jueves, 31 de diciembre de 2015

EXISTE EL DEMONIO Y HAY UNA GUERRA CONTRA LA VERDAD Y LA VIDA, ADVIERTE EL PAPA FRANCISCO


Existe el demonio y hay una guerra contra la verdad y la vida, advierte el Papa Francisco
Por Alvaro de Juana



 (ACI).- El Papa Francisco habló hoy en el Vaticano de la existencia de una lucha entre el bien y el mal, que no es otra que “la del demonio contra Dios”.

Al recibir esta mañana en el Aula Pablo VI a seis mil “Niños Cantores” de 127 coros y 18 países, Francisco recordó que hasta el final de los tiempos existirá esa maldad, pero también aseguró que Dios hace muchas cosas buenas y denunció que la televisión parece empeñada en ocultarlas.

“Hay mucha gente que sufre en el mundo hoy: hay guerras, en África, en Oriente Medio, donde ha nacido Jesús, en Ucrania… en muchos sitios, en América latina…”, dijo sobre la situación actual del mundo.

El Papa explicó que las guerras causan “pobreza, dolor, mal” y pidió a los jóvenes cantores que piensen en los niños que lo sufren.



“Hay niños que no tienen qué comer en el mundo, que no pueden ir a la escuela por la guerra, la pobreza o porque no las hay. Hay niños que cuando se enferman no pueden ir al hospital. Recen por estos niños”.

“¿El mundo será siempre así?”, se preguntó.  “Puede mejorar, pero hay algo de lo que no gusta hablar, pero se debe hablar. En el mundo existe la lucha entre el bien y el mal, dicen los filósofos. Es la lucha entre el demonio y Dios. Esto existe todavía. Cuando a cada uno de nosotros le vienen las ganas de hacer una maldad. Esa pequeña maldad es una inspiración del diablo. Que a través de la debilidad que ha dejado en nosotros el pecado original te lleva a esto. Se hace el mal en las pequeñas cosas como en las cosas grandes”, señaló.

“Es una guerra contra la verdad de Dios, la verdad de la vida, contra la alegría. Esta lucha entre el diablo y Dios dice la Biblia que continuará hasta el fin”, explicó.

“Todos tenemos dentro un campo de batalla, se lucha entre el bien y el mal, tenemos tentaciones, y tenemos que hablar con los párrocos o los catequistas sobre estas cosas para conocer el bien”.

Francisco también dijo que existen muchas cosas buenas en el mundo. “¿Por qué estas cosa no se publicitan? Parece que a la gente le gusta más ver noticias malas y feas”.

Puso de ejemplo África, donde también hay “misioneros, sacerdotes, religiosas, que han dejado toda su vida allí predicando el Evangelio, en pobreza”.

Estas cosas no se ven en la televisión porque “hay esta atracción por el mal, parece que gusta más ver las cosas feas que las cosas buenas y grandes”. “El diablo hace de las suyas, pero también Dios hace de las suyas y hay mucha gente santa en el mundo, en el trabajo, en las familias, mucho abuelos… y esto no se ve en la televisión porque esto no da rating o audiencia, no da publicidad”, aseguró.

Parece “que con las cosas buenas la gente se aburre, o no saben presentar bien las cosas buenas”, denunció. “Cuando vean ustedes la televisión en su casa recuerden esto: hay una lucha entre el bien y el mal” es “la lucha entre Dios y el diablo”. “Pero hay mucha gente santa, que da la vida por ayudar a los otros”.

“¿Por qué en la televisión no se ven monjas de clausura que se pasan la vida rezando por nosotros? Esto no interesa, quizás interesan más los joyeros de una vida importante que se hacen ver, las cosas que se hacen vanidad. No nos dejemos engañar. En el mundo hay cosas, feas, feas, feas, es el trabajo del diablo contra Dios, pero hay cosas santas, grandes cosas que son la obra de Dios. Existen los santos escondidos, aquellos que no vemos”. 

FELIZ AÑO SANTO 2016 - PENSAMIENTO DEL PAPA FRANCISCO


sábado, 26 de diciembre de 2015

PAPA FRANCISCO PIDE ACABAR CON LAS GUERRAS, AYUDAR A LOS REFUGIADOS Y PROTEGER A LOS DÉBILES


El Papa pide acabar con las guerras, ayudar a los refugiados y proteger a los más débiles



 (ACI).- El Papa Francisco dirigió este viernes su mensaje Urbi et Orbi (a la ciudad y al mundo) con ocasión de la fiesta de Navidad. En él aseguró que solo el Señor “nos puede salvar”. “Sólo la misericordia de Dios puede liberar a la humanidad de tantas formas de mal, a veces monstruosas, que el egoísmo genera en ella. La gracia de Dios puede convertir los corazones y abrir nuevas perspectivas para realidades humanamente insuperables”.

El Papa Francisco impartió a las 12 horas de Roma la tradicional bendición desde el balcón de la Basílica de San Pedro y también recordó a los cristianos perseguidos y todos aquellos que sufren conflictos en diversos países del mundo como Irak, Siria, Ucrania, países de África, Libia, Líbano Burundi. Pidió que los israelíes y palestinos retomen los diálogos de paz y lleguen a acuerdos que les permitan vivir en armonía y recordó especialmente a los golpeados por “los atroces actos terroristas” en París, Egipto y otros lugares.


A continuación, el mensaje completo del Papa Francisco durante la Bendición Urbi et Orbi en la Solemnidad de Navidad:

Queridos hermanos y hermanas, feliz Navidad.

Cristo nos ha nacido, exultemos en el día de nuestra salvación.

Abramos nuestros corazones para recibir la gracia de este día, que es Él mismo: Jesús es el «día» luminoso que surgió en el horizonte de la humanidad. El día de la misericordia, en el cual Dios Padre ha revelado a la humanidad su inmensa ternura. Día de luz que disipa las tinieblas del miedo y de la angustia. Día de paz, en el que es posible encontrarse, dialogar, reconciliarse. Día de alegría: una «gran alegría» para los pequeños y los humildes, para todo el pueblo (cf. Lc 2,10).



En este día, ha nacido de la Virgen María Jesús, el Salvador. El pesebre nos muestra la «señal» que Dios nos ha dado: «un niño recién nacido envuelto en pañales y acostado en un pesebre» (Lc 2,12). Como los pastores de Belén, también nosotros vamos a ver esta señal, este acontecimiento que cada año se renueva en la Iglesia. La Navidad es un acontecimiento que se renueva en cada familia, en cada parroquia, en cada comunidad que acoge el amor de Dios encarnado en Jesucristo. Como María, la Iglesia muestra a todos la «señal» de Dios: el niño que ella ha llevado en su seno y ha dado a luz, pero que es el Hijo del Altísimo, porque «proviene del Espíritu Santo» (Mt 1,20). Por eso es el Salvador, porque es el Cordero de Dios que toma sobre sí el pecado del mundo (cf. Jn 1,29). Junto a los pastores, postrémonos ante el Cordero, adoremos la Bondad de Dios hecha carne, y dejemos que las lágrimas del arrepentimiento llenen nuestros ojos y laven nuestro corazón.

Sólo él, sólo él nos puede salvar. Sólo la misericordia de Dios puede liberar a la humanidad de tantas formas de mal, a veces monstruosas, que el egoísmo genera en ella. La gracia de Dios puede convertir los corazones y abrir nuevas perspectivas para realidades humanamente insuperables.

Donde nace Dios, nace la esperanza. Donde nace Dios, nace la paz. Y donde nace la paz, no hay lugar para el odio ni para la guerra. Sin embargo, precisamente allí donde el Hijo de Dios vino al mundo, continúan las tensiones y las violencias y la paz queda como un don que se debe pedir y construir. Que los israelíes y palestinos puedan retomar el diálogo directo y alcanzar un entendimiento que permita a los dos pueblos convivir en armonía, superando un conflicto que les enfrenta desde hace tanto tiempo, con graves consecuencias para toda la región.

Pidamos al Señor que el acuerdo alcanzado en el seno de las Naciones Unidas logre cuanto antes acallar el fragor de las armas en Siria y remediar la gravísima situación humanitaria de la población extenuada. Es igualmente urgente que el acuerdo sobre Libia encuentre el apoyo de todos, para que se superen las graves divisiones y violencias que afligen el país. Que toda la Comunidad internacional ponga su atención de manera unánime en que cesen las atrocidades que, tanto en estos países como también en Irak, Yemen y en el África subsahariana, causan todavía numerosas víctimas, provocan enormes sufrimientos y no respetan ni siquiera el patrimonio histórico y cultural de pueblos enteros. Quiero recordar también a cuantos han sido golpeados por los atroces actos terroristas, particularmente en las recientes masacres sucedidas en los cielos de Egipto, en Beirut, París, Bamako y Túnez.

Que el Niño Jesús les dé consuelo y fuerza a nuestros hermanos, perseguidos por causa de su fe en distintas partes del mundo. Son nuestros mártires de hoy.

Pidamos Paz y concordia para las queridas poblaciones de la República Democrática del Congo, de Burundi y del Sudán del Sur para que, mediante el diálogo, se refuerce el compromiso común en vista de la edificación de sociedades civiles animadas por un sincero espíritu de reconciliación y de comprensión recíproca.

Que la Navidad lleve la verdadera paz también a Ucrania, ofrezca alivio a quienes padecen las consecuencias del conflicto e inspire la voluntad de llevar a término los acuerdos tomados, para restablecer la concordia en todo el país.

Que la alegría de este día ilumine los esfuerzos del pueblo colombiano para que, animado por la esperanza, continúe buscando con tesón la anhelada paz.

Donde nace Dios, nace la esperanza¸ y donde nace la esperanza, las personas encuentran la dignidad. Sin embargo, todavía hoy muchos hombres y mujeres son privados de su dignidad humana y, como el Niño Jesús, sufren el frío, la pobreza y el rechazo de los hombres.

Que hoy llegue nuestra cercanía a los más indefensos, sobre todo a los niños soldado, a las mujeres que padecen violencia, a las víctimas de la trata de personas y del narcotráfico.

Que no falte nuestro consuelo a cuantos huyen de la miseria y de la guerra, viajando en condiciones muchas veces inhumanas y con serio peligro de su vida.

Que sean recompensados con abundantes bendiciones todos aquellos, personas privadas o Estados, que trabajan con generosidad para socorrer y acoger a los numerosos emigrantes y refugiados, ayudándoles a construir un futuro digno para ellos y para sus seres queridos, y a integrarse dentro de las sociedades que los reciben.

Que en este día de fiesta, el Señor vuelva a dar esperanza a cuantos no tienen trabajo y sostenga el compromiso de quienes tienen responsabilidades públicas en el campo político y económico para que se empeñen en buscar el bien común y tutelar la dignidad toda vida humana.

Donde nace Dios, florece la misericordia. Este es el don más precioso que Dios nos da, particularmente en este año jubilar, en el que estamos llamados a descubrir la ternura que nuestro Padre celestial tiene con cada uno de nosotros.

Que el Señor conceda, especialmente a los presos, la experiencia de su amor misericordioso que sana las heridas y vence el mal. Y de este modo, hoy todos juntos exultemos en el día de nuestra salvación. Contemplando el portal de Belén, fijemos la mirada en los brazos de Jesús que nos muestran el abrazo misericordioso de Dios, mientras escuchamos el gemido del Niño que nos susurra: «Por mis hermanos y compañeros voy a decir: “La paz contigo”» (Sal 121 [122], 8).

EL PAPA FRANCISCO EN NOCHEBUENA: HOY HA NACIDO EL HIJO DE DIOS, TODO CAMBIA, YA NO ESTAMOS SOLOS


El Papa en Nochebuena: Hoy ha nacido el Hijo de Dios, todo cambia, ya no estamos solos




(ACI).- El Papa Francisco presidió a las 21:30 horas de Roma, en la Basílica de San Pedro del Vaticano, la Santa Misa de la Noche del Nacimiento del Señor.

En la homilía, el Pontífice recordó el sentido último de la Navidad: "hoy ha nacido el Hijo de Dios: todo cambia. El Salvador del mundo viene a compartir nuestra naturaleza humana, no estamos ya solos ni abandonados".

El Papa invitó a no estar tristes puesto que “la promesa se ha cumplido, por fin se ha realizado. El gozo y la alegría nos aseguran que el mensaje contenido en el misterio de esta noche viene verdaderamente de Dios”.

El Papa aseguró que no hay lugar para la duda y únicamente son los escépticos aquellos que “interrogando sólo a la razón, no encuentran nunca la verdad”.



“El Salvador del mundo viene a compartir nuestra naturaleza humana, no estamos ya solos ni abandonados”, dijo Francisco. “En esta noche se nos muestra claro el camino a seguir para alcanzar la meta. Ahora tiene que cesar el miedo y el temor, porque la luz nos señala el camino hacia Belén, agregó.

Francisco pidió a los fieles dejarse abrazar por el Niño Jesús y “tener un comportamiento sobrio, es decir, sencillo, equilibrado, lineal, capaz de entender y vivir lo que es importante” en un mundo “de consumo y de placeres, de abundancia y de lujo, de apariencia y de narcisismo”.

Texto completo de la homilía del Papa Francisco en la Santa Misa de Nochebuena:

En esta noche brilla una «luz grande» (Is 9,1); sobre nosotros resplandece la luz del nacimiento de Jesús. Qué actuales y ciertas son las palabras del profeta Isaías, que acabamos de escuchar: «Acreciste la alegría, aumentaste el gozo» (Is 9,2). Nuestro corazón estaba ya lleno de alegría mientras esperaba este momento; ahora, ese sentimiento se ha incrementado hasta rebosar, porque la promesa se ha cumplido, por fin se ha realizado. El gozo y la alegría nos aseguran que el mensaje contenido en el misterio de esta noche viene verdaderamente de Dios. No hay lugar para la duda; dejémosla a los escépticos que, interrogando sólo a la razón, no encuentran nunca la verdad. No hay sitio para la indiferencia, que se apodera del corazón de quien no sabe querer, porque tiene miedo de perder algo. La tristeza es arrojada fuera, porque el Niño Jesús es el verdadero consolador del corazón.

Hoy ha nacido el Hijo de Dios: todo cambia. El Salvador del mundo viene a compartir nuestra naturaleza humana, no estamos ya solos ni abandonados. La Virgen nos ofrece a su Hijo como principio de vida nueva. La luz verdadera viene a iluminar nuestra existencia, recluida con frecuencia bajo la sombra del pecado. Hoy descubrimos nuevamente quiénes somos. En esta noche se nos muestra claro el camino a seguir para alcanzar la meta. Ahora tiene que cesar el miedo y el temor, porque la luz nos señala el camino hacia Belén. No podemos quedarnos inermes. No es justo que estemos parados. Tenemos que ir y ver a nuestro Salvador recostado en el pesebre. Este es el motivo del gozo y la alegría: este Niño «ha nacido para nosotros», «se nos ha dado», como anuncia Isaías (cf. 9,5). Al pueblo que desde hace dos mil años recorre todos los caminos del mundo, para que todos los hombres compartan esta alegría, se le confía la misión de dar a conocer al «Príncipe de la paz» y ser entre las naciones su instrumento eficaz.

Cuando oigamos hablar del nacimiento de Cristo, guardemos silencio y dejemos que ese Niño nos hable; grabemos en nuestro corazón sus palabras sin apartar la mirada de su rostro. Si lo tomamos en brazos y dejamos que nos abrace, nos dará la paz del corazón que no conoce ocaso. Este Niño nos enseña lo que es verdaderamente importante en nuestra vida. Nace en la pobreza del mundo, porque no hay un puesto en la posada para Él y su familia. Encuentra cobijo y amparo en un establo y viene recostado en un pesebre de animales. Y, sin embargo, de esta nada brota la luz de la gloria de Dios. Desde aquí, comienza para los hombres de corazón sencillo el camino de la verdadera liberación y del rescate perpetuo. De este Niño, que lleva grabados en su rostro los rasgos de la bondad, de la misericordia y del amor de Dios Padre, brota para todos nosotros sus discípulos, como enseña el apóstol Pablo, el compromiso de «renunciar a la impiedad» y a las riquezas del mundo, para vivir una vida «sobria, justa y piadosa» (Tt 2,12).

En una sociedad frecuentemente ebria de consumo y de placeres, de abundancia y de lujo, de apariencia y de narcisismo, Él nos llama a tener un comportamiento sobrio, es decir, sencillo, equilibrado, lineal, capaz de entender y vivir lo que es importante. En un mundo, a menudo duro con el pecador e indulgente con el pecado, es necesario cultivar un fuerte sentido de la justicia, de la búsqueda y el poner en práctica la voluntad de Dios. Ante una cultura de la indiferencia, que con frecuencia termina por ser despiadada, nuestro estilo de vida ha de estar lleno de piedad, de empatía, de compasión, de misericordia, que extraemos cada día del pozo de la oración.

Que, al igual que el de los pastores de Belén, nuestros ojos se llenen de asombro y maravilla al contemplar en el Niño Jesús al Hijo de Dios. Y que, ante Él, brote de nuestros corazones la invocación: «Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos tu salvación» (Sal 85,8).

PAPA FRANCISCO: PERDONAR NO ES FÁCIL PERO ASÍ VENCEMOS EL MAL CON EL BIEN


Papa Francisco: Perdonar no es fácil pero así vencemos el mal con el bien





 (ACI/EWTN Noticias).- Al recordar hoy la Fiesta de San Esteban, el primer mártir cristiano, el Papa Francisco alentó a los fieles a entrenarse cotidianamente en el perdón, para así vencer el mal con el bien y el odio con el amor.

“¿Para qué sirve perdonar? ¿Es sólo una buena acción o da resultados? Encontramos una respuesta precisamente en el martirio de Esteban. Entre aquellos por los cuales él imploró el perdón había un joven llamado Saulo; éste perseguía a la Iglesia y trataba de destruirla”, recordó el Santo Padre en su discurso previo al rezo del Ángelus.

Francisco indicó que poco tiempo después “Saulo llegó a ser Pablo, el gran Santo, el Apóstol de las gentes. Había recibido el perdón de Esteban. Podemos decir que Pablo nace de la gracia de Dios y del perdón de Esteban”.

“También nosotros nacemos del perdón de Dios. No solo en el Bautismo, sino cada vez que somos perdonados nuestro corazón renace, es regenerado. Cada paso hacia adelante en la vida de la fe lleva impreso al inicio el signo de la misericordia divina”, señaló.



El Papa subrayó que “solo cuando somos amados podemos amar a nuestra vez”, por lo que “si queremos avanzar en la fe, ante todo es necesario recibir el perdón de Dios; encontrar al Padre, que está dispuesto a perdonar todo y siempre, y que precisamente perdonando cura el corazón y reaviva el amor”.

“Jamás debemos cansarnos de pedir el perdón divino, porque solo cuando somos perdonados, cuando nos sentimos perdonados, aprendemos a perdonar”, explicó.

Sin embargo, advirtió, “perdonar no es una cosa fácil, es siempre muy difícil”. “¿Cómo podemos imitar a Jesús? ¿Por dónde comenzar  para disculpar pequeñas o grandes ofensas que sufrimos cada día? Ante todo por la oración, como hizo Esteban”, dijo.

El Papa señaló luego que para perdonar “se comienza por el propio corazón: podemos afrontar con la oración el resentimiento que experimentamos, encomendando a quien nos ha hecho el mal a la misericordia de Dios: ‘Señor, te pido por él, te pido por ella’”.

“Después se descubre que esta lucha interior  para perdonar purifica del mal y que la oración y el amor nos liberan de las cadenas interiores del rencor. ¡Es tan feo vivir en el rencor!”.

El Santo Padre indicó que “cada día tenemos la ocasión para entrenarnos a perdonar, para vivir esto gesto tan alto que acerca al hombre a Dios”.

“Como nuestro Padre celestial, nos convertimos, también nosotros en misericordiosos, porque a través del perdón vencemos el mal con el bien, transformamos el odio en amor y así hacemos que el mundo sea más limpio”, añadió.

Al finalizar su mensaje, Francisco encomendó a la Virgen María a los que “como San Esteban padecen persecuciones en nombre de la fe, nuestros mártires de hoy, oriente nuestra oración para recibir y donar el perdón. Recibir y donar el perdón”.

miércoles, 23 de diciembre de 2015

PAPA FRANCISCO CONGREGARÍA A DOS MILLONES DE PERSONAS EN CAPITAL DE MÉXICO


Papa Francisco congregaría a dos millones de personas en capital de México




 (ACI).- El secretario de Turismo del DF, Miguel Torruco, estimó que la visita del Papa Francisco a México congregará solo en la capital del país a más de dos millones de personas.

La agencia EFE informó que, según los cálculos del gobierno, la presencia del Santo Padre los días 12, 13 y 14 de febrero en la capital motivará la llegada de 191.220 visitantes y 439.461 excursionistas de la zona metropolitana del Valle de México y de los estados vecinos.

A estos se sumarán los 1,56 millones de capitalinos que se desplazarán a las diferentes zonas donde el Pontífice estará presente.


Francisco llegará el 12 de febrero a la Ciudad de México y al día siguiente se reunirá con el presidente Enrique Peña Nieto, con los obispos en la Catedral y oficiará una Misa en la Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe.

El domingo 14 de febrero celebrará una Misa en el municipio de Ecatepec, en el central Estado de México, visitará un hospital pediátrico de la capital y mantendrá un encuentro con el mundo de la cultura en el Auditorio Nacional.

Según la Nunciatura Apostólica en México, se contará con el apoyo de 10.000 voluntarios en la formación de una valla de protección para los recorridos y actividades de Francisco.

Con más de 300 centros marianos, México es el país con más santuarios católicos en América; y la segunda nación con más católicos en el mundo, después de Brasil.

El censo de 2010 indica que el 84 por ciento de mexicanos son católicos, unos 94 millones de personas.

Además, el gobierno capitalino ha organizado rutas para fomentar el turismo religioso, como el Camino Guadalupano, que incluye los lugares donde la Virgen se apareció a San Juan Diego; así como los Baluartes del catolicismo, un recorrido por los santuarios católicos.

El Papa Francisco visitará México del 12 al 17 de febrero con el lema “Misionero de Misericordia y Paz”.

Las sedes que lo recibirán son la Arquidiócesis Primada de México, la Diócesis de Ecatepec, la Diócesis de San Cristóbal de las Casas, la Arquidiócesis de Tuxtla Gutiérrez, la Arquidiócesis de Morelia y la Diócesis de Ciudad Juárez.

martes, 22 de diciembre de 2015

PAPA FRANCISCO ACONSEJA TRES LUGARES DE LA VIDA DIARIA PARA CELEBRAR MEJOR LA NAVIDAD


Papa Francisco aconseja “tres lugares” de la vida diaria para celebrar mejor la Navidad




 (ACI).- Antes del rezo del Ángelus, el Papa Francisco señaló que el Evangelio del cuarto domingo de Adviento “pone de manifiesto la figura de María”, y aseguró a los fieles que para celebrar de modo provechoso la Navidad, deben detenerse en “tres lugares” del asombro en la vida cotidiana: reconocer al otro como hermano, el estupor de la historia y la Iglesia.

Ante los fieles reunidos en la Plaza de San Pedro, el Pontífice reflexionó sobre el pasaje evangélico en que María visita a su prima Isabel.

“La Virgen, que lleva en sí un don y un misterio más grande aún, va a ver a Isabel y permanece con ella tres meses. En el encuentro entre las dos mujeres – imagínense – una anciana y la otra joven, es la joven, María, quien saluda en primer lugar”.


“”Después de aquel saludo, Isabel se siente envuelta por un gran estupor – no se olviden de esta palabra: estupor. El estupor –. Isabel se siente envuelta por un gran estupor que resuena en sus palabras: ‘¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a visitarme?’. Y se abrazan, se besan gozosas estas dos mujeres: la anciana y la joven, ambas embarazadas”, señaló el  Pontífice.

En ese sentido, aseguró a los fieles que para celebrar de modo provechoso la Navidad, “estamos llamados a detenernos en los ‘lugares’ del estupor. ¿Y cuáles son estos lugares del estupor en la vida cotidiana? Son tres. El primer lugar es el otro, en el cual reconocer a un hermano, porque desde que se produjo el Nacimiento de Jesús, cada rostro lleva impresas las semblanzas del Hijo de Dios. Sobre todo cuando es el rostro del pobre, porque como pobre, Dios entró en el mundo y dejó, ante todo, que los pobres se acercaran a Él”.

“Otro lugar del estupor en el que, si miramos con fe, experimentamos precisamente el estupor es la historia”, dijo Francisco. “Tantas veces creemos que la vemos por el lado justo, y en cambio corremos el riesgo de leerla al revés. Sucede, por ejemplo, cuando ella nos parece determinada por la economía de mercado, regulada por la finanza y las especulaciones, dominada por los poderosos de turno”.

“En cambio, el Dios de la Navidad es un Dios que ‘desordena las cartas’. Le gusta hacerlo, ¡eh!  Como canta María en el Magníficat, es el Señor quien derriba a los poderosos de su trono y eleva a los humildes, colmando de bienes a los hambrientos y despidiendo a los ricos con las manos vacías. Este es el segundo estupor, el estupor de la historia”.

Seguidamente dijo que “un tercer lugar del estupor es la Iglesia: mirarla con el estupor de la fe significa no limitarse a considerarla sólo como una institución religiosa, que es, sino sentirla como una Madre que, aun entre manchas  y arrugas – ¡tenemos tantas! – deja translucir los lineamientos de la Esposa amada y purificada por Cristo Señor”.


“Una Iglesia que sabe reconocer los muchos signos de amor fiel que Dios le envía continuamente. Una Iglesia por la cual el Señor Jesús jamás será una posesión que hay que defender celosamente: los que hacen esto se equivocan, sino siempre Aquel que sale a su encuentro y que ella sabe esperar con confianza y alegría, dando voz a la esperanza del mundo”.

“La Iglesia que llama al Señor: ‘¡Ven, Señor Jesús!’. La Iglesia madre que siempre tiene las puertas abiertas de par en par y los brazos abiertos para acoger a todos. Es más, la Iglesia madre que sale de sus propias puertas para buscar con sonrisa de madre a todos los alejados y llevarlos a la misericordia de Dios. ¡Este es el estupor de la Navidad!”, expresó.

Francisco recordó que “en Navidad Dios se nos da totalmente a Sí mismo donando a su Hijo, el Único que es toda su alegría. Y sólo con el corazón de María, la humilde y pobre hija de Sion, que se convirtió en Madre del Hijo del Altísimo, es posible exultar y alegrarse por el gran don de Dios y por su imprevisible sorpresa”.

En ese sentido, pidió a la Virgen que “nos ayude a percibir el estupor, estos tres estupores: el otro, la historia y la Iglesia; así para el nacimiento de Jesús, el don de los dones, el regalo inmerecido que nos trae la salvación, nos hará sentir también a nosotros este gran estupor en el encuentro con Jesús. Pero no podemos tener este estupor, no podemos encontrar a Jesús, si no lo encontramos en los demás, en la historia y en la Iglesia”.