amén.

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 Notas

1ROMANO GUARDINI, El Señor. Meditaciones sobre la vida de Jesucristo, Madrid 2005, 44.

2 V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe, Documento de Aparecida (29 junio 2007), 48.

3 V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe, Documento de Aparecida (29 junio 2007), 536.

4 Cf. Nicam Mopohua, 119: «No estoy aquí yo, que soy tu madre? ¿No estás bajo mi sombra y resguardo? ¿No soy yo la fuente de tu alegría? ¿No estás en el hueco de mi manto, en el cruce de mis brazos? ¿Tienes necesidad de alguna otra cosa?».

PAPA FRANCISCO PROPONE DESAFÍO PARA LA PAZ EN 2017


El desafío que propone el Papa Francisco para que la paz reine en el mundo en 2017
Por Walter Sánchez Silva
Foto L'Osservatore Romano


VATICANO, 12 Dic. 16 / 07:54 am (ACI).- El Papa Francisco lanzó un especial desafío a los católicos para que la paz reine en todo el mundo en el año 2017: que la violencia sea desterrada de la vida de cada uno y que eso se haga a través de la oración y la acción.

El Santo Padre hizo este especial llamado en su mensaje para la Jornada Mundial de la Paz 2017 que se celebrará el 1 de enero de 2017 y que lleva como título “La no violencia: Estilo de una política para la paz”.

[Puede leer: Mensaje del Papa Francisco para la Jornada Mundial de la Paz 2017]

En el texto, el Pontífice exhorta a los católicos de esta forma: “en el 2017, comprometámonos con nuestra oración y acción a ser personas que aparten de su corazón, de sus palabras y de sus gestos la violencia, y a construir comunidades no violentas, que cuiden de la casa común”.

El Papa explica en el texto que este desafío puede lograrse a través de las 8 Bienaventuranzas, ya que ellas “trazan el perfil de la persona que podemos definir bienaventurada, buena y auténtica. Bienaventurados los mansos —dice Jesús—, los misericordiosos, los que trabajan por la paz, y los puros de corazón, los que tienen hambre y sed de la justicia”.

“Esto es también un programa y un desafío para los líderes políticos y religiosos, para los responsables de las instituciones internacionales y los dirigentes de las empresas y de los medios de comunicación de todo el mundo: aplicar las bienaventuranzas en el desempeño de sus propias responsabilidades”.


Francisco recuerda que “la no violencia activa es una manera de mostrar verdaderamente cómo, de verdad, la unidad es más importante y fecunda que el conflicto. Todo en el mundo está íntimamente interconectado”.

“Puede suceder que las diferencias generen choques: afrontémoslos de forma constructiva y no violenta, de manera que «las tensiones y los opuestos [puedan] alcanzar una unidad pluriforme que engendra nueva vida», conservando «las virtualidades valiosas de las polaridades en pugna»”.

El Papa también señala que este mensaje suyo es para la Jornada de la Paz número 50 y recuerda brevemente algunas de las cosas que dijeron en su momento el Beato Pablo VI, San Juan XXIII, San Juan Pablo II y Benedicto XVI, todos firmemente comprometidos en promover la paz en todo el orbe.

Francisco también alerta sobre el gran peligro de las guerras y explica que “la violencia no es la solución para nuestro mundo fragmentado. Responder con violencia a la violencia lleva, en el mejor de los casos, a la emigración forzada y a un enorme sufrimiento, ya que las grandes cantidades de recursos que se destinan a fines militares son sustraídas de las necesidades cotidianas de los jóvenes, de las familias en dificultad, de los ancianos, de los enfermos, de la gran mayoría de los habitantes del mundo. En el peor de los casos, lleva a la muerte física y espiritual de muchos, si no es de todos”.

Para hacer frente a esta realizada, explica el Papa, es necesario abrirse al Señor: “quien acoge la Buena Noticia de Jesús reconoce su propia violencia y se deja curar por la misericordia de Dios, convirtiéndose a su vez en instrumento de reconciliación, según la exhortación de san Francisco de Asís: «Que la paz que anunciáis de palabra la tengáis, y en mayor medida, en vuestros corazones»”.

El Santo Padre precisa además que “muchas veces la no violencia se entiende como rendición, desinterés y pasividad, pero en realidad no es así. Cuando la Madre Teresa recibió el premio Nobel de la Paz, en 1979, declaró claramente su mensaje de la no violencia activa: «En nuestras familias no tenemos necesidad de bombas y armas, de destruir para traer la paz, sino de vivir unidos, amándonos unos a otros […]. Y entonces seremos capaces de superar todo el mal que hay en el mundo»”.

Otros ejemplos exitosos que recuerda el Pontífice son los de “Mahatma Gandhi y Khan Abdul Ghaffar Khan en la liberación de la India, y de Martin Luther King Jr. contra la discriminación racial. En especial, las mujeres son frecuentemente líderes de la no violencia, como, por ejemplo, Leymah Gbowee y miles de mujeres liberianas, que han organizado encuentros de oración y protesta no violenta (pray-ins), obteniendo negociaciones de alto nivel para la conclusión de la segunda guerra civil en Liberia”.

La familia

“Si el origen del que brota la violencia está en el corazón de los hombres, entonces es fundamental recorrer el sendero de la no violencia en primer lugar en el seno de la familia. Es parte de aquella alegría que presenté, en marzo pasado, en la Exhortación apostólica Amoris laetitia, como conclusión de los dos años de reflexión de la Iglesia sobre el matrimonio y la familia”.

Francisco resalta en su mensaje que “la familia es el espacio indispensable en el que los cónyuges, padres e hijos, hermanos y hermanas aprenden a comunicarse y a cuidarse unos a otros de modo desinteresado, y donde los desacuerdos o incluso los conflictos deben ser superados no con la fuerza, sino con el diálogo, el respeto, la búsqueda del bien del otro, la misericordia y el perdón”.

El Santo Padre alienta con urgencia a detener “la violencia doméstica y los abusos a mujeres y niños. El Jubileo de la Misericordia, concluido el pasado mes de noviembre, nos ha invitado a mirar dentro de nuestro corazón y a dejar que entre en él la misericordia de Dios”.

Para concluir su mensaje, el Papa comenta que firma su mensaje con fecha 8 de diciembre, cuando la Iglesia celebra la Inmaculada Concepción de la Virgen María.

Por ello exhorta a pedirle “que sea ella quien nos guíe. «Todos deseamos la paz; muchas personas la construyen cada día con pequeños gestos; muchos sufren y soportan pacientemente la fatiga de intentar edificarla»”.