domingo, 26 de agosto de 2018

PAPA FRANCISCO Y LA FIESTA DE LAS FAMILIAS EN IRLANDA 2018


Discurso del Papa en la Fiesta de las Familias en Irlanda
Redacción ACI Prensa
El Papa Francisco en la Fiesta de las Familias en Dublín, Irlanda. Foto: Daniel Ibáñez / ACI Prensa




El Papa Francisco dirigió un especial discurso a los miles de asistentes a la Fiesta de las Familias en el Croke Park en Dublín, Irlanda, en el marco del Encuentro Mundial de las Familias que se realiza hasta el domingo 26 de agosto.

A continuación el texto completo de su intervención:

Hermanos y hermanas, ¡buenas noches!

Gracias por vuestra cálida bienvenida. Qué bello es estar aquí. Es hermoso celebrar, porque nos hace más humanos y más cristianos. También nos ayuda a compartir la alegría de saber que Jesús nos ama, nos acompaña en el camino de la vida y nos atrae cada día más a él.

En cualquier celebración familiar se siente la presencia de todos: padres, madres, abuelos, nietos, tíos, tías, primos, de quien no pudo venir, y de quien vive demasiado lejos. Hoy en Dublín nos reunimos para una celebración familiar de acción de gracias a Dios por lo que somos: una sola familia en Cristo, extendida por toda la tierra. La Iglesia es la familia de los hijos de Dios. Una familia en la que nos alegramos con los que están alegres y lloramos con los que sufren o se sienten abatidos por la vida. Una familia en la que cuidamos de cada uno, porque Dios nuestro Padre nos ha hecho a todos hijos suyos en el bautismo. Por eso sigo alentando a los padres a que bauticen a sus hijos lo antes posible, para que puedan formar parte de la gran familia de Dios. Es necesario invitar a todos a la fiesta. También al niño pequeño. Por eso se bautiza rápido. Si el niño es bautizado de niño entra en su corazón el Espíritu Santo. Hagamos una comparación: un niño sin bautismo, los padres dicen no cuando sea grande. Y un niño con el bautismo, con el Espíritu Santo en el corazón

Vosotras, queridas familias, sois la gran mayoría del Pueblo de Dios. ¿Qué aspecto tendría la Iglesia sin vosotras? Una iglesia de estatuas. Escribí la Exhortación Amoris laetitia sobre la alegría del amor para ayudarnos a reconocer la belleza y la importancia de la familia, con sus luces y sus sombras, y he querido que el tema de este Encuentro Mundial de las Familias fuera «El Evangelio de la familia, alegría para el mundo». Dios quiere que cada familia sea un faro que irradie la alegría de su amor en el mundo. ¿Qué significa esto? Significa que una familia sea un faro que irradia la alegría.


Significa que, después de haber encontrado el amor de Dios que salva, intentemos, con palabras o sin ellas, manifestarlo a través de pequeños gestos de bondad en la rutina cotidiana y en los momentos más sencillos del día.

¿Y esto cómo se llama? Esto se llama santidad. Me gusta hablar de los santos «de la puerta de al lado», de todas esas personas comunes que reflejan la presencia de Dios en la vida y en la historia del mundo (cf. Exhort. ap. Gaudete et exsultate, 6-7). La vocación al amor y a la santidad no es algo reservado a unos pocos privilegiados. No. Incluso ahora, si tenemos ojos para ver, podemos vislumbrarla a nuestro alrededor. Está silenciosamente presente en los corazones de todas aquellas familias que ofrecen amor, perdón y misericordia cuando ven que es necesario, y lo hacen en silencio, sin tocar la trompeta. El Evangelio de la familia es verdaderamente alegría para el mundo, ya que allí, en nuestras familias, Jesús siempre puede ser encontrado; él vive allí, en simplicidad y pobreza, como lo hizo en la casa de la Sagrada Familia de Nazaret.

El matrimonio cristiano y la vida familiar manifiestan toda su belleza y atractivo si están anclados en el amor de Dios, que nos creó a su imagen, para que podamos darle gloria como iconos de su amor y de su santidad en el mundo. Padres y madres, abuelos y abuelas, hijos y nietos: todos llamados a encontrar la plenitud del amor en la familia. La gracia de Dios nos ayuda todos los días a vivir con un solo corazón y una sola alma. ¡También las suegras y las nueras! Nadie dice que sea fácil. Ustedes lo saben mejor que yo. Es como preparar un té: es fácil hervir el agua, pero una buena taza de té requiere tiempo y paciencia; hay que dejarlo reposar. Así, día tras día, Jesús nos envuelve con su amor, asegurándose de que penetre todo nuestro ser. Del tesoro de su sagrado Corazón, derrama sobre nosotros la gracia que necesitamos para sanar nuestras enfermedades y abrir nuestra mente y corazón para escucharnos, entendernos y perdonarnos mutuamente.

Acabamos de escuchar el testimonio de Felicité, Isaac y Ghislain, que vienen de Burkina Faso. Nos han contado una conmovedora historia de perdón en familia. El poeta decía que «errar es humano, perdonar es divino». Y es verdad: el perdón es un regalo especial de Dios que cura nuestras heridas y nos acerca a los demás y a él. Gestos pequeños y sencillos de perdón, renovados cada día, son la base sobre la que se construye una sólida vida familiar cristiana. Nos obligan a superar el orgullo, el desapego y la vergüenza, y a hacer las paces. Muchas veces nos molestamos y queremos hacer las paces pero no sabemos cómo hacerlo. No es difícil, es fácil, da una caricia y ya está la paz. Es cierto, me gusta decir que en las familias necesitamos aprender tres palabras: “perdón”, “por favor” y “gracias”. ¿Cómo son las tres palabras? Todos digamos las tres palabras. No escucho (las personas repiten “perdón, por favor, gracias”). Muchas gracias. Cuando discutas en casa, asegúrate de pedir disculpas y decir que lo sientes antes de irte a la cama. Antes de que termine el día hagan las paces. ¿Saben por qué se debe hacer las paces antes de terminar el día? Porque si no se hace la paz la guerra fría del día siguiente es muy peligrosa. Estén atentos a la guerra fría. Incluso si tienes la tentación de irte a dormir a otra habitación, solo y aislado, simplemente llama a la puerta y di: “Por favor, ¿puedo pasar?”. Lo que se necesita es una mirada, un beso, una palabra afectuosa... y todo vuelve a ser como antes. Digo esto porque, cuando las familias lo hacen, sobreviven. No hay familia perfecta. Sin el hábito de perdonar, la familia se enferma y se desmorona gradualmente.

Perdonar significa dar algo de sí mismo. Jesús nos perdona siempre. Con la fuerza de su perdón, también nosotros podemos perdonar a los demás, si realmente lo queremos. ¿No es lo que pedimos cuando rezamos el Padrenuestro? Los niños aprenden a perdonar cuando ven que sus padres se perdonan recíprocamente. Si entendemos esto, podemos apreciar la grandeza de la enseñanza de Jesús sobre la fidelidad en el matrimonio. En lugar de ser una fría obligación legal, es sobre todo una poderosa promesa de la fidelidad de Dios mismo a su palabra y a su gracia sin límites. Cristo murió por nosotros para que nosotros, a su vez, podamos perdonarnos y reconciliarnos unos con otros. De esta manera, como personas y como familias, empezamos a comprender la verdad de las palabras de san Pablo: mientras todo pasa, «el amor no pasa nunca» (1 Co 13,8).

Gracias, Nisha y Ted, por vuestro testimonio de la India, donde estáis enseñando a vuestros hijos a ser una verdadera familia. Nos habéis ayudado también a comprender que las redes sociales no son necesariamente un problema para las familias, sino que pueden ayudar a construir una «red» de amistades, solidaridad y apoyo mutuo. Las familias pueden conectarse a través de Internet y beneficiarse de ello. Las redes sociales pueden ser beneficiosas si se usan con moderación y prudencia. Por ejemplo, vosotros, que participáis en este Encuentro Mundial de las Familias, formáis una “red” espiritual y de amistad, y las redes sociales os pueden ayudar a mantener este vínculo y extenderlo a otras familias en muchas partes del mundo. Es importante, sin embargo, que estos medios no se conviertan en una amenaza para la verdadera red de relaciones de carne y hueso, aprisionándonos en una realidad virtual y aislándonos de las relaciones auténticas que nos estimulan a dar lo mejor de nosotros mismos en comunión con los demás. Quizás la historia de Ted y Nisha puede ayudar a todas las familias a que se pregunten sobre la necesidad de reducir el tiempo que se dedica a estos medios tecnológicos, y de pasar más tiempo de calidad entre ellos y con Dios. Cuando las redes sociales entran en órbita, cuando en la mesa en vez de hablar en familia, cada uno está con el teléfono y se conecta afuera, está en órbita; esto es peligroso, porque te saca de lo concreto de la familia y te lleva a una vida gaseosa, abstracta, sin consistencia. Estén atentos a esto. Recuerden la historia de Ted y Nisha que nos enseñan a usar bien las redes sociales.

Hemos escuchado de Enass y Sarmaad cómo el amor y la fe en la familia pueden ser fuentes de fortaleza y paz incluso en medio de la violencia y la destrucción causada por la guerra y la persecución. Su historia nos lleva a las trágicas situaciones que muchas familias sufren a diario, obligadas a abandonar sus hogares en busca de seguridad y paz. Pero Enass y Sarmaad también nos han mostrado cómo, a partir de la familia y gracias a la solidaridad manifestada por muchas otras familias, la vida se puede reconstruir y renace la esperanza. Hemos visto este apoyo en el vídeo de Rammy y su hermano Meelad, en el que Rammy ha manifestado profunda gratitud por el ánimo y por la ayuda que su familia ha recibido de muchas otras familias cristianas de todo el mundo, que han hecho posible de regresar a sus pueblos. En toda sociedad, las familias generan paz, porque enseñan el amor, la aceptación y el perdón, que son los mejores antídotos contra el odio, los prejuicios y la venganza que envenenan la vida de las personas y las comunidades.

Como enseñaba un buen sacerdote irlandés, «la familia que reza unida permanece unida» e irradia paz. Una familia así puede ser un apoyo especial para otras familias que no viven en paz. Después de la muerte del padre Ganni, Enass, Sarmaad y sus familias prefirieron el perdón y la reconciliación en lugar del odio y el resentimiento. Vieron, a la luz de la Cruz, que el mal solo se puede vencer con el bien, y que el odio solo puede superarse con el perdón. De manera casi increíble, han podido encontrar la paz en el amor de Cristo, un amor que hace nuevas todas las cosas. Esta noche comparten con nosotros esta paz. Han rezado, la oración. Rezar juntos. Y mientras escuchaba el coro, he visto allí a una madre que enseñaba al niño a hacer la señal de la cruz. Les pregunto. le enseñan a los niños a hacer la señal de la cruz, sí o no’ o enseñan a hacer una cosa así que no se entiende qué es. Es muy importante que los niños desde pequeños aprendan a hacer bien la señal de la cruz. Es el primer credo que aprenden: creo en el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Esta noche antes de irse a dormir, pregúntense, si le enseñan bien a sus hijos a hacer la señal de la cruz.

El amor de Cristo, que renueva todo, es lo que hace posible el matrimonio y un amor conyugal caracterizado por la fidelidad, la indisolubilidad, la unidad y la apertura a la vida. Esto es lo que quería resaltar en el cuarto capítulo de Amoris laetitia. Hemos visto este amor en Mary y Damián, y en su familia con diez hijos. Les pregunto: ¿les hacen enojar los hijos? La vida es así. Pero es bello tener diez hijos. Gracias. ¡Gracias por vuestras palabras y por vuestro testimonio de amor y fe! Vosotros habéis experimentado la capacidad del amor de Dios que ha transformado completamente vuestra vida y que os bendice con la alegría de una hermosa familia. Nos habéis indicado que la clave de vuestra vida familiar es la sinceridad. Entendemos por vuestro testimonio lo importante que es continuar yendo a esa fuente de la verdad y del amor que puede transformar nuestra vida: Jesús, que inauguró su ministerio público en una fiesta de bodas. Allí, en Caná, cambió el agua en un vino nuevo y exquisito que permitió continuar magníficamente con la alegre celebración. Han pensado ¿qué cosa habría sucedido si Jesús no hacía eso? Han pensado ¿cuán feo es terminar una fiesta de bodas solo con agua? Es malo. La Virgen comprendió esto y le dijo al Hijo: No tienen vino. Y Jesús ha entendido que la fiesta terminaría mal solo con agua.

Lo mismo sucede con el amor conyugal. El vino nuevo comienza a fermentar durante el tiempo del noviazgo, necesario aunque transitorio, y madura a lo largo de la vida matrimonial en una entrega mutua, que hace a los esposos capaces de convertirse, aún siendo dos, en «una sola carne». Y a su vez, de abrir sus corazones al que necesita amor, especialmente al que está solo, abandonado, débil y, en cuanto vulnerable, frecuentemente marginado por la cultura del descarte. Esta cultura que vivimos hoy que descarta todo. Descarta todo lo que no sirve. Descarta a los niños porque molestan, a los viejos porque no sirven. Solo el amor nos salva de esta cultura del descarte.


Las familias están llamadas a continuar creciendo y avanzando en todos los sitios, aun en medio de dificultades y limitaciones, tal como lo han hecho las generaciones pasadas. Todos formamos parte de una gran cadena de familias, que viene desde el inicio de los tiempos. Nuestras familias son tesoros vivos de memoria, con los hijos que a su vez se convierten en padres y luego en abuelos. De ellos recibimos la identidad, los valores y la fe. Lo hemos visto en Aldo y Marisa, casados desde hace más de cincuenta años.

Su matrimonio es un monumento al amor y a la fidelidad. Sus nietos los mantienen jóvenes; su casa está llena de alegría de felicidad y de bailes. Es bello ver a esta abuela enseñar a bailar a sus nietos. Su amor recíproco es un don de Dios, un regalo que están transmitiendo con alegría a sus hijos y nietos.

Una sociedad, escuchen bien esto, una sociedad que no valora a los abuelos es una sociedad sin futuro. Una Iglesia que no se preocupa por la alianza entre generaciones terminará careciendo de lo que realmente importa, el amor. Nuestros abuelos nos enseñan el significado del amor conyugal y parental. Ellos mismos crecieron en una familia y experimentaron el afecto de hijos e hijas, de hermanos y hermanas. Por eso son un tesoro de experiencia y sabiduría para las nuevas generaciones. Es un gran error no preguntarles a los ancianos sobre sus experiencias o pensar que hablar con ellos sea una pérdida de tiempo. En este sentido, quisiera agradecerle a Missy su testimonio. Ella nos ha dicho que la familia ha sido siempre una fuente de fuerza y de solidaridad entre los nómadas. Su testimonio nos recuerda que, en la casa de Dios, hay un lugar para todos. Nadie debe ser excluido; nuestro amor y nuestra atención deben extenderse a todos.

Ya es tarde y estáis cansados. Yo también, pero permitidme que os diga una última cosa. Vosotras, familias, sois la esperanza de la Iglesia y del mundo. Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo, crearon a la humanidad a su imagen para hacerla partícipe de su amor, para que fuera una familia de familias y gozará de esa paz que solo él puede dar. Con vuestro testimonio del Evangelio podéis ayudar a Dios a realizar su sueño, podéis contribuir a acercar a todos los hijos de Dios, para que crezcan en la unidad y aprendan qué significa para el mundo entero vivir en paz como una gran familia. Por eso, he querido daros a cada uno de vosotros una copia de Amoris laetitia, preparada en los dos sínodos de la familia, que la escribí para que fuera una especie de guía para vivir con alegría el evangelio de la familia. Que nuestra Madre, Reina de la familia y de la paz, os sostenga en el camino de la vida, del amor y de la felicidad.

Y ahora, al final de nuestra reunión, diremos la oración de este Encuentro de las Familias.

Dios, Padre nuestro,
Somos hermanos y hermanas en Jesús, tu Hijo,
Una familia, en el Espíritu de tu amor.
Bendícenos con la alegría del amor.
Haznos pacientes y bondadosos,
Amables y generosos,
Acogedores de aquellos que tienen necesidad.
Ayúdanos a vivir tu perdón y tu paz.
Protege a todas las familias con tu cuidado amoroso,
Especialmente a aquellos por los que ahora te pedimos:
(“Pensemos especialmente en todas las queridas familias”, pidió el Papa)
Incrementa nuestra fe,
Fortalece nuestra esperanza,
Protégenos con tu amor,
Haz que seamos siempre agradecidos por el regalo de la vida que compartimos.
Te lo pedimos, por Jesucristo nuestro Señor,
Amén.
María, madre y guía, ruega por nosotros.
San José, padre y protector, ruega por nosotros.
San Joaquín y Santa Ana, rueguen por nosotros.
San Luis y Santa Celia Martin, rueguen por nosotros.

Los bendiga Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo. Buenas noches, duerman bien y hasta mañana.




Papa Francisco en Irlanda: Las familias son la esperanza de la Iglesia y del mundo
Redacción ACI Prensa
Papa Francisco en la Fiesta de las Familias en Dublín, Irlanda. Foto: Rudolf Gehrig / EWTN Germany.



Al presidir la Fiesta de las Familias en Dublín (Irlanda), el Papa Francisco aseguró que las familias “son la esperanza de la Iglesia y del mundo”.

En el evento, en el marco del Encuentro Mundial de las Familias, el Santo Padre destacó que “Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo, crearon a la humanidad a su imagen para hacerla partícipe de su amor, para que fuera una familia de familias y gozara de esa paz que solo él puede dar”.

Ante más de 70.000 personas reunidas en el estadio Croke Park Stadium, el Papa destacó que “es hermoso celebrar, porque nos hace más humanos y más cristianos. También nos ayuda a compartir la alegría de saber que Jesús nos ama, nos acompaña en el camino de la vida y nos atrae cada día más a él”.

“Hoy en Dublín nos reunimos para una celebración familiar de acción de gracias a Dios por lo que somos: una sola familia en Cristo, extendida por toda la tierra. La Iglesia es la familia de los hijos de Dios”.

“Una familia en la que nos alegramos con los que están alegres y lloramos con los que sufren o se sienten abatidos por la vida”, señaló.

El Papa aseguró que “el Evangelio de la familia es verdaderamente alegría para el mundo”, pues en la familia “siempre se puede encontrar a Jesús. Él vive allí, en simplicidad y pobreza, como lo hizo en la casa de la Sagrada Familia de Nazaret”.

El Santo Padre aseguró que escribió la exhortación apostólica postsinodal Amoris laetitia “para ayudarnos a reconocer la belleza y la importancia de la familia, con sus luces y sus sombras, y he querido que el tema de este Encuentro Mundial de las Familias fuera ‘El Evangelio de la familia, alegría para el mundo’”.


“Dios quiere que cada familia sea un faro que irradie la alegría de su amor en el mundo”, aseguró.

“¿Qué significa esto? Significa que, después de haber encontrado el amor de Dios que salva, intentemos, con palabras o sin ellas, manifestarlo a través de pequeños gestos de bondad en la rutina cotidiana y en los momentos más sencillos del día”.

“Esto es santidad”, añadió.

El Papa aseguró que “la gracia de Dios nos ayuda todos los días a vivir con un solo corazón y una sola alma. ¡También las suegras y las nueras! Ustedes lo saben mejor que yo. Nadie dice que sea fácil”.

“Es como preparar un té: es fácil hervir el agua, pero una buena taza de té requiere tiempo y paciencia; hay que dejarlo reposar. Así, día tras día, Jesús nos envuelve con su amor, asegurándose de que penetre todo nuestro ser”.

Francisco destacó además que “no hay familia perfecta. Sin el hábito de perdonar, la familia se enferma y se desmorona gradualmente”.

“Perdonar significa dar algo de sí mismo. Jesús nos perdona siempre. Con la fuerza de su perdón, también nosotros podemos perdonar a los demás, si realmente lo queremos”.

Que las redes sociales no amenacen la familia

El Santo Padre destacó que los que participan en el Encuentro Mundial de las Familias “forman una ‘red’ espiritual y de amistad, y las redes sociales les pueden ayudar a mantener este vínculo y extenderlo a otras familias en muchas partes del mundo”.

“Es importante, sin embargo, que estos medios no se conviertan en una amenaza para la verdadera red de relaciones de carne y hueso, aprisionándonos en una realidad virtual y aislándonos de las relaciones auténticas que nos estimulan a dar lo mejor de nosotros mismos en comunión con los demás”, señaló.


Francisco advirtió que “cuando las redes sociales entran en órbita” y “cada uno está con el teléfono y se conecta afuera”, se abre un peligro, pues “te saca de lo concreto de la familia y te lleva a una vida gaseosa, abstracta, sin consistencia. Estén atentos a esto”.

El Papa también expresó que “en toda sociedad, las familias generan paz, porque enseñan el amor, la aceptación y el perdón, que son los mejores antídotos contra el odio, los prejuicios y la venganza que envenenan la vida de las personas y las comunidades”.

“El amor de Cristo, que renueva todo, es lo que hace posible el matrimonio y un amor conyugal caracterizado por la fidelidad, la indisolubilidad, la unidad y la apertura a la vida”, aseguró.

Francisco destacó que “las familias están llamadas a continuar creciendo y avanzando en todos los sitios, aun en medio de dificultades y limitaciones, tal como lo han hecho las generaciones pasadas”.

“Todos formamos parte de una gran cadena de familias, que viene desde el inicio de los tiempos. Nuestras familias son tesoros vivos de memoria, con los hijos que a su vez se convierten en padres y luego en abuelos”.

El Papa advirtió que “una sociedad que no valora a los abuelos es una sociedad sin futuro. Una Iglesia que no se preocupa por la alianza entre generaciones terminará careciendo de lo que realmente importa, el amor”.

Al finalizar su mensaje, Francisco aseguró que las familias, con su testimonio del Evangelio, “pueden ayudar a Dios a realizar su sueño, podéis contribuir a acercar a todos los hijos de Dios, para que crezcan en la unidad y aprendan qué significa para el mundo entero vivir en paz como una gran familia”.




“Como preparar un té”, la receta del Papa Francisco para las familias
Redacción ACI Prensa
Papa Francisco en Irlanda (2018) / Crédito: Vatican Media




Durante la Fiesta de las Familias en Dublín (Irlanda), el Papa Francisco recordó a los asistentes que todos han sido llamados a encontrar “la plenitud del amor” en la familia y el matrimonio, y comparó ese proceso con la acción de “preparar un té”.

En el evento, en el marco del Encuentro Mundial de las Familias, el Santo Padre se dirigió a los “padres y madres, abuelos y abuelas, hijos y nietos” para decirles que “la gracia de Dios nos ayuda todos los días a vivir con un solo corazón y una sola alma” y que ese amor de Dios reflejado en la familia es “como preparar un té: es fácil hervir el agua, pero una buena taza de té requiere tiempo y paciencia; hay que dejarlo reposar”.

“Así, día tras día, Jesús nos envuelve con su amor, asegurándose de que penetre todo nuestro ser”, añadió.

En ese contexto, el Papa recordó que el “Evangelio de la familia es verdaderamente alegría para el mundo, ya que allí, en nuestras familias, siempre se puede encontrar a Jesús; él vive allí, en simplicidad y pobreza, como lo hizo en la casa de la Sagrada Familia de Nazaret”.

“El matrimonio cristiano y la vida familiar manifiestan toda su belleza y atractivo si están anclados en el amor de Dios, que nos creó a su imagen, para que podamos darle gloria como iconos de su amor y de su santidad en el mundo”, aseguró el Pontífice.

Finalmente, pidió al Sagrado Corazón de Jesús que derrame sobre las familias “la gracia que necesitamos para sanar nuestras enfermedades y abrir nuestra mente y corazón para escucharnos, entendernos y perdonarnos mutuamente”.




El Papa explica por qué es recomendable bautizar a los niños pronto
Redacción ACI Prensa
Foto: Daniel Ibáñez / ACI Prensa.



En el marco del Encuentro Mundial de las Familias 2018, el Papa Francisco explicó por qué es recomendable que los niños sean bautizados pronto.

Ante los cerca de 70.000 asistentes a la Fiesta de la Familia en Dublín (Irlanda), el 25 de agosto, el Santo Padre subrayó que en la familia “cuidamos de cada uno, porque Dios nuestro Padre nos ha hecho a todos hijos suyos en el bautismo”.

“Por eso sigo alentando a los padres a que bauticen a sus hijos lo antes posible, para que puedan formar parte de la gran familia de Dios”.

Francisco aseguró que “es necesario invitar a todos a la fiesta. También al niño pequeño. Por eso se bautiza rápido”.

“Si el niño es bautizado de niño entra en su corazón el Espíritu Santo. Hagamos una comparación: un niño sin bautismo, los padres dicen ‘no, cuando sea grande’. Y un niño con el bautismo, con el Espíritu Santo en el corazón”, señaló.




El Papa pide a las familias tener más tiempo de calidad y menos en tecnología
Redacción ACI Prensa
Crédito: Daniel Ibañez - ACI Prensa




Durante la Fiesta de las Familias en Dublín (Irlanda) y tras escuchar el testimonio de una familia proveniente de la India, el Papa Francisco pidió a padres e hijos dedicar más tiempo a estar juntos y menos al uso de la tecnología.

“Quizás la historia de Ted y Nisha puede ayudar a todas las familias a que se pregunten sobre la necesidad de reducir el tiempo que se dedica a estos medios tecnológicos, y de pasar más tiempo de calidad entre ellos y con Dios”, dijo el Papa.

En el evento, realizado en el marco del Encuentro Mundial de las Familias, la familia de Nisha y Ted, procedente de Mumbai (India), presentó su testimonio para animar a padres e hijos a reflexionar sobre el tiempo que invierten en usar los aparatos tecnológicos, para que no afecten al encuentro y comunicación necesario entre los miembros del hogar.

En su discurso, el Santo Padre advirtió que “cuando las redes sociales entran en órbita, cuando en la mesa en vez de hablar en familia, cada uno está con el teléfono”, la situación se vuelve peligrosa, “porque te saca de lo concreto de la familia y te lleva a una vida gaseosa, abstracta, sin consistencia”.

“Estén atentos a esto. Recuerden la historia de Ted y Nisha que nos enseñan a usar bien las redes sociales”, agregó.

Por otro lado, el Pontífice dijo que esta familia ha ayudado a comprender “que las redes sociales no son necesariamente un problema para las familias, sino que pueden ayudar a construir una ‘red’ de amistades, solidaridad y apoyo mutuo”.

“Las familias pueden conectarse a través de Internet y beneficiarse de ello. Las redes sociales pueden ser beneficiosas si se usan con moderación y prudencia. Por ejemplo, vosotros, que participáis en este Encuentro Mundial de las Familias, formáis una ‘red’ espiritual y de amistad, y las redes sociales os pueden ayudar a mantener este vínculo y extenderlo a otras familias en muchas partes del mundo”, añadió.

El Papa Francisco afirmó que la tecnología es importante, sin embargo, pidió “que estos medios no se conviertan en una amenaza para la verdadera red de relaciones de carne y hueso, aprisionándonos en una realidad virtual y aislándonos de las relaciones auténticas que nos estimulan a dar lo mejor de nosotros mismos en comunión con los demás”.



Esta es la oración por la familia que rezó el Papa Francisco en Irlanda
Redacción ACI Prensa


Este sábado, antes de retirarse de la Procatedral de Santa María en Dublín (Irlanda), el Papa Francisco invitó a los matrimonios y parejas de novios reunidos, rezar juntos la oración oficial del Encuentro Mundial de las Familias, que será clausurado mañana domingo con una multitudinaria Misa.

Francisco inició este sábado su viaje de dos días a Irlanda con motivo del Encuentro Mundial de las Familias. Así, como parte del programa, el Pontífice visitó la Procatedral donde dio un emotivo discurso.


El Santo Padre escuchó el testimonio de un matrimonio anciano que acababa de celebrar sus 50 años de casados y luego dos matrimonios jóvenes le hicieron unas preguntas.

Así, tras recordar que el hogar es la “Iglesia doméstica” donde los hijos crecen en la fe, aprenden la solidaridad y aprenden el lenguaje del amor; invitó a los fieles a rezar juntos la oración del encuentro para la familia. “Después les daré la bendición, y les pido rezar por mí, no lo olviden”, expresó.

La oración que rezó el Papa junto a las familias es el siguiente:

Dios, Padre nuestro,
Somos hermanos y hermanas en Jesús, tu Hijo,
Una familia, en el Espíritu de tu amor.
Bendícenos con la alegría del amor.
Haznos pacientes y bondadosos,
Amables y generosos,
Acogedores de aquellos que tienen necesidad.
Ayúdanos a vivir tu perdón y tu paz.
Protege a todas las familias con tu cuidado amoroso,
Especialmente a aquellos por los que ahora te pedimos:
(“Pensemos especialmente en todas las queridas familias”, pidió el Papa)
Incrementa nuestra fe,
Fortalece nuestra esperanza,
Protégenos con tu amor,
Haz que seamos siempre agradecidos por el regalo de la vida que compartimos.
Te lo pedimos, por Jesucristo nuestro Señor,
Amén.
María, madre y guía, ruega por nosotros.
San José, padre y protector, ruega por nosotros.
San Joaquín y Santa Ana, rueguen por nosotros.
San Luis y Santa Celia Martin, rueguen por nosotros.



Familia de sacerdote asesinado en Irak conmueve al Papa Francisco [VIDEO]
POR WALTER SÁNCHEZ SILVA | ACI Prensa


El Papa Francisco escuchó esta tarde en Irlanda el testimonio de una familia que perdió a un pariente sacerdote, asesinado por terroristas musulmanes en Irak.

En el marco de la Fiesta de las Familias en el estadio Croke Park, la familia proveniente de Mosul, formada por Enass y Sarmaad Mekhael; junto a su hijo Azad y su sobrina Lilyan, se presentaron ante el Santo Padre para mostrar cómo una familia es fuente de fortaleza ante la adversidad.

En su caso, se refirieron al asesinato del P. Ragheed Ganni, ocurrido el 3 de junio de 2007 y cuya causa de beatificación se abrió en mayo de este año.


“Esta noche queremos compartir con usted nuestra historia de fortaleza y fe en nuestra familia, cuando nos enfrentamos a la guerra y la persecución. Hoy vivimos en Australia, pero algunos años antes vivíamos en Irak”, dijo la madre Enass ante el Pontífice al iniciar su relato.

“Como mucha gente en el mundo hoy, tuvimos que huir de nuestro hogar con miedo para buscar ayuda en la generosidad de otros, en otras tierras. Mi hermano, el P. Ragheed Ganni, fue martirizado junto a algunos de sus compañeros, luego de celebrar la Misa para su gente en la iglesia del Espíritu Santo en Mosul, Irak”, continuó Enass

Al P. Ganni, dijo también Enass, “lo recuerdan como mártir en el mosaico de la capilla del Colegio Irlandés en Roma, donde se formó para ser sacerdote. Él hablaba con frecuencia de su esperanza de paz para toda la gente del mundo, incluyendo su patria, Irak”.

A continuación, se proyectó un testimonio en video en el que se ve a Rammy, hermano del P. Ganni. “Crecimos en Karemlash. Yo y mi familia somos cristianos. Desde hace años seguimos el desarrollo de la guerra que se da en este lado del mundo. La guerra comenzó el 6 de agosto de 2014, eran las 9:00 p.m. y mi hermano me llamó para decirme que el Estado Islámico (ISIS) había llegado a Karemlash”.

“Durante nuestra salida del pueblo vi a niños que gritaban y mujeres que lloraban. Sabían que el ISIS había llegado y detrás de nosotros escuchábamos el sonido de los disparos. Después regresé a mi casa y la vi completamente quemada. Perdimos todo lo que teníamos. La comunidad de Karemlash sufrió mucho por la muerte de mi hermano, lo consideraban una persona buena y solidaria. He perdido a mi hermano y mi familia”.


Rammy continuó el relato y explicó que “dos cosas nos ayudaron a sobrevivir en este tiempo difícil: el amor de nuestra familia y la esperanza que surge con la fe. Sin esto no habríamos podido sobrevivir. Gracias a la ayuda de los cristianos alrededor del mundo ahora construimos un nuevo futuro de esperanza”.

“Gracias a grupos como Ayuda a la Iglesia Necesitada podemos ahora reconstruir nuestros hogares en el pueblo que tanto amamos. Somos parte de una familia de familias. La ayuda de esa familia también nos da esperanza”, añadió Rammy.


Para concluir, Enass dijo: “Santo Padre, gracias por escuchar esta historia de las familias en Irak, donde la familia de las familias, la Iglesia, ayuda a las familias a volver a sus hogares y afrontar el futuro con esperanza”.



Así fue la Fiesta de las Familias presidida por el Papa en Irlanda
Redacción ACI Prensa
 Foto: Daniel Ibáñez (ACI Prensa)



Este sábado el Papa Francisco presidió en el estadio Croke Park de Dublín (Irlanda), la Fiesta de las Familias, donde llamó a anclar la vida familiar en el amor de Dios y alentó a los padres a bautizar a los niños desde pequeños “para que puedan formar parte de la gran familia de Dios”.

El Santo Padre llegó al estadio aproximadamente a las 7:45 p.m. (hora local), para presidir el evento central del Encuentro Mundial de las Familias que culminará mañana con una Misa en el Parque Fénix.

Francisco fue recibido por cerca de 70 mil personas. En las palabras de bienvenida, el Prefecto del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, Cardenal Kevin Farrell, recordó que en el encuentro realizado en Filadelfia (Estados Unidos) en 2015, el Papa dijo que las familias son "el sueño de Dios para la humanidad".

“Cristo está realmente presente en el matrimonio, en la vida cotidiana de las parejas. Las familias aquí, que provienen de más de 114 países diferentes, han venido para compartir esto con el mundo y para dar a conocer que la suya es una vocación poderosa en la Iglesia universal”, expresó.

Durante el evento, el Santo Padre escuchó el testimonio de cinco familias, una de la India, una de Canadá, otra de Irak y dos de Irlanda.

Entre los testimonios, destacó el de la familia iraquí, cuya madre Enass Mekhael compartió ser hermana del P. Ragheed Ganni, fue martirizado junto con algunos de sus compañeros por terroristas musulmanes en 2007 “después de celebrar la Misa por su pueblo en la Iglesia del Espíritu Santo”, en Mosul.

Asimismo, participó una familia numerosa formada por Mary y Damian Richardson. Ambos revelaron que en su juventud cayeron en las drogas y que tener su hogar les ha dado fuerzas para salir adelante. Actualmente tienen nueves hijos biológicos y uno adoptado.

Antes del último testimonio, el Papa y los 70 mil asistentes fueron testigos de la interpretación del Ave María de Franz Schubert por parte de Andrea Bocelli y Celine Byrne. Ambos cantantes volverían a aparecer en el escenario luego del discurso del Papa, esta vez para interpretar Nessun dorma, de Giacomo Puccini.




En su discurso, el Santo Padre recordó que las familias son la esperanza de la Iglesia y del mundo, así como el lugar donde siempre se puede encontrar a Jesús.

Ante los miles de asistentes, el Pontífice también exhortó a los padres a bautizar a sus hijos “lo antes posible, para que puedan formar parte de la gran familia de Dios”.

Además pidió que las nuevas tecnologías, aunque necesarias, no sean un motivo para que en los hogares no se dialogue y compartan experiencias. “El matrimonio cristiano y la vida familiar manifiestan toda su belleza y atractivo si están anclados en el amor de Dios”, añadió.

Finalmente, después de rezar juntos la oración oficial del Encuentro Mundial de las Familias, el Pontífice dio la bendición a las miles de personas presentes.





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