martes, 13 de diciembre de 2016

PAPA FRANCISCO LLAMA A PATRIARCA COPTO TRAS ATENTADO QUE MATÓ A 25 CRISTIANOS EN EGIPTO


El Papa llama a patriarca copto tras atentado que mató 25 cristianos en Egipto
Por Miguel Pérez Pichel
Foto L'Osservatore Romano


VATICANO, 12 Dic. 16 / 07:31 am (ACI).- El Papa Francisco llamó esta mañana a Tawardos II, Patriarca de la Iglesia Copto-Ortodoxa de Alejandría, para expresarle sus condolencias por el reciente ataque contra la Catedral Copta de San Marcos, en el barrio de Abassiya en El Cairo, Egipto, que cobró la vida de 25 personas y numerosos heridos.

Según un comunicado difundido por la Sala de Prensa de la Santa Sede, “su Santidad expresó su cercanía al Patriarca y a la comunidad copta duramente golpeada, especialmente a las mujeres y a los niños que representan la mayor parte de las víctimas”.

Durante la conversación, según indica el comunicado, el Patriarca Tawardos II “recordó las palabras del Papa Francisco pronunciadas durante su encuentro en el Vaticano en las que se refería al “ecumenismo de sangre”.


En ese sentido, el Obispo de Roma subrayó que, efectivamente, “estamos unidos en la sangre de nuestros mártires”.

El Santo Padre prometió rezar por la comunidad copta durante la Misa que celebrará hoy con motivo de la fiesta de la Beata Virgen María de Guadalupe.

El Patriarca agradeció al Papa Francisco su cercanía en este momento, y le pidió que rece por ellos y por la paz en Egipto. Además, se comprometió a hacer llegar sus condolencias a toda la comunidad copta.

Los terroristas colocaron la bomba en el interior de la capilla de San Pedro y San Pablo, anexa a la catedral copta de San Marcos. En ese momento se estaba celebrando la Misa, por el que el número de víctimas fue muy elevado.

La comunidad copta en Egipto, que representa aproximadamente al 10% de la población total del país, mayoritariamente islámico, sufre algunas limitaciones para el culto.

Tras las revueltas del año 2011 en el contexto de la llamada “primavera árabe”, ha sufrido numerosos ataques por parte de incontrolados y fanáticos salafistas. El actual presidente del país, Abdelfatah Al-Sisi, se ha comprometido a defender a las minorías y a poner fin a la discriminación que tradicionalmente sufren los cristianos en Egipto.

El Gobierno egipcio ha condenado este atentado contra la comunidad cristiana, ha mostrado su solidaridad con las víctimas y ha anunciado tres días de luto en su memoria.

MENSAJE DEL PAPA FRANCISCO PARA LA JORNADA MUNDIAL DE LA PAZ 2017


TEXTO: Mensaje del Papa Francisco para la Jornada Mundial de la Paz 2017
Foto L'Osservatore Romano



VATICANO, 12 Dic. 16 / 06:58 am (ACI).- La Oficina de Prensa del Vaticano presentó hoy el mensaje del Papa Francisco para la Jornada Mundial de la Paz que se celebrará el próximo 1 de enero de 2017.

A continuación el texto completo del mismo:

Mensaje del Santo Padre Francisco

Jornada mundial de la Paz 1 enero 2017

«La no violencia: estilo de una política para la paz»

1. Al comienzo de este nuevo año formulo mis más sinceros deseos de paz para los pueblos y para las naciones del mundo, para los Jefes de Estado y de Gobierno, así como para los responsables de las comunidades religiosas y de los diversos sectores de la sociedad civil.

Deseo la paz a cada hombre, mujer, niño y niña, a la vez que rezo para que la imagen y semejanza de Dios en cada persona nos permita reconocernos unos a otros como dones sagrados dotados de una inmensa dignidad. Especialmente en las situaciones de conflicto, respetemos su «dignidad más profunda»1 y hagamos de la no violencia activa nuestro estilo de vida.

Este es el Mensaje para la 50 Jornada Mundial de la Paz. En el primero, el beato Papa Pablo VI se dirigió, no sólo a los católicos sino a todos los pueblos, con palabras inequívocas: «Ha aparecido finalmente con mucha claridad que la paz es la línea única y verdadera del progreso humano (no las tensiones de nacionalismos ambiciosos, ni las conquistas violentas, ni las represiones portadoras de un falso orden civil)».

Advirtió del «peligro de creer que las controversias internacionales no se pueden resolver por los caminos de la razón, es decir de las negociaciones fundadas en el derecho, la justicia, la equidad, sino sólo por los de las fuerzas espantosas y mortíferas».

Por el contrario, citando Pacem in terris de su predecesor san Juan XXIII, exaltaba «el sentido y el amor de la paz fundada sobre la verdad, sobre la justicia, sobre la libertad, sobre el amor».2 Impresiona la actualidad de estas palabras, que hoy son igualmente importantes y urgentes como hace cincuenta años.

En esta ocasión deseo reflexionar sobre la no violencia como un estilo de política para la paz, y pido a Dios que se conformen a la no violencia nuestros sentimientos y valores personales más profundos.

Que la caridad y la no violencia guíen el modo de tratarnos en las relaciones  interpersonales, sociales e internacionales. Cuando las víctimas de la violencia vencen la tentación de la venganza, se convierten en los protagonistas más creíbles en los procesos no violentos de construcción de la paz.

Que la no violencia se trasforme, desde el nivel local y cotidiano hasta el orden mundial, en el estilo característico de nuestras decisiones, de nuestras relaciones, de nuestras acciones y de la política en todas sus formas.

Un mundo fragmentado

2. El siglo pasado fue devastado por dos horribles guerras mundiales, conoció la amenaza de la guerra nuclear y un gran número de nuevos conflictos, pero hoy lamentablemente estamos ante una terrible guerra mundial por partes.

No es fácil saber si el mundo actualmente es más o menos violento de lo que fue en el pasado, ni si los modernos medios de comunicación y la movilidad que caracteriza nuestra época nos hace más conscientes de la violencia o más habituados a ella.

En cualquier caso, esta violencia que se comete «por partes», en modos y niveles diversos, provoca un enorme sufrimiento que conocemos bien: guerras en diferentes países y continentes; terrorismo, criminalidad y ataques armados impredecibles; abusos contra los emigrantes y las víctimas de la trata; devastación del medio ambiente. ¿Con qué fin?

La violencia, ¿permite alcanzar objetivos de valor duradero? Todo lo que obtiene, ¿no se reduce a desencadenar represalias y espirales de conflicto letales que benefician sólo a algunos «señores de la guerra»?

La violencia no es la solución para nuestro mundo fragmentado. Responder con violencia a la violencia lleva, en el mejor de los casos, a la emigración forzada y a un enorme sufrimiento, ya que las grandes cantidades de recursos que se destinan a fines militares son sustraídas de las necesidades cotidianas de los jóvenes, de las familias en dificultad, de los ancianos, de los enfermos, de la gran mayoría de los habitantes del mundo. En el peor de los casos, lleva a la muerte física y espiritual de muchos, si no es de todos.

La Buena Noticia

3. También Jesús vivió en tiempos de violencia. Él enseñó que el verdadero campo de batalla, en el que se enfrentan la violencia y la paz, es el corazón humano: «Porque de dentro, del corazón del hombre, salen los pensamientos perversos» (Mc 7,21). Pero el mensaje de Cristo, ante esta realidad, ofrece una respuesta radicalmente positiva: él predicó incansablemente el amor incondicional de Dios que acoge y perdona, y enseñó a sus discípulos a amar a los enemigos (cf. Mt 5,44) y a poner la otra mejilla (cf. Mt 5,39).

Cuando impidió que la adúltera fuera lapidada por sus acusadores (cf. Jn 8,1-11) y cuando, la noche antes de morir, dijo a Pedro que envainara la espada (cf. Mt 26,52), Jesús trazó el camino de la no violencia, que siguió hasta el final, hasta la cruz, mediante la cual construyó la paz y destruyó la enemistad (cf. Ef 2,14-16).


Por esto, quien acoge la Buena Noticia de Jesús reconoce su propia violencia y se deja curar por la misericordia de Dios, convirtiéndose a su vez en instrumento de reconciliación, según la exhortación de san Francisco de Asís: «Que la paz que anunciáis de palabra la tengáis, y en mayor medida, en vuestros corazones».3

Ser hoy verdaderos discípulos de Jesús significa también aceptar su propuesta de la no violencia. Esta —como ha afirmado mi predecesor Benedicto XVI— «es realista, porque tiene en cuenta que en el mundo hay demasiada violencia, demasiada injusticia y, por tanto, sólo se puede superar esta situación contraponiendo un plus de amor, un plus de bondad. Este “plus” viene de Dios».4

Y añadía con fuerza: «para los cristianos la no violencia no es un mero comportamiento táctico, sino más bien un modo de ser de la persona, la actitud de quien está tan convencido del amor de Dios y de su poder, que no tiene miedo de afrontar el mal únicamente con las armas del amor y de la verdad. El amor a los enemigos constituye el núcleo de la “revolución cristiana”».5

Precisamente, el evangelio del amad a vuestros enemigos (cf. Lc 6,27) es considerado como «la carta magna de la no violencia cristiana», que no se debe entender como un «rendirse ante el mal […], sino en responder al mal con el bien (cf. Rm 12,17-21), rompiendo de este modo la cadena de la injusticia».6

Más fuerte que la violencia

4. Muchas veces la no violencia se entiende como rendición, desinterés y pasividad, pero en realidad no es así. Cuando la Madre Teresa recibió el premio Nobel de la Paz, en 1979, declaró claramente su mensaje de la no violencia activa: «En nuestras familias no tenemos necesidad de bombas y armas, de destruir para traer la paz, sino de vivir unidos, amándonos unos a otros […]. Y entonces seremos capaces de superar todo el mal que hay en el mundo».7 Porque la fuerza de las armas es engañosa. «Mientras los traficantes de armas hacen su trabajo, hay pobres constructores de paz que dan la vida sólo por ayudar a una persona, a otra, a otra»; para estos constructores de la paz, Madre Teresa es «un símbolo, un icono de nuestros tiempos».8

En el pasado mes de septiembre tuve la gran alegría de proclamarla santa. He elogiado su disponibilidad hacia todos por medio de «la acogida y la defensa de la vida humana, tanto de la no nacida como de la abandonada y descartada […]. Se ha inclinado sobre las personas desfallecidas, que mueren abandonadas al borde de las calles, reconociendo la dignidad que Dios les había dado; ha hecho sentir su voz a los poderosos de la tierra, para que reconocieran sus culpas ante los crímenes —¡ante los crímenes!— de la pobreza creada por ellos mismos».9

Como respuesta —y en esto representa a miles, más aún, a millones de personas—, su misión es salir al encuentro de las víctimas con generosidad y dedicación, tocando y vendando los cuerpos heridos, curando las vidas rotas. La no violencia practicada con decisión y coherencia ha producido resultados impresionantes.

No se olvidarán nunca los éxitos obtenidos por Mahatma Gandhi y Khan Abdul Ghaffar Khan en la liberación de la India, y de Martin Luther King Jr. contra la discriminación racial. En especial, las mujeres son frecuentemente líderes de la no violencia, como, por ejemplo, Leymah Gbowee y miles de mujeres liberianas, que han organizado encuentros de oración y protesta no violenta (pray-ins), obteniendo negociaciones de alto nivel para la conclusión de la segunda guerra civil en Liberia.

No podemos olvidar el decenio crucial que se concluyó con la caída de los regímenes comunistas en Europa. Las comunidades cristianas han contribuido con su oración insistente y su acción valiente. Ha tenido una influencia especial el ministerio y el magisterio de san Juan Pablo II.

En la encíclica Centesimus annus (1991), mi predecesor, reflexionando sobre los sucesos de 1989, puso en evidencia que un cambio crucial en la vida de los pueblos, de las naciones y de los estados se realiza «a través de una lucha pacífica, que emplea solamente las armas de la verdad y de la justicia».10 Este itinerario de transición política hacia la paz ha sido posible, en parte, «por el compromiso no violento de hombres que, resistiéndose siempre a ceder al poder de la fuerza, han sabido encontrar, una y otra vez, formas eficaces para dar testimonio de la verdad».

Y concluía: «Ojalá los hombres aprendan a luchar por la justicia sin violencia, renunciando a la lucha de clases en las controversias internas, así como a la guerra en las internacionales».11

La Iglesia se ha comprometido en el desarrollo de estrategias no violentas para la promoción de la paz en muchos países, implicando incluso a los actores más violentos en un mayor esfuerzo para construir una paz justa y duradera.

Este compromiso en favor de las víctimas de la injusticia y de la violencia no es un patrimonio exclusivo de la Iglesia Católica, sino que es propio de muchas tradiciones religiosas, para las que «la compasión y la no violencia son esenciales e indican el camino de la vida».12 Lo reafirmo con fuerza: «Ninguna religión es terrorista».13 La violencia es una profanación del nombre de Dios.14

No nos cansemos nunca de repetirlo: «Nunca se puede usar el nombre de Dios para justificar la violencia. Sólo la paz es santa. Sólo la paz es santa, no la guerra».15

La raíz doméstica de una política no violenta

5. Si el origen del que brota la violencia está en el corazón de los hombres, entonces es fundamental recorrer el sendero de la no violencia en primer lugar en el seno de la familia. Es parte de aquella alegría que presenté, en marzo pasado, en la Exhortación apostólica Amoris laetitia, como conclusión de los dos años de reflexión de la Iglesia sobre el matrimonio y la familia.

La familia es el espacio indispensable en el que los cónyuges, padres e hijos, hermanos y hermanas aprenden a comunicarse y a cuidarse unos a otros de modo desinteresado, y donde los desacuerdos o incluso los conflictos deben ser superados no con la fuerza, sino con el diálogo, el respeto, la búsqueda del bien del otro, la misericordia y el perdón.16

Desde el seno de la familia, la alegría se propaga al mundo y se irradia a toda la sociedad.17 Por otra parte, una ética de fraternidad y de coexistencia pacífica entre las personas y entre los pueblos no puede basarse sobre la lógica del miedo, de la violencia y de la cerrazón, sino sobre la responsabilidad, el respeto y el diálogo sincero.

En este sentido, hago un llamamiento a favor del desarme, como también de la prohibición y abolición de las armas nucleares: la disuasión nuclear y la amenaza cierta de la destrucción recíproca, no pueden servir de base a este tipo de ética.18

Con la misma urgencia suplico que se detenga la violencia doméstica y los abusos a mujeres y niños. El Jubileo de la Misericordia, concluido el pasado mes de noviembre, nos ha invitado a mirar dentro de nuestro corazón y a dejar que entre en él la misericordia de Dios.

El año jubilar nos ha hecho tomar conciencia del gran número y variedad de personas y de grupos sociales que son tratados con indiferencia, que son víctimas de injusticia y sufren violencia. Ellos forman parte de nuestra «familia», son nuestros hermanos y hermanas. Por esto, las políticas de no violencia deben comenzar dentro de los muros de casa para después extenderse a toda la familia humana.

«El ejemplo de santa Teresa de Lisieux nos invita a la práctica del pequeño camino del amor, a no perder la oportunidad de una palabra amable, de una sonrisa, de cualquier pequeño gesto que siembre paz y amistad. Una ecología integral también está hecha de simples gestos cotidianos donde rompemos la lógica de la violencia, del  aprovechamiento, del egoísmo».19

Mi llamamiento

6. La construcción de la paz mediante la no violencia activa es un elemento necesario y coherente del continuo esfuerzo de la Iglesia para limitar el uso de la fuerza por medio de las normas morales, a través de su participación en las instituciones internacionales y gracias también a la aportación competente de tantos cristianos en la elaboración de normativas a todos los niveles. Jesús mismo nos ofrece un «manual» de esta estrategia de construcción de la paz en el así llamado Discurso de la montaña.

Las ocho bienaventuranzas (cf. Mt 5,3-10) trazan el perfil de la persona que podemos definir bienaventurada, buena y auténtica. Bienaventurados los mansos —dice Jesús—, los misericordiosos, los que trabajan por la paz, y los puros de corazón, los que tienen hambre y sed de la justicia.

Esto es también un programa y un desafío para los líderes políticos y religiosos, para los responsables de las instituciones internacionales y los dirigentes de las empresas y de los medios de comunicación de todo el mundo: aplicar las bienaventuranzas en el desempeño de sus propias responsabilidades.

Es el desafío de construir la sociedad, la comunidad o la empresa, de la que son responsables, con el estilo de los trabajadores por la paz; de dar muestras de misericordia, rechazando descartar a las personas, dañar el ambiente y querer vencer a cualquier precio. Esto exige estar dispuestos a «aceptar sufrir el conflicto, resolverlo y transformarlo en el eslabón de un nuevo proceso».20

Trabajar de este modo significa elegir la solidaridad como estilo para realizar la historia y construir la amistad social.

La no violencia activa es una manera de mostrar verdaderamente cómo, de verdad, la unidad es más importante y fecunda que el conflicto. Todo en el mundo está íntimamente interconectado.21

Puede suceder que las diferencias generen choques: afrontémoslos de forma constructiva y no violenta, de manera que «las tensiones y los opuestos [puedan] alcanzar una unidad pluriforme que engendra nueva vida», conservando «las virtualidades valiosas de las polaridades en pugna».22

La Iglesia Católica acompañará todo tentativo de construcción de la paz también con la no violencia activa y creativa. El 1 de enero de 2017 comenzará su andadura el nuevo Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, que ayudará a la Iglesia a promover, con creciente eficacia, «los inconmensurables bienes de la justicia, la paz y la protección de la creación» y de la solicitud hacia los emigrantes, «los necesitados, los enfermos y los excluidos, los marginados y las víctimas de los conflictos armados y de las catástrofes naturales, los encarcelados, los desempleados y las víctimas de cualquier forma de esclavitud y de tortura».23

En conclusión

7. Como es tradición, firmo este Mensaje el 8 de diciembre, fiesta de la Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen María. María es Reina de la Paz. En el Nacimiento de su Hijo, los ángeles glorificaban a Dios deseando paz en la tierra a los hombres y mujeres de buena voluntad (cf. Lc 2,14).

Pidamos a la Virgen que sea ella quien nos guíe. «Todos deseamos la paz; muchas personas la construyen cada día con pequeños gestos; muchos sufren y soportan pacientemente la fatiga de intentar edificarla».24

En el 2017, comprometámonos con nuestra oración y acción a ser personas que aparten de su corazón, de sus palabras y de sus gestos la violencia, y a construir comunidades no violentas, que cuiden de la casa común. «Nada es imposible si nos dirigimos a Dios con nuestra oración. Todos podemos ser artesanos de la paz».25

Vaticano, 8 de diciembre de 2016


Francisco

***********

Notas

1 Exhort. ap. Evangelii gaudium, 228.

2 Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz 1968.

3 «Leyenda de los tres compañeros»: Fonti Francescane, n. 1469.

4 Angelus (18 febrero 2007).

5 Ibíd.

6 Ibíd.

7 Discurso al recibir el Premio Nobel de la Paz (11 diciembre 1979).

8 Homilía en Santa Marta, «El camino de la paz» (19 noviembre 2015).

9 Homilía en la canonización de la beata Madre Teresa de Calcuta (4 septiembre 2016).

10 N. 23.

11 Ibíd.

12 Discurso, Audiencia interreligiosa (3 noviembre 2016).

13 Discurso a los participantes al tercer Encuentro Mundial de los Movimientos Populares (5 noviembre 2016).

14 Cf. Discurso en el Encuentro interreligioso con el Jeque de los musulmanes del Cáucaso y con representantes de las demás comunidades religiosas del país, Bakú (2 octubre 2016).

15 Discurso, Asís (20 septiembre 2016).

16 Cf. Exhort. ap. postsin. Amoris laetitia, 90-130.

17 Ibíd., 133.194.234.

18 Cf. Mensaje con ocasión de la Conferencia sobre el impacto humanitario de las armas atómicas (7 diciembre 2014).

19 Carta Enc. Laudato si’, 230.

20 Exhort. ap. Evangelii gaudium, 227.

21 Cf. Carta Enc. Laudato si’, 16.117.138.

22 Exhort. ap. Evangelii gaudium, 228.

23 Carta apostólica en forma de «Motu Proprio» con la que se instituye el Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral (17 agosto 2016).

24 Regina Coeli, Belén (25 mayo 2014).

25 Llamamiento, Asís (20 septiembre 2016).

lunes, 12 de diciembre de 2016

PAPA FRANCISCO EXPLICA CUÁL ES LA VERDADERA RAZÓN DE LA ALEGRÍA DE LA NAVIDAD


El Papa Francisco explica cuál es la verdadera razón de la alegría de la Navidad
Por Miguel Pérez Pichel
 Foto: Daniel Ibáñez / ACI Prensa.



VATICANO, 11 Dic. 16 / 06:44 am (ACI).- En el rezo del Ángelus del domingo en la plaza de San Pedro, en el Vaticano, el Papa Francisco invitó a todos los cristianos a estar alegres por el próximo nacimiento de Jesús, pues nos trae la salvación de la esclavitud del pecado.

“La salvación, traída por Jesús, llega a todo ser humano y lo regenera –señaló Francisco–. Dios entró en la historia para la liberación de la esclavitud del pecado. Colocó su tienda en medio de nosotros para formar parte de nuestras vidas, sanar nuestras heridas y darnos una vida nueva”.

“La alegría es el fruto de esta intervención de la salvación y del amor de Dios en nuestras vidas”, resaltó.

El Santo Padre señaló que “estamos llamados a participar del sentimiento de júbilo, de la que se llena la liturgia de hoy por la venida del Señor como un liberador a nuestras vidas. Es Él quien nos muestra el camino de la fidelidad, de la paciencia, de la perseverancia, para que, con su regreso, nuestra alegría sea completa”.


El Santo Padre recordó que estamos en el tercer domingo de Adviento, “caracterizado por la invitación de san Pablo en su Carta a los Filipenses: ‘Regocijaos siempre en el Señor. Os lo repito, regocijaos. El Señor está cerca’”.

El Papa explicó que “no se trata de una alegría superficial o puramente emotiva, ni tampoco es una alegría mundana como la que da el consumismo”.

“Se trata de una alegría más auténtica, de la cual estamos llamados a redescubrir su sabor. Es una alegría que toca lo íntimo de nuestro ser, mientras esperamos a Aquel que ya ha venido a traer la salvación al mundo, el Mesías prometido, nacido en Belén de la Virgen María”.

El Obispo de Roma destacó que los signos de la llegada de la Navidad “son evidentes en nuestras calles y en nuestras casas. Aquí, en la plaza, tenemos el pesebre y el árbol. Estos signos externos nos invitan a acoger al Señor, que siempre viene y llama a nuestra puerta. Nos invitan a reconocer sus pasos en los de nuestros hermanos que pasan junto a nosotros, sobre todo de los más débiles y necesitados”.

“Hoy se nos invita a regocijarnos en la inminente venida de nuestro Redentor, y estamos llamados a compartir esta alegría con los demás, dar consuelo y esperanza a los pobres, a los enfermos, a las personas que están solas y a la gente infeliz”, finalizó.


El Papa bendice a los “Bambinelli”

Después del rezo del Ángelus, el Papa saludó a los niños y jóvenes presentes en la Plaza de San Pedro para la tradicional bendición de los “Niños Jesús” del Pesebre, o “Bambinelli”, organizada por los oratorios parroquiales y las escuelas católicas romanas.

“Queridos niños, cuando recen delante del Pesebre con sus padres, pidan al Niño Jesús que les ayude a todos a amar a Dios y al prójimo. Y acuérdense de rezar por mí como yo me acuerdo de rezar por ustedes”, pidió.

PAPA FRANCISCO: QUE TRABAJO MÁS BELLO REALIZAN LOS CATEQUISTAS


Papa Francisco: “¡Qué trabajo más bello realizan los catequistas!”
Por Miguel Pérez Pichel
 Foto: L'Osservatore Romano.



VATICANO, 11 Dic. 16 / 09:45 am (ACI).- “¡Qué trabajo más bello realizan los catequistas!”, exclamó el Papa Francisco después de rezar el Ángelus ante los fieles y peregrinos congregados en la Plaza de San Pedro, en el Vaticano.

“Ser catequista es una cosa bellísima”, destacó el Santo Padre. “Es portar el mensaje de Señor para que crezca en nosotros”.


El Pontífice tuvo unas palabras de recuerdo dirigidas a los nuevos Beatos Mario Borzaga, sacerdote italiano de los Misioneros Oblatos de María Inmaculada, y Paolo Thoj Xyooj, fiel laico catequista, beatificados hoy en Vientián, capital de Laos, junto a otros catorce mártires que murieron víctimas del odio a la fe.

“Su heroica fidelidad a Cristo puede resultar un estímulo y un ejemplo para los misioneros, en especial para los catequistas, que en tierras de misión realizan un valioso e irremplazable trabajo apostólico, por el que toda la Iglesia está agradecida”, indicó Francisco.

El Beato Mario Borzaga nació en Trento en el año 1932. En el año 1957 se ordenó sacerdote y lo enviaron como misionero a Laos, un país extremadamente pobre y donde casi no había cristianos. En el año 1960, cuando contaba solo con 28 años de edad, un grupo de guerrilleros comunistas lo hicieron prisionero cuando regresaba de una gira apostólica con el catequista, y ahora también proclamado Beato, Thoj Xyooj. Los guerrilleros asesinaron a ambos.

miércoles, 7 de diciembre de 2016

PAPA FRANCISCO: LA VIDA PUEDE SER HERMOSA SI NO PERDEMOS LA ESPERANZA


Papa Francisco: La vida puede ser hermosa si no perdemos la esperanza
Por Miguel Pérez Pichel
 Foto: Lucía Ballester / ACI Prensa




VATICANO, 07 Dic. 16 / 05:05 am (ACI).- El Papa Francisco, en su catequesis de la Audiencia General del miércoles, habló de la esperanza que necesita el mundo de hoy.

“La vida es con frecuencia un desierto, y es difícil caminar en él”, reconoció el Santo Padre, “pero si nos apoyamos en Dios, puede llegar a ser hermosa y ancha como una autopista. Basta con no perder la esperanza, basta con seguir creciendo, siempre, a pesar de todo”.

El Pontífice llamó a ser pequeños, pero grandes en la fe, porque “son los pequeños, que se han hecho grandes por medio de la fe, los que saben esperar. Ellos son los que transforman el desierto del exilio, la soledad desesperada, el sufrimiento, en una carretera plana sobre la que caminar para cumplir con la gloria del Señor”.


“Esperemos la venida del Señor, y cualquiera que sea el desierto de nuestra vida, se convertirá en un jardín florido”, afirmó en el Aula Pablo VI del Vaticano

Con esta catequesis, Francisco comenzó un nuevo ciclo sobre el tema de la esperanza cristiana, “y ahora, especialmente en este tiempo de Adviento, es importante reflexionar sobre la esperanza”.

A partir de la lectura del libro del profeta Isaías, y de la escena del Evangelio en la que Juan Bautista bautiza en el río Jordán, el Papa reflexionó sobre la esperanza en el desierto, cuando, como el pueblo de Israel en Babilonia, "nos sentimos exiliados y lejos de nuestra patria".

El Obispo de Roma señaló que vivimos en un tiempo en el que reina la desesperanza. “Nos sentimos tan necesitados en estos tiempos que aparecen oscuros, donde a veces nos sentimos perdidos frente al mal y a la violencia que nos rodea, delante del dolor de tantos de nuestros hermanos".

"Nos sentimos perdidos y también un poco desanimados, porque nos encontramos impotentes y nos parece que esta oscuridad no va a terminar nunca”.

Pero frente a esos sentimientos, “no dejemos que la esperanza nos abandone, porque Dios, con su amor, camina con nosotros, no nos deja solos, y el Señor Jesús ha vencido el mal y nos ha abierto el camino de la vida”, recordó.

“El consuelo, para el pueblo, comienza con la posibilidad de caminar por el sendero de Dios, un sendero nuevo y transitable, un sendero para atravesar el desierto, para poder atravesarlo y regresar a nuestra patria”, subrayó.

ENTREVISTA A PAPA FRANCISCO EN EL SEMANARIO CATÓLICO BELGA TERTIO


TEXTO: Entrevista al Papa Francisco en el semanario católico belga "Tertio"
Foto: Lucía Ballester / ACI Prensa




VATICANO, 07 Dic. 16 / 03:38 am (ACI).- El Papa ha concedido una nueva entrevista, en español, al semanal católico de Bélgica “Tertio” que le fue realizada hace dos semanas con motivo del fin del Jubileo de la Misericordia. En ella, el Pontífice habla de la laicidad, el Concilio Vaticano II, de las guerras, los jóvenes o los medios de comunicación. El texto fue difundido por la Oficina de Prensa de la Santa Sede.

A continuación, el texto completo de la entrevista:

(Interlocutor) Representante de los obispos para los medios de comunicación…

(Papa Francisco) Usted me trajo ya una vez unos chicos que hicieron buenas preguntas…

(Interlocutor) Hay un papa que da buenas respuestas…

(Papa Francisco) Yo espero un poquitito… quiero ver las preguntas, que no las he visto…

PREGUNTA - En nuestro país estamos viviendo un periodo en el cual la política nacional quiere separar la religión de la vida pública, por ejemplo en el currículo educacional. Es opinión que, en tiempos de secularización, la religión tiene que ser reservada a la vida privada. ¿Cómo podemos ser al mismo tiempo Iglesia misionera, saliendo hacia la sociedad, y vivir la tensión creada por esta opinión pública?

PAPA - Bueno, yo no quiero ofender a nadie pero esta postura es una postura anticuada. Esta es la herencia que nos dejó la Ilustración -¿no es cierto?- donde todo hecho religioso es una subcultura. Es la diferencia entre laicismo y laicidad. Esto lo he hablado con los franceses. El Vaticano II nos habla de la autonomía de las cosas o de los procesos o de las instituciones. Hay una sana laicidad, por ejemplo, la laicidad del estado. En general, el estado laico es bueno. Es mejor que un estado confesional, porque los estados confesionales terminan mal.

Pero una cosa es laicidad y otra cosa es laicismo. Y el laicismo cierra las puertas a la trascendencia: a la doble trascendencia, tanto la trascendencia hacia los demás como, sobre todo, la trascendencia hacia Dios. O hacia lo que está Más Allá. Y la apertura a la trascendencia forma parte de la esencia humana. Es parte del hombre. No estoy hablando de religión, estoy hablando de apertura a la trascendencia.

Entonces, una cultura o un sistema político que no respete la apertura a la trascendencia de la persona humana, poda, corta a la persona humana. O sea, no respeta a la persona humana. Esto es más o menos lo que pienso yo. Entonces, mandar a la sacristía cualquier acto de trascendencia es una asepsia. Que no dice con la naturaleza humana, se le corta a la naturaleza humana buena parte de la vida, que es la apertura.

PREGUNTA - Usted se preocupa de la relación interreligiosa. En nuestros tiempos convivimos con el terrorismo, con la guerra. A veces se comenta que la raíz de las guerras actuales está en la diferencia entre religiones. ¿Qué decir sobre esto?

PAPA - Creo que sí, el comentario está. Pero ninguna religión como tal puede fomentar la guerra. Porque está en ese caso proclamando un dios de destrucción, un dios de odio. No se puede hacer la guerra en nombre de Dios o en nombre de una postura religiosa. No se puede hacer la guerra. En ninguna religión. Y, por lo tanto, el terrorismo, la guerra, no están relacionados con la religión. Se usan deformaciones religiosas para justificarla. Eso sí. Ustedes son testigos de eso, lo han vivido en su patria. Pero son deformaciones religiosas que no hacen a la esencia de lo religioso.

Lo religioso más bien es amor, unidad, respeto, diálogo, todas esas cosas, pero no en ese aspecto. O sea, que en eso hay que ser taxativo. O sea, ninguna religión por el hecho religioso proclama la guerra. Deformaciones religiosas, sí. Por ejemplo, todas la religiones tienen grupos fundamentalistas. Todas. Nosotros también. Y desde ahí, destruyen desde su fundamentalismo. Pero esos grupitos religiosos que deformó, “enfermó” la propia religión, y de ahí pelea, o hace la guerra, o hace la división en la comunidad, que es una forma de guerra. Pero esos son los grupos fundamentalistas que tenemos todas las religiones. Siempre hay un grupito…

PREGUNTA - Otra cuestión de guerra. Conmemoramos los 100 años de la Primera Guerra mundial. ¿Qué diría usted al continente europeo de la consigna postguerra “Nunca más la guerra”?


PAPA - Al continente europeo le he hablado tres veces: dos en Estrasburgo y una el año pasado o este año –no recuerdo- cuando el premio Calomagno [6 de mayo de 2016]. Creo que ese “Nunca más la guerra” no fue tomado en serio, porque después de la primera vino la segunda, y después de la segunda está esta tercera que estamos viviendo ahora a pezzeti, a pedacitos. Estamos en guerra. El mundo está haciendo la tercera guerra mundial: Ucrania, Medio Oriente, África, Yemen…

Es muy serio. Entonces, “nunca más la guerra” de la boca para fuera, pero mientras tanto fabricamos armas, y las vamos vendiendo, y las vamos vendiendo a los mismos contrincantes. Porque un mismo fabricante de armas le vende a este y a este, que están en guerra entre ellos. Es verdad. Hay una teoría económica que yo nunca traté de constatar, pero la he leído en varios libros: que en la historia de la humanidad, cuando un Estado encontraba que sus balances no andaban, hacían una guerra y ponían en equilibrio sus balances. Es decir, es una de las formas de hacer riqueza más fáciles. Claro, el precio es muy caro: sangre.

Ese “Nunca más la guerra” creo que es algo que Europa lo dijo sinceramente, lo dijo sinceramente. Schumann, De Gasperi, Adenauer… lo dijeron sinceramente. Pero después… Hoy día hacen falta líderes; Europa necesita líderes, líderes que vayan adelante… Bueno, no voy a repetir lo que dije en los tres discursos

PREGUNTA - ¿Hay alguna posibilidad de que usted venga a Bélgica por esta conmemoración?

PAPA - No, no está previsto, no. No está previsto. Bélgica, yo iba cada año y medio cuando era [superior] provincial, porque ahí había una asociación de Amigos de la Universidad Católica de Córdoba. Yo era canciller… Entonces iba allí a hablarles. Ellos hacían sus Ejercicios [espirituales]. E iba a agradecerles. Y le tomé cariño a Bélgica. Para mí la ciudad más linda de Bélgica no es la suya sino Brujas… [ríe]

[Entrevistador: Tengo que decirle que mi hermano es jesuita.

Papa: ¿Ah, sí? ¡No lo sabía!

Entrevistador: Por eso, a pesar de ser jesuita es buena gente.

Papa: Le iba a preguntar si era católico… (ríe y ríen)]

PREGUNTA - Estamos terminando el Año de la Misericordia. ¿Puede decir cómo ha vivido el año y qué espera cuando el año ha terminado?

PAPA - El Año de la Misericordia no fue una idea que se me ocurrió a mí de golpe. Viene desde el beato Pablo VI. Ya Pablo VI había hecho algunos pasos para redescubrir la misericordia de Dios. Después, San Juan Pablo II asentó mucho esto con tres hechos: la encíclica Dives in Misericordia, la canonización de Santa Faustina; y la fiesta de la Divina Misericordia en la Octava de Pascua; y él muere en una víspera de esta fiesta.

Y ya ahí como que encaminó a la iglesia en ese camino. Y yo sentí que el Señor quería esto. Fue, fue… No sé cómo se formó la idea en mi corazón, que un buen día le dije a Monseñor Fisichella, que vino por asuntos de su dicasterio. Le dije: “Cómo me gustaría hacer un Jubileo, un Año Jubilar de la Misericordia.” Y él me dijo: “¿Y por qué no?”.

Y así comenzó el Año de la Misericordia. Es la mejor garantía de que no fue una ocurrencia humana sino que viene de arriba. Creo que el Señor la inspiró. Y evidentemente se hizo mucho bien. Por otro lado, el hecho de que el Jubileo no fuera solo en Roma, sino en todo el mundo, en todas las diócesis, y dentro de cada diócesis, como que movió, movió, y la gente se movilizó mucho. Se movilizó mucho y se sintió llamada a reconciliarse con Dios, a reencontrar al Señor, a sentir la caricia del Padre.

PREGUNTA - El teólogo alemán Dietrich Bonhoeffer hizo la distinción entre la gracia barata y la preciosa. ¿Qué significa para usted la misericordia barata o preciosa?

PAPA - La misericordia es preciosa y barata. No sé cómo es el texto de Bonhoeffer, no lo conozco cuando explica esto. Pero… Es barata porque no hay que pagar nada: no hay que comprar indulgencias, es puro regalo, puro don; y es preciosa porque es el don más precioso. Hay un libro que se hizo en base a una entrevista que me hicieron, cuyo título es “El nombre de Dios es Misericordia”, y es preciosa porque es el nombre de Dios: Dios es Misericordia.

Me hace recordar a ese padre que tenía en Buenos Aires -que sigue celebrando misa y trabaja, ¡y tiene 92 años!- y al comenzar la Misa siempre da unos avisos. Es muy enérgico. 92 años, predica muy bien, la gente lo va a escuchar. “Por favor, apaguen los teléfonos”… y estaba la misa, y comenzaba el ofertorio, y un teléfono. Se paró, y dijo: “Por favor, apaguen el teléfono”. Y el monaguillo que estaba al lado, le dijo: “Padre, es el suyo”. Y entonces él se lo sacó, y dijo: “Aló” (Ríen)

PREGUNTA - A nosotros nos parece que usted está indicando el Vaticano II en los tiempos de hoy. Nos va indicando caminos de renovación en la Iglesia. La Iglesia sinodal… En el sínodo explicó su visión la Iglesia del futuro. ¿Podría explicarlo para nuestros lectores?

PAPA - La “Iglesia sinodal”. Tomo esta palabra. La Iglesia nace de las comunidades, nace de la base, de la comunidad, nace del bautismo, y se organiza en torno a un obispo que la convoca, le da fuerza. El obispo que es sucesor de los apóstoles. Esta es la Iglesia. Pero en todo el mundo hay muchos obispos, muchas iglesias organizadas, y está Pedro.

Entonces, o hay una Iglesia piramidal, donde lo que dice Pedro se hace, o hay una Iglesia sinodal, donde Pedro es Pedro, pero acompaña a la Iglesia y la hace crecer, la escucha; más aún, él aprende de eso, y va como armonizando, discerniendo lo que viene de las iglesias, y lo devuelve. La esperiencia más rica de esto fueron los dos últimos sínodos. Ahí se escuchó a todos los obispos del mundo, con la preparación; a todas las iglesias del mundo: las diócesis, trabajaron. Todo ese material vino.

Después volvió. Y volvió una segunda vez al segundo sínodo para completar esto. De ahí salió Amoris Laetitia. Es curioso la riqueza de la diferencia de matices. Es propio de la igleisa. Es unidad en la diferencia. Eso es sinodalidad. No bajar de arriba a abajo, sino escuchar a la iglesias, armonizarlas, discernir. Entonces, hay una exhortación postsinodal, que es Amoris Laetitia, que es el resultado de dos sínodos, donde trabajó toda la Iglesia, y que el Papa hizo suya. Lo expresa de una manera armónica.

Es curioso: todo lo que está ahí [en Amoris Laetitia] en el sínodo fue aprobado por más de dos tercios de los padres. Lo cual es una garantía. Una iglesia sinodal significa que se da este movimiento de arriba a abajo, de arriba a abajo. En las diócesis lo mismo. Pero hay una fórmula latina que dice que las iglesias siempre están cum Petro e sub Petro (con Pedro y bajo Pedro).

Pedro es el garante de la unidad de la Iglesia, el garante. Así que… ese es el sentido. Y hay que progresar en la sinodalidad. Que es una de las cosas que los ortodoxos han conservado. Y las iglesias católicas orientales también. Es una riqueza de ellos. Yo lo reconozco en la encíclica.

PREGUNTA - A mí me parecía que el pasaje que ha hecho el sínodo segundo del método de “ver, juzgar y actuar” hacia “escuchar, comprender y acompañar”. Es muy distinto. Son las cosas que yo digo a la gente constantemente. El pasaje que da el sínodo es de “ver, juzgar y actuar”, hacia escuchar la realidad de la gente, comprenderla bien y después acompañar a la gente en su camino.

PAPA - Porque cada uno dijo lo que pensaba, sin miedo a sentirse juzgado. Y todos estaban en actitud de escuchar, sin condenar. Después se discutía como hermanos en los grupos. Pero una cosa es como hermanos y otra es condenar a priori. Una libertad de expresión hubo ahí muy grande. Y eso es lindo.

PREGUNTA - En Cracovia usted ofreció a los jóvenes impulsos preciosos. ¿Cuál sería un mensaje particular para los jóvenes de nuestro país?

PAPA - Que no tengan miedo, que no tengan vergüenza de la fe, que no tengan vergüenza de buscar caminos nuevos. Hay jóvenes que no son creyentes: no te preocupes, buscá el sentido a la vida. A un joven yo le daría dos consejos: “buscar horizontes” y “no te jubiles a los 20 años”. Es muy triste ver un joven jubilado a los 20-25 años. Buscá horizontes, seguí adelante y seguí trabajando en esta tarea humana.

PREGUNTA - Una última pregunta, Santo Padre, una opinión sobre los medios de comunicación.

PAPA - Los medios de comunicación tienen una responsabilidad muy grande. Hoy en día, en sus manos está la posibilidad y la capacidad de formar opinión. Pueden formar una buena o mala opinión. Los medios de comunicación son constructores de una sociedad. Por sí mismos, son para construir. Para intercambiar. Para fraternizar, para hacer pensar, para educar.

En sí mismos son positivos. Por supuesto que, como todos somos pecadores, también los medios pueden caer –los que hacemos medios, yo estoy acá usando un medio de comunicación- en hacer daño. Y los medios de comunicación tienen sus tentaciones. Pueden ser tentados de calumnia (entonces, usados para calumniar y ensuciar a la gente), sobre todo en el mundo de la política; pueden ser usados como difamación (toda persona tiene derecho a la buena fama, pero por ahí en su vida anterior, o en su vida pasada, o hace diez años tuvo un problema con la justicia, o un problema en su vida familiar… entonces, sacar a la luz hoy eso es grave, hace daño, se anula a una persona).

En la calumnia se dice  una mentira de una persona. En la difamación se saca una carpeta –como decimos en Argentina, se hace un carpetazo-, y te sacan algo que es verdad pero que ya pasó. Y quizás ya pagó con la cárcel, o con la multa, o con lo que sea, ese delito. No hay derecho a eso. Eso es pecado y hace mal. Y una cosa que puede hacer mucho daño en los medios de comunicación es la desinformación. Es decir, frente a cualquier situación decir una parte de la verdad y no la otra. ¡No! Eso es desinformar.

Porque vos, al televidente, le das la mitad de la verdad. Y por tanto no puede hacer un juicio serio sobre la verdad completa. La desinformación es probablemente el daño más grande que puede hacer un medio. Porque orienta la opinión en una dirección, quitando la otra parte de la verdad. Y después, los medios yo creo que tienen que ser muy limpios, muy limpios y muy transparentes.

Y no caer –sin ofender, por favor- en la enfermedad de la coprofilia: que es buscar siempre comunicar el escándalo, comunicar las cosas feas, aunque sean verdad. Y como la gente tiene la tendencia a la coprofagia, se puede hacer mucho daño. Así que yo diría esas cuatro tentaciones. Pero son constructores de opinión y pueden edificar, y hacer un bien inmenso, inmenso.

PREGUNTA - Terminando, una palabra solo para los sacerdotes. No un discurso, porque me están diciendo que tengo que terminar… ¿Cuál es lo más importante para un sacerdote?

PAPA - Es una respuesta un poco salesiana. Me sale del corazón: “Acordate que tenés madre que te quiere. No dejés de amar a tu madre la Virgen”. Segundo: dejate mirar por Jesús. Tercero: buscá la carne sufriente de Jesús en los hermanos. Ahí te vas a encontrar con Jesús. Eso como base. De ahí sale todo.

Si vos sos un sacerdote huérfano, que te olvidaste que tenés madre; si vos sos un sacerdote que te desenganchás de quien te llamó, que es Jesús, nunca vas a poder llevar el Evangelio. ¿Cuál es el camino? La ternura. Tengan ternura. No tengan vergüenza los curas de tener ternura. Acaricien la sangre sufriente de Jesús. Hoy hace falta una revolución de la ternura en este mundo que padece la enfermedad de la cardio-esclerosis.

PREGUNTA - ¿La cardio…?

PAPA - La cardioesclerosis.

PAPA FRANCISCO PIDE COMBATIR LA CORRUPCIÓN Y PROMOVER LOS DERECHOS HUMANOS


Papa Francisco pide combatir la corrupción y promover los derechos humanos
Por Miguel Pérez Pichel
Foto: Lucía Ballester / ACI Prensa




VATICANO, 07 Dic. 16 / 06:22 am (ACI).- Al finalizar la Audiencia General del miércoles, el Papa Francisco llamó a combatir la corrupción y a promover los derechos humanos.

En un mensaje pronunciado después de su catequesis, hizo referencia a dos importantes jornadas impulsadas por las Naciones Unidas que tendrán lugar en los próximos días: La Jornada Mundial contra la Corrupción, el 9 de diciembre, y la jornada Mundial por los Derechos Humanos, el 10 de diciembre.

“Son dos realidades estrechamente ligadas”, explicó el Santo Padre. “La corrupción es el aspecto negativo a combatir, a partir de la conciencia personal y supervisando los diferentes ámbitos de la vida civil, especialmente aquellos que atañen un riesgo mayor”.


“Los derechos humanos son el aspecto positivo –continuó el Pontífice–, deben promoverse con decisión siempre renovada, porque nadie está excluido del reconocimiento de los derechos fundamentales de la persona humana”.

La ONU instituyó la Jornada Mundial contra la Corrupción para concienciar contra las prácticas corruptas que causan grandes perjuicios a la sociedad.

Las Naciones Unidas recuerdan que cada año se paga un billón de dólares en sobornos y se roban 2,6 billones de dólares anuales mediante la corrupción.

En los países en vías de desarrollo se pierde, como resultado de prácticas corruptas, diez veces más dinero que el dedicado a la ayuda al desarrollo.

La Jornada Mundial por los Derechos Humanos conmemora el día en que la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó la Declaración Universal de los Derechos Humanos, en el año 1948.

Según la ONU, se trata hacer un llamado a todos para defender de los derechos del otro. Es responsabilidad de todos defender los derechos humanos.