miércoles, 10 de agosto de 2016

PAPA FRANCISCO DENUNCIA COLONIZACIÓN IDEOLÓGICA

Francisco denuncia colonización ideológica
Se trata de una declaración valiente, que desafía a gobiernos e instituciones internacionales, para defender a las familias


Por: Luis-Fernando Valdés | Fuente: columna fe y razón/El Observador 



Se filtra un comentario del Pontífice hecho a puerta cerra. Francisco mostró su desacuerdo en que se enseñe a los niños a escoger su sexo. ¿Por qué hace esta declaración un Papa que se ha mostrado abierto hacia las personas homosexuales?
1. La noticia. El periódico italiano “La Stampa” publicó que durante su encuentro en Cracovia con los obispos polacos el 27 de julio pasado, el Papa afirmó que “en Europa, en América, en América Latina, en África, en algunos países de Asia, hay verdaderas colonizaciones ideológicas; y una de éstas, lo digo claramente con ‘nombre y apellido’, es la teoría de género”.
Francisco señaló que “hoy a los niños se les enseña esto en la escuela: que cada quien puede elegir el sexo. ¿Y por qué enseñan esto? Porque los libros son los de las personas y de las instituciones que te dan el dinero; son las colonizaciones ideológicas, apoyadas también por países muy influyentes y esto es terrible”. (Télam, 26 jul. 2016)
2. Qué es la “colonización ideológica”. No es la primera vez que el Pontífice emplea esta expresión. Durante su viaje apostólico a Flilipinas, el 19 de enero del  año pasado, Francisco en un acto con familias explicó a qué se refería.
“¿Por qué digo colonización ideológica? Porque toman, toman la necesidad de un pueblo o la oportunidad de entrar y hacerse fuertes, (con libros de texto) para niños. Pero esto no es una novedad. Lo mismo hicieron las dictaduras del siglo pasado. Entraron con su doctrina. Pensad en los Balilla, pensad en la Juventud Hitleriana”.
[L’Opera Nazionale Balilla fue una organización juvenil fascista italiana. N.d.T.]


Allí recordó que, durante el Sínodo de 2014, los obispos africanos denunciaron una “colonización ideológica” de su continente. Dijeron que algunos organismos internacionales condicionaban ayudas a cambio de cambios en legislaciones sobre el control de la población o matrimonio entre personas homosexuales. (Rome Reports, 26 mayo 2015)
En la práctica, en los países de América Latina y de África se ha dado una tendencia a aprobar leyes e iniciativas para el pueblo pero sin el pueblo, impulsadas por una minoría que regula y pretende cambiar la concepción  de matrimonio. (Family&Media)
3. Peligro de pérdida de la propia idéntidad. De regreso a Roma de aquel viaje a Filipinas, el Papa explicó que ese nuevo colonialismo es destructivo. “Una persona entra con una idea que no tiene nada que ver con la nación. Y ellos colonizan al pueblo con una idea que cambia, o quiere cambiar, una mentalidad o una estructura”, explicó.
Y añadió: “Lo mismo fue hecho por las dictaduras del último siglo. Ellos entraron con su propia doctrina”. “Pero cuánto sufrimiento. Los pueblos no deben perder su libertad”, constató.
Ahí mismo subrayó que “cuando las condiciones son impuestas por colonizadores imperiales, buscan hacer que las personas pierdan su propia identidad y hagan una uniformidad”.
¿Por qué hizo Francisco esta declaración? Evidentemente no es un gesto contra las personas homosexuales. Es más bien una denuncia contra una ideología -la teoría del género-, que se quiere imponer a fuerza en los países pobres.
Se trata de una declaración valiente, que desafía a gobiernos e instituciones internacionales, para defender a las familias y a la libertad de los pueblos de una nueva forma de colonización: la invasión ideológica.

domingo, 7 de agosto de 2016

SIRIA: CONVENTO FRANCISCANO SE CONVIERTE EN REFUGIO ANTE COMBATES EN ALEPO


Siria: Convento franciscano se convierte en refugio ante combates en Alepo


ROMA, 05 Ago. 16 / (ACI).- El P. Firas Lufti, vicepárroco del Colegio de Tierra Santa de los padres franciscanos en Alepo (Siria) informó que debido a los combates cerca de 100 personas se han refugiado en su convento, donde especialmente los jóvenes han podido encontrar “la fuerza para vivir y esperar un futuro mejor”.

En los últimos días el ejército sirio, apoyado por la fuerza aérea rusa, ha rodeado Alepo y cortado la principal vía de acceso. Sin embargo, continúan los combates con grupos como Fath al-Sham –nuevo nombre de Al Nusra, que a fines de julio rompió con Al Qaeda– y otros grupos rebeldes, que han lanzado una contraofensiva.

En declaraciones a Radio Vaticana, el P. Lufti explicó que “de un lado el ejército sirio oficial con sus aliados están cercando la ciudad de Alepo para hacer frente a la avanzada de los yihadistas” y “se sienten los bombardeos día y noche y por tanto no se duerme”. “No hay paz en la ciudad. La gente tiene verdaderamente miedo”, afirmó.

El sacerdote, que llamó la atención a quienes teniendo poder no paran la guerra, dijo en su convento han acogido a unas cien personas.

En el convento, indicó, los jóvenes han encontrado un lugar donde distraerse con el deporte. “Hay disparos, pero es muy conmovedor ver un poco la alegría de estos jóvenes, la fuerza de poder vivir y de esperar un futuro verdaderamente mejor”. Sin embargo, expresó su preocupación por los niños.

El P. Lufti indicó que en Alepo se han quedado los más pobres, porque cuando comenzó la guerra hace unos cinco años, quienes tuvieron los medios dejaron la ciudad.

“Ahora en Alepo viven los más pobres. Buscamos ir a su encuentro, no solo ofreciendo comida, agua”, sino también “abriendo este espacio de acogida, de asistencia espiritual y psicológica. La gente de Alepo tiene tanta necesidad de ser escuchada”, señaló.

En ese sentido, aseguró que estas personas encuentran en el convento “este espacio de afecto, de paternidad y maternidad”. “Diría que el Señor no nos deja solos si hay un poco de consolación y de fuerza para seguir adelante, porque el Señor está y es Él el Señor de la esperanza, que nos ayuda a resistir y a esperar esta resurrección después del periodo de la pasión y de la muerte”, afirmó.

PAPA FRANCISCO DENUNCIA FALTA DE VOLUNTAD DE LOS PODEROSOS PARA PAZ EN SIRIA


Papa Francisco denuncia “falta de voluntad de los poderosos” para paz en Siria



VATICANO, 07 Ago. 16 / (ACI).- Concluido el rezo del Ángelus en la Plaza de San Pedro, el Papa Francisco lamentó las nuevas noticias sobre víctimas civiles por los enfrentamientos entre el gobierno sirio y los grupos rebeldes en la ciudad de Alepo, y denunció la “falta de voluntad de los poderosos” para lograr la paz.

“Lamentablemente desde Siria continúan llegando noticias de víctimas civiles de la guerra, especialmente en Alepo. Es inaceptable que tantas personas inermes –también mucho niños– deban pagar el precio del conflicto”, dijo.

Los enfrentamientos entre los rebeldes y el gobierno, que comenzaron en 2011, han cobrado cientos de miles de vidas y han ocasionado una crisis migratoria con cerca de 5 millones de refugiados registrados por Naciones Unidas.

El gobierno sirio, con el apoyo de Rusia, ha mantenido Alepo sitiada durante un mes. Sin embargo, en los últimos días contraataques rebeldes habrían quebrado el cerco.

Para el Papa Francisco, el “precio del conflicto” es el de “la cerrazón de los corazones y de la falta de voluntad de paz de los poderosos”.

“Estamos cercanos a los hermanos y a las hermanas sirios con la oración y la solidaridad, y los confiamos a la maternal protección de la Virgen María”, dijo el Santo Padre, rezando a continuación un Ave María.

viernes, 5 de agosto de 2016

MEDITACIÓN DEL PAPA FRANCISCO EN LA BASÍLICA DE SANTA MARÍA DE LOS ÁNGELES EN ASÍS


Meditación del Papa en la Basílica de Santa María de los Ángeles en Asís

ASÍS, 04 Ago. 16 /  (ACI).- En ocasión del octavo centenario del “perdón de Asís”, el Papa Francisco llegó hoy a esta ciudad italiana y ofreció una especial meditación sobre la misericordia de Dios.

A continuación el texto completo de su alocución:

Queridos hermanos y hermanas

Quisiera recordar hoy, ante todo, las palabras que, según la antigua tradición, San Francisco pronunció justamente aquí ante todo el pueblo y los obispos: «Quiero enviaros a todos al paraíso». ¿Qué cosa más hermosa podía pedir el Poverello de Asís, si no el don de la salvación, de la vida eterna con Dios y de la alegría sin fin, que Jesús obtuvo para nosotros con su muerte y resurrección?

El paraíso, después de todo, ¿qué es sino ese misterio de amor que nos une por siempre con Dios para contemplarlo sin fin? La Iglesia profesa desde siempre esta fe cuando dice creer en la comunión de los santos. Jamás estamos solos cuando vivimos la fe; nos hacen compañía los santos y los beatos, y también las personas queridas que han vivido con sencillez y alegría la fe, y la han testimoniado con su vida. Hay un nexo invisible, pero no por eso menos real, que nos hace ser «un solo cuerpo», en virtud del único Bautismo recibido, animados por «un solo Espíritu» (cf. Ef 4,4).


Quizás San Francisco, cuando pedía al Papa Honorio III la gracia de la indulgencia para quienes venían a la Porciúncula, pensaba en estas palabras de Jesús a sus discípulos: «En la casa de mi Padre hay muchas estancias; si no fuera así, ¿os habría dicho que voy a prepararos sitio? Cuando vaya y os prepare sitio, volveré y os llevaré conmigo, para que donde estoy yo, estéis también vosotros» (Jn 14,2-3).

La vía maestra es ciertamente la del perdón, que se debe recorrer para lograr ese puesto en el paraíso. Es difícil perdonar. ¿Cuánto nos cuesta perdonar? Pensemos en eso un poco. Y aquí, en la Porciúncula, todo habla de perdón. Qué gran regalo nos ha hecho el Señor enseñándonos a perdonar para experimentar en carne propia la misericordia del Padre. Hemos escuchado hace unos instantes la parábola con la que Jesús nos enseña a perdonar (cf. Mt 18,21-35). ¿Por qué debemos perdonar a una persona que nos ha hecho mal? Porque nosotros somos los primeros que hemos sido perdonados, e infinitamente más. No hay nadie aquí entre nosotros que no haya perdonado. Pensemos en silencio, las cosas malas que hemos hecho y que Dios nos ha perdonado.

La parábola nos dice justamente esto: como Dios nos perdona, así también nosotros debemos perdonar a quien nos hace mal. Es la caricia del perdón, el corazón que acaricia y que perdona. Muy lejos del gesto ‘me la pagarás’.

Exactamente como en la oración que Jesús nos enseñó, el Padre Nuestro, cuando decimos: «Perdona nuestros pecados como también nosotros perdonamos a todo el que nos debe algo» (Mt 6,12). Las deudas son nuestros pecados ante Dios, y nuestros deudores son aquellos que nosotros debemos perdonar.

Cada uno de nosotros podría ser ese siervo de la parábola que tiene que pagar una gran deuda, pero es tan grande que jamás podría lograrlo. También nosotros, cuando en el confesionario nos ponemos de rodillas ante el sacerdote, repetimos simplemente el mismo gesto del siervo. Decimos: «Señor, ten paciencia conmigo». Paciencia conmigo. ¿Alguna vez han pensando en la paciencia de Dios? Nos tiene paciencia.

En efecto, sabemos bien que estamos llenos de defectos y recaemos frecuentemente en los mismos pecados. Sin embargo, Dios no se cansa de ofrecer siempre su perdón cada vez que se lo pedimos. Es un perdón pleno, total, con el que nos da la certeza de que, aun cuando podemos recaer en los mismos pecados, Él tiene piedad de nosotros y no deja de amarnos.

Como el rey de la parábola, Dios se apiada, prueba un sentimiento de piedad junto con el de la ternura: es una expresión para indicar su misericordia para con nosotros. Nuestro Padre se apiada siempre cuando estamos arrepentidos, y nos manda a casa con el corazón tranquilo y sereno, diciéndonos que nos ha liberado y perdonado todo. El perdón de Dios no conoce límites; va más allá de nuestra imaginación y alcanza a quien reconoce, en el íntimo del corazón, haberse equivocado y quiere volver a él. Dios mira el corazón que pide ser perdonado.

El problema, desgraciadamente, surge cuando nosotros nos ponemos a confrontarnos con nuestro hermano que nos ha hecho una pequeña injusticia. La reacción que hemos escuchado en la parábola es muy expresiva, lo tomaba por el cuello, lo sofocaba y le decía: «Págame lo que me debes» (Mt 18,28). En esta escena encontramos todo el drama de nuestras relaciones humanas. Cuando estamos nosotros en deuda con los demás, pretendemos la misericordia; en cambio cuando estamos en crédito, invocamos la justicia. Y todos hacemos esto, todos.

Esta no es la reacción del discípulo de Cristo ni puede ser el estilo de vida de los cristianos. Jesús nos enseña a perdonar, y a hacerlo sin límites: «No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete» (v. 22). Así pues, lo que nos propone es el amor del Padre, no nuestra pretensión de justicia. En efecto, limitarnos a lo justo, no nos mostraría como discípulos de Cristo, que han obtenido misericordia a los pies de la cruz sólo en virtud del amor del Hijo de Dios. No olvidemos, las palabras severas con las que se concluye la parábola: «Lo mismo hará con vosotros mi Padre del cielo, si cada cual no perdona de corazón a su hermano» (v. 35).

Queridos hermanos y hermanas: el perdón del que nos habla San Francisco se ha hecho «cauce» aquí en la Porciúncula, y continúa a «generar paraíso» todavía después de ocho siglos. En este Año Santo de la Misericordia, es todavía más evidente cómo la vía del perdón puede renovar verdaderamente la Iglesia y el mundo. Ofrecer el testimonio de la misericordia en el mundo de hoy es una tarea que ninguno de nosotros puede rehuir. Repito: ofrecer el testimonio de la misericordia en el mundo de hoy es una tarea que ninguno de nosotros puede rehuir.

El mundo necesita el perdón; demasiadas personas viven encerradas en el rencor e incuban el odio, porque, incapaces de perdonar, arruinan su propia vida y la de los demás, en lugar de encontrar la alegría de la serenidad y de la paz. Pedimos a San Francisco que interceda por nosotros, para que jamás renunciemos a ser signos humildes de perdón e instrumentos de misericordia.

Invito a los frailes, a los obispos a ir al confesionario. Yo también iré, para estar a disposición del perdón. Hará bien recibirlo hoy, aquí, juntos.

Que el Señor nos dé la gracia de decir esa palabra que el Padre no nos deja terminar: esa que ha dicho el hijo pródigo, padre he pecado con… le ha tapado la boca. Lo ha abrazado. Nosotros comenzamos a decirle y Él nos tapará la boca y nos abrazará.

‘Padre, mañana tengo miedo de decir lo mismo’. No importa, vuelve, El Padre siempre mira el camino, mira en espera de que vuelva el hijo pródigo. Y todos nosotros lo somos. Que el Señor nos dé esta gracia.

PAPA FRANCISCO CONFIESA A FIELES EN ASÍS


El Papa Francisco confiesa a fieles en Asís
Foto: L'Osservatore Romano


ASÍS, 04 Ago. 16 /  (ACI).- Luego de su meditación en la Basílica de Santa María de los Ángeles en Asís y modificando el programa preparado, el Papa Francisco confesó a algunos fieles en el lugar, para resaltar la importancia y la urgencia del perdón de Dios para todos.

Al concluir su meditación en este importante templo, el Santo Padre sorprendió a los presentes y dijo: “invito a los frailes, a los obispos a ir al confesionario. Yo también iré, para estar a disposición del perdón. Hará bien recibirlo hoy, aquí, juntos”.


El Papa dijo a los presentes que “el Señor nos dé la gracia de decir esa palabra que el Padre no nos deja terminar: esa que ha dicho el hijo pródigo, ‘padre he pecado con…' y le ha tapado la boca. Lo ha abrazado. Nosotros comenzamos a decirle y Él nos tapará la boca y nos abrazará”.

“‘Padre, mañana tengo miedo de decir lo mismo’. No importa, vuelve, El Padre siempre mira el camino, mira en espera de que vuelva el Hijo Pródigo. Y todos nosotros lo somos. Que el Señor nos dé esta gracia”, concluyó.

Luego de sus palabras, el Santo Padre acompañado de varios obispos y frailes bajó a los confesionarios de la Basílica para confesar a 19 fieles que llegaron hasta el lugar, entre ellos cuatro jóvenes scouts.

EN ASÍS, PAPA FRANCISCO PIDE NO VIVIR ENCERRADO EN EL RENCOR Y ABRIRSE AL PERDÓN





En Asís, Papa Francisco pide no vivir encerrados en el rencor y abrirse al perdón
Por Eduardo Berdejo


 (ACI).- El Papa Francisco llegó este jueves 4 de agosto a la Basílica de Santa María de los Ángeles en Asís (Italia), para celebrar los 800 años de la “Fiesta del Perdón” y rezar en silencio en la Porciúncula, desde donde exhortó a las personas a no vivir encerrados en el rencor, pues el perdón es la vía maestra para llegar al paraíso.

La “Fiesta del Perdón” conmemora la indulgencia plenaria concedida en 1216 por el Papa Honorio III a petición de San Francisco.

El Santo Padre fue recibido en Asís por el Arzobispo de Asís-Nocera Umbra-Gualdo, Mons. Domenico Sorrentino; por la Presidente de la Región de Umbría, Catiuscia Marini; el prefecto de Perugia, Raffaele Cannizzaro; y la alcaldesa de Asís, Stefania Proietti.

Posteriormente, en la Basílica fue recibido por el Ministro General de la Orden Franciscana de los Frailes Menores, P. Michael Anthony Perry; el Ministro Provincial, P. Claudio Durighetto; el Custodio de la Porciúncula, P. Rosario Gugliotta.

Acto seguido, el Pontífice ingresó a la Porciúncula, que es una pequeña capilla dentro de la basílica y cuyo nombre que significa “pequeña porción de tierra”.

En este lugar, rezó en silencio por varios minutos y luego dio una meditación sobre la parábola de los dos deudores, que narra cómo un siervo, a quien el rey le perdonó una gran deuda, no supo ser misericordioso con otra persona que le debía una cantidad de dinero mucho menor.

El Papa explicó que en esta parábola “Jesús nos enseña a perdonar” y por tanto, “como Dios nos perdona, así también nosotros debemos perdonar a quien nos hace mal”.

Sin embargo, advirtió que aunque Dios “no se cansa de ofrecer siempre su perdón cada vez que se lo pedimos”, “demasiadas personas viven encerradas en el rencor e incuban el odio, porque, incapaces de perdonar, arruinan su propia vida y la de los demás, en lugar de encontrar la alegría de la serenidad y de la paz”. “El mundo necesita el perdón”, afirmó.

Y el perdón, señaló, es “la vía maestra” para llegar al paraíso; ese lugar al que San Francisco de Asís quiere que lleguen todos los hombres y por eso, recordó el Papa, pidió a Honorio III la indulgencia plenaria.

“¿Qué cosa más hermosa podía pedir el Poverello (Pobrecillo) de Asís, si no el don de la salvación, de la vida eterna con Dios y de la alegría sin fin, que Jesús obtuvo para nosotros con su muerte y resurrección?”, expresó el Pontífice.

El Papa señaló que el modo de actuar del siervo, que no supo perdonar, “no es la reacción del discípulo de Cristo ni puede ser el estilo de vida de los cristianos. Jesús nos enseña a perdonar, y a hacerlo sin límites”.

“Así pues, lo que nos propone es el amor del Padre, no nuestra pretensión de justicia. En efecto, limitarnos a lo justo, no nos mostraría como discípulos de Cristo, que han obtenido misericordia a los pies de la cruz sólo en virtud del amor del Hijo de Dios. No olvidemos las palabras severas con las que se concluye la parábola: ‘Lo mismo hará con vosotros mi Padre del cielo, si cada cual no perdona de corazón a su hermano’”.

PAPA FRANCISCO PROPONE A DOMINICOS TRES PILARES PARA AFIANZAR FUTURO DE LA ORDEN


Papa Francisco propone a dominicos 3 pilares para afianzar futuro de la Orden



 (ACI).- El Papa Francisco recibió este jueves a los miembros de la Orden de los Predicadores (dominicos), que están celebrando el jubileo por sus 800 años de fundación, para alentarlos a encarnar “el Evangelio a través de la predicación, el testimonio y la caridad: tres pilares que afianzan el futuro de la Orden, manteniendo la frescura del carisma fundacional”.

El Santo Padre recibió a los dominicos momentos antes de partir hacia Asís para celebrar también los 8 siglos de la “Fiesta del Perdón” con los hijos espirituales de San Francisco.

En su discurso, Francisco destacó el significado especial que tiene cumplir “ocho siglos desde que el Papa Honorio III confirmó la Orden de los Predicadores” fundada por Santo Domingo de Guzmán. “Me uno a ustedes en acción de gracias por los abundantes dones recibidos durante este tiempo”, afirmó el Papa.

“Este octavo centenario –indicó– nos lleva a hacer memoria de hombres y mujeres de fe y letras, de contemplativos y misioneros, mártires y apóstoles de la caridad, que han llevado la caricia y la ternura de Dios por doquier, enriqueciendo a la Iglesia y mostrando nuevas posibilidades para encarnar el Evangelio a través de la predicación, el testimonio y la caridad: tres pilares que afianzan el futuro de la Orden, manteniendo la frescura del carisma fundacional.

El Papa recordó que la predicación es “la misión que Jesús encomendó a los Apóstoles”, sin embargo, advirtió que “sin una fuerte unión personal con Él, la predicación podrá ser muy perfecta, muy razonada, e incluso admirable, pero no toca el corazón, que es lo que debe cambiar”.

En ese sentido, señaló que “transmitir más eficazmente la Palabra de Dios requiere el testimonio: maestros fieles a la verdad, y testigos valientes del Evangelio”, porque “el testigo encarna la enseñanza, la hace tangible, convocadora, y no deja a nadie indiferente; añade a la verdad la alegría del Evangelio, la de saberse amados por Dios y objeto de su infinita misericordia”.

“Los fieles no sólo necesitan recibir la Palabra en su integridad, sino también experimentar el testimonio de vida de quien predica. Los santos han logrado abundantes frutos porque, con su vida y su misión, hablan con el lenguaje del corazón, que no conoce barreras y es comprensible por todos”, afirmó.

Por último, Francisco dijo a los dominicos que “el predicador y el testigo deben serlo en la caridad” porque sin ella “serán discutidos y sospechosos”. El Papa indicó que “es el cuerpo de Cristo vivo y sufriente” el que “grita al predicador y no lo deja tranquilo”. “El grito de los pobres y los descartados despierta, y hace comprender la compasión que Jesús tenía por las gentes”, señaló.

“Mirando a nuestro alrededor –advirtió–, comprobamos que el hombre y la mujer de hoy están sedientos de Dios. Ellos son la carne viva de Cristo, que grita ‘tengo sed’ de una palabra auténtica, liberadora, de un gesto fraterno y de ternura. Este Cristo nos interpela y debe ser el que vertebre la misión y dé vida a las estructuras y programas pastorales”.

Por ello, el Papa pidió a los dominicos tener esto en cuenta “cuando reflexionen sobre la necesidad de ajustar el organigrama de la Orden, para discernir sobre la respuesta que se da a este grito de Dios”.

“Cuanto más se salga a saciar la sed del prójimo, tanto más seremos predicadores de verdad, de esa verdad anunciada por amor y misericordia, de la que habla Santa Catalina de Siena. En el encuentro con la carne viva de Cristo somos evangelizados y recobramos la pasión para ser predicadores y testigos de su amor. Y nos libramos de la peligrosa tentación, tan actual hoy día, del gnosticismo”, señaló.

El Papa se despidió de los dominicos alentándolos “a seguir con alegría el carisma inspirado a Santo Domingo y que ha sido vivido con diversos matices por tantos santos y santas de la familia dominica”.

“Su ejemplo es impulso para afrontar el futuro con esperanza, sabiendo que Dios siempre renueva todo y no defrauda”, afirmó.