martes, 14 de junio de 2016

PAPA FRANCISCO PIDE ACABAR DE UNA VEZ CON EL HAMBRE EN EL MUNDO


Papa Francisco pide acabar de una vez con el hambre en el mundo
Por Alvaro de Juana


VATICANO, 13 Jun. 16  (ACI).- El Papa Francisco pidió hoy desde la sede en Roma del Programa Mundial de Alimentos (PMA) acabar de manera definitiva con el hambre en el mundo y desnaturalizar la miseria.

El Pontífice visitó la asamblea plenaria de este organismo internacional con motivo de la sesión inaugural de 2016 y ofreció un discurso en el que habló del problema del hambre en el mundo y lo que conlleva.

Al comienzo, el Papa denunció que “la excesiva información con la que contamos va generando paulatinamente la ‘naturalización’ de la miseria”. Es decir, “poco a poco, nos volvemos inmunes a las tragedias ajenas y las evaluamos como algo ‘natural’”.

“Son tantas las imágenes que nos invaden que vemos el dolor, pero no lo tocamos; sentimos el llanto, pero no lo consolamos; vemos la sed pero no la saciamos. De esta manera, muchas vidas se vuelven parte de una noticia que en poco tiempo será cambiada por otra. Y mientras cambian las noticias, el dolor, el hambre y la sed no cambian, permanecen. Tal tendencia –o tentación– nos exige un paso más y, a su vez, revela el papel fundamental que Instituciones como la vuestra tiene para el escenario global. Hoy no podemos darnos por satisfechos con sólo conocer la situación de muchos hermanos nuestros”.

En su opinión, “es necesario ‘desnaturalizar’ la miseria y dejar de asumirla como un dato más de la realidad” porque “la miseria tiene rostro”. “Tiene rostro de niño, tiene rostro de familia, tiene rostro de jóvenes y ancianos. Tiene rostro en la falta de posibilidades y de trabajo de muchas personas, tiene rostro de migraciones forzadas, casas vacías o destruidas. No podemos ‘naturalizar’ el hambre de tantos; no nos está permitido decir que su situación es fruto de un destino ciego frente al que nada podemos hacer”.


Por otro lado, el Santo Padre manifestó que “las burocracias mueven expedientes; la compasión, en cambio, se juega por las personas”. Por eso, volvió a decir que “es necesario trabajar para ‘desnaturalizar’ y desburocratizar la miseria y el hambre de nuestros hermanos".

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11:53 - 13 jun 2016
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Desnaturalizar la miseria

“La falta de alimentos no es algo natural, no es un dato ni obvio, ni evidente. Que hoy en pleno siglo XXI muchas personas sufran este flagelo, se debe a una egoísta y mala distribución de recursos, a una ‘mercantilización’ de los alimentos”, dijo el Papa en este punto de su discurso.

Así pues, el alimento es “un don” que “hemos convertido en privilegio de unos pocos”. “Hemos hecho de los frutos de la tierra –don para la humanidad– commodities de algunos, generando, de esta manera, exclusión”, alertó.

Francisco aludió al consumismo como una de las causas que “nos ha inducido a acostumbrarnos a lo superfluo y al desperdicio cotidiano de alimento, al cual a veces ya no somos capaces de dar el justo valor, que va más allá de los meros parámetros económicos”. Por ello, recordó que “el alimento que se desecha es como si se robara de la mesa del pobre, de quien tiene hambre”.

Desburocratizar el hambre

El Santo Padre recordó que vivimos en un mundo inestable y en el que “últimamente las guerras y las amenazas de conflictos es lo que predomina en nuestros intereses y debates”.

Denunció que “las armas han alcanzado una preponderancia inusitada, de tal forma que han arrinconado totalmente otras maneras de solucionar las cuestiones en pugna” y habló de la paradoja de que “mientras las ayudas y los planes de desarrollo se ven obstaculizados por intrincadas e incomprensibles decisiones políticas, por sesgadas visiones ideológicas o por infranqueables barreras aduaneras, las armas no; no importa la proveniencia, circulan con una libertad jactanciosa y casi absoluta en tantas partes del mundo”. “Y de este modo, son las guerras las que se nutren y no las personas. En algunos casos la misma hambre se utiliza como arma de guerra”, agregó.

“Somos plenamente conscientes de ello, pero dejamos que nuestra conciencia se anestesie y así la volvemos insensible. De tal modo, la fuerza se convierte en nuestro único modo de actuar y el poder en el objetivo perentorio a alcanzar. Las poblaciones más débiles no sólo sufren los conflictos bélicos sino que, a su vez, ven frenados todo tipo de ayuda. Por esto urge desburocratizar todo aquello que impide que los planes de ayuda humanitaria cumplan sus objetivos”.

En opinión del Papa, parte de la solución pasa por “que los Estados miembros incrementen decisivamente su real voluntad de cooperar con estos fines” y por colaborar con el PMA.

“El PMA es un valioso ejemplo de cómo se puede trabajar en todo el mundo para erradicar el hambre a través de una mejor asignación de los recursos humanos y materiales, fortaleciendo la comunidad local. A este respecto, les animo a seguir adelante. No se dejen vencer por el cansancio, ni permitan que las dificultades los retraigan”, aseguró.

Sobre la misión concreta de la Iglesia al respecto, el Pontífice explicó que “quiere trabajar mancomunadamente con todas las iniciativas que luchen por salvaguardar la dignidad de las personas, especialmente de aquellas en las que están vulnerados sus derechos”. “Para hacer realidad esta urgente prioridad de ‘hambre cero’, les aseguro todo nuestro apoyo y respaldo a fin de favorecer todos los esfuerzos encaminados”.

“Un pueblo se juega su futuro en la capacidad que tenga para asumir el hambre y la sed de sus hermanos. En esta capacidad de socorrer al hambriento y al sediento podemos medir el pulso de nuestra humanidad”, concluyó entre aplausos el discurso.

domingo, 12 de junio de 2016

PAPA FRANCISCO DENUNCIA LA FALSEDAD DEL MUNDO QUE CIERRA LOS OJOS A LA ENFERMEDAD Y DISCAPACIDAD


El Papa denuncia la falsedad del mundo que cierra los ojos a la enfermedad y discapacidad
Por Alvaro de Juana






VATICANO, 12 Jun. (ACI).- El Papa Francisco denunció que en la actualidad el hombre vive en la “falsedad” al “cerrar los ojos ante la enfermedad y la discapacidad”.

“No comprende el verdadero sentido de la vida, que incluye también la aceptación del sufrimiento y de la limitación. El mundo no será mejor cuando este compuesto solamente por personas aparentemente ‘perfectas’, sino cuando crezca la solidaridad entre los seres humanos, la aceptación y el respeto mutuo”.

El Santo Padre celebró con una Misa en la Plaza de San Pedro el Jubileo de los Enfermos y Discapacitados que durante unos días se celebró en Roma.

En su homilía, Francisco explicó que “el modo en que vivimos la enfermedad y la discapacidad es signo del amor que estamos dispuestos a ofrecer. El modo en que afrontamos el sufrimiento y la limitación es el criterio de nuestra libertad de dar sentido a las experiencias de la vida, aun cuando nos parezcan absurdas e inmerecidas”.

El Papa recordó además que el sufrimiento y la enfermedad encuentran su sentido en “Cristo”. “En realidad, todos, tarde o temprano, estamos llamados a enfrentarnos, y a veces a combatir, con la fragilidad y la enfermedad nuestra y la de los demás”.


Esta experiencia “plantea de manera aguda y urgente la pregunta por el sentido de la existencia” y se suele responder de dos maneras: con “una actitud cínica, como si todo se pudiera resolver soportando o contando sólo con las propias fuerzas” o  poniendo “toda la confianza en los descubrimientos de la ciencia, pensando que ciertamente en alguna parte del mundo existe una medicina capaz de curar la enfermedad”. Sin embargo, “lamentablemente no es así, e incluso aunque esta medicina se encontrase no sería accesible a todos”.

El Santo Padre también denunció que en la actualidad “se considera que una persona enferma o discapacitada no puede ser feliz, porque es incapaz de realizar el estilo de vida impuesto por la cultura del placer y de la diversión”.

“En esta época en la que el cuidado del cuerpo se ha convertido en un mito de masas y por tanto en un negocio, lo que es imperfecto debe ser ocultado, porque va en contra de la felicidad y de la tranquilidad de los privilegiados y pone en crisis el modelo imperante”.

Es mejor –continuó el Papa– tener a estas personas separadas, en algún ‘recinto’ -tal vez dorado- o en las ‘reservas’ del pietismo y del asistencialismo, para que no obstaculicen el ritmo de un falso bienestar”.

Incluso “en algunos casos se considera que es mejor deshacerse cuanto antes, porque son una carga económica insostenible en tiempos de crisis”.

“Pero, en realidad, con qué falsedad vive el hombre de hoy al cerrar los ojos ante la enfermedad y la discapacidad. No comprende el verdadero sentido de la vida, que incluye también la aceptación del sufrimiento y de la limitación. El mundo no será mejor cuando este compuesto solamente por personas aparentemente ‘perfectas’, sino cuando crezca la solidaridad entre los seres humanos, la aceptación y el respeto mutuo”.

Francisco comentó también el Evangelio del día en el que se presenta a una mujer pecadora que es acogida por Jesús. “La mujer pecadora es juzgada y marginada, mientras Jesús la acoge y la defiende: ‘Porque tiene mucho amor’. Es esta la conclusión de Jesús, atento al sufrimiento y al llanto de aquella persona. Su ternura es signo del amor que Dios reserva para los que sufren y son excluidos”.

Francisco recordó que “no existe sólo el sufrimiento físico” puesto que hoy “una de las patologías más frecuentes son las que afectan al espíritu”.

“Es un sufrimiento que afecta al animo y hace que esté triste porque está privado de amor. Cuando se experimenta la desilusión o la traición en las relaciones importantes, entonces descubrimos nuestra vulnerabilidad, debilidad y desprotección. La tentación de replegarse sobre sí mismo llega a ser muy fuerte, y se puede hasta perder la oportunidad de la vida: amar a pesar de todo”.

Por ello, expresó que “la felicidad que cada uno desea, por otra parte, puede tener muchos rostros, pero sólo puede alcanzarse si somos capaces de amar”. “Es siempre una cuestión de amor, no hay otro camino. El verdadero desafío es el de amar más”, añadió.

El Pontífice concluyó preguntando: “¿Qué podemos reprochar a Dios por nuestras enfermedades y sufrimiento que no este ya impreso en el rostro de su Hijo crucificado?”.  “A su dolor físico se agrega la afrenta, la marginación y la compasión, mientras él responde con la misericordia que a todos acoge y perdona”.

“Jesús es el médico que cura con la medicina del amor, porque toma sobre sí nuestro sufrimiento y lo redime. Nosotros sabemos que Dios comprende nuestra enfermedad, porque él mismo la ha experimentado en primera persona”.

PAPA FRANCISCO A ESTUDIANTES DE ASTRONOMÍA, ESTUDIEN EL UNIVERSO PARA ACERCARSE AL CREADOR


El Papa a estudiantes de astronomía: Estudien el universo para acercarse al Creador




VATICANO, 11 Jun.  (ACI).- El Papa recibió esta mañana en audiencia a los estudiantes del Observatorio Astronómico del Vaticano, a quienes recordó estar unidos “por el deseo de descubrir la verdad de cómo actúa este maravilloso universo, acercándonos siempre más a su Creador”.

Francisco invitó a los jóvenes estudiantes a continuar con la “compleja y maravillosa actividad de indagar el universo, don incomparable del Creador”.


Esta actividad, agregó el Pontífice, es un signo de como la diversidad puede enriquecer también el trabajo de investigación en ámbito científico. Recordando al Papa León XIII, fundador del Observatorio Vaticano, el Obispo de Roma subrayó que “en todos estos años, ésta Institución científica se ha esforzado por realizar las finalidades por las cuales ha sido querida, avalándose de nuevos instrumentos, como también del diálogo y de la confrontación con los demás centros de investigación”.

“Todos nosotros vivimos bajo el mismo cielo; y todos somos movidos por la belleza que se revela en el cosmos y se refleja también en nuestros estudios sobre los cuerpos y las sustancias celestes. Estamos así unidos por el deseo de descubrir la verdad de cómo actúa este maravilloso universo, acercándonos siempre más a su Creador”.

La 15 edición de la escuela de verano en la que están los jóvenes provenientes de diversos países se ocupará de estudiar la existencia de agua en el sistema solar. Por ello, el Pontífice habló sobre este asunto remarcando la importancia del agua para la vida del hombre.

“Todos sabemos cuánto sea esencial el agua aquí en la tierra: para la vida, para nosotros los seres humanos, para el trabajo”. Antes de concluir su discurso, el Papa los invitó a saber cultivar la alegría, que anima su trabajo científico, y que es la razón por la cual no pueden dejar de lado el compartirla con humildad y fraternidad con sus amigos, sus familias, sus naciones, como también con la comunidad internacional de los científicos con los cuales trabajan.

PAPA FRANCISCO RECIBE A MADRE DE ARGENTINO CONDENADO A MUERTE EN ESTADOS UNIDOS


Papa Francisco recibe a madre de argentino condenado a muerte en Estados Unidos
Por Alvaro de Juana



 (ACI).- El Papa Francisco reza por el único argentino condenado a muerte en Estados Unidos, Víctor Saldaño. Así lo expresó la propia madre del prisionero, Lidia Guerrero, después de mantener con el Papa una audiencia privada este sábado en el Vaticano.

Luego de hablar a solas con el Santo Padre, Guerrero informó a los medios de algunos detalles de su encuentro con el Pontífice. “El Papa me dijo que rezaba por mi hijo y que lo lleva en su corazón y en su memoria”.

Víctor Saldaño tiene 44 años y nació en la ciudad argentina de Córdoba. Se encuentra preso en la cárcel de Huntsville, Texas, tras haber sido condenado a muerte por el robo y asesinato del norteamericano Paul King en 1995. Sin embargo, según sus abogados el proceso judicial se desarrolló con anomalías.

La madre de Saldaño explicó también que el Pontífice “fue muy agradable, me hizo algunos comentarios sobre el caso, que él ya lo conoce. Fui recibida con mucho amor. Me dejó expresar todo lo que yo le pedía”.

Guerrero destacó la lucha que lleva adelante la Iglesia en contra de la pena de muerte, algo que el Papa ha pedido abolir en varias ocasiones.


“El Papa nos pidió que siguiéramos rezando. La situación de mi hijo es desesperante. Lo que él lleva no es vida. Se le tortura sobre todo psicológicamente. El modo de vida, el aislamiento, la falta de contacto físico y de relación con otros seres humanos…”, explicó con lágrimas en los ojos.

La madre del preso también afirmó que con este encuentro con el Pontífice “aumenta mi esperanza” y recuerda que la última vez que le permitieron ver a su hijo fue en noviembre de 2014.

Por su parte, los abogados que llevan el caso de Saldaño subrayan que es verdad que “participó del crimen” pero el juicio se llevó a cabo con irregularidades y recuerda que en la primera sentencia “se le declaró inocente”. Por eso piden “que se anule la condena a muerte y lo ingresen en un psiquiátrico” dado que “es lo que necesita por su enfermedad”.

Los abogados se refieren de esta manera al juicio rápido celebrado en julio de 1996 en el que el argentino fue sentenciado a muerte. Uno de los fundamentos del fallo fue el informe del perito psiquiátrico que deslizó que Saldaño era proclive a reincidir porque así lo demostraban las estadísticas entre los convictos latinos. Pero este argumento, tildado por muchos como de “racista” hizo que el propio fiscal federal lo considerara inadmisible, por lo que la Corte Suprema Federal terminó anulando el fallo y ordenando un nuevo juicio.

A su vez, los abogados quieren que quede claro que “la pena de muerte no sirve. En Estados Unidos la tienen aprobada 32 estados y 18 no y sin embargo la tasa de criminalidad es exactamente la misma”.

No es la primera vez que Lidia Guerrero habla con el Papa sobre su hijo, puesto que también lo hizo el 5 de febrero de 2014 después de la Audiencia General de ese miércoles.

El pasado 20 de marzo de 2015 el Papa recibió a una delegación de la Comisión Internacional contra la Pena de Muerte. Como en otras ocasiones, Francisco dijo que “hoy en día la pena de muerte es inadmisible, por cuanto grave haya sido el delito del condenado”.

“Es una ofensa a la inviolabilidad de la vida y a la dignidad de la persona humana que contradice el designio de Dios sobre el hombre y la sociedad y su justicia misericordiosa, e impide cumplir con cualquier finalidad justa de las penas. No hace justicia a las víctimas, sino que fomenta la venganza''.

''Para un Estado de derecho, la pena de muerte representa un fracaso, porque lo obliga a matar en nombre de la justicia. Nunca se alcanzará la justicia dando muerte a un ser humano”, añadió.

''Los Estados pueden matar por acción cuando aplican la pena de muerte, cuando llevan a sus pueblos a la guerra o cuando realizan ejecuciones extrajudiciales o sumarias. Pueden matar también por omisión, cuando no garantizan a sus pueblos el acceso a los medios esenciales para la vida”, dijo también el Pontífice.

EMOTIVO ENCUENTRO DEL PAPA FRANCISCO CON DISCAPACITADOS, LA DIVERSIDAD ES RIQUEZA


Emotivo encuentro del Papa Francisco con discapacitados: La diversidad es riqueza
Por Alvaro de Juana


 (ACI).- Fue un encuentro cargado de emoción y alegría en el que el Papa Francisco aseguró que las diferencias son riqueza y por tanto un don y advirtió a los sacerdotes que no quieren acoger a las personas con alguna discapacidad que deben convertirse.

Francisco no dudó en dejar el discurso que tenía preparado a un lado e improvisar unas palabras llenas de cariño para los miles de discapacitados que se reunieron con él este sábado en el Aula Pablo VI del Vaticano.

El Santo Padre los recibió con motivo de un Congreso dedicado a personas discapacitadas y promovido por la oficina de catequesis nacional italiana en ocasión del 25ª aniversario de su creación.

El Papa agradeció las preguntas que le dirigieron y que él respondió destacando que la pastoral que necesitan requiere una doble atención: la conciencia de educar a la fe de la persona discapacitada, incluso con graves discapacidades; y la voluntad de considerarla como sujeto activo en la comunidad en la que vive.


Francisco destacó que “todos somos diferentes” y por tanto que “no hay uno que sea igual que otro”. En su opinión, las diferencias dan miedo a todos porque “ir al encuentro de una persona que tiene una diferencia grave es un desafío”.

Sin embargo, “las diferencias son la riqueza”: “yo tengo una cosa, y tú otra, y así hacemos algo grande”, dijo invitando a continuación a no tener miedo y a poner en común todo lo que uno posee, ya que enriquecerá al resto.

“Se trata de hacer crecer una mentalidad y un estilo que quite los prejuicios, las exclusiones y marginaciones, favoreciendo una efectiva fraternidad en el respeto de la diversidad que hay que apreciar como un valor”, indicó el Papa.

Uno de los gestos más hermosos, ha señalado, es el de darse la mano porque “pongo en común lo que tengo contigo”, “te doy lo mío y tú lo tuyo”.

Otra pregunta ha sido en relación a la discriminación que sufren algunos de ellos en las parroquias, a lo que a contestado que esto es una de las cosas más feas que se dan. En su opinión, un párroco que no acepta a todos tal y como son debe “convertirse”.

Es responsabilidad de la parroquia preparar adecuadamente a las personas con discapacidad, por ejemplo a un sordo, dijo el Papa.  “Si tú eres diferente, también tienes la posibilidad de ser el mejor”, explicó.

Uno de los momentos más emotivos ha sido cuando una niña con síndrome de down se ha saltado la seguridad y ha subido corriendo por las escaleras  hasta el escenario donde estaba sentado el Papa, quien al verla le ha dicho: “Ven, ven”.

Francisco, con una sonrisa en la boca, comentó entonces que la pequeña “no tiene miedo” y por eso “corre el riesgo” y “sabe que las diferencias son una riqueza”. La niña down “nos ha dado una lección” y por ello “nunca será discriminada, se sabe defender sola”, certificó.

Un sacerdote lanzó la última pregunta: “¿Cómo acoger a todos?” y el Papa respondió de manera tajante: Si un sacerdote no sabe acoger a todos debe “cerrar la puerta de la parroquia: o todos o ninguno”. Y si dice: “yo entiendo a todos pero no puedo acoger a todos, porque no todos pueden entender”, el problema lo tiene él porque “eres tú que no eres capaz de entender”, dijo Francisco.

A este respecto explicó que a muchos presbíteros les falta el “apostolado de la oreja” que no es otra cosa si no “escuchar”. El Papa comentó que “el Señor está en el corazón de cada uno” y por eso debe tener la paciencia de escuchar a todos”.

HOY EN EL MUNDO HAY MUCHOS NIÑOS ESCLAVOS, DENUNCIA EL PAPA FRANCISCO EN EL ÁNGELUS


“Hoy en el mundo hay muchos niños esclavos”, denuncia el Papa en el Ángelus


 (ACI).- Luego de la Misa que presidió con motivo del Jubileo de los Enfermos y Discapacitados, el Papa Francisco rezó el Ángelus desde la misma Plaza de San Pedro y pidió luchar contra el trabajo infantil que hoy celebra su Jornada Mundial.

“Hoy se celebra la Jornada Mundial contra el trabajo infantil. Renovemos todos unidos el esfuerzo por eliminar las causas de esta esclavitud moderna que priva a millones de niños de algunos derechos fundamentales y los expone a graves peligros”. “Hoy en el mundo muchos niños esclavos”, añadió.


Por otro lado, recordó que en la localidad italiana de Vercelli, el sábado fue proclamado beato el sacerdote Giacomo Abbondo, que “vivió en 1970, enamorado de Dios, siempre disponible para sus parroquianos”.

“Nos unimos a la alegría y a la acción de gracias de la diócesis de Vercelli. Y también a la de Monreale (Italia), donde hoy es beatificada Sor Carolina Santocanale, fundadora de las Hermanas Capuchinas de la Inmaculada de Lourdes. Nació en una familia noble de Palermo, abandonó las comodidades y se hizo pobre entre los pobres. De Cristo, especialmente en la Eucaristía, tomó la fuerza para su maternidad espiritual y su ternura con los más débiles”.

El Papa también agradeció la presencia de los enfermos y discapacitados que participaron en el Jubileo.

HOMILÍA DEL PAPA FRANCISCO EN EL JUBILEO DE LOS ENFERMOS Y DISCAPACITADOS


Homilía del Papa Francisco en el Jubileo de los Enfermos y discapacitados



 (ACI).- El Papa Francisco celebró la Santa Misa en la Plaza de San Pedro con motivo del Jubileo de los Enfermos y Discapacitados. En su homilía, el Pontífice denunció que “en esta época en la que el cuidado del cuerpo se ha convertido en un mito de masas y por tanto en un negocio, lo que es imperfecto debe ser ocultado, porque va en contra de la felicidad y de la tranquilidad de los privilegiados y pone en crisis el modelo imperante”.

“Cuantas personas discapacitadas y que sufren se abren de nuevo a la vida apenas sienten que son amadas. Y cuanto amor puede brotar de un corazón aunque sea sólo a causa de una sonrisa”, añadió después.

A continuación, el texto completo de la homilía del Papa Francisco:


«Estoy crucificado con Cristo: vivo yo, pero no soy yo, es Cristo quien vive en mi» (Ga 2,19). El apóstol Pablo usa palabras muy fuertes para expresar el misterio de la vida cristiana: todo se resume en el dinamismo pascual de muerte y resurrección, que se nos da en el bautismo. En efecto, con la inmersión en el agua es como si cada uno hubiese sido muerto y sepultado con Cristo (cf. Rm 6,3-4), mientras que, el salir de ella manifiesta la vida nueva en el Espíritu Santo. Esta condición de volver a nacer implica a toda la existencia y en todos sus aspectos: también la enfermedad, el sufrimiento y la muerte esta contenidas en Cristo, y encuentran en él su sentido definitivo. Hoy, en el día jubilar dedicado a todos los que llevan en sí las señales de la enfermedad y de la discapacidad, esta Palabra de vida encuentra una particular resonancia en nuestra asamblea. En realidad, todos, tarde o temprano, estamos llamados a enfrentarnos, y a veces a combatir, con la fragilidad y la enfermedad nuestra y la de los demás.

Y esta experiencia tan típica y dramáticamente humana asume una gran variedad de rostros. En cualquier caso, ella nos plantea de manera aguda y urgente la pregunta por el sentido de la existencia. En nuestro animo se puede dar incluso una actitud cínica, como si todo se pudiera resolver soportando o contando sólo con las propias fuerzas. Otras veces, por el contrario, se pone toda la confianza en los descubrimientos de la ciencia, pensando que ciertamente en alguna parte del mundo existe una medicina capaz de curar la enfermedad. Lamentablemente no es así, e incluso aunque esta medicina se encontrase no sería accesible a todos.

La naturaleza humana, herida por el pecado, lleva inscrita en sí la realidad del limite. Conocemos la objeción que, sobre todo en estos tiempos, se plantea ante una existencia marcada por grandes limitaciones físicas. Se considera que una persona enferma o discapacitada no puede ser feliz, porque es incapaz de realizar el estilo de vida impuesto por la cultura del placer y de la diversión. En esta época en la que el cuidado del cuerpo se ha convertido en un mito de masas y por tanto en un negocio, lo que es imperfecto debe ser ocultado, porque va en contra de la felicidad y de la tranquilidad de los privilegiados y pone en crisis el modelo imperante. Es mejor tener a estas personas separadas, en algún «recinto» -tal ves dorado- o en las «reservas» del pietismo y del asistencialismo, para que no obstaculicen el ritmo de un falso bienestar. En algunos casos, incluso, se considera que es mejor deshacerse cuanto antes, porque son una carga económica insostenible en tiempos de crisis. Pero, en realidad, con qué falsedad vive el hombre de hoy al cerrar los ojos ante la enfermedad y la discapacidad. No comprende el verdadero sentido de la vida, que incluye también la aceptación del sufrimiento y de la limitación. El mundo no será mejor cuando este compuesto solamente por personas aparentemente «perfectas», sino cuando crezca la solidaridad entre los seres humanos, la aceptación y el respeto mutuo. Qué ciertas son las palabras del apóstol: «Lo necio del mundo lo ha escogido Dios para humillar a los sabios» (1 Co 1,27).

También el Evangelio de este domingo (Lc 7,36-8,3) nos presenta una situación de debilidad particular. La mujer pecadora es juzgada y marginada, mientras Jesús la acoge y la defiende: «Porque tiene mucho amor» (v. 47). Es esta la conclusión de Jesús, atento al sufrimiento y al llanto de aquella persona. Su ternura es signo del amor que Dios reserva para los que sufren y son excluidos. No existe sólo el sufrimiento físico; hoy, una de las patologías más frecuentes son las que afectan al espíritu. Es un sufrimiento que afecta al animo y hace que esté triste porque está privado de amor. Cuando se experimenta la desilusión o la traición en las relaciones importantes, entonces descubrimos nuestra vulnerabilidad, debilidad y desprotección. La tentación de replegarse sobre sí mismo llega a ser muy fuerte, y se puede hasta perder la oportunidad de la vida: amar a pesar de todo.

La felicidad que cada uno desea, por otra parte, puede tener muchos rostros, pero sólo puede alcanzarse si somos capaces de amar. Es siempre una cuestión de amor, no hay otro camino. El verdadero desafío es el de amar más. Cuantas personas discapacitadas y que sufren se abren de nuevo a la vida apenas sienten que son amadas. Y cuanto amor puede brotar de un corazón aunque sea sólo a causa de una sonrisa. En tal caso la fragilidad misma puede convertirse en alivio y apoyo en nuestra soledad. Jesús, en su pasión, nos ha amado hasta el final (cf. Jn 13,1); en la cruz ha revelado el Amor que se da sin limites. ¿Qué podemos reprochar a Dios por nuestras enfermedades y sufrimiento que no este ya impreso en el rostro de su Hijo crucificado? A su dolor físico se agrega la afrenta, la marginación y la compasión, mientras él responde con la misericordia que a todos acoge y perdona: «Por sus heridas fuimos sanados» (Is 53,5; 1 P 2,24). Jesús es el médico que cura con la medicina del amor, porque toma sobre sí nuestro sufrimiento y lo redime. Nosotros sabemos que Dios comprende nuestra enfermedad, porque él mismo la ha experimentado en primera persona (cf. Hb 4,5).

El modo en que vivimos la enfermedad y la discapacidad es signo del amor que estamos dispuestos a ofrecer. El modo en que afrontamos el sufrimiento y la limitación es el criterio de nuestra libertad de dar sentido a las experiencias de la vida, aun cuando nos parezcan absurdas e inmerecidas. No nos dejemos turbar, por tanto, de estás tribulaciones (cf. 1 Tm 3,3). Sepamos que en la debilidad podemos ser fuertes (cf. 2 o 12,10), y recibiremos la gracia de completar lo que falta en nosotros al sufrimiento de Cristo, en favor de la Iglesia, su cuerpo (cf. Col 1,24); un cuerpo que, a imagen de aquel del Señor resucitado, conserva las heridas, signo del duro combate, pero son heridas transfiguradas para siempre por el amor.