viernes, 5 de marzo de 2021

PAPA FRANCISCO LLEGÓ A IRAK!! 5 DE MARZO DEL 2021


Comienza un viaje histórico: El Papa Francisco parte rumbo a Irak

Redacción ACI Prensa

 Foto: Daniel Ibáñez / ACI Prensa


El Papa Francisco se encuentra ya camino de Irak para emprender el 33º Viaje Apostólico de su Pontificado. El avión, un A330 operado por Alitalia, que traslada al Santo Padre y a la comitiva Pontificia despegó del aeropuerto de Roma-Fiumicino a las 07:45 (hora local).

El vuelo AZ4000 tiene como destino la capital iraquí, Bagdad, donde se espera que aterrice a las 02:00 p.m. (hora local de Irak) después de 4 horas y 30 minutos de vuelo y de recorrer 2.947 kilómetros. En el trayecto, el avión sobrevolará Grecia, Chipre, Israel y Jordania.

Se trata del primer viaje del Papa desde el inicio de la pandemia de coronavirus ya que, por motivos sanitarios, el Vaticano decidió suspender todos los viajes internacionales del Pontífice. El último viaje apostólico del Santo Padre fue a Tailandia y a Japón, del 19 al 26 de noviembre de 2019.

Al despegar, el Papa envió un telegrama al presidente de la República Italiana, Sergio Mattarella, en el que señala que “en el momento en que dejo Roma para dirigirme a Irak como peregrino de paz y de fraternidad entre los pueblos, le dirijo a usted, señor presidente, mi deferente saludo, que acompaño con fervientes deseos de serenidad y prosperidad para el querido pueblo italiano”.

Como es costumbre, el Pontífice se trasladó ayer, jueves 4 de marzo, desde su residencia en la Casa Santa Marta a la Basílica de Santa María la Mayor para encomendar a la Salus Populi Romani (Protectora del pueblo romano) este viaje.

El Obispo de Roma se quedará en Irak hasta el próximo lunes 8 de marzo. A lo largo de estos días visitará la capital, Bagdad; la patria de Abraham, Ur; las ciudades “mártires” de Qaraqosh y Mosul, marcadas por la violencia del Estado Islámico; y la capital del Kurdistán iraquí, Erbil.

En el programa del viaje está previsto un encuentro con las autoridades políticas y religiosas del país. Entre los momentos más esperados está el encuentro con obispos, sacerdotes, religiosos, religiosas, seminaristas y catequistas el viernes 5 de marzo en la catedral siro-católica de “Nuestra Señora de la Salvación”.

También hay una especial expectativa en el encuentro del sábado 6 de marzo con el Gran ayatollá Sayyid Ali Husaini Sistani, máxima autoridad de los musulmanes chiíes, en Nayaf. Ese mismo día, en la ciudad de Ur, patria de Abraham, el Papa participará en un encuentro interreligioso.

Pero los momentos más esperados de este viaje serán los encuentros con los cristianos locales. El domingo 7 de marzo se encontrará en la Iglesia de la Inmaculada Concepción de Qaraqosh con los fieles de la llanura de Nínive.

Ese mismo día se trasladará también a Erbil, la capital del Kurdistán iraquí, donde celebrará la Santa Misa en el estadio “Franso Hariri”.

Este jueves 4 de marzo, la Santa Sede difundió también un mensaje de video del Papa en el que señaló que acude a Irak como peregrino penitente, de paz y de esperanza y agradeció el testimonio de los cristianos de esta “Iglesia mártir”.

“Voy como peregrino, como peregrino penitente para implorar al Señor el perdón y la reconciliación después de años de guerra y terrorismo, para pedirle a Dios el consuelo de los corazones y la curación de las heridas”, afirmó el Pontífice.



El Papa afirma que visitar Irak “es un deber hacia esta tierra martirizada”

Redacción ACI Prensa

 Crédito: Colm Flynn - EWTN / ACI Prensa


Durante el vuelo que lo llevó de Roma a Bagdad, el Papa Francisco destacó la visita que inicia este viernes 5 de marzo a Irak y señaló que se trata de un “deber hacia esta tierra martirizada”.

El Santo Padre dio unas breves palabras a los periodistas que lo acompañan en este nuevo viaje internacional, el primero desde el inicio de la pandemia del coronavirus. La última visita apostólica fuera de Italia fue a Tailandia y Japón en noviembre de 2019.

“Estoy contento de retomar los viajes”, dijo el Papa a los periodistas, e indicó que “este viaje es emblemático, es un deber hacia esta tierra martirizada durante tantos años”.

Francisco, que visita Irak con el lema “Todos ustedes son hermanos”, tendrá este viernes un encuentro con los obispos, sacerdotes, religiosos y seminaristas en la Catedral de Nuestra Señora de la Salvación en Bagdad, templo que fue blanco de una ataque terrorista el 31 de octubre de 2010.

Ese día los terroristas musulmanes asesinaron a 46 laicos y dos sacerdotes. Además hubo unos 70 heridos.

El domingo el Papa visitará a los cristianos de Qaraqosh y Mosul, dos ciudades de la llanura del Nínive que entre 2014 y 2017 estuvieron bajo el control del Estado Islámico, grupo terrorista que se ensañó con las comunidades cristianas, provocando la huida de cientos de miles hacia el Kurdistán iraquí.





El Papa Francisco llega a Irak y cumple el sueño 

de Juan Pablo II

Redacción ACI Prensa


El Papa Francisco ya se encuentra en Bagdad, la capital de Irak, para iniciar su primer viaje apostólico internacional desde el inicio de la pandemia de coronavirus COVID-19.

El avión que traslada al Santo Padre, junto al séquito papal y periodistas, despegó el 5 de marzo a las 07:40 (hora de Roma) desde el Aeropuerto Fiumicino de la capital italiana, y aterrizó a las 1:57 p.m. (hora local) en el aeropuerto internacional de Bagdad.

El vuelo de la compañía aérea Alitalia duró 4 horas y 45 minutos y recorrió 2.947 kilómetros. En el trayecto, el avión sobrevoló Grecia, Chipre, Israel y Jordania.

Al igual que los demás miembros de la comitiva, el Santo Padre bajó del avión usando una mascarilla, siguiendo las medidas para evitar contagios de COVID-19. Fue recibido por la guardia oficial y un grupo de personas vestidos con ropas tradicionales, que cantaron algunas palabras en español como "Viva el Papa" y "Bienvenido".

Tras los saludos protocolarios, el vice primer ministro de Irak, Mustafa Abdellatif Mshatat, acompañó al Santo Padre a la sala VIP del aeropuerto, para mantener un encuentro privado.

Al finalizar, el Pontífice se dirigirá al Palacio Presidencial de Bagdad, donde realizará una visita al presidente de la República de Irak, Barham Ahmed Salih Qassim y tendrá un encuentro con las autoridades, la sociedad civil y el cuerpo diplomático.

Luego, el Papa tendrá un encuentro con los Obispos, sacerdotes, religiosos, religiosas, seminaristas y catequistas en la catedral siro-católica de “Nuestra Señora de la Salvación” en Bagdad.

El Santo Padre permanecerá en el país de Medio Oriente hasta el 8 de marzo, donde visitará la capital, Bagdad; la patria de Abraham, Ur; las ciudades “mártir” de Qaraqosh y Mosul, marcadas por la violencia de Estado Islámico; y la capital del Kurdistán iraquí, Erbil.

La visita del Papa Francisco marca un acontecimiento importante al ser el primer Papa que llega a Irak, donde la comunidad cristiana ha sido golpeada por la persecución, la discriminación y el martirio.

Según los datos difundidos por la Sala de Prensa del Vaticano, entre 2003 y 2015 murieron asesinados 1.200 cristianos, y 62 iglesias fueron dañadas o destruidas por la ofensiva del Estado Islámico.

Actualmente, el país tiene una población de 38 millones 836 mil habitantes, la mayoría musulmanes (sunitas y chiítas). Los cristianos representan una minoría, articulados en comunidades caldeas, siríacas, armenias, latinas, melquitas, ortodoxas y protestantes. Los católicos son 590 mil fieles, según datos de la Oficina Central de Estadística de la Iglesia.





El Papa afirma que visitar Irak “es un deber hacia esta tierra martirizada”

Redacción ACI Prensa

Captura de pantalla (Vatican News)


Durante el vuelo que lo llevó de Roma a Bagdad, el Papa Francisco destacó la visita que inicia este viernes 5 de marzo a Irak y señaló que se trata de un “deber hacia esta tierra martirizada”.

El Santo Padre dio unas breves palabras a los periodistas que lo acompañan en este nuevo viaje internacional, el primero desde el inicio de la pandemia del coronavirus. La última visita apostólica fuera de Italia fue a Tailandia y Japón en noviembre de 2019.

“Estoy contento de retomar los viajes”, dijo el Papa a los periodistas, e indicó que “este viaje es emblemático, es un deber hacia esta tierra martirizada durante tantos años”.

Francisco, que visita Irak con el lema “Todos ustedes son hermanos”, tendrá este viernes un encuentro con los obispos, sacerdotes, religiosos y seminaristas en la Catedral de Nuestra Señora de la Salvación en Bagdad, templo que fue blanco de una ataque terrorista el 31 de octubre de 2010.

Ese día los terroristas musulmanes asesinaron a 46 laicos y dos sacerdotes. Además hubo unos 70 heridos.

El domingo el Papa visitará a los cristianos de Qaraqosh y Mosul, dos ciudades de la llanura del Nínive que entre 2014 y 2017 estuvieron bajo el control del Estado Islámico, grupo terrorista que se ensañó con las comunidades cristianas, provocando la huida de cientos de miles hacia el Kurdistán iraquí.



El Papa Francisco se reúne con el presidente de Irak

Redacción ACI Prensa

 Créditos: Captura Vatican Media



Previo a su encuentro con las autoridades, la sociedad civil y el cuerpo diplomático, el Papa Francisco se reunió de forma privada con el presidente de Irak, Barham Ahmed Salih Qassim, en el marco de su viaje apostólico al país.

El encuentro tuvo lugar en el estudio privado del Palacio Presidencial de Bagdad, donde el Santo Padre obsequió al mandatario una medalla conmemorativa del viaje, en la que se ve el mapa de Irak, la figura de Abraham y una palmera, “símbolo de prosperidad y riqueza material y espiritual”, según indicó la Santa Sede.

El Papa Francisco llegó a Irak el 5 de marzo, donde fue recibido por la guardia oficial y un grupo de personas vestidas con ropas tradicionales, que cantaron algunas palabras en español como “Viva el Papa” y “Bienvenido”.

Comité de recibimiento, que acogió al #PapaFrancisco en la Sala Vip del aeropuerto, donde se llevó a cabo un breve encuentro privado entre el Papa y el Primer Ministro. #ViajeApostólico #Iraq pic.twitter.com/K85Rlq5Q2Q

Antes de encontrarse con el presidente, el Santo Padre se reunió con el vice primer ministro de Irak, Mustafa Abdellatif Mshatat, en la sala VIP del aeropuerto.

En su cuenta de twitter, el vice primer ministro señaló que el pueblo y el gobierno iraquí espera la visita del Papa Francisco y resaltó que “Mesopotamia siempre fue y seguirá siendo un lugar histórico de encuentro de valores humanos comunes”.

“Bienvenido Papa Francisco a la tierra de Sumeria, Babilonia, Asiria, la tierra de los profetas y las civilizaciones”, agregó.

En el Palacio Presidencial de Bagdad también se realizó la ceremonia oficial de bienvenida. Durante el evento, se liberaron palomas blancas y dos niños con trajes tradicionales entregaron ramos de flores al Santo Padre.

Estos pequeños le regalaron flores al Papa Francisco que ya se encuentra en Irak, donde realiza su primer viaje apostólico internacional desde el comienzo de la pandemia del #COVID19. Es la primera vez que un Pontífice visita Irak.

El Santo Padre permanecerá en el país de Medio Oriente hasta el 8 de marzo, donde visitará la capital, Bagdad; la patria de Abraham, Ur; las ciudades “mártires” de Qaraqosh y Mosul, marcadas por la violencia de Estado Islámico; y la capital del Kurdistán iraquí, Erbil.

Actualmente, Irak tiene una población de 38 millones 836 mil habitantes, la mayoría musulmanes (sunitas y chiítas). Los cristianos representan una minoría, articulados en comunidades caldeas, siríacas, armenias, latinas, melquitas, ortodoxas y protestantes. Los católicos son 590 mil fieles, según datos de la Oficina Central de Estadística de la Iglesia.
















miércoles, 17 de febrero de 2021

PAPA FRANCISCO EN MIÉRCOLES DE CENIZA 2021 - LA CUARESMA ES UN VIAJE DE REGRESO A DIOS



Papa Francisco en Miércoles de Ceniza: La Cuaresma es un viaje de regreso a Dios

Redacción ACI Prensa



Durante la celebración de la Misa en este Miércoles de Ceniza, el Papa Francisco recordó que “la Cuaresma es un viaje de regreso a Dios” por lo que animó a dejarse reconciliar por Dios para aprender de la Cruz de Jesús que es la “cátedra silenciosa de Dios”.

Este año, el Santo Padre presidió la Eucaristía con el rito de la bendición e imposición de las cenizas en una ceremonia con pocas personas en la Basílica de San Pedro, y no en la Basílica de Santa Sabina en el Aventino con la tradicional procesión previa, debido a las restricciones sanitarias causadas por el COVID-19.

En su homilía, el Papa destacó que iniciamos el camino de la cuaresma con las palabras del profeta Joel que indican la dirección a seguir “vuelvan a mí con todo corazón” por lo que advirtió: “Cuántas veces, ocupados o indiferentes, le hemos dicho: ‘Señor, volveré a Ti después... Espera. Hoy no puedo, pero mañana quizá empezaré a rezar y a hacer algo por los demás’. Y así un día tras otro ¿no? Ahora Dios llama a nuestro corazón. En la vida tendremos siempre cosas que hacer y excusas para dar, pero hermanos y hermanas, ahora es tiempo de regresar a Dios”.

En esta línea, el Santo Padre señaló que “la cuaresma es un viaje que implica toda nuestra vida, todo lo que somos” porque “es el tiempo para verificar las sendas que estamos recorriendo, para volver a encontrar el camino de regreso a casa, para redescubrir el vínculo fundamental con Dios, del que depende todo”.

“La cuaresma no es una recolección de florecillas, es discernir hacia dónde está orientado el corazón. Este es el centro de la cuaresma: hacia dónde está orientado mi corazón”, afirmó.

Por ello, el Papa invitó a preguntarse: “¿Hacia dónde me lleva el navegador de mi vida, hacia Dios o hacia mi yo? ¿Vivo para agradar al Señor, o para ser visto, alabado, preferido, en primer lugar? ¿Tengo un corazón ‘bailarín’, que da un paso hacia adelante y uno hacia atrás, ama un poco al Señor y un poco al mundo, o un corazón firme en Dios? ¿Me siento a gusto con mis hipocresías, o lucho por liberar el corazón de la doblez y la falsedad que lo encadenan?”.

En este sentido, el Pontífice subrayó que la cuaresma es también “un éxodo de la esclavitud a la libertad” porque “son cuarenta días que recuerdan los cuarenta años en los que el pueblo de Dios viajó en el desierto para regresar a su tierra de origen”.

Sin embargo, el Papa reconoció que durante el camino “estaba la tentación de añorar las cebollas, de volver atrás, de atarse a los recuerdos del pasado, a algún ídolo” por lo que añadió que “también para nosotros es así: el viaje de regreso a Dios se dificulta por nuestros apegos malsanos, se frena por los lazos seductores de los vicios, de las falsas seguridades del dinero y del aparentar, del lamento victimista que paraliza”.

De este modo, el Santo Padre sugirió que “para caminar es necesario desenmascarar estas ilusiones” y para eso ayudan “los viajes de regreso que nos relata la Palabra de Dios”.

En primer lugar, el Papa recordó la parábola del hijo pródigo para señalar que “también para nosotros es tiempo de volver al Padre” ya que “es el perdón del Padre que vuelve a ponernos en pie: el perdón de Dios, la confesión, es el primer paso de nuestro viaje de regreso” por lo que recomendó a los confesores ser “como el Padre, no con el látigo, sino con el abrazo”.

Luego, el Santo Padre recordó al leproso sanado para indicar que “necesitamos volver a Jesús” ya que “todos tenemos enfermedades espirituales, solos no podemos curarlas; todos tenemos vicios arraigados, solos no podemos extirparlos; todos tenemos miedos que nos paralizan, solos no podemos vencerlos. Necesitamos imitar a aquel leproso, que volvió a Jesús y se postró a sus pies”. “Necesitamos la curación de Jesús, es necesario presentarle nuestras heridas y decirle: ‘Jesús, estoy aquí ante Ti, con mi pecado, con mis miserias. Tú eres el médico, Tú puedes liberarme. Sana mi corazón, sana mi lepra’”.

En tercer lugar, el Papa dijo que también “estamos llamados a volver al Espíritu Santo” por lo que animó “volvamos al Espíritu, Dador de vida, volvamos al Fuego que hace resurgir nuestras cenizas”.

“Nuestro viaje, entonces, consiste en dejarnos tomar de la mano. El Padre que nos llama a volver es Aquel que sale de casa para venir a buscarnos; el Señor que nos cura es Aquel que se dejó herir en la cruz; el Espíritu que nos hace cambiar de vida es Aquel que sopla con fuerza y con dulzura sobre nuestro barro”, explicó.

Por último, el Santo Padre alentó a dejarse reconciliar con Dios porque “el camino no se basa en nuestras fuerzas” y añadió “el comienzo del regreso a Dios es reconocernos necesitados de Él, necesitados de misericordia, necesitados de su gracia. Este es el camino justo, el camino de la humildad”.

“Hoy bajamos la cabeza para recibir las cenizas. Cuando acabe la cuaresma nos inclinaremos aún más para lavar los pies de los hermanos. La cuaresma es un abajamiento humilde en nuestro interior y hacia los demás. Es entender que la salvación no es una escalada hacia la gloria, sino un abajamiento por amor. Es hacerse pequeños. En este camino, para no perder la dirección, pongámonos ante la cruz de Jesús: es la cátedra silenciosa de Dios”, concluyó el Santo Padre.

Después de la homilía, el Papa Francisco bendijo e impuso las cenizas a los Cardenales presentes y él las recibió por parte del arcipreste de la Basílica de San Pedro, el Cardenal Angelo Comastri. 

HOMILÍA DEL PAPA FRANCISCO ENLA MISA DE MIÉRCOLES DE CENIZA, 17 DE FEBRERO

  


Homilía del Papa Francisco en la Misa del Miércoles de Ceniza

Redacción ACI Prensa





El Papa Francisco presidió la Misa este Miércoles de Ceniza con el rito de la bendición e imposición de cenizas que se llevó a cabo en el altar de la cátedra de la Basílica de San Pedro.

En su homilía, el Santo Padre destacó que la cuaresma “es un viaje de regreso a Dios” en el que Dios dice “Vuelvan a mí con todo el corazón”.

“La cuaresma es un viaje que implica toda nuestra vida, todo lo que somos. Es el tiempo para verificar las sendas que estamos recorriendo, para volver a encontrar el camino de regreso a casa, para redescubrir el vínculo fundamental con Dios, del que depende todo. La cuaresma no es una recolección de florecillas, es discernir hacia dónde está orientado el corazón. Este es el centro de la cuaresma: hacia dónde está orientado mi corazón”, dijo el Papa.


A continuación, la homilía completa pronunciada por el Papa Francisco:

Iniciamos el camino de la cuaresma. Este se abre con las palabras del profeta Joel, que indican la dirección a seguir. Hay una invitación que nace del corazón de Dios, que con los brazos abiertos y los ojos llenos de nostalgia nos suplica: ‘Vuelvan a mí con todo corazón’ (Jl 2,12). Vuelvan a mí. La cuaresma es un viaje de regreso a Dios. Cuántas veces, ocupados o indiferentes, le hemos dicho: ‘Señor, volveré a Ti después... Espera. Hoy no puedo, pero mañana quizá empezaré a rezar y a hacer algo por los demás’. Y así un día tras otro ¿no? Ahora Dios llama a nuestro corazón. En la vida tendremos siempre cosas que hacer y excusas para dar, pero hermanos y hermanas, ahora es tiempo de regresar a Dios.

Vuelvan a mí, dice, con todo el corazón. La cuaresma es un viaje que implica toda nuestra vida, todo lo que somos. Es el tiempo para verificar las sendas que estamos recorriendo, para volver a encontrar el camino de regreso a casa, para redescubrir el vínculo fundamental con Dios, del que depende todo. La cuaresma no es una recolección de florecillas, es discernir hacia dónde está orientado el corazón. Este es el centro de la cuaresma: hacia dónde está orientado mi corazón.

Preguntémonos: ¿Hacia dónde me lleva el navegador de mi vida, hacia Dios o hacia mi yo? ¿Vivo para agradar al Señor, o para ser visto, alabado, preferido, al primer lugar? ¿Tengo un corazón ‘bailarín’, que da un paso hacia adelante y uno hacia atrás, ama un poco al Señor y un poco al mundo, o un corazón firme en Dios? ¿Me siento a gusto con mis hipocresías, o lucho por liberar el corazón de la doblez y la falsedad que lo encadenan?

El viaje de la cuaresma es un éxodo, es un éxodo de la esclavitud a la libertad. Son cuarenta días que recuerdan los cuarenta años en los que el pueblo de Dios viajó en el desierto para regresar a su tierra de origen. Pero, ¡qué difícil es dejar Egipto! Fue más difícil dejar el Egipto en el corazón del pueblo de Dios, que dejar el Egipto cuando el pueblo huyó. Aquel Egipto que llevaban siempre dentro. Es muy difícil dejar el Egipto.

Siempre, durante el camino, estaba la tentación de añorar las cebollas, de volver atrás, de atarse a los recuerdos del pasado, a algún ídolo. También para nosotros es así: el viaje de regreso a Dios se dificulta por nuestros apegos malsanos, se frena por los lazos seductores de los vicios, de las falsas seguridades del dinero y del aparentar, del lamento victimista que paraliza. Para caminar es necesario desenmascarar estas ilusiones.

¿Cómo proceder entonces en el camino hacia Dios? Nos ayudan los viajes de regreso que nos relata la Palabra de Dios.

Miramos al hijo pródigo y comprendemos que también para nosotros es tiempo de volver al Padre. Como ese hijo, también nosotros hemos olvidado el perfume de casa, hemos despilfarrado bienes preciosos por cosas insignificantes y nos hemos quedado con las manos vacías y el corazón infeliz. Hemos caído: somos hijos que caen continuamente, somos como niños pequeños que intentan caminar y caen al suelo, y siempre necesitan que su papá los vuelva a levantar. Es el perdón del Padre que vuelve a ponernos en pie: el perdón de Dios, la confesión, es el primer paso de nuestro viaje de regreso.

He dicho la confesión, recomiendo a los confesores: sean como el Padre, no con el látigo, sino con el abrazo.

Después necesitamos volver a Jesús, hacer como aquel leproso sanado que volvió a agradecerle. Diez fueron curados, pero sólo él fue también salvado, porque volvió a Jesús (cf. Lc 17,12-19). Todos, todos tenemos enfermedades espirituales, solos no podemos curarlas; todos tenemos vicios arraigados, solos no podemos extirparlos; todos tenemos miedos que nos paralizan, solos no podemos vencerlos. Necesitamos imitar a aquel leproso, que volvió a Jesús y se postró a sus pies. Necesitamos la curación de Jesús, es necesario presentarle nuestras heridas y decirle: “Jesús, estoy aquí ante Ti, con mi pecado, con mis miserias. Tú eres el médico, Tú puedes liberarme. Sana mi corazón, sana mi lepra”.

La Palabra de Dios nos pide volver al Padre, volver a Jesús. Además, estamos llamados a volver al Espíritu Santo. La ceniza sobre la cabeza nos recuerda que somos polvo y al polvo volveremos. Pero sobre este polvo nuestro Dios ha infundido su Espíritu de vida. Entonces, no podemos vivir persiguiendo el polvo, detrás de cosas que hoy están y mañana desaparecen. Volvamos al Espíritu, Dador de vida, volvamos al Fuego que hace resurgir nuestras cenizas. Aquel fuego que nos enseña a amar, seremos siempre polvo, pero como dice el himno litúrgico, polvo enamorado. Volvamos a rezar al Espíritu Santo, redescubramos el fuego de la alabanza, que hace arder las cenizas del lamento y la resignación.

Hermanos y hermanas: Nuestro viaje de regreso a Dios es posible sólo porque antes se produjo su viaje de ida hacia nosotros. Al contrario no habría sido posible. Antes que nosotros fuéramos hacia Él, Él descendió hacia nosotros. Nos ha precedido, ha venido a nuestro encuentro. Por nosotros descendió más abajo de cuanto podíamos imaginar: se hizo pecado, se hizo muerte. Es cuanto nos ha recordado san Pablo: ‘A quien no cometió pecado, Dios lo asemejó al pecado por nosotros’ (2 Co 5,21). Para no dejarnos solos y acompañarnos en el camino descendió hasta nuestro pecado y nuestra muerte.

Nuestro viaje, entonces, consiste en dejarnos tomar de la mano. El Padre que nos llama a volver es Aquel que sale de casa para venir a buscarnos; el Señor que nos cura es Aquel que se dejó herir en la cruz; el Espíritu que nos hace cambiar de vida es Aquel que sopla con fuerza y con dulzura sobre nuestro barro.

He aquí, entonces, la súplica del Apóstol: ‘Déjense reconciliar con Dios’ (v. 20). Déjense reconciliar: el camino no se basa en nuestras fuerzas. Ninguno se puede reconciliar con Dios con sus propias fuerzas. La conversión del corazón, con los gestos y las obras que la expresan, sólo es posible si parte del primado de la acción de Dios. Lo que nos hace volver a Él no es presumir de nuestras capacidades y nuestros méritos, sino acoger su gracia. La salvación es solo gracia, solo gratuidad. Jesús nos lo ha dicho claramente en el Evangelio: lo que nos hace justos no es la justicia que practicamos ante los hombres, sino la relación sincera con el Padre. El comienzo del regreso a Dios es reconocernos necesitados de Él, necesitados de misericordia, necesitados de su gracia. Este es el camino justo, el camino de la humildad. ¿yo me siento necesitado o me siento suficiente?

Hoy bajamos la cabeza para recibir las cenizas. Cuando acabe la cuaresma nos inclinaremos aún más para lavar los pies de los hermanos. La cuaresma es un abajamiento humilde en nuestro interior y hacia los demás. Es entender que la salvación no es una escalada hacia la gloria, sino un abajamiento por amor. Es hacerse pequeños. En este camino, para no perder la dirección, pongámonos ante la cruz de Jesús: es la cátedra silenciosa de Dios. Miremos cada día sus llagas, llagas que ha llevado al cielo y las hace ver al Padre cada día en su oración de intercesión. Miremos sus llagas. En esos agujeros reconocemos nuestro vacío, nuestras faltas, las heridas del pecado, los golpes que nos han hecho daño. Sin embargo, precisamente allí vemos que Dios no nos señala con el dedo, sino que abre los brazos de par en par. Sus llagas están abiertas por nosotros y en esas heridas hemos sido sanados (cf. 1 P 2,24; Is 53,5). Besémoslas y entenderemos que justamente ahí, en los vacíos más dolorosos de la vida, Dios nos espera con su misericordia infinita. Porque allí, donde somos más vulnerables, donde más nos avergonzamos, Él viene a nuestro encuentro. Y ahora nos invita a regresar a Él, para volver a encontrar la alegría de ser amados.

lunes, 8 de febrero de 2021

PAPA FRANCISCO PIDE SOSTENER CON LA ORACIÓN Y ACCIONES CONCRETAS A LAS VÍCTIMAS DE TRATA

 


Papa Francisco pide sostener con la oración y acciones concretas a las víctimas de trata

Redacción ACI Prensa

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Con ocasión de la 7ª Jornada Mundial de Oración y Reflexión contra la trata de personas que se celebra este 8 de febrero, el Papa Francisco pidió rezar “para sostener a las víctimas de la trata y a las personas que acompañan los procesos de integración y reinserción social” y para que la oración impulse “acciones concretas” que permitan a cada persona esclavizada volver a “ser protagonista libre de su vida” a favor del bien común.

Así lo indicó el Santo Padre en un video mensaje dirigido durante el maratón mundial de oración en línea organizado por "Talitha kum” la red de vida consagrada contra la trata de personas de la Unión Internacional de Superiores Generales (UISG).

“Hace falta rezar para que aprendamos a acercarnos con humanidad y valentía a quien está marcado por tanto dolor y desesperación, manteniendo viva la esperanza. Rezar para ser centinelas capaces de discernir y tomar decisiones orientadas al bien. La oración toca el corazón e impulsa a acciones concretas, a acciones innovadoras y valientes que sepan correr riesgos, confiando en el poder de Dios”, advirtió el Papa.

En la memoria de Santa Josefina Bakhita el Santo Padre recordó a quienes han vivido el drama de la trata en su propia vida y destacó que “este día es importante porque nos ayuda a todos a recordar este drama, y nos impulsa a no dejar de rezar y luchar juntos”.

“Ojalá la reflexión y la toma de conciencia vayan siempre acompañadas de gestos concretos, que abran también vías de emancipación social. El objetivo, de hecho, es que cada persona esclavizada vuelva a ser protagonista libre de su propia vida y parte activa en la construcción del bien común”, afirmó el Papa.


A continuación, el texto completo del video mensaje del Papa Francisco:

Queridas hermanas y queridos hermanos:

Me dirijo a todos ustedes que trabajan contra la trata de personas y que hoy están espiritualmente unidos en esta Jornada Mundial de Oración, que también tiene una intención específica: una "Economía sin trata". Me alegra saber que este año varios momentos de oración son interreligiosos, uno de ellos también en Asia. Hago extensivo mi mensaje a todas las personas de buena voluntad que rezan, se comprometen, estudian y reflexionan para combatir la trata de personas; y sobre todo a quien -como Santa Bakhita, a la que celebramos hoy- han vivido el drama de la trata en su propia vida.

Este día es importante porque nos ayuda a todos a recordar este drama, y nos impulsa a no dejar de rezar y luchar juntos. Ojalá la reflexión y la toma de conciencia vayan siempre acompañadas de gestos concretos, que abran también vías de emancipación social. El objetivo, de hecho, es que cada persona esclavizada vuelva a ser protagonista libre de su propia vida y parte activa en la construcción del bien común.

Este es un día de Oración. Sí, hace falta rezar para sostener a las víctimas de la trata y a las personas que acompañan los procesos de integración y reinserción social. Hace falta rezar para que aprendamos a acercarnos con humanidad y valentía a quien está marcado por tanto dolor y desesperación, manteniendo viva la esperanza. Rezar para ser centinelas capaces de discernir y tomar decisiones orientadas al bien. La oración toca el corazón e impulsa a acciones concretas, a acciones innovadoras y valientes que sepan correr riesgos, confiando en el poder de Dios (cf. Mc 11,22-24).

La memoria litúrgica de Santa Bakhita es un firme recordatorio de esta dimensión de la fe y la oración: ¡su testimonio resuena siempre vivo y relevante! Y es un llamamiento para situar a las víctimas de la trata, a sus familias y comunidades en el centro. Son ellas el centro de nuestra oración. Santa Bakhita nos recuerda que ellas son las protagonistas de este día, y que todos nosotros estamos a su servicio (cf. Lc 17,10).

Y ahora me gustaría compartir con ustedes algunas sugerencias para la reflexión y la acción sobre el tema que han elegido: "Economía sin trata". Pueden encontrar otras sugerencias en el mensaje que dirigí a los participantes en el evento “Economy of Francesco” el pasado 21 de noviembre.


Una economía sin trata es:

1. Una economía de cuidado. El cuidado puede entenderse como cuidar de las personas y de la naturaleza, ofreciendo productos y servicios para el crecimiento del bien común. Una economía que cuide el trabajo, creando oportunidades de empleo que no exploten al trabajador mediante condiciones laborales degradantes y horarios extenuantes.

La pandemia de Covid ha exacerbado y empeorado las condiciones de explotación laboral; la pérdida de puestos de trabajo ha penalizado a tantas víctimas de la trata en el proceso de rehabilitación y reinserción social. "En estos momentos donde todo parece diluirse y perder consistencia, nos hace bien apelar a la solidez que surge de sabernos responsables de la fragilidad de los demás buscando un destino común." (Enc. Fratelli tutti, 115).

Por lo tanto, una economía del cuidado significa una economía de la solidaridad: trabajamos por una solidez que se conjuga con la solidaridad. Estamos convencidos de que la solidaridad, bien administrada, da lugar a una construcción social más segura y firme (cf. ibíd.).

2. Una economía sin trata es una economía con reglas de mercado que promueven la justicia y no los intereses particulares exclusivos. La trata de personas encuentra un terreno fértil en el enfoque del capitalismo neoliberal, en la desregulación de los mercados que apunta a maximizar las ganancias sin límites éticos, sin límites sociales, sin límites ambientales (cf. ibíd., 210). Si se sigue esta lógica, existe solamente el cálculo de ventajas y desventajas.

Las decisiones no se toman en función de criterios éticos, sino en función de los intereses dominantes, a menudo hábilmente revestidos de una apariencia humanitaria o ecológica. Las decisiones no se toman mirando a las personas: las personas son uno de los números, también para explotar.

3. Por todo ello, una economía sin trata es una economía valiente: hace falta valor. No en el sentido de temeridad, de operaciones arriesgadas en busca de ganancias fáciles. No, no en ese sentido; por supuesto que no es ese valor el que se necesita. Al contrario, es el valor de la construcción paciente, de la planificación que no mira siempre y sólo a la ventaja a muy corto plazo, sino a los frutos a medio y largo plazo y, sobre todo, a las personas. El valor de conjugar el beneficio legítimo con el fomento del empleo y las condiciones de trabajo dignas. En tiempos de fuerte crisis, como la actual, este valor es aún más necesario. En la crisis, la trata prolifera, lo sabemos todos: lo vemos todos los días. En la crisis, la trata prolifera; es necesario, pues, reforzar una economía que responda a la crisis de una manera que no sea miope, sino duradera y sólida.

Queridas hermanas y hermanos, llevemos todo esto a nuestra oración, especialmente hoy, por la intercesión de Santa Bakhita. Rezo por ustedes, y todos juntos rezamos por cada persona que es víctima de la trata en estos momentos. Y ustedes, por favor, no se olviden de rezar por mí. Gracias.