jueves, 3 de marzo de 2016

CATEQUESIS DEL PAPA FRANCISCO SOBRE LA RELACIÓN DE DIOS PADRE CON SU IGLESIA

Catequesis del Papa Francisco sobre la relación de Dios Padre con su Iglesia



 (ACI).- El Papa Francisco dedicó su catequesis de hoy en la Audiencia General de este miércoles a hablar de la relación entre el pueblo de Israel (la Iglesia) y Dios: la de un padre con su hijo.

“La salvación implica la decisión de escuchar y dejarse convertir, pero permanece siempre como un don gratuito. El Señor, pues, en su misericordia, indica un camino que no es aquel de los sacrificios rituales, sino más bien el de la justicia”, dijo el Papa.

A continuación, el texto completo gracias a Radio Vaticano:

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!



Hablando de la misericordia divina, hemos evocado muchas veces la figura del padre de familia, que ama a sus hijos, los ayuda, cuida de ellos, los perdona. Y como padre, los educa y los corrige cuando se equivocan, favoreciendo su crecimiento en el bien.

Es así que es presentado Dios en el primer capítulo del profeta Isaías, en el cual el Señor, como padre afectuoso pero también atento y severo, se dirige a Israel acusándolo de infidelidad y corrupción, para hacerle regresar al camino de la justicia. Así inicia nuestro texto: «¡Escuchen, cielos! ¡Presta oído, tierra! porque habla el Señor: Yo crié hijos y los hice crecer, pero ellos se rebelaron contra mí. El buey conoce a su amo y el asno, el pesebre de su dueño; ¡pero Israel no conoce, mi pueblo no tiene entendimiento!» (1,2-3).

Dios, por medio del profeta, habla al pueblo con la amargura de un padre desilusionado: ha hecho crecer a sus hijos, y ahora ellos se rebelan contra Él. Incluso los animales son fieles a sus patrones y reconocen la mano que los nutre; el pueblo en cambio no reconoce más a Dios, se niega entender. Incluso herido, Dios deja hablar al amor, e invoca a la conciencia de estos hijos degenerados para que se arrepientan y se dejen de nuevo amar. Esto es lo que hace Dios, ¡eh! Viene a nuestro encuentro para que nosotros nos dejemos amar por Él en el corazón de nuestro Dios.

La relación padre-hijo, al cual muchas veces los profetas hacen referencia para hablar de la relación de alianza entre Dios y su pueblo, se ha desnaturalizado. La misión educativa de los padres mira a hacerlos crecer en la libertad, a hacerlos responsables, capaces de realizar obras de bien para sí mismos y para los demás. En cambio, a causa del pecado, la libertad se convierte en presunción de autonomía, presunción de orgullo, y el orgullo lleva a la contra posición y a la ilusión de autosuficiencia.

Entonces, es ahí que Dios dice a su pueblo: “Se han equivocado de camino” … invita. Afectuosamente y amargamente dice “mi” pueblo. Dios jamás nos niega; nosotros somos su pueblo, el más malvado de los hombres, la más malvada de las mujeres, los más malvados del pueblo son sus hijos. Y este es Dios: ¡jamás, jamás nos repudia! Dice siempre: “Hijo, ven”. Y este es el amor de nuestro Padre; esta es la misericordia de Dios. Tener un padre así nos da esperanza, nos da confianza. Esta pertenencia debería ser vivida en la confianza y en la obediencia, con la conciencia que todo es un don que viene del amor del Padre. En cambio, está ahí la vanidad, la necedad y la idolatría.

Por eso, ahora el profeta se dirige directamente a este pueblo con palabras severas para ayudarlo a entender la gravedad de su culpa: «¡Ay, nación pecadora, […] hijos pervertidos! ¡Han abandonado al Señor, han despreciado al Santo de Israel, se han vuelto atrás!» (v. 4).

La consecuencia del pecado es un estado de sufrimiento, del cual sufre las consecuencias también el país, devastado y convertido en un desierto, al punto que Sión – es decir, Jerusalén – se hace inhabitable. Donde existe el rechazo a Dios, a su paternidad, no hay más vida posible, la existencia pierde sus raíces, todo aparece pervertido y destruido. Todavía, incluso este momento doloroso está en virtud de la salvación. La es dada para que el pueblo pueda experimentar la amargura de quien abandona a Dios, e luego confrontarse con el vacío desolador de una opción de muerte. El sufrimiento, consecuencia inevitable de una decisión autodestructiva, debe hacer reflexionar al pecador para abrirse a la conversión y al perdón.

Y este es el camino de la misericordia divina: Dios no nos trata según nuestras culpas (Cfr. Sal 103,10). El castigo se convierte en un instrumento para inducir a la reflexión. Se comprende así que Dios perdona a su pueblo, le da la gracia y no destruye todo, pero deja abierta siempre la puerta a la esperanza. La salvación implica la decisión de escuchar y dejarse convertir, pero permanece siempre como un don gratuito. El Señor, pues, en su misericordia, indica un camino que no es aquel de los sacrificios rituales, sino más bien el de la justicia. El culto es criticado no porque sea inútil en sí mismo, sino porque, en vez de expresar la conversión, pretende sustituirla; y se convierte así en búsqueda de la propia justicia, creando falsas convicciones que sean los sacrificios a salvar, no la misericordia divina que perdona el pecado. Para entenderla bien: cuando alguien está enfermo va al médico; cuando uno se siente pecador va al Señor. Pero en vez de ir al médico, va al curandero no sana. Muchas veces preferimos ir por caminos equivocados, buscando una justificación, una justicia, una paz que nos es donada como don del propio Señor si no vamos y lo buscamos a Él. Dios, dice el profeta Isaías, no le agrada la sangre de toros y de corderos (v. 11), sobre todo si la ofrenda es hecha con las manos manchadas por la sangre de los hermanos (v. 15). Pero yo pienso en algunos benefactores de la Iglesia que vienen con sus ofrendas – “Tome para la Iglesia esta ofrenda” – es fruto de la sangre de tanta gente explotada, maltratada, esclavizada con el trabajo mal pagado! Yo diré a esta gente: “Por favor, llévate tu dinero, quémalo”. El pueblo de Dios, es decir la Iglesia, no necesita dinero sucio, necesita de corazones abiertos a la misericordia de Dios. Es necesario acercarse a Dios con manos purificadas, evitando el mal y practicando el bien y la justicia. Que bello como termina el profeta: «¡Cesen de hacer el mal – exhorta el profeta – aprendan a hacer el bien! ¡Busquen el derecho, socorran al oprimido, hagan justicia al huérfano, defiendan a la viuda!» (vv. 16-17).

Piensen en tantos prófugos que desembarcan en Europa y no saben a dónde ir. Entonces, dice el Señor, los pecados, incluso si fueran como la escarlata, se harán blancos como la nieve, y cándidos como la lana, y el pueblo podrá nutrirse de los bienes de la tierra y vivir en la paz (v. 19).

Es este el milagro del perdón que Dios; el perdón que Dios como Padre, quiere donar a su pueblo. La misericordia de Dios es ofrecida a todos, y estas palabras del profeta valen también hoy para todos nosotros, llamados a vivir como hijos de Dios. Gracias.

LA CIENCIA NECESITA DE LA VIRTUD PARA DEFENDER LA VIDA HUMANA, AFIRMA PAPA FRANCISCO


La ciencia necesita de la virtud para defender la vida humana, afirma Papa Francisco


 (ACI/EWTN Noticias).- ''En nuestro tiempo, algunas pautas culturales ya no reconocen la huella de la sabiduría divina en lo creado y tampoco en los seres humanos”, denunció el Papa Francisco al recibir a los participantes de la Asamblea Plenaria de la Pontificia Academia por la Vida, en un discurso donde indicó que “no faltan conocimientos científicos” para proteger la vida débil, pero necesitan ir de la mano con la virtud y el trato humano.

“Hoy en día no faltan ni conocimientos científicos ni herramientas técnicas capaces de apoyar a la vida humana en las situaciones en que se presenta débil. Pero a veces se echa de menos la humanidad. La buena acción no es la correcta aplicación de los saberes éticos; presupone un interés real en la persona frágil. Los médicos y todos los profesionales de la salud no deben descuidar jamás cómo conyugar ciencia, tecnología y humanidad”, expresó el Papa durante el encuentro realizado en la Sala Clementina.

En su discurso, Francisco abordó el tema elegido este año por la Pontificia Academia para la Vida, “Las virtudes en la ética de la vida: mensaje importante para la cultura contemporánea”. Un tema de interés académico -afirmó- que recuerda a la cultura contemporánea que el bien que hace una persona no es el resultado de cálculos o estrategias, ni tampoco el producto de una constitución genética o de un condicionamiento social, sino el fruto de un corazón bien dispuesto, de la libre elección, que tiende al bien verdadero.

El Santo Padre recordó que “la Sagrada Escritura de diversas formas nos dice que las intenciones buenas o malas no entran en el ser humano desde fuera, sino que brotan de su ‘corazón’... En la Biblia, el corazón no es solamente el órgano de los afectos sino también el de las facultades espirituales, de la razón y la voluntad; es la sede de las decisiones, del modo de pensar y de actuar. La sabiduría de las decisiones, abierta al movimiento del Espíritu Santo, también implica al corazón''.



Sin embargo, advirtió que ''en nuestro tiempo, algunas pautas culturales ya no reconocen la huella de la sabiduría divina en lo creado y tampoco en los seres humanos. La naturaleza humana se reduce así a la mera materia, maleable según cualquier diseño”.

“¡Nuestra humanidad, sin embargo, es única y preciosa a los ojos de Dios! Por eso la primera naturaleza que hay que custodiar, para que dé fruto, es nuestra propia humanidad... que florecerá así en una gran variedad de virtudes”. Y la virtud, afirmó, es ''la expresión más auténtica de lo bueno que el hombre, con la ayuda de Dios, es capaz de realizar”.

La virtud, añadió Francisco, “no es sólo un hábito, sino la capacidad siempre renovada de elegir el bien”, es la expresión más elevada de la libertad humana, “lo mejor que ofrece el corazón del hombre. Cuando el corazón se aparta del bien y de la verdad contenida en la Palabra de Dios, corre muchos peligros, carece de orientación y es probable que llame al mal bien y al bien mal... cae en el error moral y se siente oprimido por una creciente angustia existencial”.

En ese sentido, recordó que la advertencia de Cristo: “Todo aquel que comete pecado es esclavo del pecado”; y que la corrupción del corazón tiene graves consecuencias para la vida social. “Esta condición –afirmó- no puede cambiar ni por las teorías, ni por el efecto de las reformas sociales o políticas. Sólo la obra del Espíritu Santo puede reformar nuestro corazón, si colaboramos: Dios mismo, de hecho, ha asegurado su gracia eficaz para los que buscan y los que se convierten ‘de todo corazón’”.

''Hablar de virtud significa afirmar que la elección del bien involucra y compromete a toda la persona. No es una cuestión ‘cosmética’, un embellecimiento exterior, que no daría frutos: se trata de desarraigar del corazón los deseos deshonestos y de buscar el bien con sinceridad”.

“También en el ámbito de la ética de la vida las normas necesarias, que sancionan el respeto de las personas, no son de por sí suficientes para realizar plenamente el bien del hombre. Las virtudes de los que trabajan en la promoción de la vida son la garantía última de que el bien será respetado realmente”, señaló.

En ese sentido, advirtió que si bien la cultura contemporánea “aún conserva las premisas para afirmar que el hombre, cualquiera que sean sus condiciones de vida, es un valor que debe ser protegido”, esta misma cultura es también “víctima de incertidumbres morales que no le consienten defender la vida de forma eficaz”.

Por ello pidió a las universidades a formar a los jóvenes para que acojan la vida humana y la cuiden “de acuerdo con la dignidad que le pertenece, en todas las circunstancias”. “En cualquier caso que los que se dedican a la defensa y a la promoción de la vida muestren ante todo su belleza. De hecho, ‘la Iglesia no crece por proselitismo sino por atracción, por lo que la vida humana se defiende y promueve eficazmente sólo cuando su belleza se conoce y se muestra”, afirmó.

Finalmente, reiteró su llamado a no dejar que el pensamiento humano, incluso cristiano, caiga bajo las nuevas colonizaciones ideológicas “bajo forma de virtudes, de modernidad, de actitudes nuevas”. “Son colonizaciones; es decir quitan la libertad y son ideológicas, es decir temen la realidad tal y como Dios la ha creado”, señaló.

lunes, 29 de febrero de 2016

PAPA FRANCISCO RECUERDA EN CUARESMA: NUNCA ES TARDE PARA CONVERTIRSE, PERO ES URGENTE!


Papa Francisco recuerda en Cuaresma: Nunca es tarde para convertirse, ¡pero es urgente!
Por Alvaro de Juana



 (ACI).- El Papa Francisco presidió hoy de nuevo el Ángelus desde la ventana de su estudio pontificio en el tercer domingo de Cuaresma y recordó el significado de la Cuaresma al invitar a los fieles a convertirse con la mirada fija en la paciencia de Dios.

El Papa explicó que nos encontramos en un “año de gracia”: “el ministerio de Cristo, el tiempo de la Iglesia antes de su regreso glorioso, el tiempo de nuestra vida, que está marcada por una serie de Cuaresmas que nos son ofrecidas como ocasión de arrepentimiento y salvación”.

Aludiendo a la paciencia de Dios, el Santo Padre aseguró que “nunca es tarde para convertirse, ¡pero es urgente, es la hora!”.

Francisco, como es habitual, comentó las lecturas de la liturgia del día y se refirió también a los terribles sucesos y tragedias que acontecen. “Cada día, por desgracia, las crónicas reportan noticias feas: homicidios, incidentes, catástrofes… en el pasaje del Evangelio de hoy, Jesús se refiere a dos acontecimientos trágicos que en aquel tiempo habían suscitado un gran revuelo: una represión cruenta a manos de los soldados romanos en el interior del templo; y el derrumbe de la torre de Siloé, en Jerusalén”.



El Papa explicó que “Jesús conoce la mentalidad supersticiosa de aquellos que le escuchan y sabe que interpretan ese tipo de acontecimientos de modo equivocado”. Creen que “esos hombres que han muerto han sido castigados por Dios”.

Sin embargo, Jesús “rechaza esta visión porque Dios no permite las tragedias para castigar las culpas, y afirma que aquellas pobres víctimas no eran peor que los otros”. Incluso les dice: “Si ustedes no se convierten, morirán de la misma manera”.

“También hoy, frente a ciertas desgracias y eventos de luto, puede venir la tentación de ‘descargar’ la responsabilidad sobre las víctimas, o incluso sobre el mismo Dios”, alertó Francisco.

“Pero el Evangelio nos invita a reflexionar: ¿qué idea nos hemos hecho de Dios?, ¿estamos convencidos de que Dios es así o no es más que una proyección nuestra, un dios hecho ‘a nuestra imagen y semejanza’?”.

El Pontífice recordó entonces que Jesús “nos llama a cambiar el corazón, a hacer una inversión radical en el camino de nuestra vida, abandonando los compromisos con el mal, las hipocresías, para tomar decididamente el camino del Evangelio”.

A su vez, pidió a los fieles que no intenten justificarse porque “cada uno de nosotros se parece a un árbol que durante años ha dado múltiples pruebas de su esterilidad”, como narra la parábola del Evangelio del día.

“Que la Virgen María nos sostenga, para que podamos abrir el corazón a la gracia de Dios, a su misericordia; y nos ayude a no juzgar nunca a los otros, sino a dejarnos provocar por las desgracias cotidianas para hacer un serio examen de conciencia y arrepentirnos”. 

DIEZ COSAS QUE DEBES SABER SOBRE LA PUERTA SANTA


10 cosas que debes saber sobre la Puerta Santa
Por María Ximena Rondón


 (ACI).- Han pasado más de dos meses desde que el Papa Francisco dio inicio al Jubileo de la Misericordia abriendo la Puerta Santa de la Basílica de San Pedro en el Vaticano, tras lo cual se abrieron otras en todo el mundo.

La Puerta Santa permite que una persona, en el marco del Año Santo, gane una indulgencia plenaria si cumple con los requisitos mínimos. Pero ¿Qué es una Puerta Santa? Para responder a la pregunta ACI Prensa entrevistó al P. Donato Jiménez, sacerdote agustino recoleto y también profesor emérito de la Facultad de Teología Pontificia y Civil de Lima.

1.- ¿Qué es una Puerta Santa?

El P. Jiménez indicó que la puerta es un “símbolo humano” y ha estado presente desde siempre en todas las culturas. “El hombre tiene unas actitudes respecto a la puerta”: entrar y salir.

Por ejemplo: “todos le decimos a un amigo ‘Oye mi casa está abierta, cuando quieras llama a la puerta’ y a un enemigo le dices ‘no te quiero ver más por esta puerta’”.

En el caso de una Puerta Santa también se entra y se sale pero hay un elemento importante: se derraman unas bendiciones y gracias especiales cuando la cruzamos.

En un Jubileo, la Puerta Santa sirve para “indicar a los fieles que pasar por la puerta de la iglesia significa una actitud de acogida, de agradecimiento, de pedir perdón, de pedir nuevas gracias o saber con seguridad que vamos a recibir una bendición y eso es lo que significa”, explicó.

02.- ¿Qué significa pasar por la Puerta Santa?

Cada vez que cruzamos una Puerta Santa ganamos una gracia especial y esa es la indulgencia plenaria.

El sacerdote indicó que cruzarla supone una “renovación” y una “actitud de conversión y de arrepentimiento”. “La Puerta Santa significa todas esas cosas buenas y renovadas que tiene que poner el cristiano para cambiar de vida”, añade.

El presbítero señaló que cuando Cristo se refiere a sí mismo como la “puerta” significa que la persona encontrará en Él “la salvación, la seguridad, la acogida y el calor. Todas las condiciones para que esté seguro el redil dentro de la puerta y el que entre por ella está en libertad. Puede entrar y salir”.


03.- ¿Por qué la Puerta Santa solo se abre en un Jubileo?

El sacerdote indicó que en el Nuevo Testamento hay una palabra llamada “kairos” que hace referencia al tiempo más propicio en el que Dios concede todos sus bienes.

“Sabemos que Dios está listo para concedernos sus bienes en cualquier momento, pero hay un tiempo en especial donde Dios está más dispuesto a darnos lo que le pidamos. Este tiempo es el año del perdón, el Año de la Misericordia. El año de la circunstancia más ventajosa que puedes encontrar.”, explicó.

04.- ¿La Puerta Santa es un llamado para que la gente se acerque a Dios?

El P. Jiménez indicó que entrar por la Puerta Santa es entrar en la “acogida de Dios”, sobretodo en el “Dios de la misericordia”.

“Hay muchos cristianos fríos o que están alejados de la Iglesia. Con este Año Santo se les hace el llamado para que reflexionen: ‘Bueno soy un cristiano y tengo una relación con mi Padre Dios. Es cierto que tengo muchos pecados pero Dios es un Dios de perdón’”.

Así, prosiguió el sacerdote, cuando la persona se arrepiente se confiesa, cumple los requisitos previos y cruza la Puerta Santa obtiene la indulgencia plenaria, la manifestación de la “misericordia de Dios”.

“Entonces es el momento de aprovechar, Dios me hace llamadas por todas partes para que no nos alejemos del a Iglesia”, precisó.

05.- ¿Qué le pasa a una persona cuando cruza una Puerta Santa?

En primer lugar, el sacerdote dijo que cruzar una Puerta Santa “no es nada mágico”. Lo que la persona va a sentir “es aquello para lo que se ha preparado”.

“Es decir no es que la gente vaya a pasar la puerta y luego ya está se sale con una señal de la cruz, se santigua y ha cumplido. No. El que cruza la Puerta Santa tiene que hacerlo con espíritu de conversión y con un espíritu de renovación. Debe entrar confiado a Dios que es misericordioso”.

06.- ¿Por qué es importante la indulgencia plenaria?

“La indulgencia plenaria es una amnistía, es decir que Dios perdona todo: perdona todos los pecados, sean los que fueren y cuando sean”.

El P. Donato explicó que cuando uno se confiesa, se perdona el pecado pero permanece la culpa y las consecuencias.

Por ejemplo “yo robo un dinero que no es mío y lo gasto. Me arrepiento, voy a confesarme pero aún permanece la culpa de que yo ya no podré devolver el dinero”. La indulgencia plenaria borra esta culpa y las consecuencias, además de los pecados. El alma queda totalmente libre, como si la persona estuviera recién bautizada y si muere ya no tendrá que pasar por el purgatorio.

07.- ¿Qué condiciones se deben cumplir para cruzar la Puerta Santa y obtener la indulgencia?

El P. Donato dijo que antes de cruzar la Puerta Santa, y obtener la indulgencia, la persona debe confesarse, comulgar y rezar por las intenciones del Papa.

08.- ¿Cualquier persona puede abrir una puerta Santa?

No. El P. Donato Jiménez recalcó que la Puerta Santa sólo puede ser abierta por el Papa y por los obispos en los lugares que ellos designen.

09.- ¿Por qué no se abren las puertas de todos los templos?

Según el sacerdote, se eligen ciertos templos “sencillamente para llamar un poco más la atención”. Asimismo, indicó que una Puerta Santa no es algo “simple u ordinario” sino que es “extraordinario”.

Además, el P. Donato, comentó que las iglesias señaladas presentan una ocasión propicia para que la personas haga “una peregrinación”. Explicó que esta puede ser simplemente “salir de mi barrio e ir a esa iglesia que está a dos horas de mi casa”.

“Todo ese peregrinaje forma parte de la actitud de conversión y de deseo de recibir la gracia del creyente”, dijo.

10.- ¿Cómo se cruza una Puerta Santa?

Físicamente, se puede cruzar la Puerta Santa como “uno puede y según su devoción”. El P. Donato expresó que una persona puede pasar de rodillas, con la cabeza baja o “con una actitud que refleje que está pensando en ella”.

A nivel espiritual, la persona la cruza según su devoción y haciendo las oraciones que crea pertinentes. Añadió que hay otras personas que van con la intención de atravesar la Puerta Santa pero que no sienten nada, que no tienen la devoción o que no saben manifestarla. Sin embargo, ellos también “reciben la gracia de la indulgencia plenaria y del Jubileo siempre que cumplan con las condiciones anteriores”.

Si ya entendiste qué es una Puerta Santa ¿Qué estás esperando para cruzarla? Averigua cuántas hay en tu diócesis y comienza tu peregrinación espiritual.

PAPA FRANCISCO: NO NOS SALVAN EL PODER NI EL DINERO SINO LA SENCILLEZ DE LAS COSAS DE DIOS


Papa Francisco: No nos salvan el poder ni el dinero sino la sencillez de las cosas de Dios



 (ACI/EWTN Noticias).- En su homilía en la Misa celebrada esta mañana en la capilla de la Casa Santa Marta, el Papa Francisco subrayó que la salvación no viene de los poderes ni de “algo majestuoso”, sino “de lo pequeño” y la simplicidad de las cosas de Dios.

“En nuestra imaginación”, lamentó Francisco, “la salvación debe venir de algo grande, de algo majestuoso; solo nos salvan los poderosos, aquellos que tienen fuerza, que tienen dinero, que tienen poder: estos pueden salvarnos. ¡Y el plan de Dios es otro!”.

“La salvación solo viene de lo pequeño, de la simplicidad de las cosas de Dios”, aseguró.

En su homilía, el Santo Padre destacó en las lecturas de hoy el tema del “desprecio”, como el de Naamán, el Sirio pide al profeta Eliseo ser curado pero no aprecia el modo sencillo en el que se produciría esta curación. O el de los pobladores de Nazaret, que se indignan ante las palabras de Jesús.



Esa indignación, indicó el Papa, se debe a que el proyecto de la salvación de Dios no sigue nuestros esquemas, y no es “como nosotros pensamos que es la salvación, aquella salvación que todos nosotros queremos”.

Francisco recordó que los saduceos “buscaban la salvación en los acuerdos con los poderes del mundo, con el Imperio… unos con los acuerdos clericales, otros con los acuerdos políticos, buscaban la salvación así”.

“Cuando Jesús hace la propuesta del camino de salvación jamás habla de cosas grandes”, sino “de cosas pequeñas”, subrayó.

“Como preparación a la Pascua, yo los invito –también lo haré yo– a leer las Bienaventuranzas y a leer Mateo 25, y pensar y ver si algo de esto me indigna, me quita la paz. Porque la indignación es un lujo que sólo pueden permitirse los vanidosos, los orgullosos”.

El Papa destacó que “si al final de las Bienaventuranzas Jesús dice una palabra que parece… ‘Pero, ¿por qué dice esto?’. ‘Bienaventurado aquel que no se escandaliza de mí’, que no tiene desdén de esto, que no siente indignación”.

Francisco reiteró que “nos hará bien dedicar un poco de tiempo –hoy, mañana– y leer las Bienaventuranzas, leer Mateo 25, y estar atentos a lo que sucede en nuestro corazón: si hay algo de indignación y pedir la gracia al Señor de comprender que la única vía de la salvación es la ‘locura de la Cruz’, es decir el aniquilamiento del Hijo de Dios, del hacerse pequeño”.

sábado, 27 de febrero de 2016

PAPA FRANCISCO: LA CARIDAD ES EL FUNDAMENTO DE LA HISTORIA DE LA IGLESIA Y DE TODO HOMBRE

Papa Francisco: La caridad es el fundamento de la historia de la Iglesia y de todo hombre
Por Alvaro de Juana


(ACI).- “¡Cuánto desearía que en la Iglesia cada fiel, cada institución, cada actividad revelara que Dios ama al hombre!”, dijo esta mañana en el Vaticano el Papa Francisco.

Al recibir en audiencia a los participantes del Congreso Internacional promovido por el Pontificio Consejo Cor Unum sobre el tema “La caridad no tendrá fin jamás”, Perspectivas a diez años de la Encíclica Deus Caritas est”, el Santo Padre señaló que la caridad es el fundamento de la historia de la Iglesia.

“Es la historia del amor que hemos recibido de Dios y debemos llevar al mundo: esta caridad recibida y dada es el fundamento de la historia de la Iglesia y de la historia de cada uno de nosotros”. 

Deus Caritas est fue la primera encíclica de Benedicto XVI publicada en diciembre de 2005 y “trata un tema que permite recorrer toda la historia de la Iglesia que, entre otras cosas, es una historia de caridad”, según manifestó Francisco.



Francisco añadió que “la caridad, por tanto, está en el centro de la vida de la Iglesia, y es verdaderamente su corazón, como decía santa Teresa del Niño Jesús”.

Sobre el Jubileo de la Misericordia que se está celebrando ahora mismo señaló que “nos brinda también la ocasión de volver a este corazón palpitante de nuestra vida y de nuestro testimonio, al centro del anuncio de fe: Dios es amor”.

“Dios no tiene simplemente el deseo o la capacidad de amar; Dios es caridad: la caridad es su esencia, su naturaleza. Él es único, pero no es solitario; no puede estar solo, no puede cerrarse en sí mismo, porque es comunión, es caridad, y la caridad por naturaleza se comunica, se difunde. Así, Dios asocia al hombre a su vida de amor y, aunque el hombre se aleje de él, él no permanece distante sino que le sale al encuentro”.

En definitiva, “Caridad y misericordia están tan estrechamente vinculadas porque son el modo de ser y de actuar de Dios: su identidad y su nombre”.

Volviendo a la encíclica, Francisco subrayó dos rasgos: “nos recuerda es precisamente el rostro de Dios” y que “esta caridad quiere verse reflejada cada vez más en la vida de la Iglesia”.

Sobre el primer aspecto explicó que Dios “derrama incansablemente su caridad sobre nosotros y nosotros estamos llamados a ser testigos de este amor en el mundo. Por eso, debemos ver la caridad divina como la brújula que orienta nuestra vida, antes de encaminarnos en cualquier actividad”.

Sobre el segundo comentó que “la misión que desempeñan nuestros organismos de caridad es importante, porque acercan a muchas personas pobres a una vida más digna, más humana, y esto es algo muy necesario; es una misión importantísima porque, no con palabras, sino con el amor concreto puede hacer sentir a todo hombre que el Padre le ama, que es hijo suyo, destinado a la vida eterna con Dios”.

PAPA FRANCISCO CUENTA A LOS NIÑOS QUIÉNES SON LOS TRES SANTOS QUE LE LLEGAN AL CORAZÓN


Papa Francisco cuenta a los niños quiénes son los tres santos que le “llegan al corazón”




 (ACI).- Hace pocos días el Papa Francisco sostuvo un animado encuentro con un grupo de niños y sus padres, a quienes le contó cuáles son sus tres santos amigos: Santa Teresita del Niño Jesús, San Francisco y San Ignacio de Loyola.

Según señala Radio Vaticano, el Santo Padre respondió así a una de las preguntas que le hizo uno de los pequeños el pasado 22 de febrero en el Aula Pablo VI en ocasión de la publicación del libro “El amor antes del mundo. El Papa Francisco escribe a los niños” publicado por la casa editorial Loyola Press de los sacerdotes jesuitas estadounidenses.

“¿Qué santo usted admira más?”, preguntó uno de los niños presentes, y el Papa respondió: “tengo varios santos amigos, no sé a cuál admiro más, pero soy amigo de Santa Teresita del Niño Jesús, soy amigo de San Ignacio, soy amigo de San Francisco y los admiro a cada cual por alguna cosa. Pero yo diría que son los tres, quizás, que más me llegan al corazón”.

Luego de saludar en italiano, inglés y español, el Papa afirmó que “las preguntas más difíciles que me han hecho, no fueron en los exámenes los profesores, sino las que me hicieron los chicos”.



Francisco dijo que “contestar a una pregunta de un chico a uno lo pone en dificultad”, “porque el chico tiene algo que ve lo esencial y lo pregunta directamente, y eso produce un efecto en quien escucha la pregunta de maduración interior. O sea, los chicos hacen madurar a los grandes con sus preguntas”.

A otra de las preguntas de los niños, sobre si es difícil ser Papa, el Pontífice dijo que “es fácil y es difícil, como la vida de cualquier persona. Es fácil porque tenés mucha gente que te ayuda. Por ejemplo, ustedes, me están ayudando a mí ahora, porque mi corazón está más feliz y voy a poder trabajar mejor y hacer mejores cosas. Hay momentos difíciles porque las dificultades en todos los trabajos existen”.

Una niña argentina lo cuestiona luego "¿si no fuera Papa, qué quisiera ser?’", Francisco contesta: “¿Digo la verdad? Cuando yo tenía tu edad, si más o menos, la tuya. Cuando tenía la edad de ustedes iba con mi mamá o con mi abuela al mercado a comprar las cosas. En aquella época no había supermarket sino había el mercado en la calle, se llamaba feria, y estaba el puesto de la verdura, de la fruta, de la carne. Y a mí me gustaba ver cómo el carnicero cortaba la carne, con que arte. Entonces, yo dije que quería ser carnicero. Después estudié química, pero esa fue la primera vocación”.

¿Cómo se siente ser Papa?, pregunta otra niña: “Me siento tranquilo. Dios me dio la gracia de no perder la paz, es una gracia de Dios. Y me siento como que estoy terminando mi vida así, con mucha paz. Me siento bien por eso, porque siento que Dios me da paz. Y también me da alegría, por ejemplo, este encuentro con ustedes me da mucha alegría”.

El Papa Francisco agradeció la visita y afirmó que “para Jesús los niños eran como el reflejo del camino hacia el Padre. Cuando me encuentro con chicos salgo rejuvenecido, dan vida, y rezo por ellos, para que la vida de ellos sea buena”.

Con atención Francisco recibió después los regalos que los niños le llevaron: chocolates belgas, un silbato irlandés, unas botas de Australia, dulces de Sicilia, una estatuilla de Kenia, alfajores de Argentina.

A la niña china de She Shan el Papa le contó que en su oratorio tiene una imagen en la que está la Virgen de ese lugar y que a Ella le reza todos los días por China.