lunes, 15 de octubre de 2018

PAPA FRANCISCO CANONIZÓ A PABLO VI, MONSEÑOR ROMERO Y OTROS CINCO NUEVOS SANTOS


Papa Francisco canonizó a Pablo VI, Monseñor Romero y otros cinco nuevos santos
Redacción ACI Prensa
 Foto: Daniel Ibáñez (ACI Prensa)



El Papa Francisco canonizó este domingo 14 de octubre a Pablo VI, Mons. Oscar Romero y otros nuevos cinco santos, durante la multitudinaria Misa que se celebró en la Plaza de San Pedro.

Además del nuevo Papa santo y el Arzobispo de San Salvador, también fueron canonizados los sacerdotes italianos Francesco Spinelli y Vincenzo Romano, las religiosas María Caterina Kasper y Nazaria Ignacia de Santa Teresa de Jesús March Mesa, y el laico italiano Nunzio Sulprizio.


El Santo Padre leyó la fórmula de canonización luego de la solicitud del Prefecto de la Congregación para la Causa de los Santos, Cardenal Giovanni Angelo Becciu, para que los siete beatos sean inscritos en el libro de los santos; y tras la lectura de una breve reseña biográfica de cada uno.

Para la Misa el Pontífice portó el báculo pastoral de Pablo VI y el palio de su predecesor. Además vistió una reliquia de Mons. Romero: el cíngulo que usó el día en que fue asesinado en San Salvador y que está manchado de sangre. Asimismo, para la Eucaristía, el Papa Francisco usará el cáliz de Pablo VI.

En la Misa también estuvieron presentes las siguientes reliquias: la camiseta que usó Pablo VI en el atentado que sufrió en Filipinas y que está manchada de sangre, fragmentos óseos de Mons. Romero, Francesco Spinelli, Vincenzo Romano, Nunzio Sulprizio y María Caterina Kasper, y un mechón de cabello de Nazaria Ignacia March Mesa.

Durante la homilía, el Pontífice dijo a los fieles que una característica común de los nuevos santos es que supieron amar a Jesús con radicalidad.


Este domingo 14 de octubre el Papa Francisco presidió la Misa de canonización de Pablo VI, Mons. Oscar Romero, las religiosas Nazaria Ignacia de Santa Teresa de Jesús March Mesa y María Caterina...

Francisco recordó que Jesús no se conforma con recibir un poco. “Jesús es radical. Él lo da todo y lo pide todo: da un amor total y pide un corazón indiviso”, afirmó.

“También hoy se nos da como pan vivo; ¿podemos darle a cambio las migajas? A Él, que se hizo siervo nuestro hasta el punto de ir a la Cruz por nosotros, no podemos responderle sólo con la observancia de algún precepto”.

“A Él, que nos ofrece la vida eterna, no podemos darle un poco de tiempo sobrante. Jesús no se conforma con un ‘porcentaje de amor’: no podemos amarlo al veinte, al cincuenta o al sesenta por ciento. O todo o nada”, señaló.

La Misa fue concelebrada por el Arzobispo de San Salvador, Mons. José Luis Escobar Alas; el Obispo Auxiliar, Cardenal Gregorio Rosa Chávez; el Arzobispo de Madrid, Cardenal Carlos Osoro; el Obispo de Potosí (Bolivia), Mons. Ricardo Centellas; el Arzobispo de Nápoles, Cardenal Crescenzio Sepe, entre otros.









Homilía del Papa en la canonización de Pablo VI, Mons. Romero y otros cinco nuevos santos
Redacción ACI Prensa




Este domingo 14 de octubre el Papa Francisco presidió la Misa de canonización de Pablo VI, Mons. Oscar Romero, las religiosas Nazaria Ignacia de Santa Teresa de Jesús March Mesa y María Caterina Kasper, los sacerdotes Francesco Spinelli y Vincenzo Romano, y el laico Nunzio Sulprizio.

A continuación la homilía pronunciada por el Santo Padre:

La segunda lectura nos ha dicho que «la palabra de Dios es viva y eficaz, más tajante que espada de doble filo» (Hb 4,12). Es así: la palabra de Dios no es un conjunto de verdades o una edificante narración espiritual; no, es palabra viva, que toca la vida, que la transforma. Allí, Jesús en persona, que es la palabra viva de Dios, nos habla al corazón.


El Evangelio, en particular, nos invita a encontrarnos con el Señor, siguiendo el ejemplo de ese «uno» que «se le acercó corriendo» (cf. Mc 10,17). Podemos identificarnos con ese hombre, del que no se dice el nombre en el texto, como para sugerir que puede representar a cada uno de nosotros. Le pregunta a Jesús cómo «heredar la vida eterna» (v. 17). Él pide la vida para siempre, la vida en plenitud: ¿quién de nosotros no la querría? Pero, vemos que la pide como una herencia para poseer, como un bien que hay que obtener, que ha de conquistarse con las propias fuerzas. De hecho, para conseguir este bien ha observado los mandamientos desde la infancia y para lograr el objetivo está dispuesto a observar otros mandamientos; por esto pregunta: «¿Qué debo hacer para heredar?».

La respuesta de Jesús lo desconcierta. El Señor pone su mirada en él y lo ama (cf. v. 21). Jesús cambia la perspectiva: de los preceptos observados para obtener recompensas al amor gratuito y total. Aquella persona hablaba en términos de oferta y demanda, Jesús le propone una historia de amor. Le pide que pase de la observancia de las leyes al don de sí mismo, de hacer por sí mismo a estar con él. Y le hace una propuesta de vida «tajante»: «Vende lo que tienes, dáselo a los pobres […] y luego ven y sígueme» (v. 21). Jesús también te dice a ti: «Ven, sígueme». Ven: no estés quieto, porque para ser de Jesús no es suficiente con no hacer nada malo. Sígueme: no vayas detrás de Jesús solo cuando te apetezca, sino búscalo cada día; no te conformes con observar los preceptos, con dar un poco de limosna y decir algunas oraciones: encuentra en él al Dios que siempre te ama, el sentido de tu vida, la fuerza para entregarte.

Jesús sigue diciendo: «Vende lo que tienes y dáselo a los pobres». El Señor no hace teorías sobre la pobreza y la riqueza, sino que va directo a la vida. Él te pide que dejes lo que paraliza el corazón, que te vacíes de bienes para dejarle espacio a él, único bien. Verdaderamente, no se puede seguir a Jesús cuando se está lastrado por las cosas. Porque, si el corazón está lleno de bienes, no habrá espacio para el Señor, que se convertirá en una cosa más. Por eso la riqueza es peligrosa y –dice Jesús–, dificulta incluso la salvación. No porque Dios sea severo, ¡no! El problema está en nosotros: el tener demasiado, el querer demasiado sofoca nuestro corazón y nos hace incapaces de amar. De ahí que san Pablo recuerde que «el amor al dinero es la raíz de todos los males» (1 Tm 6,10). Lo vemos: donde el dinero se pone en el centro, no hay lugar para Dios y tampoco para el hombre.

Jesús es radical. Él lo da todo y lo pide todo: da un amor total y pide un corazón indiviso.  También hoy se nos da como pan vivo; ¿podemos darle a cambio las migajas? A él, que se hizo siervo nuestro hasta el punto de ir a la cruz por nosotros, no podemos responderle solo con la observancia de algún precepto. A él, que nos ofrece la vida eterna, no podemos darle un poco de tiempo sobrante. Jesús no se conforma con un «porcentaje de amor»: no podemos amarlo al veinte, al cincuenta o al sesenta por ciento. O todo o nada.


Queridos hermanos y hermanas, nuestro corazón es como un imán: se deja atraer por el amor, pero solo se adhiere por un lado y debe elegir entre amar a Dios o amar las riquezas del mundo (cf. Mt 6,24); vivir para amar o vivir para sí mismo (cf. Mc 8,35). Preguntémonos de qué lado estamos. Preguntémonos cómo va nuestra historia de amor con Dios. ¿Nos conformamos con cumplir algunos preceptos o seguimos a Jesús como enamorados, realmente dispuestos a dejar algo para él? Jesús nos pregunta a cada uno personalmente, y a todos como Iglesia en camino: ¿somos una Iglesia que solo predica buenos preceptos o una Iglesia-esposa, que por su Señor se lanza a amar? ¿Lo seguimos de verdad o volvemos sobre los pasos del mundo, como aquel personaje del Evangelio? En resumen, ¿nos basta Jesús o buscamos las seguridades del mundo? Pidamos la gracia de saber dejar por amor del Señor: dejar las riquezas, la nostalgia de los puestos y el poder, las estructuras que ya no son adecuadas para el anuncio del Evangelio, los lastres que entorpecen la misión, los lazos que nos atan al mundo. Sin un salto hacia adelante en el amor, nuestra vida y nuestra Iglesia se enferman de «autocomplacencia egocéntrica» (Exhort. ap. Evangelii gaudium, 95): se busca la alegría en cualquier placer pasajero, se recluye en la murmuración estéril, se acomoda a la monotonía de una vida cristiana sin ímpetu, en la que un poco de narcisismo cubre la tristeza de sentirse imperfecto.

Así sucedió para ese hombre, que –cuenta el Evangelio– «se marchó triste» (v. 22). Se había aferrado a los preceptos y a sus muchos bienes, no había dado su corazón. Y aunque se encontró con Jesús y recibió su mirada amorosa, se fue triste. La tristeza es la prueba del amor inacabado. Es el signo de un corazón tibio. En cambio, un corazón desprendido de los bienes, que ama libremente al Señor, difunde siempre la alegría, esa alegría tan necesaria hoy. El santo Papa Pablo VI escribió: «Es precisamente en medio de sus dificultades cuando nuestros contemporáneos tienen necesidad de conocer la alegría, de escuchar su canto» (Exhort. ap. Gaudete in Domino, 9). Jesús nos invita hoy a regresar a las fuentes de la alegría, que son el encuentro con él, la valiente decisión de arriesgarnos a seguirlo, el placer de dejar algo para abrazar su camino. Los santos han recorrido este camino.

Pablo VI lo hizo, siguiendo el ejemplo del apóstol del que tomó su nombre. Al igual que él, gastó su vida por el Evangelio de Cristo, atravesando nuevas fronteras y convirtiéndose en su testigo con el anuncio y el diálogo, profeta de una Iglesia extrovertida que mira a los lejanos y cuida de los pobres. Pablo VI, aun en medio de dificultades e incomprensiones, testimonió de una manera apasionada la belleza y la alegría de seguir totalmente a Jesús. También hoy nos exhorta, junto con el Concilio del que fue sabio timonel, a vivir nuestra vocación común: la vocación universal a la santidad. No a medias, sino a la santidad. Es hermoso que junto a él y a los demás santos y santas de hoy, se encuentre Monseñor Romero, quien dejó la seguridad del mundo, incluso su propia incolumidad, para entregar su vida según el Evangelio, cercano a los pobres y a su gente, con el corazón magnetizado por Jesús y sus hermanos. Lo mismo puede decirse de Francisco Spinelli, de Vicente Romano, de María Catalina Kasper, de Nazaria Ignacia de Santa Teresa de Jesús y también nuestro joven abruzzese-napolitano, Nunzio Sulprizio: el santo joven, valiente, humilde que supo encontrar a Jesús en el sufrimiento, en el silencio y en el ofrecimiento de sí mismo. Todos estos santos, en diferentes contextos, han traducido con la vida la Palabra de hoy, sin tibieza, sin cálculos, con el ardor de arriesgar y de dejar. Que el Señor nos ayude a imitar su ejemplo.




Canonización de 7 nuevos santos: El Papa recuerda que el amor de Jesús es radical
Redacción ACI Prensa
 Foto: Daniel Ibáñez / ACI Prensa


El Papa Francisco presidió la Misa de canonización del Papa Pablo VI, del Arzobispo de San Salvador Mons. Óscar Romero y de otros cinco nuevos santos este domingo 14 de octubre; e indicó que todos tenían en común que sabían amar a Jesús con absoluta radicalidad.

Así lo señaló el Santo Padre en su homilía, en la que advirtió que Jesús no se conforma con recibir un poco. “Jesús es radical. Él lo da todo y lo pide todo: da un amor total y pide un corazón indiviso”, afirmó.

“También hoy se nos da como pan vivo; ¿podemos darle a cambio las migajas? A Él, que se hizo siervo nuestro hasta el punto de ir a la Cruz por nosotros, no podemos responderle sólo con la observancia de algún precepto”.

“A Él, que nos ofrece la vida eterna, no podemos darle un poco de tiempo sobrante. Jesús no se conforma con un ‘porcentaje de amor’: no podemos amarlo al veinte, al cincuenta o al sesenta por ciento. O todo o nada”.

El Papa señaló que el Evangelio de este domingo es una invitación a encontrarse con el Señor, a amarle con esa radicalidad, y en concreto lo refleja en el joven “que se le acercó corriendo”. En este sentido, Francisco invitó a “identificarnos con ese hombre, del que no se dice el nombre en el texto, como para sugerir que puede representar a cada uno de nosotros”.

La conversación que se produce entre ese joven y Jesús es una conversación que se produce en el interior de cada cristiano a lo largo de su vida de fe.


El joven “le pregunta a Jesús cómo heredar la vida eterna. Él pide la vida para siempre, la vida en plenitud: ¿quién de nosotros no la querría? Pero, vemos que la pide como una herencia para poseer, como un bien que hay que obtener, que ha de conquistarse con las propias fuerzas”.

De hecho, “para conseguir este bien ha observado los mandamientos desde la infancia y para lograr el objetivo está dispuesto a observar otros; por esto pregunta: ‘¿Qué debo hacer para heredar?’”.

El Santo Padre explicó que “la respuesta de Jesús desconcierta” a ese joven. “El Señor pone su mirada en él y lo ama. Jesús cambia la perspectiva: de los preceptos observados para obtener recompensas al amor gratuito y total. Aquella persona hablaba en términos de oferta y demanda, Jesús le propone una historia de amor”.

En concreto, “le pide que pase de la observancia de las leyes al don de sí mismo, de hacer por sí mismo a estar con Él. Y le hace una propuesta de vida ‘tajante’: ‘Vende lo que tienes, dáselo a los pobres (…) y luego ven y sígueme’”.

“Jesús también te dice a ti: ‘Ven, sígueme’”, afirmó Francisco dirigiéndose a los fieles congregados en la Plaza de San Pedro. Entonces, explicó lo que significan esas dos palabras: “ven” y “sígueme”.

“Ven: no estés quieto, porque para ser de Jesús no es suficiente con no hacer nada malo. Sígueme: no vayas detrás de Jesús solo cuando te apetezca, sino búscalo cada día; no te conformes con observar los preceptos, con dar un poco de limosna y decir algunas oraciones: encuentra en él al Dios que siempre te ama, el sentido de tu vida, la fuerza para entregarte”.

El Señor tiene una actitud tajante con aquel joven, pero sus palabras no son de reprobación, sino de amor. Jesús le dice: “Vende lo que tienes y dáselo a los pobres”.

El Pontífice subrayó que “el Señor no hace teorías sobre la pobreza y la riqueza, sino que va directo a la vida. Él te pide que dejes lo que paraliza el corazón, que te vacíes de bienes para dejarle espacio a él, único bien”.

“Verdaderamente, no se puede seguir a Jesús cuando se está lastrado por las cosas. Porque, si el corazón está lleno de bienes, no habrá espacio para el Señor, que se convertirá en una cosa más. Por eso la riqueza es peligrosa y, dice Jesús, dificulta incluso la salvación”.

Dios no es severo, insiste Francisco. “El problema está en nosotros: el tener demasiado, el querer demasiado sofoca nuestro corazón y nos hace incapaces de amar”.

En este sentido, el Papa comparó el corazón humano con un imán que “se deja atraer por el amor, pero solo se adhiere por un lado y debe elegir entre amar a Dios o amar las riquezas del mundo”.

“Preguntémonos de qué lado estamos. Preguntémonos cómo va nuestra historia de amor con Dios. ¿Nos conformamos con cumplir algunos preceptos o seguimos a Jesús como enamorados, realmente dispuestos a dejar algo para él?”.

Es Jesús el que plantea esas mismas preguntas en el corazón de cada uno de sus hijos. “Jesús nos pregunta a cada uno personalmente, y a todos como Iglesia en camino: ¿somos una Iglesia que solo predica buenos preceptos o una Iglesia-esposa, que por su Señor se lanza a amar? ¿Lo seguimos de verdad o volvemos sobre los pasos del mundo, como aquel personaje del Evangelio?”.

En definitiva, “¿nos basta Jesús o buscamos las seguridades del mundo? Pidamos la gracia de saber dejar por amor del Señor: dejar las riquezas, la nostalgia de los puestos y el poder, las estructuras que ya no son adecuadas para el anuncio del Evangelio, los lastres que entorpecen la misión, los lazos que nos atan al mundo”.




Con esta fórmula el Papa canonizó a Pablo VI, Monseñor Romero y otros cinco nuevos santos
Redacción ACI Prensa



El Papa Francisco canonizó este domingo 14 de octubre a siete nuevos santos en la Plaza de San Pedro, entre los que destacan Pablo VI, Mons. Oscar Arnulfo Romero y la primera santa boliviana Nazaria Ignacia de Santa Teresa de Jesús March Mesa.

Junto a ellos, también fueron canonizados los sacerdotes Francesco Spinelli y Vincenzo Romano, la religiosa María Caterina Kasper y el laico Nunzio Sulprizio.


Luego de escuchar la petición del Prefecto de la Congregación para la Causa de los Santos, Cardenal Giovanni Angelo Becciu, para que los siete beatos sean inscritos en el libro de los santos; y tras la lectura de una breve reseña biográfica, se procedió a la letanía de los santos.

Tras el canto de las letanías, el Santo Padre leyó la siguiente fórmula de canonización:

Por el honor de la Santísima Trinidad,
para la exaltación de la fe católica
y el incremento de la vida cristiana,
por la autoridad de nuestro Señor Jesucristo,
de los santos apóstoles Pedro y Pablo, y nuestra,
después de haber largamente reflexionado,
invocado muchas veces la ayuda divina,
y escuchado el parecer de muchos de nuestros hermanos del episcopado,
declaramos y definimos Santos y Bienaventurados a:
Pablo VI
Oscar Arnulfo Romero Galdámez
Francesco Spinelli
Vincenzo Romano
María Caterina Kasper
Nazaria Ignacia de Santa Teresa de Jesús March Mesa
y Nunzio Sulprizio
y los inscribimos en el libro de los Santos,
estableciendo que en toda la Iglesia
sean devotamente honrados entre los santos.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén



Pablo VI supo regresar a la fuente de la alegría para encontrar a Dios, afirma el Papa
Redacción ACI Prensa
 Foto: Daniel Ibáñez / ACI Prensa


El Papa Francisco puso de relieve la capacidad de San Pablo VI, proclamado santo este domingo 14 de octubre en el Vaticano, de regresar a las fuentes de la alegría que permiten el encuentro con Dios.
San Pablo VI, que fue canonizado junto con el Arzobispo de San Salvador Mons. Óscar Romero y otros cinco nuevos santos, respondía con un amor radical al amor radical de Jesús.
Francisco explicó que San Pablo VI “gastó su vida por el Evangelio de Cristo, atravesando nuevas fronteras y convirtiéndose en su testigo con el anuncio y el diálogo, profeta de una Iglesia extrovertida que mira a los lejanos y cuida de los pobres”.
“Aún en medio de dificultades e incomprensiones, testimonió de una manera apasionada la belleza y la alegría de seguir totalmente a Jesús. También hoy nos exhorta, junto con el Concilio del que fue sabio timonel, a vivir nuestra vocación común: la vocación universal a la santidad. No a medias, sino a la santidad”, aseguró el Pontífice en su homilía.



Es hermoso que Pablo VI y Mons. Romero hayan sido canonizados juntos, afirma el Papa
Redacción ACI Prensa



El Papa Francisco mostró su satisfacción por la canonización conjunta de San Pablo VI y de Mons. Óscar Romero, Arzobispo de San Salvador asesinado mientras celebraba la Misa.

Durante la homilía de la Misa de canonización, el Santo Padre dijo que “es hermoso que, junto a él, Pablo VI, y a los demás santos y santas de hoy, se encuentre Monseñor Romero, quien dejó la seguridad del mundo, incluso su propia incolumidad, para entregar su vida según el Evangelio, cercano a los pobres y a su gente, con el corazón magnetizado por Jesús y sus hermanos”.

“Lo mismo puede decirse de Francisco Spinelli, de Vicente Romano, de María Catalina Kasper, de Nazaria Ignacia de Santa Teresa de Jesús y de Nunzio Sulprizio”, los otros santos canonizados este domingo 14 de octubre en la Plaza de San Pedro del Vaticano.

“Todos estos santos, en diferentes contextos, han traducido con la vida la Palabra de hoy, sin tibieza, sin cálculos, con el ardor de arriesgar y de dejar. Que el Señor nos ayude a imitar su ejemplo”, concluyó.

Mons. Óscar Romero nació en Ciudad Barrios, El Salvador, el 15 de agosto de 1917. Fue nombrado Arzobispo de San Salvador el 8 de febrero de 1977. Desde ese momento inició su defensa de los derechos humanos en medio de una naciente guerra civil entre la guerrilla de izquierda y el gobierno de extrema derecha.

Su condena de los crímenes contra la humanidad cometidos durante la dictadura que regía su país, le valió numerosos enemigos. El 24 de marzo de 1980 fue asesinado por un francotirador frente al altar donde celebraba Misa.



El Papa Francisco anima a seguir el ejemplo de los 7 nuevos santos
Redacción ACI Prensa
 Foto: Daniel Ibáñez / ACI Prensa


Al finalizar la Misa de Canonización de San Pablo VI, San Óscar Romero y otros 5 nuevos santos este domingo 14 de octubre en la Plaza de San Pedro del Vaticano, el Papa Francisco animó a los fieles 70.000 fieles congregados junto a la basílica a acudir a la Virgen María “para que nos ayude a seguir el ejemplo de los nuevos Santos”.

Antes de comenzar el rezo del Ángelus, el Santo Padre saludó a las diferentes autoridades civiles que asistieron a la ceremonia y a todos los peregrinos, e invocó la intercesión de la Santísima Virgen.

El Papa Francisco presidió la Misa de Canonización en la que fueron proclamados santos, junto a San Pablo VI y San Óscar Romero, San Francesco Spinelli, Santa Nazaria Ignacia de Santa Teresa de Jesús, Santa María Caterina Kasper, San Vincenzo Romano y San Nunzio Sulprizio



Inauguran en Roma escultura de San Óscar Romero
Redacción ACI Prensa



Una escultura de bronce del nuevo santo de El Salvador, San Óscar Romero, fue inaugurada ayer sábado en Roma, como parte de las celebraciones previas a la ceremonia de canonización realizada este domingo 14 de octubre.

#GaleríaFotos En vísperas de su canonización se develó escultura de Monseñor Romero en la Plaza Jardines de #ElSalvador en Roma. pic.twitter.com/JIM28H9ce1

— Casa Presidencial (@presidencia_sv) 13 de octubre de 2018
La escultura fue develada por el presidente de El Salvador, Salvador Sánchez Cerén; y la alcaldesa de Roma, Virginia Raggi.

Según informó Vatican News, la obra fue realizada por el escultor salvadoreño Guillermo Perdomo, quien ha recibido numerosos premios y reconocimientos.

En la ceremonia participaron la sobrina y el hermano del santo, Ana y Tiberio Romero.

Ana Romero dijo que “es una emoción muy grande saber que tenemos un santo en El Salvador y sobre todo en la familia”.

Asimismo, afirmó que lo que hizo San Óscar Romero en vida “fue vivir el Evangelio, vivir las bienaventuranzas”, y enseñar que en los tiempos difíciles no se debe perder la fe, sino “de seguir adelante, luchar por la unidad y por los más indefensos”. “La verdad ante todo y con la fe siempre puesta fuerte”, expresó.

El evento de inauguración fue organizado por las embajadas de El Salvador ante Italia y la Santa Sede.

Mons. Óscar Romero, Arzobispo de San Salvador asesinado el 24 de marzo de 1980 mientras celebraba la Misa, fue canonizado este domingo junto a Pablo VI, los sacerdotes Francesco Spinelli y Vincenzo Romano, las religiosas Nazaria Ignacia de Santa Teresa de Jesús y María Caterina Kasper, y el laico Nunzio Sulprizio.

La Misa fue presidida por el Papa Francisco y asistieron unos 70 mil fieles.

En su homilía, el Pontífice dijo que Mons. Romero “dejó la seguridad del mundo, incluso su propia incolumidad, para entregar su vida según el Evangelio, cercano a los pobres y a su gente, con el corazón magnetizado por Jesús y sus hermanos”.




Estas son las reliquias de los 7 santos presentadas en la Misa de canonización
Redacción ACI Prensa
 Foto: Daniel Ibáñez / ACI Prensa



El Papa Francisco canonizó este domingo a Mons. Óscar Romero, al Papa Pablo VI y a otros cinco santos en el Vaticano, en una Misa en la que se colocó a los pies de una imagen mariana una reliquia de cada uno de ellos.

La reliquia de San Pablo VI fue una camiseta que usó cuando sufrió un atentado en Manila, que tenía algunas manchas de sangre a causa de las dos puñaladas que recibió en el aeropuerto a su llegada a Filipinas el 27 de noviembre de 1970.

 Las reliquias que estuvieron presentes durante la Santa Misa de canonización fueron la camiseta que usó Pablo VI en el atentado que sufrió en Filipinas y que está manchada de sangre, fragmentos óseos de Mons. Romero, Francesco Spinelli, Vincenzo Romano. 
El atacante que sufría de problemas mentales estaba disfrazado de sacerdote y los que estaban alrededor creían que llevaba en la mano un crucifijo sin percatarse que en realidad era una daga.

El pintor boliviano Benjamín Mendoza y Amor Flores fue detenido inmediatamente y el santo posteriormente lo perdonó.

La reliquia de San Óscar Romero que fue llevada a la Plaza de San Pedro, según informó la Oficina de Prensa del Vaticano, fue una parte de un hueso; mientras que la reliquia de San Francesco Spinelli era un hueso de uno de los pies.

La reliquia de San Vincenzo Romano fue una vértebra mientras que la de San Nunzio Sulprizio, el santo más joven de este grupo ya que falleció a los 19 años, fue un hueso de un dedo de una de las manos.

La reliquia de Santa María Caterina Kasper fue un hueso de la espina vertebral y la de Santa Nazaria Ignacia March Mesa, que ahora es la primera santa de Bolivia, era un mechón de cabellos.

El comunicado del Vaticano también informó que la tumba de San Pablo VI permanecerá en el mismo lugar en el que ha estado hasta ahora, debajo de la Basílica de San Pedro, para así cumplir su testamento.

“La tumba: Me gustaría que estuviese en la verdadera tierra, con un humilde signo, que indique el lugar e invite a la piedad cristiana. Ningún monumento para mí”, escribió el santo.


Las reliquias son objetos físicos que tienen una asociación directa con los santos o con Cristo. Reliquia significa “fragmento” o “remanente de una cosa que fue, pero que ahora ya no es.

La veneración de las reliquias se remonta al siglo II cuando los cristianos recuperaban los restos de los mártires, quienes habían sido discípulos fieles de Cristo.

El P. Carlos Martins, custodio de reliquias y director del ministerio Tesoros de la Iglesia, explicó a CNA –agencia en inglés del Grupo ACI– que “las reliquias no son mágicas. No contienen un poder propio, un poder separado de Dios” y dijo que el Señor las utiliza como un medio para hacer sus milagros porque “quiere dirigir nuestra atención a los santos como modelos e intercesores”.



Obispo de la tierra natal de San Pablo VI escribe oración para pedir su intercesión
Redacción ACI Prensa
 Foto: Daniel Ibáñez / ACI Prensa


Mons. Pierantonio Tremolada, Obispo de la diócesis italiana de Brescia, la tierra natal de San Pablo VI que fue canonizado este domingo, escribió una especial oración para pedir la intercesión del Papa Montini.

Esta es la oración:

Oh San Pablo VI, hijo de nuestra tierra, discípulo de Cristo en la fe,

pastor de la Iglesia, santo ante Dios y ante los hombres,

invocamos con alegría tu protección.

Tú, ahora en la plena luz de Dios, sigue intercediendo por la Iglesia y su misión.


Obtennos a nosotros, todavía peregrinos,

las gracias necesarias para seguir a Jesucristo,

único Salvador del mundo.

Sostennos en la docilidad confiada y perseverante al Espíritu Santo para que,

confortados por tu admirable ejemplo

de vida consagrada a Cristo y a la Iglesia,

seamos fuertes por tu potente intercesión

y alcancemos el premio de la santidad eterna.

Protege a la Iglesia, sostén a los hombres y mujeres


de nuestro mundo turbulento,

acompáñanos para que el amor a Cristo se refuerce

nutridos por la Palabra y la Eucaristía,

que nos haga tu místico Cuerpo,

semilla de aquel Reino que en Dios será beatitud eterna

en la Comunión de los Santos.

Amén.



Canonización de San Pablo VI no es un punto de llegada sino de partida, afirma obispo
Redacción ACI Prensa




El Obispo de Brescia (Italia), Mons. Pierantonio Tremolada, expresó su deseo de que la canonización de San Pablo VI “no marque un punto de llegada sino uno de partida” para los fieles de la diócesis donde nació el santo.

En declaraciones a ACI Stampa –agencia en italiano del Grupo ACI– el Prelado, que asistió hoy a la canonización en el Vaticano acompañado de un numeroso grupo de fieles, dijo que quiere hacer que más personas en Italia conozcan a San Pablo VI.

“Queremos aumentar estas peregrinaciones y lo haremos de modo que los peregrinos puedan conocerlo mejor, luego queremos poner en valor los lugares donde el Papa Pablo VI transcurrió su vida y se conserva su memoria. Y para el próximo año la idea es crear pequeños santuarios donde cada viernes se rezará conmigo”, anunció.


El Obispo de Brescia también destacó el papel fundamental de la santidad en la vida del Papa Montini.

“La santidad de la Iglesia estaba en el corazón del Papa, como se demuestra en sus documentos. La santidad en la Iglesia se convierte en testimonio en forma de caridad y justicia. Además Pablo VI estimuló a la Iglesia a vivir en constante conversión”, resaltó Mons. Tremolada.

El Prelado también destacó el lugar de los jóvenes, a quienes “Pablo VI siempre ha amado. En su experiencia siempre los exhortó a tener en el corazón a Jesús y a asumir la responsabilidad por el bien del mundo a través de su ‘simpatía’ para que el mundo sea amado y salvado. Por esto es importante cultivar la capacidad de leer y comprender los signos de los tiempos de la realidad”.

“En esto -continuó- insistía mucho y quería que los jóvenes asumieran alguna responsabilidad también en la vida pública y se esfuercen en la vida civil y política, porque el mundo necesita del testimonio de los creyentes. Este es un mensaje actual para nuestros jóvenes para que no sucumban a una visión individualista que no es de cristianos”.


Tras comentar que en su diócesis se tocaron las campanas al mediodía en señal de alegría por la canonización de Pablo VI, el Obispo subrayó que “es importante hacer percibir a los jóvenes que la santidad no es un heroísmo de pocos, sino que es la forma bella de la vida a la que estamos llamados”.

“Mostrar la belleza de la vida significa permitir que la santidad actúe porque ese el nombre religioso de la belleza. Cuando miramos al misterio de la vida reconocemos las semillas de esa santidad”, finalizó el Prelado.






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