sábado, 29 de junio de 2019

PAPA FRANCISCO ENCOMIENDA A ROMA A SUS PATRONES SAN PEDRO Y SAN PABLO


Papa Francisco encomienda a Roma a sus patrones 
San Pedro y San Pablo
Redacción ACI Prensa
 Foto: Daniel Ibáñez / ACI




Al concluir el rezo del Ángelus de este 29 de junio, Solemnidad de San Pedro y San Pablo, el Papa Francisco encomendó especialmente a la ciudad de Roma y realizó una petición especial.

“En esta fiesta de los patrones principales de Roma, deseo todo bien a los romanos y a quienes viven en esta ciudad”, dijo el Santo Padre desde la ventana de su estudio en el Palacio Apostólico Vaticano.

En esta línea, el Pontífice exhortó a todos a “reaccionar con sentido cívico ante los problemas de la sociedad”.

Además, el Santo Padre saludó con afecto a los peregrinos que viajaron a Roma para festejar con los Arzobispos metropolitanos que recibieron los palios benditos esta mañana en el Vaticano.

“A todos les deseo una buena fiesta y les pido, por favor, una oración por mi por intercesión de los Santos Pedro y Pablo. Buen almuerzo y adiós”, dijo el Papa.

Por último, el Papa Francisco dirigió un especial mensaje a la delegación del Patriarcado Ecuménico de Constantinopla presente en Roma por la tradicional visita anual en el Vaticano en la Solemnidad de San Pedro y San Pablo.

“Envío un cordial y fraterno saludo a mi hermano Su Santidad Bartolomé I”, expresó el Pontífice tras haber celebrado la Misa en el Basílica Vaticana y después de haber rezado en la tumba de San Pedro con el Arzobispo de Telmessos, su Eminencia Job, quien encabezaba la delegación de la Iglesia Ortodoxa y es el representante del Patriarcado Ecuménico ante el Consejo Ecuménico de las Iglesias y co-presidente de la Comisión mixta internacional para el Diálogo teológico entre la Iglesia Católica y la Iglesia Ortodoxa.

Previamente, el Papa Francisco explicó en su homilía de la Misa de hoy que cada 29 de junio existe una “hermosa tradición” que consiste en la visita de una delegación del Patriarcado Ecuménico de Constantinopla.

En esta línea, el Santo Padre destacó que “su presencia nos recuerda que tampoco podemos ahorrar esfuerzos en el camino hacia la unidad plena entre los creyentes, en una comunión a todos los niveles. Porque juntos, reconciliados por Dios y perdonados mutuamente, estamos llamados a ser testigos de Jesús con nuestra vida”.

HOMILÍA DEL PAPA FRANCISCO EN LA SOLEMNIDAD DE SAN PEDRO Y SAN PABLO


Homilía del Papa Francisco en la Solemnidad de San Pedro y San Pablo
Redacción ACI Prensa
 Foto: Daniel Ibáñez / ACI



El Papa Francisco celebró la Misa en la Solemnidad de San Pedro y San Pablo en la Basílica Vaticana y bendijo los palios que serán entregados a los nuevos Arzobispos metropolitanos nombrados entre el 30 de junio de 2018 al 1 de junio de 2019.

En su homilía, el Santo Padre destacó que “el palio recuerda a la oveja que el pastor está llamado a llevar sobre sus hombros” y que es “signo de que los pastores no viven para sí mismos, sino para las ovejas; es signo de que, para poseer la vida, es necesario perderla, entregarla”.

Además, el Pontífice recordó que en la ceremonia estaba presente la tradicional Delegación del Patriarcado Ecuménico de Constantinopla que es motivo de alegría y a quienes saludó con afecto.

“Su presencia nos recuerda que tampoco podemos ahorrar esfuerzos en el camino hacia la unidad plena entre los creyentes, en una comunión a todos los niveles. Porque juntos, reconciliados por Dios y perdonados mutuamente, estamos llamados a ser testigos de Jesús con nuestra vida”, explicó el Papa.  


A continuación, la homilía completa del Papa Francisco:

Los apóstoles Pedro y Pablo están ante nosotros como testigos. No se cansaron nunca de anunciar, de vivir en misión, en camino, desde la tierra de Jesús hasta Roma. Aquí dieron testimonio de Él, hasta el final, entregando su vida como mártires. Si vamos a las raíces de su testimonio, los descubrimos como testigos de vida, testigos de perdón y testigos de Jesús.

Testigos de vida. Aun cuando sus vidas no fueron cristalinas y lineales, ambos eran de ánimo muy religioso: Pedro, discípulo de la primera hora (cf. Jn 1,41), Pablo incluso «defensor muy celoso de las tradiciones de los antepasados» (Ga 1,14). Pero cometieron grandes equivocaciones: Pedro llegó a negar al Señor, Pablo persiguió a la Iglesia de Dios. Ambos fueron puestos al descubierto por las preguntas de Jesús: «Simón, hijo de Juan, ¿me amas?» (Jn 21,15); «Saúl, Saúl, ¿por qué me persigues?» (Hch 9,4). Pedro se entristeció por las preguntas de Jesús, Pablo quedó ciego por sus palabras. Jesús los llamó por su nombre y cambió sus vidas. Y después de todos estos sucesos confió en ellos, en dos pecadores arrepentidos. Podríamos preguntarnos: ¿Por qué el Señor no nos dio como testigos a dos personas irreprochables, con un pasado limpio y una vida inmaculada? ¿Por qué Pedro, si estaba en cambio Juan? ¿Por qué Pablo y no Bernabé?

Hay una gran enseñanza en todo esto: el punto de partida de la vida cristiana no está en el ser dignos; con aquellos que se creían buenos, el Señor no pudo hacer mucho. Cuando nos consideramos mejores que los demás, es el principio del fin. Porque el Señor no hace milagros con quien se cree justo, sino con quien se reconoce necesitado. Él no se siente atraído por nuestra capacidad, no es por esto que nos ama. Él nos ama como somos y busca personas que no sean autosuficientes, sino que estén dispuestas a abrirle sus corazones. Pedro y Pablo eran así, transparentes ante Dios. Pedro se lo dijo a Jesús de inmediato: «Soy un pecador» (Lc 5,8). Pablo escribió que él era «el menor de los apóstoles, no digno de ser llamado apóstol» (1 Co 15,9). Mantuvieron durante su vida esta humildad, hasta el final: Pedro crucificado boca abajo, porque no se consideraba digno de imitar a su Señor; Pablo, encariñado con su nombre, que significa “pequeño”, y desapegado del que recibió cuando nació, Saúl, nombre del primer rey de su pueblo. Comprendieron que la santidad no consiste en enaltecerse, sino en abajarse, no se trata de un ascenso en la clasificación, sino de confiar cada día la propia pobreza al Señor, que hace grandes cosas con los humildes. ¿Cuál fue el secreto que los sostuvo en sus debilidades? El perdón del Señor.

Redescubrámoslos, por tanto, como testigos de perdón. En sus caídas descubrieron el poder de la misericordia del Señor, que los regeneró. En su perdón encontraron una paz y una alegría irreprimibles. Con todo el desastre que habían realizado, habrían podido vivir con sentimientos de culpa: ¡Cuántas veces habrá pensado Pedro en su negación! ¡Cuántos escrúpulos tendría Pablo, por el daño que había hecho a tantas personas inocentes! Humanamente habían fallado; pero sin embargo se encontraron con un amor más grande que sus fracasos, con un perdón tan fuerte como para curar sus sentimientos de culpa. Sólo cuando experimentamos el perdón de Dios renacemos de verdad. Es el perdón el que nos permite comenzar de nuevo; allí nos encontramos con nosotros mismos: en la confesión.


Testigos de vida, testigos de perdón, Pedro y Pablo son ante todo testigos de Jesús. En el Evangelio de hoy Él hace esta pregunta: «¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?». Las respuestas evocan personajes del pasado: «Juan el Bautista, Elías, Jeremías o algunos de los profetas». Personas extraordinarias, pero todas muertas. Pedro, en cambio, responde: «Tú eres el Cristo» (cf. Mt 16,13.14.16). Cristo, es decir el Mesías. Es una palabra que no se refiere al pasado, sino al futuro: El Mesías es el esperado, la novedad, el que trae al mundo la unción de Dios. Jesús no es el pasado, sino el presente y el futuro. No es un personaje lejano para recordar, sino Aquel a quien Pedro tutea: Tú eres el Cristo. Para el testigo, Jesús es más que un personaje histórico, es la persona de la vida: es lo nuevo, no lo ya visto; es la novedad del futuro, no un recuerdo del pasado. Por consiguiente, un testigo no es quien conoce la historia de Jesús, sino el que vive una historia de amor con Jesús. Porque el testigo, después de todo, lo único que anuncia es que Jesús está vivo y es el secreto de la vida. En efecto, vemos que Pedro, después de haber dicho Tú eres el Cristo, agrega: «el Hijo de Dios vivo» (v. 16). El testimonio nace del encuentro con Jesús vivo. También en el centro de la vida de Pablo encontramos la misma palabra que rebosa del corazón de Pedro: Cristo. Pablo repite este nombre una y otra vez, casi cuatrocientas veces en sus cartas. Para él, Cristo no es sólo el modelo, el ejemplo, el punto de referencia, sino la vida. Escribe: «Para mí la vida es Cristo» (Flp 1,21). Jesús es su presente y su futuro, hasta el punto de que juzga el pasado como basura ante la sublimidad del conocimiento de Cristo (cf. Flp 3,7-8).

Ante estos testigos, preguntémonos: “¿Renuevo mi encuentro con Jesús todos los días?”. Es posible que seamos personas que tienen curiosidad por Jesús, que nos interesemos por las cosas de la Iglesia o por las noticias religiosas; que abramos páginas de internet y periódicos, y hablemos de cuestiones sagradas. Pero de esta forma, nos quedamos sólo al nivel de lo que la gente dice, de las encuestas, del pasado. A Jesús esto le interesa poco. Él no quiere “reporteros” del espíritu, mucho menos cristianos de fachada. Él busca testigos, que le digan cada día: “Señor, tú eres mi vida”.

Encontrando a Jesús, experimentando su perdón, los apóstoles fueron testigos de una nueva vida. No pensaron más en sí mismos, sino que se entregaron completamente. No se quedaron satisfechos con medias tintas, sino que se decidieron por la única medida posible para aquellos que siguen a Jesús: la de un amor sin límites. Se «derramaron en libación» (cf. 2 Tm 4,6). Pidamos la gracia de no ser cristianos tibios, que viven a medias, que dejan enfriar el amor. Encontremos nuestras raíces en la relación diaria con Jesús y en la fuerza de su perdón. Jesús te pregunta también a ti como hizo con Pedro: “¿Quién soy yo para ti?”, “¿Me amas?”. Dejemos que estas palabras entren en nosotros y enciendan el deseo de no sentirnos nunca satisfechos con lo mínimo, sino de apuntar al máximo, para ser también nosotros testigos vivos de Jesús.

Hoy se bendicen los palios para los arzobispos metropolitanos nombrados durante el último año. El palio recuerda a la oveja que el pastor está llamado a llevar sobre sus hombros; es signo de que los pastores no viven para sí mismos, sino para las ovejas; es signo de que, para poseer la vida, es necesario perderla, entregarla. Según una hermosa tradición, comparte también con nosotros la alegría de hoy una Delegación del Patriarcado Ecuménico, a la que saludo con afecto. Vuestra presencia nos recuerda que tampoco podemos ahorrar esfuerzos en el camino hacia la unidad plena entre los creyentes, en una comunión a todos los niveles. Porque juntos, reconciliados por Dios y perdonados mutuamente, estamos llamados a ser testigos de Jesús con nuestra vida.  

PROGRAMA DEL VIAJE DEL PAPA FRANCISCO EN ÁFRICA A MOZAMBIQUE, MADAGASCAR Y MAURICIO


Programa del viaje del Papa Francisco en África a Mozambique, Madagascar y Mauricio
POR MERCEDES DE LA TORRE | ACI Prensa
Foto: Daniel Ibáñez / ACI Prensa




La Oficina de Prensa de la Santa Sede publicó este 28 de junio el programa oficial del próximo viaje apostólico internacional que el Papa Francisco realizará en África del 4 al 10 de septiembre de 2019.

En tal ocasión, el Papa Francisco visitará tres países del continente africano: Mozambique, Madagascar y Mauricio.

El miércoles 4 de septiembre, el avión que trasladará al Santo Padre desde Roma a Maputo (capital de Mozambique) y despegará a las 8:00 a.m. (hora de Roma) para aterrizar en el aeropuerto de Maputo a las 6:30 p.m. (hora local) en donde se llevará a cabo la ceremonia de bienvenida.

Al día siguiente, el Pontífice realizará la visita de cortesía al Presidente en el Palacio de Ponta Vermelha, en donde después tendrá un encuentro con las autoridades, la sociedad civil y el Cuerpo Diplomático.


Luego, el Papa participará a un encuentro interreligioso con los jóvenes en el Pabellón de Deportes de Maxaquene, almorzará en la Nunciatura y por la tarde se reunirá con lo Obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas, consagrados, seminaristas, catequistas y animadores en la Catedral de la Inmaculada Concepción.

El viernes 6 de septiembre por la mañana el Santo Padre visitará el hospital de Zimpeto, presidirá una Celebración Eucarística en el Estadio de Zimpeto y tendrá la ceremonia de despedida en el aeropuerto de Maputo para viajar a Antanavarivo (capital de Madagascar).

Posteriormente, el sábado 7 de septiembre, el Santo Padre realizará la visita de cortesía al Presidente en el Palacio de Iavoloha y al finalizar tendrá el encuentro con las autoridades, la sociedad civil y el Cuerpo Diplomático en el Palacio de ceremonias (“Ceremony Building”) en donde pronunciará un discurso.

Después, el Papa irá a un Monasterio de la Carmelitas Descalzas y rezará la hora media con ellas. Tras el almuerzo en la Nunciatura, el Santo Padre irá a la Catedral de Andohalo para reunirse con los obispos de Madagascar.

Al terminar, rezará en la tumba de la beata Victoire Rasoamanarivo y por la tarde tendrá una vigilia con jóvenes en el Campo diocesano de Soamandrakizay.

El domingo 8 de septiembre el Papa Francisco celebrará la Santa Misa en el Campo diocesano de Soamandrakizay, almorzará con el séquito papal en la Nunciatura y por la tarde visitará a la ciudad de la amistad de Akamasoa.

Más tarde, presidirá una oración con los trabajadores en Mahatzana y se reunirá con los sacerdotes, religiosos, religiosas, consagrados y seminaristas en el Collège Saint Michel.


Al día siguiente, lunes 9 de septiembre, el Santo Padre viajará a las 7:30 a.m. en avión de Antananarivo hacia Port Louis (capital de Mauricio) en donde será recibido a las 10:40 a.m. en el aeropuerto de Port Louis y allí mismo se realizará la ceremonia de bienvenida.

Después, el Papa Francisco celebrará la Santa Misa en el Monumento de María, Reina de la Paz y al finalizar, almorzará con los obispos de la Conferencia Episcopal del Océano Indio (CEDOI) en el episcopio.

Por la tarde, el Pontífice realizará la visita de cortesía al Presidente en el Palacio Presidencial, y después, se reunirá allí mismo con el Primer Ministro. Al finalizar los dos encuentros privados, el Papa se reunirá con las autoridades, la sociedad civil y el Cuerpo Diplomático en el Palacio Presidencial y después se trasladará al aeropuerto de Port Louis para la ceremonia despedida. El avión despegará a las 7:00 p.m. hacia Antananarivo y aterrizará a las 8:00 p.m. (hora local).

El último día del viaje será dedicado solamente al viaje de Madagascar a Italia. El Santo Padre tendrá la ceremonia de despedida en el aeropuerto de Antananarivo a las 9:20 a.m. el martes 10 de septiembre y aterrizará en Roma Ciampino alrededor de las 7:00 p.m.

domingo, 19 de mayo de 2019

DÍA A DÍA CON EL PAPA FRANCISCO: 19 DE MAYO



DÍA A DÍA CON EL PAPA FRANCISCO
19 de Mayo


No se detengan en la superficie de las cosas y desconfíen de las liturgias mundanas de la apariencia, del maquillaje del alma para aparentar ser mejores. Por el contrario, instales bien la conexión más estable, la de un corazón que ve y transmite incansablemente el bien.

(31 de julio de 2016 - Homilía)

PAPA FRANCISCO EXPLICA CÓMO SE PUEDE PERDONAR Y AMAR A LOS ENEMIGOS


El Papa explica cómo se puede perdonar y amar a los enemigos
Redacción ACI Prensa
 Foto: Vatican Media



El Papa Francisco afirmó, durante el rezo del Regina Coeli en la Plaza de San Pedro del Vaticano este domingo 19 de mayo, que “la única fuerza capaz de transformar nuestro corazón es el amor de Jesús, siempre que también nosotros amemos con ese amor”.

Precisamente, es el amor de Cristo “el que nos hace capaces de amar a los enemigos y de perdonar a quien nos ha ofendido”.

“El amor que se manifiesta en la cruz de Cristo y que Él nos llama a vivir, es la única fuerza que transforma nuestro corazón de piedra en corazón de carne”, afirmó el Pontífice.

En su reflexión previa al rezo del Regina Coeli, el Santo Padre comentó el pasaje evangélico en el que Jesús, reunido con los discípulos en el Cenáculo, pronuncia su último discurso antes de su Pasión. “Después de haber lavado los pies a los Discípulos”, explica el Papa, “les dice: ‘Os doy un mandamiento nuevo: que os améis los unos a los otros. Como yo os he amado, así os debéis amar también los unos a los otros’”.

Sin embargo, el Pontífice planteó la cuestión de en qué sentido Jesús dice que este mandamiento es nuevo, porque “sabemos que ya en el Antiguo Testamento Dios había mandado a los miembros de su pueblo que amaran al prójimo como a ellos mismos. Jesús mismo, a quien le preguntaba cuál era el mandamiento más grande de la Ley, respondía que el primero era amar a Dios con todo el corazón, y el segundo, amar al prójimo como a uno mismo”.

“Entonces, ¿cuál es la novedad?”, volvió a preguntar Francisco. La respuesta es que “el antiguo mandamiento del amor se ha convertido en nuevo porque ha sido completado con este añadido: ‘como yo os he amado’, ‘amaos como yo os he amado’”.

“La novedad está en el amor de Jesucristo, aquel con el que Él dio la vida por nosotros. Se trata del amor de Dios, universal, sin condiciones y sin límites, que encuentra el ápice sobre la cruz. En aquel momento de extremo abajamiento, en aquel momento de abandono al Padre, el Hijo de Dios ha mostrado y entregado al mundo la plenitud del amor”.

El Papa continuó: “Jesús nos ha amado en primer lugar, nos ha amado a pesar de nuestra fragilidad, de nuestros límites y de nuestras debilidades humanas”. “Al darnos el mandamiento nuevo, Él nos pide que nos amemos entre nosotros no sólo con mucho de nuestro amor, sino con el suyo, que el Espíritu Santo infunde en nuestros corazones si lo invocamos con fe”.

De hecho, “Dios nos ama mucho más de lo que podemos amarnos a nosotros mismos. De ese modo, podemos difundir por todas partes la semilla del amor que renueva los vínculos entre las personas y abre horizontes de esperanza”.

“Jesús siempre abre horizontes de esperanza, su amor abre horizontes de esperanza. Este amor nos hace convertirnos en hombres nuevos, hermanos y hermanas en el Señor, y hace de nosotros el nuevo Pueblo de Dios, es decir, la Iglesia, en la cual todos estamos llamados a amar a Cristo y en Él amarnos los unos a los otros”.

El Papa finalizó recordando que “el amor de Jesús nos hace ver al otro como miembro actual o futuro de la comunidad de los amigos de Jesús, nos estimula al diálogo y nos ayuda a escucharnos y a conocernos recíprocamente”.

“El amor nos abre hacia los demás, convirtiéndose en la base de las relaciones humanas. Nos hace capaces de superar las barreras de las propias debilidades y de los propios prejuicios. El amor de Jesús en nosotros crea puentes, enseña nuevos caminos, estimula el dinamismo de la fraternidad”, concluyó.

PAPA FRANCISCO: DESPERDICIAR COMIDA ES DESCARTAR A LA GENTE


Desperdiciar comida es descartar a la gente, advierte el Papa
POR MERCEDES DE LA TORRE | ACI Prensa
 Foto: Vatican Media



El Papa Francisco pidió, una vez más, no desperdiciar la comida porque “desperdiciar la comida es descartar a la gente”.

Así lo indicó el Santo Padre este 18 de mayo al recibir en audiencia a la Federación Europea de Bancos de Alimentos (FEBA) que está compuesta por 224 Bancos de alimentos en 18 países europeos, con más de 6,406 voluntarios en toda Europa, y que proporciona alrededor de 274 mil toneladas de alimentos para más de 4 millones de personas.

En su discurso, el Pontífice agradeció el trabajo que realizan en silencio a favor de las personas que no tienen suficiente para comer y animó a continuar “la lucha contra el despilfarro de alimentos”.


“El despilfarro manifiesta desinterés por las cosas e indiferencia hacia los que carecen de ellas”, lamentó.

En esta línea, el Papa recordó que esta labor recuerda “las raíces de la solidaridad en Europa, porque buscan la unidad en el bien concreto: es bueno ver lenguas, creencias, tradiciones y orientaciones diferentes, no para compartir sus propios intereses, sino para velar por la dignidad de los demás”.

“El progreso de todos crece acompañando a los que están atrasados”, destacó el Papa y señaló que en la actualidad hay demasiadas personas que “están privadas de trabajo, dignidad y esperanza; muchos otros, por el contrario, están oprimidos por ritmos de producción inhumanos, que anulan las relaciones y afectan negativamente a la vida familiar y personal”.

Por otro lado, el Santo Padre advirtió que la economía se ha despersonalizado “en lugar de servir al hombre, lo esclaviza, lo esclaviza a mecanismos financieros cada vez más distantes de la vida real y cada vez menos gobernables”.


Por ello, Francisco señaló la necesidad de “apoyar a los que quieren cambiar para mejor, fomentar modelos de crecimiento basados en la equidad social, en la dignidad de las personas, en la familia, en el futuro de los jóvenes, en el respeto del medio ambiente”.

“Una economía circular ya no puede posponerse. El despilfarro no puede ser la última palabra que dejen unos pocos ricos, mientras que la mayor parte de la humanidad permanece en silencio”, expresó el Papa.

De este modo, el Santo Padre los animó “a seguir adelante, implicando a todos los que encuentren, especialmente a los jóvenes, para que se unan a ustedes en la promoción del bien del mundo”.

PAPA FRANCISCO PIDE A PERIODISTAS TRABAJAR SEGÚN LA VERDAD Y LA JUSTICIA


Papa Francisco pide a periodistas trabajar según la verdad y la justicia
POR MERCEDES DE LA TORRE | ACI Prensa
 Foto: Vatican Media



El Papa Francisco recibió este 18 de mayo a los miembros de la Asociación de la Prensa Extranjera en Italia a quienes le pidió trabajar a favor de “la verdad y la justicia” y promover la esperanza.

En el discurso pronunciado durante la audiencia realizada en la Sala Clementina del Vaticano, el Santo Padre expresó a los periodistas extranjeros estima por su trabajo “incluso cuando ponen el dedo en la llaga” pero añadió que “quizás la llaga está en la comunidad eclesial”.

En esta línea, el Papa aseguró que su trabajo es valioso porque “contribuye a la búsqueda de la verdad, y solo la verdad nos hace libres”.

“Aprecio el compromiso con el que llevan a cabo su trabajo que, vivido con espíritu de servicio, se convierte en una misión. Durante mis viajes apostólicos, puedo ver el esfuerzo que implica. Además, viven lejos de sus países de origen y se encuentran con el país en el que trabajan, sabiendo cómo captar sus aspectos positivos y negativos”, expresó el Papa.

Además, Francisco citó las palabras de Benedicto XVI quien afirmó que “a veces los medios de comunicación tienden a hacernos sentir siempre ‘espectadores’, como si el mal solo afectara a otros, y ciertas cosas nunca nos podrían pasar. En cambio, todos somos ‘actores’ y, para bien o para mal, nuestro comportamiento influye en los demás".


Por ello, el Santo Padre los exhortó a trabajar “según la verdad y la justicia, para que la comunicación sea verdaderamente un instrumento para construir, no para destruir; para encontrarnos, no para chocar; para dialogar, no para monologar; para orientar, no para desorientar; para comprender, no para incomprender; para caminar en paz, no para sembrar odio; para dar voz a los que no la tienen; para dar voz, no para ser un megáfono a los que gritan más fuerte”.

Por otro lado, el Papa destacó la importancia de la humildad que “puede ser un elemento fundamental” de la profesión periodística. “El periodista humilde es un periodista libre. Libre de condicionamientos. Libre de prejuicios, y por ello, valiente”, afirmó.

En esta línea, el Santo Padre recordó los muchos periodistas que son asesinados por realizar su labor en todo el mundo y añadió que “la libertad de prensa y de expresión es un indicador importante del estado de salud de un país”.

“Necesitamos un periodismo libre, al servicio de lo verdadero, lo bueno, lo justo; un periodismo que ayude a construir la cultura del encuentro. Necesitamos periodistas que estén del lado de las víctimas, del lado de los perseguidos, del lado de los excluidos, de los descartados, de los discriminados”, dijo el Papa.

Por otro lado, Francisco advirtió que “los periodistas humildes no son mediocres, sino más bien conscientes de que a través de un artículo, un tuit, una televisión o una radio en directo se puede hacer el bien, pero también, si no se es cuidadoso y escrupuloso, el mal se hace a los demás y a veces a comunidades enteras”.

Por ello, el Papa pidió tener atención con las noticias falsas (“fake news”, en inglés). “La información falsa puede extenderse hasta el punto de parecer auténtica. Por esta razón, los periodistas siempre deben considerar el poder de la herramienta a su disposición, y resistir la tentación de publicar noticias que no han sido suficientemente verificadas”.

“En un momento en que mucha gente está difundiendo noticias falsas, la humildad te impide vender el alimento dañado de la desinformación y te invita a ofrecer el buen pan de la verdad”, dijo.


En este sentido, el Pontífice aconsejó algunas actitudes que el periodista debe cultivar, como no alimentar los eslóganes, que, “en lugar de poner en marcha el pensamiento, lo anulan"; no crear estereotipos; no conformarse con representaciones cómodas que retratan a "los individuos como si fueran capaces de resolver todos los problemas, o por el contrario como chivos expiatorios, sobre los que descargar toda la responsabilidad".

De este modo, el Santo Padre alertó que actualmente hay “demasiadas palabras hostiles” y explicó que el decir cosas malas sobre los demás “se ha convertido en un hábito para muchos, junto con el de clasificar a las personas” por lo que exhortó a recordar siempre que “cada persona tiene su dignidad intangible, que nunca se le puede quitar”.

Por último, Francisco explicó que “el periodista humilde y libre trata de decir lo bueno, aunque más a menudo es el mal el que hace las noticias” por lo que animó a seguir informado “esa parte de la realidad que gracias a Dios sigue siendo la más extendida: la realidad de los que no ceden a la indiferencia, de los que no huyen ante la injusticia, sino que construyen con paciencia y en silencio. Hay un océano sumergido de bien que merece ser conocido y que da fuerza a nuestra esperanza”.

“Los invito a ser un espejo que sepa reflejar la esperanza. Y deseo que sean mujeres y hombres humildes y libres, que son los que dejan una buena huella en la historia”, concluyó.

Al finalizar la audiencia, el Papa Francisco saludó a cada uno de los periodistas presentes con sus familias y les regaló una copia del libro “Comunicar el bien. Las palabras del Papa Francisco”. Este volumen fue editado por la Librería Editorial Vaticana (LEV) en italiano y recopila algunos discursos de Jorge Mario Bergoglio - Papa Francisco en materia de comunicación.