domingo, 11 de septiembre de 2016

CATEQUESIS DE PAPA FRANCISCO SOBRE LA RELACIÓN ENTRE LA REDENCIÓN Y MISERICORDIA


Catequesis de Papa Francisco sobre la relación entre redención y misericordia
Foto: Alexey gotovsky / ACI 




VATICANO, 10 Sep. 16 /  (ACI).- La Plaza de San Pedro albergó una nueva Audiencia Jubilar en la que el Papa Francisco habló de la relación entre redención y misericordia, y recordó que todos los hombres han sido salvados por Jesucristo.

"El amor de Dios no tiene confines: podemos descubrir signos siempre nuevos que indican su atención hacia nosotros y sobre todo su voluntad de alcanzarnos y de adelantarnos. Toda nuestra vida,  si bien marcada por la fragilidad del pecado, está colocada bajo la mirada de Dios que nos ama", dijo el Santo Padre.

A continuación, el texto completo de la catequesis del Papa:

¡Queridos  hermanos y hermanas, buenos días!


El pasaje bíblico que hemos escuchado nos habla de la misericordia de Dios que se lleva a cabo en la Redención, ósea en la salvación que nos ha sido donada con la sangre de su Hijo Jesús (cfr 1 Pt 1,18-21).  La palabra “redención” es usada poco, no obstante es fundamental porque indica la más radical liberación que Dios podía cumplir para nosotros, para toda la humanidad y para la entera creación. Pareciera que el hombre de hoy no amase más pensar en ser liberado y salvado por la intervención de Dios; el hombre de hoy se ilusiona de hecho con la propia libertad como una fuerza para obtener todo. También hace alarde de esto. Pero en realidad no es así. ¡Cuántas ilusiones son vendidas bajo el pretexto de la libertad y cuántas nuevas esclavitudes se crean en nuestros días en nombre de una falsa libertad! Tantos esclavos, tantos…  “hago esto porque quiero, tomo drogas porque me gusta, soy libre, o hago otras cosas … ” ¡Son esclavos! Se convierten en esclavos en nombre de la libertad. Todos hemos visto ese tipo de personas, que después terminan por los suelos. Tenemos necesidad que Dios nos libre de toda forma de indiferencia, de egoísmo y de autosuficiencia.

Las palabras del apóstol Pedro expresan muy bien el sentido del nuevo estado de vida al que estamos llamados. Haciéndose uno de nosotros, el Señor Jesús no solamente asume nuestra condición humana, sino que nos eleva a la posibilidad de ser hijos de Dios. Con su muerte y resurrección Jesucristo, Cordero sin mancha, ha vencido a la muerte y al pecado para liberarnos  de su dominación.  Él es el Cordero que ha sido  sacrificado por nosotros, para que pudiésemos recibir una vida nueva hecha de perdón, de amor y de alegría. Tres palabras hermosas: perdón, amor y alegría. Todo aquello que Él ha asumido ha sido también redimido, librado y salvado. Cierto, es verdad que la vida nos pone pruebas y a veces sufrimos por esto. Sin embargo, en esos momentos estamos invitados a dirigir la mirada hacia Jesús crucificado que sufre por nosotros y con nosotros, como prueba cierta que Dios no nos abandona. De todas maneras, jamás olvidemos, que en las angustias y en las persecuciones, así como en los dolores cotidianos, somos siempre liberados por la mano misericordiosa de Dios que nos eleva hacia Él y nos conduce a una vida nueva.

El amor de Dios no tiene confines: podemos descubrir signos siempre nuevos que indican su atención hacia nosotros y sobre todo su voluntad de alcanzarnos y de adelantarnos. Toda nuestra vida,  si bien marcada por la fragilidad del pecado, está colocada bajo la mirada de Dios que nos ama. ¡Cuántas páginas de la Sagrada Escritura nos hablan de la presencia, de la cercanía y de la ternura de Dios por cada hombre, especialmente por los pequeños, los pobres y los tribulados!  ¡Dios tiene una gran ternura, un gran amor por los pequeños, por los más débiles, por los descartados de la sociedad! Mientras más nos encontramos en la necesidad, su mirada sobre nosotros se llena de más misericordia. Él prueba una piadosa compasión por nosotros porque conoce nuestras debilidades. Conoce nuestros pecados y nos perdona; ¡siempre  perdona! ¡Nuestro Padre es tan bueno!

Por eso, queridos hermanos y hermanas, ¡abrámonos a Él,  acojamos su gracia! Porque, como dice el Salmo, «con el Señor está la misericordia / y grande es con él la redención» (130,7).   ¿Han  escuchado bien?  “Con el Señor está la misericordia / y grande es con él la redención”. Repitamos todos juntos: “Con el Señor está la misericordia / y grande es con él la redención”. Otra vez: “Con el Señor está la misericordia / y grande es con él la redención”. Gracias.

¡Queridos  hermanos y hermanas, buenos días!

El pasaje bíblico que hemos escuchado nos habla de la misericordia de Dios que se lleva a cabo en la Redención, ósea en la salvación que nos ha sido donada con la sangre de su Hijo Jesús (cfr 1 Pt 1,18-21).  La palabra “redención” es usada poco, no obstante es fundamental porque indica la más radical liberación que Dios podía cumplir para nosotros, para toda la humanidad y para la entera creación. Pareciera que el hombre de hoy no amase más pensar en ser liberado y salvado por la intervención de Dios; el hombre de hoy se ilusiona de hecho con la propia libertad como una fuerza para obtener todo. También hace alarde de esto. Pero en realidad no es así. ¡Cuántas ilusiones son vendidas bajo el pretexto de la libertad y cuántas nuevas esclavitudes se crean en nuestros días en nombre de una falsa libertad! Tantos esclavos, tantos…  “hago esto porque quiero, tomo drogas porque me gusta, soy libre, o hago otras cosas … ” ¡Son esclavos! Se convierten en esclavos en nombre de la libertad. Todos hemos visto ese tipo de personas, que después terminan por los suelos. Tenemos necesidad que Dios nos libre de toda forma de indiferencia, de egoísmo y de autosuficiencia.

Las palabras del apóstol Pedro expresan muy bien el sentido del nuevo estado de vida al que estamos llamados. Haciéndose uno de nosotros, el Señor Jesús no solamente asume nuestra condición humana, sino que nos eleva a la posibilidad de ser hijos de Dios. Con su muerte y resurrección Jesucristo, Cordero sin mancha, ha vencido a la muerte y al pecado para liberarnos  de su dominación.  Él es el Cordero que ha sido  sacrificado por nosotros, para que pudiésemos recibir una vida nueva hecha de perdón, de amor y de alegría. Tres palabras hermosas: perdón, amor y alegría. Todo aquello que Él ha asumido ha sido también redimido, librado y salvado. Cierto, es verdad que la vida nos pone pruebas y a veces sufrimos por esto. Sin embargo, en esos momentos estamos invitados a dirigir la mirada hacia Jesús crucificado que sufre por nosotros y con nosotros, como prueba cierta que Dios no nos abandona. De todas maneras, jamás olvidemos, que en las angustias y en las persecuciones, así como en los dolores cotidianos, somos siempre liberados por la mano misericordiosa de Dios que nos eleva hacia Él y nos conduce a una vida nueva.

El amor de Dios no tiene confines: podemos descubrir signos siempre nuevos que indican su atención hacia nosotros y sobre todo su voluntad de alcanzarnos y de adelantarnos. Toda nuestra vida,  si bien marcada por la fragilidad del pecado, está colocada bajo la mirada de Dios que nos ama. ¡Cuántas páginas de la Sagrada Escritura nos hablan de la presencia, de la cercanía y de la ternura de Dios por cada hombre, especialmente por los pequeños, los pobres y los tribulados!  ¡Dios tiene una gran ternura, un gran amor por los pequeños, por los más débiles, por los descartados de la sociedad! Mientras más nos encontramos en la necesidad, su mirada sobre nosotros se llena de más misericordia. Él prueba una piadosa compasión por nosotros porque conoce nuestras debilidades. Conoce nuestros pecados y nos perdona; ¡siempre  perdona! ¡Nuestro Padre es tan bueno!

Por eso, queridos hermanos y hermanas, ¡abrámonos a Él,  acojamos su gracia! Porque, como dice el Salmo, «con el Señor está la misericordia / y grande es con él la redención» (130,7).   ¿Han  escuchado bien?  “Con el Señor está la misericordia / y grande es con él la redención”. Repitamos todos juntos: “Con el Señor está la misericordia / y grande es con él la redención”. Otra vez: “Con el Señor está la misericordia / y grande es con él la redención”. Gracias.

CONOCE EL GESTO DEL PAPA CON UN ENFERMO GRAVE Y SU FAMILIA EN LA PLAZA DE SAN PEDRO


Conoce el gesto del Papa con un enfermo grave y su familia en la Plaza de San Pedro
Por Alvaro de Juana
 Foto: L'Osservatore Romano



VATICANO, 11 Sep. 16 /  (ACI).- El Papa Francisco administró el sacramento de la confirmación el sábado a primera hora de la mañana a Giuseppe Chiolo, un joven de 16 años gravemente enfermo, según informó Radio Vaticano.

El rito tuvo lugar en el Arco que lleva a la Plaza de San Pedro desde el interior del Vaticano justo antes de que el Papa comenzase la Audiencia Jubilar.


Giuseppe es originario de la ciudad de Mazzarino, en Sicilia, y desde el área de oncología del hospital Meyer de Florencia llegó hasta el Vaticano en una ambulancia.

Francisco, después de haberlo abrazado, administró el sacramento a Giuseppe, sentado en la silla de ruedas, donándole una corona del rosario con la recomendación de no olvidar rezar nunca por él.

Hace algunos días, el chico había escrito una carta al Papa confiándole su fuerte deseo de encontrarlo, y recibiendo rápidamente la invitación a ir al Vaticano.

Además, el Pontífice tuvo palabras de ánimo a la familia del enfermo, sus padres y su hermana.

PRESENTAN PROGRAMA OFICIAL DEL PAPA FRANCISCO PARA SU VIAJE A SUECIA


Presentan programa oficial del Papa Francisco para su viaje a Suecia



VATICANO, 09 Sep. 16 / (ACI).- La Oficina de Prensa de la Santa Sede dio a conocer hoy el programa oficial de la visita del Papa Francisco a Suecia del 31 de octubre al 1 de noviembre, en ocasión de los 500 años de la reforma protestante de Martín Lutero.

El Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos y la Federación Luterana Mundial (LFW), señalaron previamente que el evento destacará “los sólidos progresos ecuménicos entre católicos y luteranos y los dones conjuntos recibidos a través del diálogo”.

En Suecia solo el 1,2% de la población es católica, el 87% se declara luterano. A continuación el programa completo del Santo Padre en hora de Roma:


Lunes 31 de octubre de 2016

08:20 Partida del avión papal desde el aeropuerto de Fiumicino en Roma hacia la ciudad de Malmö  en Suecia.

11:00 Llegada al aeropuerto internacional de Malmö

Recepción oficial.
Visita de cortesía a la familia real en la ciudad de Lund
Oración ecuménica en la catedral luterana de Lund      
Evento y encuentro ecuménico con las delegaciones en el recinto Malmö Arena, en Malmö 


Martes 1 de noviembre de 2016

09:30 Santa Misa en Malmö  

12:45 Retorno del avión papal desde el aeropuerto de Malmö hacia Roma

15:30 Llegada al aeropuerto Ciampino de Roma    

PAPA FRANCISCO: EL DIABLO TIENE 2 ARMAS PARA DESTRUIR LA IGLESIA DESDE DENTRO


Papa Francisco: El diablo tiene 2 armas para destruir la Iglesia desde dentro
Por Walter Sánchez Silva



VATICANO, 09 Sep. 16 /  (ACI).- En su discurso esta mañana ante más de 100 obispos de territorios de misión que participan de un seminario de estudio organizado por el Vaticano, el Papa Francisco alertó ante las acechanzas del diablo que tiene dos armas “para destruir a la Iglesia desde dentro”: la división y el dinero.

El Santo Padre hizo esta advertencia ante los prelados de reciente nombramiento que sirven en territorios de misión y que en estos días participan en Roma del seminario de estudio, organizado por la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, de la cual dependen.

En su discurso, el Pontífice alentó a los obispos a vigilar “atentamente para que todo lo que se realiza para la evangelización y las diversas actividades pastorales de las que son ustedes promotores no sea dañado o frustrado por divisiones ya presentes o que se pueden crear”.

“Las divisiones son el arma que el diablo tiene más a la mano para destruir la Iglesia desde dentro. Tiene dos armas, pero la principal es la división: la otra es el dinero. El diablo entra por las rendijas y destruye con la lengua, con los chismes que dividen y el hábito de chismorrear, que es una costumbre de ‘terrorismo’”.


“El chismoso –dijo el Papa– es un ‘terrorista’, que lanza la bomba –el chisme– para destruir. Por favor, luchen contra las divisiones, porque es una de las armas que tiene el diablo para destruir a la Iglesia local y la Iglesia universal”.

Francisco dijo a los obispos que, de modo particular, presten atención a “las diferencias debidas a las varias etnias presentes en un mismo territorio que no deben penetrar en la comunidad cristiana hasta prevalecer sobre su bien”.

“Hay desafíos difíciles por resolver, pero con la gracia de Dios, la oración, la penitencia, se puede. La Iglesia está llamada a estar más allá de toda connotación tribal-cultural y el obispo, visible principio de unidad, tiene la tarea de edificar incesantemente la Iglesia particular en la comunión de todos sus miembros”.

El Papa también alentó a los prelados a “salir al encuentro de las ovejas que no pertenecen aun al rebaño de Cristo” ya que, en el marco del Jubileo de la Misericordia “todos tenemos necesidad de la gracia de Cristo” para ser misericordiosos como el Padre.

“Cada obispo experimenta en primera persona esta realidad y está llamado a manifestar con la vida y el ministerio episcopal la paternidad de Dios”, resaltó.


En los territorios en los que están estos obispos, continuó el Papa, también es importante buscar “especialmente aquellas alejadas o perdidas” y encontrar “nuevas modalidades para anunciar, para salir al encuentro de las personas, para que los creyentes tibios o no practicantes descubran nuevamente la alegría de la fe”.

Francisco explicó que los obispos deben cuidar de manera particular a los sacerdotes y su preparación, desde el seminario: “sepan ofrecerles un ejemplo concreto y tangible. En cuanto les sea posible, busquen participar con ellos en sus principales momentos de formación, siempre cuidando la dimensión personal”.

“No se olviden que el prójimo más próximo del obispo es el presbítero. Cada presbítero debe sentir la cercanía de su obispo. Cuando un obispo oye la llamada telefónica del presbítero, o recibe una carta, debe responder rápido, ¡Rápido! El mismo día si es posible”, exhortó Francisco.

jueves, 8 de septiembre de 2016

PAPA FRANCISCO: SI EN TU CORAZÓN NO HAY PAZ NO HABRÁ PAZ EN EL MUNDO


Papa Francisco: Si en tu corazón no hay paz no habrá paz en el mundo
Papa Francisco en capilla de la Casa Santa Marta. Foto: L'Osservatore Romano.





VATICANO, 08 Sep. 16 /  (ACI).- “¿Cómo está el corazón de cada uno de nosotros? ¿Está en paz?”, cuestionó el Papa Francisco la mañana del 8 de septiembre en la Misa de la capilla de la Casa Santa Marta, en la Fiesta de la Natividad de la Virgen María. Si en el corazón de cada uno no hay paz, advirtió, no la habrá en el mundo.

El Santo Padre subrayó en su homilía que “la paz no se hace de un día para el otro”, sino que “la paz es un don, pero un don que debe ser trabajado cada día”.

“Estamos viviendo en guerra y todos piden la paz”, dijo, y precisó que “nosotros también debemos acoger el don de la paz y hacerle camino en nuestra vida, hacer que entre en nosotros, hacer que entre en el mundo”.


“La paz es un don que se vuelve artesanal en las manos de los hombres. Somos nosotros, los hombres, los que tenemos que dar un paso hacia la paz, cada día: es nuestro trabajo. Es nuestro trabajo con el don recibido: hacer la paz”, dijo.

Francisco señaló que la paz debe trabajarse “en las cosas pequeñas, en lo pequeño del día a día”.

“No bastan los grandes manifiestos por la paz, los grandes encuentros internacionales, si luego esta paz no se hace en lo pequeño”, indicó.

El Papa remarcó que “puedes hablar de la paz con palabras estupendas, dar una gran conferencia, pero si en lo pequeño de tu vida, en tu corazón no hay paz, en tu familia no hay paz, en tu barrio no hay paz, en tu puesto de trabajo no hay paz, tampoco habrá paz en el mundo”.

“¿Cómo está tu corazón hoy? ¿Está en paz? Si no está en paz, antes de hablar de paz, primero haz que haya paz en tu corazón”, exhortó.

El Santo Padre señaló que “si no eres capaz de llevar adelante en paz a tu familia, a tu presbiterio, a tu congregación, no bastan palabras de paz para el mundo”.

ORACIÓN EN LA FIESTA LITÚRGICA DE LA NATIVIDAD DE LA VIRGEN MARÍA


Oración de San Juan Pablo II en la Fiesta litúrgica de la Natividad de la Virgen María


¡Oh Virgen naciente,

esperanza y aurora de salvación para todo el mundo, vuelve benigna tu mirada materna hacia todos nosotros, reunidos aquí para celebrar y proclamar tus glorias!

¡Oh Virgen fiel,
que siempre estuviste dispuesta y fuiste solícita para acoger, conservar y meditar la Palabra de Dios, haz que también nosotros, en medio de las dramáticas vicisitudes de la historia, sepamos mantener siempre intacta nuestra fe cristiana, tesoro precioso que nos han transmitido nuestros padres!

¡Oh Virgen potente,
que con tu pie aplastaste la cabeza de la serpiente tentadora, haz que cumplamos, día tras dÍa, nuestras promesas bautismales, con las cuales hemos renunciado a Satanás, a sus obras y a sus seducciones, y que sepamos dar en el mundo un testimonio alegre de esperanza cristiana!

¡Oh Virgen clemente,
que abriste siempre tu corazón materno a las invocaciones de la humanidad, a veces dividida por el desamor y también, desgraciadamente, por el odio y por la guerra, haz que sepamos siempre crecer todos, según la enseñanza de tu Hijo, en la unidad y en la paz, para ser dignos hijos del único Padre celestial!

Amén.

(Misa en Frascati, 8 de septiembre de 1980)

MADRE TERESA FUE EL ÁNGEL DE LOS POBRES EN EL MONTE DE LOS OLIVOS


Madre Teresa fue el “ángel de los pobres en el Monte de los Olivos”
 Fotografía: Daniel Ibañez





VATICANO, 07 Sep. 16 /  (ACI).- El sacerdote, escritor y funcionario de la Secretaría de Estado del Vaticano, Mons. Florian Kolfhaus, escribió un comentario sobre la “mística” de Santa Teresa de Calcuta, a quien llamó “El ángel de los pobres en el Monte de los Olivos”.

Aquí el resumen de su columna publicada originalmente en CNA Deutsche:

Santa Teresa de Calcuta es un ícono del Año de la Misericordia. Como enfermera conoció el sufrimiento físico y emocional de las personas, y es respetada por su servicio desinteresado entre los enfermos y abandonados.

Madre Teresa nunca quiso ser más que ningún trabajador social o filántropo, ella solo quería servir a Cristo. Entendió que Jesús se encuentra en el más pobre entre los pobres, que Él sufrió y continúa sufriendo de manera misteriosa en cada enfermo y hambriento.


En el Monte de los Olivos y el Gólgota, Jesús tuvo a todos los hombres del mundo de pie frente a sus ojos, no una masa anónima, sino a cada individuo en particular. Y aunque Él, verdadero Dios y verdadero hombre, sufrió por los pecados de la humanidad, fue consolado por cada oración piadosa, inclusive aquellas que son recitadas 2.000 años después de su Pasión, Muerte y Resurrección.

Las buenas obras que se estén realizando hoy en día, en aquel tiempo fueron una gota de agua en sus labios resecos. Madre Teresa escuchó su grito “tengo sed” y le dio de beber al mostrar su amor tierno por los necesitados. “Tengo sed” gritaba Cristo, quien anhela el agua de nuestra devoción. Los Santos comprendieron que el Señor se hizo mendigo sí mismo mendigo para que podamos aliviar en algo su angustia.

La Madre Teresa supo tocar el cuerpo enfermo del mismo Cristo. Entendió que lo cuidaba, vestía, alimentaba y confortaba. Reconoció que los cristianos creemos en un Dios que tiene hambre y sed. Ella quiso, como "ángel de los pobres" confortar al Señor en el Monte de los Olivos ante el sueño de sus amigos.

Las obras de misericordia de la Madre Teresa eran más que un compromiso social. Practicaba el misticismo cristiano que en repetidas ocasiones significa la conversión continua. Imitaba al Cristo que sale al encuentro de la humanidad, pero también al que sufre; se encontraba con Él en el dolor y en la carga del pecado sobre sí.

Más que seguir un modelo de conciencia social, la Madre Teresa tuvo un profundo misticismo en Cristo. Su caridad y lo que enseñó acerca de Jesús es verdadero, en el sentido de sufrir con él y aliviar su sufrimiento a través del necesitado. Los numerosos admiradores de la Madre a menudo no saben de esta misión espiritual, la cual fue la verdadera razón de todas sus obras de caridad.

Pidamos a Santa Madre Teresa por nuestra salud espiritual para que logremos “salir hacia fuera”, como expresó en una ocasión el Papa Francisco, no sólo para los que están en necesidad de consuelo, sino para darle de beber al mismo Jesús. Este es el más profundo misticismo de la caridad: “el consuelo que proviene de Dios”.

Una paradoja difícil que tiene sus raíces en la encarnación del Hijo de Dios. El Beato Francisco Martos –uno de los pastorcitos de Fátima– estaba fascinado con el pensamiento de consolar a aquel Jesús oculto.


El mismo Señor le dice a Santa Margarita María de Alacoque acerca de su anhelo de amorosa adoración: "Tengo sed, pero una sed tan ardiente de ser amado por los hombres en el Santísimo Sacramento, que esta sed me consume y no hallo a nadie que se esfuerce según mi deseo en apagármela, correspondiendo de alguna manera a mi amor”.

Este amor también era una parte integral de la vida cotidiana de la Madre Teresa: al beber de la copa al mismo Cristo en la Sagrada Eucaristía y en el cuidado devocional de los enfermos.

La Madre Teresa nos enseña cómo podemos satisfacer la sed infinita de un Dios que quiso morir en la cruz. Las muchas semanas y meses que vivió sin consuelo espiritual; que tuvo que soportar y resistir como Cristo en la cruz: "Dios mío, ¿Por qué me has abandonado?". La enfermería, la Adoración Eucarística, resistir mentalmente la soledad y el miedo. De esa forma la Santa de Calcuta dio de beber a Cristo a través de la comprensión de la mística cristiana.  Una y otra vez la palabra "Tengo sed" aparece en sus escritos y oraciones.