domingo, 20 de septiembre de 2015

ORACIÓN POR EL PAPA FRANCISCO Y SU VISITA A CUBA


ORACIÓN POR EL PAPA FRANCISCO 
Y SU VISITA A CUBA


Oh, Dios, Padre bueno y rico en misericordia:
por la intercesión de la Virgen de la Caridad,
Madre de tu Hijo y Madre nuestra,
dirige tu mirada amorosa 
y derrama tu gracia
sobre tu siervo el Papa Francisco,
a quien has hecho
Pastor Universal de la Iglesia.

Concédele que su palabra y testimonio de amor
lleguen al corazón del pueblo cubano,
que Él viene a visitar
como misionero de la Misericordia.

Te lo pedimos a Ti,
que vives y reinas con Jesucristo, tu Hijo,
en la unidad del Espíritu Santo,
por los siglos de los siglos.

Amén.

SILLA QUE UTILIZARÁ PAPA FRANCISCO EN CUBA, SILLA UTILIZADA POR JUAN PABLO II Y BENEDICTO XVI

El Papa Francisco usará en esta visita apostólica a Cuba el mismo Trono y la silla que utilizaran sus antecesores Juan Pablo II en 1998 y Benedicto XVI en el año 2012.

Foto: Alfredo Nieves/CubaMinrex

FOTOS DEL PAPA FRANCISCO EN CUBA
















PROGRAMACIÓN DEL PAPA FRANCISCO EN CUBA


DISCURSO DEL PAPA FRANCISCO A SU LLEGADA A CUBA



Discurso del Papa a su llegada a Cuba
19 septiembre 2015


El mundo necesita reconciliación en esta atmósfera de tercera guerra mundial por etapas que estamos viviendo 


Por: Papa Francisco | Fuente: es.radiovaticana.va 



El Papa pisó suelo cubano y lo hizo como “Misionero de la misericordia”. Durante su discurso en la ceremonia de bienvenida en el aeropuerto de La Habana, saludó a las diferentes autoridades y quiso dedicar sus primeras palabras a las personas que por diversos motivos no podrá encontrar en este viaje y a todos “los cubanos dispersos por el mundo”.
Discurso completo del Papa Francisco en la Ceremonia de bienvenida: 

Señor Presidente,
Distinguidas Autoridades,
Hermanos en el Episcopado,
Señoras y señores:
Muchas gracias, Señor Presidente, por su acogida y sus atentas palabras de bienvenida en nombre del Gobierno y de todo el pueblo cubano. Mi saludo se dirige también a las autoridades y a los miembros del Cuerpo diplomático que han tenido la amabilidad de hacerse presentes en este acto.
Al Cardenal Jaime Ortega y Alamino, Arzobispo de La Habana, a Monseñor Dionisio Guillermo García Ibáñez, Arzobispo de Santiago de Cuba y Presidente de la Conferencia Episcopal, a los demás Obispos y a todo el pueblo cubano, les agradezco su fraterno recibimiento.
Gracias a todos los que se han esmerado para preparar esta visita pastoral. Y quisiera pedirle a Usted, Señor Presidente, que transmita mis sentimientos de especial consideración y respeto a su hermano Fidel. A su vez, quisiera que mi saludo llegase especialmente a todas aquellas personas que, por diversos motivos, no podré encontrar y a todos los cubanos dispersos por el mundo.
Como usted, Señor Presidente, señaló, este año 2015 se celebra el 80 aniversario del establecimiento de relaciones diplomáticas ininterrumpidas entre la República de Cuba y la Santa Sede. La Providencia me permite llegar hoy a esta querida Nación, siguiendo las huellas indelebles del camino abierto por los inolvidables viajes apostólicos que realizaron a esta Isla mis dos predecesores, san Juan Pablo II y Benedicto XVI. Sé que su recuerdo suscita gratitud y cariño en el pueblo y las autoridades de Cuba. Hoy renovamos estos lazos de cooperación y amistad para que la Iglesia siga acompañando y alentando al pueblo cubano en sus esperanzas, y en sus preocupaciones, con libertad y con todos los medios y espacios necesarios para llevar el anuncio del Reino hasta las periferias existenciales de la sociedad.
Este viaje apostólico coincide además con el I Centenario de la declaración de la Virgen de la Caridad del Cobre como Patrona de Cuba, por Benedicto XV. Fueron los veteranos de la Guerra de la Independencia, movidos por sentimientos de fe y patriotismo, quienes pidieron que la Virgen mambisa fuera la patrona de Cuba como nación libre y soberana. Desde entonces, Ella ha acompañado la historia del pueblo cubano, sosteniendo la esperanza que preserva la dignidad de las personas en las situaciones más difíciles y abanderando la promoción de todo aquello lo que dignifica al ser humano. Su creciente devoción es testimonio visible de la presencia de la Virgen en el alma del pueblo cubano. En estos días tendré ocasión de ir al Cobre, como hijo y como peregrino, para pedirle a nuestra Madre por todos sus hijos cubanos y por esta querida Nación, para que transite por los caminos de justicia, paz, libertad y reconciliación.
Geográficamente, Cuba es un archipiélago que mira hacia todos los caminos, con un valor extraordinario como «llave» entre el norte y el sur, entre el este y el oeste. Su vocación natural es ser punto de encuentro para que todos los pueblos se reúnan en amistad, como soñó José Martí, «por sobre la lengua de los istmos y la barrera de los mares» (La Conferencia Monetaria de las Repúblicas de América, en Obras escogidas II, La Habana 1992, 505). Ese mismo fue el deseo de san Juan Pablo II con su ardiente llamamiento a «que Cuba se abra con todas sus magníficas posibilidades al mundo y que el mundo se abra a Cuba» (Discurso en la ceremonia de llegada, 21-1-1998, 5).
Desde hace varios meses, estamos siendo testigos de un acontecimiento que nos llena de esperanza: el proceso de normalización de las relaciones entre dos pueblos, tras años de distanciamiento. Es un proceso, es un signo de la victoria de la cultura del encuentro, del diálogo, del «sistema del acrecentamiento universal… por sobre el sistema, muerto para siempre, de dinastía y de grupos», decía José Martí (José Martí, ibíd.). Animo a los responsables políticos a continuar avanzando por este camino y a desarrollar todas sus potencialidades, como prueba del alto servicio que están llamados a prestar a en favor de la paz y el bienestar de sus pueblos, y de toda América, y como ejemplo de reconciliación para el mundo entero. El mundo necesita reconciliación en esta atmósfera de tercera guerra mundial por etapas que estamos viviendo.
Pongo estos días bajo la intercesión de la Virgen de la Caridad del Cobre, de los beatos Olallo Valdés y José López Piteira y del venerable Félix Varela, gran propagador del amor entre los cubanos y entre todos los hombres, para que aumenten nuestros lazos de paz, solidaridad y respeto mutuo.
Nuevamente, muchas gracias, Señor Presidente.

viernes, 18 de septiembre de 2015

VISITA DEL PAPA FRANCISCO ALENTARÁ LA RECONCILIACIÓN Y EL PERDÓN EN CUBA, DICE OBISPO


Visita del Papa alentará la reconciliación
 y el perdón en Cuba, dice Obispo
Por Blanca Ruiz

Papa Francisco confesándose. Foto: L'Osservatore Romano.




LA HABANA, 17 Sep. 15 / 02:14 am (ACI/EWTN Noticias).- Mons. Domingo Oropesa es un misionero de origen español que sirve como Obispo de Cienfuegos en Cuba desde hace ocho años. Obras Misionales Pontificias ha hablado con él sobre el próximo viaje del Papa Francisco a la isla de Cuba después de que mediara en la apertura de las relaciones diplomáticas de la Isla con Estados Unidos. El Prelado ha destacado la necesidad del perdón y reconciliación en el país y en toda la comunidad internacional.

El Obispo ha subrayado que ante el próximo inicio del Año de la Misericordia se decidió el lema del viaje del Papa “Misionero de la Misericordia”.

Además ha explicado que los obispos cubanos llevan años insistiendo en el tema de la reconciliación. “Es importante que cada cual examine su vida con sus obras, a mayores responsabilidades más largo examen, y quien deba pedir perdón que lo pida y que los dañados lo perdonen”, afirma.

Mons. Oropesa explica que la Iglesia en Cuba actualmente goza de libertad para el culto y que los cristianos “no tienen impedimentos” para declararse como tal en la sociedad. “No hay mayores dificultades para hablar de Cristo en Cuba. Falta, eso sí, el poder contar con colegios religiosos como hace años”, asegura el Prelado.

Pero, según explica el Obispo, “el problema es la escasez de sacerdotes, de diáconos permanentes, de religiosos y religiosas y de laicos para poder evangelizar a quienes no conocen a Cristo. Muchísimo por hacer para muy pocos”.

Mons. Oropesa explica que con esta visita la Isla será bendecida con la llegada de tres Pontífices: “yo diría que ha sido Dios en su amor providente quien nos ha enviado a tres sucesores de Pedro en muy poco tiempo. Esto ha supuesto, supone y supondrá unas inmensas bendiciones para todo el pueblo cubano. Es seguro que se necesitaba y se necesita esta presencia de Cristo en Cuba por medio de los tres papas”.

Además ha destacado que esta visita “servirá de apoyo a las nuevas formas de relación entre ambos países y nos ayudará para que siempre prevalezca el diálogo dentro de las mutuas relaciones con deseos de colaboración, con respeto mutuo, y que como sabemos son intereses gratos y aplaudidos a nuestro Papa”.

En ese sentido ha recordado que “se está cumpliendo poco a poco lo que pidió San Juan Pablo II hace diecisiete años: ‘que Cuba se abra al mundo y que el mundo se abra a Cuba’”.

PAPA FRANCISCO CUENTA QUE PORTA CRUCIFIJO DE SACERDOTE ASESINADO POR TERRORISTA EN IRAK

Papa Francisco cuenta que porta crucifijo de sacerdote asesinado por terroristas en Irak



VATICANO, 17 Sep. 15 / 11:39 am (ACI).- El Papa Francisco contó hoy que lleva consigo la cruz de un sacerdote iraquí asesinado por los terroristas del llamado Estado Islámico. Lo reveló esta mañana al recibir en audiencia en el Aula Pablo VI a cinco mil jóvenes consagrados con motivo del Año de la Vida Consagrada.

“Antes que nada, se que entre ustedes hay consagrados y consagradas de Irak y de Siria”, dijo al inicio de la audiencia, y señaló que "querría comenzar dedicando un pensamiento a nuestros mártires de Irak y de Siria, nuestros mártires de hoy”.


“Quizás ustedes conozcan a muchos o a algunos… hace algunos días, en la Plaza, un sacerdote iraquí se acercó a mí y me dio una cruz pequeña: era la cruz que tuvo en la mano el sacerdote que fue degollado por no renegar de Jesucristo”, dijo.

Después prosiguió: “esta cruz la llevo aquí… a la luz de estos testimonios de nuestros mártires de hoy –que son más mártires que en los primeros siglos–, y también de los mártires de vuestra tierra de Irak y Siria, querría comenzar nuestro diálogo dando gracias al Señor: que su Iglesia cumpla en su Cuerpo aquello que falta a la Pasión de Cristo, todavía hoy, y pidiendo la gracia del pequeñísimo martirio diario, del martirio de todos los días, en el servicio de Jesús y de la vida consagrada”.