miércoles, 23 de marzo de 2016

PAPA FRANCISCO LAVARÁ LOS PIES EL JUEVES SANTO A 12 REFUGIADOS DE LA PERIFERIA DE ROMA


Papa Francisco lavará los pies el Jueves Santo a 12 refugiados de la periferia de Roma
Por Alvaro de Juana



 (ACI/EWTN Noticias).- El Papa Francisco lavará los pies este Jueves Santo a 12 refugiados de la localidad de Castelnuovo di Porto, a las afueras de Roma (Italia) durante la Misa de la Cena del Señor, según confirmó el Presidente del Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización, Mons. Rino Fisichella, en un artículo publicado en L’Osservatore Romano.

Será la primera vez que el Pontífice no realice esta celebración del Triduo Pascual en la propia Roma si no a las afueras, en la Diócesis de Lazio. En 2014 acudió a la Fundación Don Carlo Gnochi-Centro “Santa María della Providenza”, donde lavó los pies a una docena de enfermos. En 2015 celebró la Misa y el Lavatorio en la cárcel de Rebbibia, en la periferia de Roma, donde lavó los pies a doce detenidos.

Francisco acudirá este año a uno de los centros de acogida donde se alojan aquellos que solicitan asilo como refugiados en Italia y que está gestionado por la cooperativa “Auxilium”.



El centro acoge a más de 900 personas que han solicitado asilo en el país, la mayoría proviene de África.

Mons. Fisichella ha calificado este gesto de “un signo sencillo pero elocuente” y asegura que “lavando los pies de los refugiados, Francisco pide respeto para cada uno de ellos”.

En el diario vaticano, explica a su vez que “este año, el Papa Francisco suele dar un viernes al mes un testimonio concreto de estas obras”. “El próximo Jueves Santo, Francisco irá a Castelnuovo di Porto para estar con los jóvenes refugiados del Centro de Acogida de los solicitantes de asilo”.

“La visita estará acompañada por la celebración del rito del lavatorio de los pies. El Papa se inclinará ante doce refugiados y les lavará los pies como signo de servicio y de atención a su condición”, señala Mons. Fisichella.

En el artículo publicado en el diario del Vaticano, el Prelado explica también que “millones de refugiados están mostrando al mundo los verdaderos rasgos de un nuevo éxodo que mueve masas de desesperados sin hogar ni patria”.

“Huyen, sin querer hacerlo, bajo la presión de la violencia gratuita, de la guerra inútil y de las dentelladas del hambre, hacia metas que a menudo son el producto de la imaginación más que de la realidad. Sin embargo, especialmente los países ricos de Occidente, permanecen indiferentes a un drama impresionante por su duración y por el número de personas involucradas...”.

El responsable de Nueva Evangelización en la Santa Sede también recuerda que “entre las siete obras de misericordia corporales está, con su valor de provocación actual, la de la hospitalidad” por lo que “acoger a los refugiados se convierte  para los cristianos en una expresión tangible para vivir el Jubileo de la Misericordia”.

PAPA FRANCISCO EXPLICA JUEVES, VIERNES Y SÁBADO SANTO, UNA GRAN HISTORIA DE AMOR SIN FIN


El Papa explica Jueves, Viernes y Sábado Santo: una gran historia de amor sin fin
Por Alvaro de Juana


(ACI).- Este miércoles, el Papa Francisco celebró la última Audiencia General antes de entrar de lleno en la Semana Santa. La catequesis que pronunció estuvo dedicada precisamente a la misericordia y al Triduo Pascual (Jueves Santo, Viernes Santo y el Sábado Santo).

“Todo, en estos tres días, habla de misericordia, porque hace visible hasta dónde puede alcanzar el amor de Dios”.

Francisco aseguró que “el amor de Dios no tiene límites” y como decía San Agustín va “hasta el final sin final”. “Dios se ofrece verdaderamente todo por cada uno de nosotros y no se ahorra en nada”, añadió.


“El Misterio que adoramos en esta Semana Santa es una gran historia de amor que no conoce obstáculos” puesto que “es una gran historia de compartir con los sufrimientos de toda la humanidad y una permanente presencia en los sucesos de la vida personas de cada uno de nosotros”.



 El Papa resumió el significado del Triduo explicando que “es memorial de un drama de amor que nos dona la certeza de que no seremos nunca abandonados en las pruebas de la vida”.

A continuación, el Santo Padre explicó estos días santos uno por uno:

Jueves Santo: “Jesús instituye la eucaristía, anticipando en el banquete pascual su sacrificio en el Gólgota”, dijo el Papa. “Para hacer comprender a sus discípulos el amor que lo anima, lava sus pies, ofreciendo todavía una vez más el ejemplo en primera persona de como ellos mismos deben hacer”.

El Papa señaló que “la Eucaristía es el amor que se hace servicio. Es la presencia sublime de Cristo que desea pensar en cada hombre, sobre todo en los más débiles, para hacerles capaces de un camino de testimonio entre las dificultades del mundo”.

Viernes Santo: “Es el momento culminante del amor”. “La muerte de Jesús, que en la cruz se abandona al Padre para ofrecer la salvación al mundo entero, expresa el amor donado sin fin”. Es “un amor que quiere abrazar a todos, sin excluir a ninguno”.

El Papa también manifestó que es “un amor que se extiende en todo tiempo y en todo lugar: una fuente inagotable de salvación a la que cada uno de nosotros, pecadores, puede acudir”.

Sábado Santo: “Es el día del silencio de Dios”, explicó. “Debemos hacer todo lo posible para que sea un día de silencio, como aquél Día, que fue el día del silencio de Dios”. “Jesús depuesto en el sepulcro comparte con toda la humanidad el drama de la muerte. Es un silencio que habla y expresa el amor como solidaridad con los abandonados desde siempre, que el Hijo de Dios reúne colmando el vacío que solo la misericordia infinita del Padre Dios puede llenar”.


Francisco apuntó que “en este día, el amor, ese amor silencioso, se transforma en espera de la vida en la resurrección”. Por tanto, “el Sábado Santo nos hará bien pensar en el silencio de la Virgen. La creyente que en silencio esperó la Resurrección. Es el amor que no duda, pero que espera en la palabra del Señor, para que sea manifiesta y resplandezca el día de Pascua”.

El Pontífice aseguró que “es todo un gran misterio de amor y de misericordia” y “nuestras palabras son pobres e insuficientes para expresarlo en plenitud”.

Al final, el Papa recomendó leer a Giuliana di Norwich, “una chica que no es muy conocida y que ha escrito páginas sublimes sobre el amor de Cristo”. “Fue una chica analfabeta que tuvo visiones de la pasión de Jesús y que después, siendo reclusa, describió con lenguaje sencillo pero profundo e intenso el sentido del amor misericordioso”.

PAPA FRANCISCO PIDE ORACIÓN POR BRUSELAS


Francisco por Bruselas: Oremos para que Dios cambie el corazón de los terroristas
Por Alvaro de Juana


(ACI).- Después de pronunciar su catequesis sobre el Triduo Pascual y la misericordia y saludar a los fieles congregados en la Plaza de San Pedro, el Papa Francisco ha recordado la tragedia vivida este martes en Bruselas por los brutales atentados terroristas que han quitado la vida de 34 personas y herido a decenas.

“Con corazón dolorido he seguido la triste noticia de los atentados terroristas acontecidos ayer en Bruselas que han causado numerosas víctimas y heridos”.

“Aseguro mi oración y mi cercanía a la querida población belga, a todos los familiares de las víctimas y a todos los heridos. Dirijo nuevamente un llamado a todas las personas de buena voluntad para que se unan en la unánime condena de estos crueles abominios que están causando solo muerte, terror y horror”.



“A todos pido perseverar en la oración, en el pedir al Señor en esta Semana Santa que consuele los corazones afligidos y convierta los corazones de estas personas cegadas por el fundamentalismo cruel, por la intercesión de la Virgen María hacemos la oración: Dios te salve María…”

Luego de la oración, el Santo Padre pidió permanecer en silencio “por los muertos, los heridos, los familiares y por todo el pueblo belga”, dijo al concluir. 

También ayer, el Papa envió un telegrama de condolencias al Arzobispo de Malines-Bruselas, Mons. Jozef De Kesel, a través del Secretario de Estado Vaticano, el Cardenal Pietro Parolin, en el que denunció “la violencia ciega que causa tanto sufrimiento”.

“Al conocer los ataques en Bruselas, que afectan a muchas personas, Su Santidad el Papa Francisco confía a la misericordia de Dios a las personas que han perdido la vida y a sus allegados, a través de la oración por la muerte de sus parientes”, decía el mensaje del Papa. 

ESTAMPAS CON PENSAMIENTOS DE SEMANA SANTA



miércoles, 16 de marzo de 2016

CATEQUESIS DEL PAPA FRANCISCO SOBRE LA MISERICORDIA Y EL CONSUELO DE DIOS


TEXTO COMPLETO: Catequesis del Papa Francisco sobre la misericordia y el consuelo de Dios


 (ACI).- El Papa Francisco celebró en la Plaza de San Pedro una nueva Audiencia General. En esta ocasión, dedicó su catequesis al consuelo que Dios da a todo hombre y aseguró que a pesar de los pecados Él nunca se cansa de amar.

“Dios no está ausente, ni siquiera hoy en estas dramáticas situaciones, Dios está cerca, y hace obras grandes de salvación para quien confía en Él. No se debe ceder a la desesperación, sino continuar a estar seguros que el bien vence al mal y que el Señor secará toda lágrima y nos liberará de todo temor”, afirmó.

A continuación el texto completo de la catequesis gracias a Radio Vaticano:

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

En el Libro del profeta Jeremías, los capítulos 30 y 31 son llamados “libro de la consolación”, porque en ellos la misericordia de Dios se presenta con toda su capacidad de confrontar y abrir el corazón de los afligidos a la esperanza. Hoy queremos también nosotros escuchar este mensaje de consolación.



Jeremías se dirige a los israelitas que han sido deportados a tierras extranjeras y pre-anuncia el regreso a la patria. Este regreso es signo del amor infinito de Dios Padre que no abandona a sus hijos, sino que los cuida y los salva. El exilio había sido una experiencia catastrófica para Israel. La fe había vacilado porque en tierra extranjera, sin el templo, sin el culto, después de haber visto el país destruido, era difícil continuar creyendo en la bondad del Señor. Me viene a la mente la cercana Albania y como después de tantas persecuciones y destrucciones ha logrado levantarse en su dignidad y en la fe. Así había sufrido los israelitas en el exilio.

También nosotros podemos vivir a veces una especie de exilio, cuando la soledad, el sufrimiento, la muerte nos hacen pensar de haber sido abandonados por Dios. Cuántas veces hemos escuchado esta palabra: “Dios se ha olvidado de mi”. Muchas veces personas que sufren y se sienten abandonadas. Y cuántos de nuestros hermanos en cambio están viviendo en este tiempo una real y dramática situación de exilio, lejos de su patria, en sus ojos todavía las ruinas de sus casas, en el corazón el miedo y muchas veces, lamentablemente, ¡el dolor por la pérdida de personas queridas! En estos casos uno puede preguntarse: ¿Dónde está Dios? ¿Cómo es posible que tanto sufrimiento pueda golpear a hombres, mujeres y niños inocentes? Y cuando tratan de entrar en otra parte les cierran la puerta. Y están ahí, al límite porque tantas puertas y tantos corazones están cerrados. Los migrantes de hoy que sufren el aire, sin alimentos y no pueden entrar, no reciben la acogida. ¡A mí me gusta mucho escuchar, cuando veo a las naciones, los gobernantes que abren el corazón y abren las puertas!

El profeta Jeremías nos da una primera respuesta. El pueblo exiliado podrá regresar a ver su tierra y a experimentar la misericordia del Señor. Es el gran anuncio de consolación: Dios no está ausente, ni siquiera hoy en estas dramáticas situaciones, Dios está cerca, y hace obras grandes de salvación para quien confía en Él. No se debe ceder a la desesperación, sino continuar a estar seguros que el bien vence al mal y que el Señor secará toda lágrima y nos liberará de todo temor. Por eso Jeremías da su voz a las palabras del amor de Dios por su pueblo: «Yo te amé con un amor eterno, por eso te atraje con fidelidad. De nuevo te edificaré y serás reedificada, virgen de Israel; de nuevo te adornarás con tus tamboriles y saldrás danzando alegremente» (31,3-4).

El Señor es fiel, no abandona en la desolación. Dios ama con un amor sin fin, que ni siquiera el pecado puede frenar, y gracias a Él el corazón del hombre se llena de alegría y de consolación.

El sueño consolador del regreso a la patria continua en las palabras del profeta, que dirigiéndose a cuantos regresaran a Jerusalén dice: «Llegarán gritando de alegría a la altura de Sión, afluirán hacia los bienes del Señor, hacia el trigo, el vino nuevo y el aceite, hacia las crías de ovejas y de vacas. Sus almas serán como un jardín bien regado y no volverán a desfallecer» (31,12).

En la alegría y en la gratitud, los exiliados retornaran a Sión, subiendo al monte santo hacia la casa de Dios, y así podrán de nuevo elevar himnos y oraciones al Señor que los ha liberado. Este regreso a Jerusalén y a sus bienes es descrito con un verbo que literalmente quiere decir “afluir, correr”. El pueblo es considerado, en un movimiento paradójico, como un río caudaloso que corre hacia la altura de Sión, subiendo hacia la cima del monte. ¡Una imagen audaz para decir cuánto es grande la misericordia del Señor!

La tierra, que el pueblo había debido abandonar, se había convertido en presa de los enemigos y desolada. Ahora, en cambio, retoma vida y florece. Y los exiliados mismos serán como un jardín irrigado, como una tierra fértil. Israel, llevado a su patria por su Señor, asiste a la victoria de la vida sobre la muerte y de la bendición sobre la maldición.

Y así el pueblo es fortificado y – esta palabra es importante: ¡consolado! – es consolado por Dios. Los repatriados reciben vida de una fuente que gratuitamente los irriga.

A este punto, el profeta anuncia la plenitud de la alegría, y siempre en nombre de Dios proclama: «Yo cambiaré su duelo en alegría, los alegraré y los consolaré de su aflicción» (31,13).

El salmo nos dice que cuando regresaron a su patria la boca se les llenó de sonrisa; ¡es una alegría tan grande! Es el don que el Señor quiere hacer también a cada uno de nosotros, con su perdón que convierte y reconcilia.

El profeta Jeremías nos ha dado el anuncio, presentando el regreso de los exiliados como un gran símbolo de la consolación dado al corazón que se convierte. El Señor Jesús, por su parte, ha llevado a cumplimiento este mensaje del profeta. El verdadero y radical regreso del exilio y la confortante luz después de la oscuridad de la crisis de fe, se realiza en la Pascua, en la experiencia llena y definitiva del amor de Dios, amor misericordioso que dona alegría, paz y vida eterna.

MEDITACIÓN DEL PAPA FRANCISCO SOBRE EL AMOR DE DIOS HACIA LOS HOMBRES


Francisco: Dios nunca abandona al hombre y ni si quiera el pecado puede frenar su amor
Por Alvaro de Juana



 (ACI).- La última Audiencia General antes de Semana Santa estuvo dedicada a la respuesta de Dios ante el sufrimiento del hombre. El Papa Francisco ofreció una catequesis en la que aseguró que Cristo ha liberado a todo hombre de la esclavitud del pecado, un hecho que se celebrará en la Pascua.

“El verdadero y radical retorno del exilio y de la reconfortante luz después de la oscuridad de la crisis de fe se realiza en Pascua, en la experiencia plena y definitiva del amor de Dios, amor misericordioso que dona alegría, paz y vida eterna”.

El Santo Padre destacó que “el Señor es fiel, no abandona a la desolación”. “Dios ama con un corazón sin fin, que ni siquiera el pecado puede frenar y gracias a Él el corazón del hombre se llena de alegría y de consuelo”.

Éste “es el gran anuncio de consuelo: Dios no está ausente, ni siquiera hoy, en estas dramáticas situaciones, Dios está cerca, y hace obras grandes de salvación para quien confía en Él”.

“No se debe ceder a la desesperación, sino continuar estando seguros de que el bien vence al mal y que el Señor enjugará cada lágrima y nos liberará de todo temor”.



Francisco comentó el Libro del profeta Jeremías donde habla del consuelo.  “Jeremías se dirige a los israelitas que han sido deportados en tierra extranjera y preanuncia el regreso a su patria. Esta vuelta es signo del amor infinito de Dios Padre que no abandona a sus hijos, sino que los cuida y los salva”.

“El exilio fue una experiencia devastadora para Israel. La fe había vacilado porque en tierra extranjera, sin templo, sin culto, después de haber visto el país destruido, era difícil continuar creyendo en la bondad del Señor”.

El Papa habló entonces de la vecina Albania, y “cómo después de tanta persecución y destrucción logro alzarse en la dignidad y en la fe, así como también sufrieron los israelitas en el exilio”.

Francisco alertó de que toda persona puede vivir “una especie de exilio cuando la soledad, el sufrimiento, la muerte nos hacen pensar que hemos sido abandonados por Dios”.

“¡Cuántas veces hemos escuchado estas palabras: ‘Dios se ha olvidado de mí!’. ¡Cuántas veces personas que sufren se sienten abandonadas!”.

Y así, “cuántos de nuestros hermanos están viviendo en este tiempo una real y dramática situación de exilio, lejos de su patria, con los ojos todavía en los escombros de sus casas, en el corazón a menudo el miedo, por desgracia, el dolor por la pérdida de personas queridas”.

“En estos casos uno puede preguntarse: ‘¿dónde está Dios?’, ¿cómo es posible que tanto sufrimiento pueda abatirse sobre los hombres, mujeres niños inocentes? Cuando buscan entrar en algún lugar ven como les cierran las puertas”, dijo el Santo Padre en referencia a los miles de refugiados que encuentran cerradas las fronteras de muchos países europeos y nos les permiten entrar.

El Papa recordó que “el profeta Jeremías nos da una primera respuesta”. “El pueblo exiliado podrá retornar a ver su tierra y a experimentar la misericordia del Señor”.

Francisco explicó después cómo el pueblo de Israel retornó a su tierra, que ahora se muestra viva y vigorosa. “Israel, de vuelta a la patria de su Señor, asiste a la victoria de la vida sobre la muerte y de la bendición sobre la maldición”.

“Y así el pueblo viene fortificado y consolado por Dios”, aseguró. “Este es el don que el Señor quiere hacer también con cada uno de nosotros, con su perdón que convierte y reconcilia”.

PAPA FRANCISCO CANONIZARÁ A MADRE TERESA DE CALCUTA EL 4 DE SEPTIEMBRE EN ROMA


Papa Francisco canonizará a Madre Teresa de Calcuta el 4 de septiembre en Roma
Por Alvaro de Juana

 (ACI).- El Vaticano acaba de anunciar la fecha de canonización de la Madre Teresa de Calcuta, fundadora de la congregación de las Misioneras de la Caridad, para el próximo 4 de septiembre en Roma. El anuncio fue comunicado por la Santa Sede tras la celebración del consistorio público para la canonización de cinco beatos: José Sánchez del Río (México); el Cura Brochero (Argentina); Elizabeth Hesselblad (Suecia); Estanislao de Jesús y María (Polonia).

La Canonización de la conocida también como “Santa de los pobres” será uno de los eventos más destacados del Jubileo de la Misericordia. Según el calendario, el 4 de septiembre de 2016 se celebrará el “Jubileo de los voluntarios y operadores de la misericordia”, en memoria justamente de la Madre Teresa cuya fiesta es el 5 de septiembre, día en que murió en el año 1997.

El pasado 18 de diciembre el Vaticano anunció la aprobación del milagro atribuido a la Madre Teresa, la curación de un hombre brasileño que sufría de abscesos cerebrales.


La vida de la Madre Teresa

Agnes Gonxha Bojaxhiu nació el 26 de agosto 1910, en Skopje, Macedonia. Era la menor de tres hijos, asistió a un grupo de jóvenes dirigido por un sacerdote jesuita que la hizo considerar una vocación de servicio como monja misionera.

Se unió a las Hermanas de Loreto a los 17 años y fue enviada a Calcuta, donde enseñó en una escuela secundaria. Después de contraer tuberculosis, fue enviada a descansar en Darjeeling, y fue en medio de esa enfermedad cuando descubrió "una orden" de Dios para dejar el convento y vivir entre los pobres.

El Vaticano le concedió permiso para salir de las Hermanas de Loreto y vivir su nuevo llamado, bajo la dirección del Arzobispo de Calcuta.

La Madre Teresa comenzó a trabajar en los barrios pobres, enseñaba a los niños y asistía enfermos en sus hogares. Un año más tarde, algunos de sus exalumnos se le unieron y juntos se hicieron cargo de hombres, mujeres y niños que agonizaban en las calles.

En 1950, las Misioneras de la Caridad nacieron como una congregación de la Diócesis de Calcuta. En 1952, el gobierno les concedió una casa desde la cual continuaron su misión de servir a los pobres y olvidados de Calcuta.

La congregación creció rápidamente y de tener una sola casa para moribundos y pobres extremos, llegó a tener 500 casas en todo el mundo.

La Madre Teresa estableció albergues para prostitutas, mujeres maltratadas, orfanatos para niños pobres y hogares para víctimas del SIDA. Fue una férrea defensora de los no nacidos.

Murió el 5 de septiembre 1997, y fue beatificada sólo seis años más tarde por San Juan Pablo II 19 de octubre 2003.