sábado, 2 de diciembre de 2017

PAPA FRANCISCO: NO PASEN TODO EL DÍA AL CELULAR, PRESTEN ATENCIÓN A SU ALREDEDOR


No pasen todo el día al celular, ¡presten atención a su alrededor!, pide el Papa a jóvenes
Foto: L'Osservatore Romano




VATICANO, 02 Dic. 17 / 05:42 am (ACI).- El Papa Francisco también se encontró con los jóvenes católicos de Bangladesh en su último día en el país. A ellos pidió ir siempre adelante con esperanza, y no estar “todo el día al teléfono” olvidando lo que hay alrededor.

Después del encuentro con sacerdotes, religiosos y seminaristas, el Pontífice se acercó hasta el cementerio parroquial de la iglesia del Santo Rosario, donde rezó ante algunas tumbas y las bendijo. A continuación, visitó la iglesia y luego se trasladó hasta el Notre Dame College para el encuentro con los jóvenes.

En su discurso, el Papa destacó el valor del “patrimonio cultural” e invitó a los jóvenes a “mirar más allá de nosotros mismos”. “Hablad con vuestros padres y abuelos, ¡no os paséis todo el día con el teléfono, ignorando el mundo que os rodea!”, les recomendó.

“Vuestra cultura os enseña a respetar a los ancianos. Como he dicho antes, los ancianos nos ayudan a apreciar la continuidad de las generaciones. Llevan consigo la memoria y la sabiduría experiencial, que nos ayuda a evitar repetir los errores del pasado”.

“A través de sus palabras, su amor, su afecto, su presencia, comprendemos que la historia no ha iniciado con nosotros, sino que somos parte de un antiguo «viajar» y que la realidad es más grande que nosotros mismos”.

Con sus palabras, Francisco respondió también a Upasana y Anthony, quienes ofrecieron al Papa sus testimonios. “Los jóvenes tenéis algo único: estáis siempre llenos de entusiasmo, y me siento rejuvenecer cada vez que os encuentro”, les dijo el Papa.

Pero no sólo eso, porque “los jóvenes están siempre listos para ir hacia adelante, hacer que todo suceda y arriesgar”.

“Os animo a continuar con ese entusiasmo en las circunstancias buenas y malas. Ir hacia adelante, especialmente en aquellos momentos en los que os sentís oprimidos por los problemas y la tristeza y, mirando alrededor, parece que Dios no aparece en el horizonte”.

Francisco les pidió estar atentos de “no vagar sin rumbo” porque “nuestra vida tiene una dirección; tiene un fin que nos ha dado Dios”. “Es como si hubiese colocado dentro de nosotros un software, que nos ayuda a discernir su programa divino y a responderle con libertad. Pero, como todo software, necesita también ser actualizado constantemente. Tened actualizado vuestro programa, escuchando al Señor y aceptando el desafío de hacer su voluntad”, dijo a los jóvenes.

“Lo único que nos orienta y nos hace ir hacia adelante en el sendero justo es la sabiduría, la sabiduría que nace de la fe, dijo para alertar tras estas palabras del peligro de la “falsa sabiduría” de “este mundo”.

Para recibir la verdadera “debemos mirar el mundo, nuestra situación, nuestros problemas, todo, con los ojos de Dios. Nosotros recibimos esta sabiduría cuando comenzamos a ver las cosas con los ojos de Dios, a escuchar a los demás con los oídos de Dios, a amar con el corazón de Dios y a valorar las cosas con los valores de Dios”, indicó.

Falsas promesas de felicidad

El Santo Padre aprovechó para denunciar las “falsas promesas de felicidad” que ofrece la cultura contemporánea porque “no puede liberar” y “sólo conduce a un egoísmo que nos llena el corazón de oscuridad y amargura”.

“Es triste cuando comenzamos a cerrarnos en nuestro pequeño mundo y nos replegamos sobre nosotros mismos. Entonces hacemos nuestro el principio de ‘o como digo yo o adiós’ y quedamos atrapados, encerrados en nosotros mismos”, dijo al hablar del peligro que supone no aceptar a los otros.

“Cuando un pueblo, una religión o una sociedad se convierten en un ‘pequeño mundo’, pierden lo mejor que tienen y caen en una mentalidad presuntuosa, la del ‘yo soy bueno, tú eres malo’”.

Para terminar, les recordó que los cristianos deben estar llenos de esperanza “en el encuentro personal con Jesús en la oración y en los sacramentos, y en el encuentro concreto con él en los pobres, los enfermos, los que sufren y los abandonados. En Jesús descubrimos la solidaridad de Dios, que camina constantemente a nuestro lado”.

PAPA FRANCISCO A SACERDOTES Y CONSAGRADOS EN BANGLADESH, CUIDEN LA SEMILLA DE LA VOCACIÓN


El Papa a sacerdotes y consagrados en Bangladesh: “Cuiden la semilla de la vocación”
Por Miguel Pérez Pichel
 Foto: L'Osservatore Romano




VATICANO, 02 Dic. 17 / 01:08 am (ACI).- El Papa Francisco animó a sacerdotes, religiosos, religiosas, consagrados, seminaristas y novicias de Bangladesh a cuidar su vocación y a no dejarse arrastrar por los “chismes” que destruyen las comunidades religiosas.

El Santo Padre habló así ante miembros de comunidades religiosas y sacerdotales con los que se reunió tras una emotiva visita a la casa de las Hermanas de la Caridad en Daca, la llamada Casa Madre Teresa, donde la Santa de Calcuta solía residir en sus visitas a la ciudad.

Cogido de la mano por dos niñas pequeñas, el Santo Padre recorrió las instalaciones acompañado de los cánticos y gritos en español de “viva el Papa” de la gente que allí le esperaba para recibirle con entusiasmo. En su recorrido, saludó y conversó con las religiosas así como a los enfermos, ancianos, niños y necesitados que atienden.

Francisco se detuvo de forma especial en la sala en la que atienden a niños con discapacidad. El Papa habló con ellos y les proporcionó palabras de aliento.

Tras ello, saludó a personas ancianas. Una de ellas contaba instantes antes a los periodistas que Francisco era el segundo Papa que conocía, pues también había podido conversar con San Juan Pablo II en la visita que hizo a Bangladesh en el año 1986.

Finalizada la visita, el Papa Francisco se dirigió a la iglesia del Santo Rosario de Daca, para el encuentro con sacerdotes, religiosos, religiosas, consagrados, seminaristas y novicias.

En su discurso, reflexionó sobre un episodio de la vida de Isaías: “En aquellos días surgirá un pequeño brote de la Casa de Israel, y ese brote crecerá y crecerá y llenará con el espíritu de Dios, el espíritu de sabiduría, de ciencia, de piedad, de temor de Dios”.

El Papa señaló que Isaías “describe ahí lo pequeño y lo grande de la vida de fe, de la vida de servicio de Dios” y pidió aplicarlo a la vida diaria del consagrado.

Recordó que donde hay un brote antes había una semilla, “una semilla sembrada por Dios, y es Dios la que la hace crecer. ‘¿Y yo qué tengo que hacer?’. –se preguntó el Pontífice– Regarla para que crezca y llegue a la plenitud del Espíritu”.

Para regar esa semilla, “hay que cuidarla, y cuidar el brote cuando empieza a crecer”, indicó.

“Cuidar la vocación que hemos recibido, como se cuida a un niño, como se cuida a un anciano. La vocación se cuida con ternura humana. Si en nuestra comunidad, si en nuestros presbiterios falta esa dimensión de ternura humana, el brote queda chiquito, no crece y se seca. Cuidar con ternura, porque cada hermano del presbiterio, cada hermano de la Conferencia Episcopal, cada hermano o hermana de mi comunidad religiosa, cada hermano seminarista es una semilla de Dios, y Dios la mira con ternura de Padre”.

No obstante, Francisco advirtió contra la “otra semilla”, la sembrada “por el enemigo, de noche, y entonces se corre el riesgo de que la buena semilla quede ahogada por la mala semilla. Qué fea que es la cizaña en los presbiterios. Qué fea es la cizaña en las Conferencias Episcopales. Qué fea la cizaña en las comunidades religiosas o en los seminarios”.

Por ello, animó a estar atentos, “a ir viendo cómo crece el brote de la buena semilla y cómo se distingue de la mala semilla y de la mala hierba”.

En este sentido, subrayó que “cuidar es discernir, darse cuenta de que si la riego cada día, la planta crece bien, y si la descuido, crece mal. Solamente se discierne cuando uno tiene un corazón orante. Cuidar es orar. Es pedirle a quien plantó la semilla, a Dios, que me enseñe a regarla”.

En su discurso, el Santo Padre también advirtió contra los “enemigos de la armonía” en las comunidades religiosas, y citó una que, según advirtió, es la peor de todas: “el chisme”.

“Lo que destruye una comunidad es el hablar mal de otros. El subrayar los defectos de los otros, pero no decírselo a él. Decírselo a otro, y así crear un ambiente de desconfianza, un ambiente de recelo. Un ambiente en el que no hay paz, hay división”, aseguró.

Francisco comparó el hablar mal de los demás con el terrorismo: “¡Es terrorismo! Porque el que va a hablar mal de otro, no lo dice públicamente. Y el que es terrorista no dice: ‘soy terrorista’. El que va a hablar mal de otro va a escondidas, tira la bomba, y se va. Y la bomba destruye. Cuando tengas ganas de hablar mal de otro, muérdete la lengua. Lo más probable es que se te hinche, pero no harás mal a tu hermano o a tu hermana”.

Por el contrario, sugirió dos maneras de actuar cuando alguien ve un defecto o algo que debe corregirse en un hermano o una hermana: “Puedes, si es posible, decírselo en persona, cara a cara. Y si, por prudencia, no se lo puedes decir, díselo a quien pueda poner remedio, y a nadie más. En privado, con caridad”.

El Papa se detuvo en este aspecto y lamentó: “¡Cuántas comunidades he visto destruirse por el espíritu del chisme! Por favor, muérdanse la lengua bien”.

Por último, el Santo Padre animó a tener alegría, porque “sin alegría no se puede servir a Dios”. “Da mucha pena cuando uno encuentra sacerdotes, consagrados, consagradas, seminaristas, Obispos, amargados. Alegría, alegría en los momentos difíciles. Esa alegría que, si no puede ser risa porque hay mucho dolor, es paz”.

CONMOVEDORA VISITA DEL PAPA FRANCISCO A ENFERMOS DE LA CASA MADRE TERESA EN BANGLADESH




La conmovedora visita del Papa a enfermos de la casa Madre Teresa en Bangladesh 
Foto: L'Osservatore Romano




VATICANO, 02 Dic. 17 / 09:15 am (ACI).- En el último día del Papa Francisco en Bangladesh, los enfermos y necesitados volvieron a ser los protagonistas. Horas antes de su regreso a Roma y de participar en un encuentro con jóvenes, Francisco visitó en Daca la “Casa Madre Teresa”, de las Misioneras de la Caridad.

Esta es la casa donde Santa Teresa de Calcuta se alojaba cada vez que acudía al país. En ella se acoge a enfermos y huérfanos –la mayoría niños–, pero también a personas con discapacidades físicas y mentales.

El Papa acudió al hogar que está situado en el barrio de Tejgaon, uno de los más pobres de la ciudad. Allí le esperaban numerosas personas, la mayoría enfermos y gente muy pobre. También las misioneras que trabajan en ella.

Al llegar, dos niñas pequeñas  tomaron de la mano al Papa para acompañarle al interior de la casa, donde se pudo ver también alguna imagen de la Madre Teresa, a quien el propio Francisco canonizó el 4 de septiembre de 2016.

Francisco no pronunció ningún discurso. Bastaron sus palabras de ánimo, su sonrisa y su cercanía. “Siento una gran ternura cuando me encuentro con religiosas ancianas o sacerdotes que han vivido su vida sirviendo plenamente a los demás con alegría y paz”, y cuyos ojos son “indescriptibles”, las confesó.

El Papa se detuvo con cada enfermo. Muchos de ellos postrados en sus camas y otros en silla de ruedas, quienes agradecieron su visita.

DISCURSO DEL PAPA FRANCISCO A LOS JÓVENES EN BANGLADESH


TEXTO: Discurso del Papa Francisco a los jóvenes en Bangladesh
 Foto: L'Osservatore Romano



VATICANO, 02 Dic. 17 / 06:12 am (ACI).- Antes de dirigirse al aeropuerto de Daca, capital de Bangladesh, para regresar a Roma, el Papa Francisco mantuvo un encuentro con los jóvenes para invitarlos a no dejarse llevar por el desánimo y construir la unidad.

“Es triste cuando comenzamos a cerrarnos en nuestro pequeño mundo y nos replegamos sobre nosotros mismos. Entonces hacemos nuestro el principio de ‘o como digo yo, o adiós’ y quedamos atrapados, encerrados en nosotros mismos”.

A continuación, el discurso completo del Papa:

Queridos jóvenes, queridos amigos, ¡buenas tardes!


Aquí estamos, ¡finalmente juntos! Os doy las gracias por vuestra cálida acogida. Agradezco a Mons. Gervas (Rozario) sus gentiles palabras, así como los testimonios de Upasana y Anthony. Los jóvenes tenéis algo único: estáis siempre llenos de entusiasmo, y me siento rejuvenecer cada vez que os encuentro. Upasana, has hablado de esto en tu testimonio, has dicho que eres «muy entusiasta» y yo puedo verlo y sentirlo. Este entusiasmo juvenil está relacionado con el espíritu aventurero. Uno de vuestros poetas nacionales, Kazi Nazrul Islam, lo ha expresado definiendo la juventud del país como «valiente», «acostumbrada a arrebatar la luz del vientre de la oscuridad». Los jóvenes están siempre listos para ir hacia adelante, hacer que todo suceda y arriesgar. Os animo a continuar con ese entusiasmo en las circunstancias buenas y malas. Ir hacia adelante, especialmente en aquellos momentos en los que os sentís oprimidos por los problemas y la tristeza y, mirando alrededor, parece que Dios no aparece en el horizonte.

Pero, avanzando, aseguraos de elegir el sendero justo. ¿Qué significa esto? Esto significa saber «viajar» en la vida, y no «vagar» sin rumbo. Nuestra vida tiene una dirección; tiene un fin que nos ha dado Dios. Él nos guía, orientándonos con su gracia. Es como si hubiese colocado dentro de nosotros un software, que nos ayuda a discernir su programa divino y a responderle con libertad. Pero, como todo software, necesita también ser actualizado constantemente. Tened actualizado vuestro programa, escuchando al Señor y aceptando el desafío de hacer su voluntad.

Anthony, te has referido a este desafío en tu testimonio cuando has dicho que sois hombres y mujeres que estáis «creciendo en un mundo frágil que exige sabiduría». Has usado la palabra «sabiduría» y, haciéndolo, nos has proporcionado la clave. Cuando se pasa de «viajar» a «vagar sin rumbo», toda la sabiduría se pierde. Lo único que nos orienta y nos hace ir hacia adelante en el sendero justo es la sabiduría, la sabiduría que nace de la fe. No es la falsa sabiduría de este mundo. Es la sabiduría que se vislumbra en los ojos de los padres y de los abuelos que han puesto su confianza en Dios. Como cristianos, podemos ver en sus ojos la luz de la presencia de Dios, la luz que han descubierto en Jesús, que es la misma sabiduría de Dios (cf. 1 Co 1,24). Para recibir esta sabiduría debemos mirar el mundo, nuestra situación, nuestros problemas, todo, con los ojos de Dios. Nosotros recibimos esta sabiduría cuando comenzamos a ver las cosas con los ojos de Dios, a escuchar a los demás con los oídos de Dios, a amar con el corazón de Dios y a valorar las cosas con los valores de Dios.

Esta sabiduría nos ayuda a reconocer y a rechazar las falsas promesas de felicidad. Una cultura que hace falsas promesas no puede liberar, sólo conduce a un egoísmo que nos llena el corazón de oscuridad y amargura. La sabiduría de Dios, en cambio, nos ayuda a saber cómo acoger y aceptar a aquellos que actúan y piensan de manera diferente a la nuestra. Es triste cuando comenzamos a cerrarnos en nuestro pequeño mundo y nos replegamos sobre nosotros mismos. Entonces hacemos nuestro el principio de «o como digo yo o adiós» y quedamos atrapados, encerrados en nosotros mismos. Cuando un pueblo, una religión o una sociedad se convierten en un «pequeño mundo», pierden lo mejor que tienen y caen en una mentalidad presuntuosa, la del «yo soy bueno, tú eres malo». Upasana, tú has evidenciado las consecuencias de este modo de pensar, cuando has dicho: «Perdemos la dirección y nos perdemos a nosotros mismos» y «la vida se nos vuelve absurda». La sabiduría de Dios nos abre a los demás. Nos ayuda a mirar más allá de nuestras comodidades personales y de las falsas seguridades que nos convierten en ciegos frente a los grandes ideales que hacen la vida más bella y digna de ser vivida.

Me alegra que junto a nosotros los católicos, estén muchos jóvenes amigos musulmanes y de otras religiones. Al encontraros juntos hoy aquí mostráis vuestra determinación de promover un clima de armonía, donde se tiende la mano a los otros, a pesar de vuestras diferencias religiosas. Esto me recuerda una experiencia que tuve en Buenos Aires, en una parroquia nueva situada en una zona sumamente pobre. Un grupo de estudiantes estaba construyendo algunos locales para la parroquia y el sacerdote me había invitado a ir a encontrarme con ellos. Entonces fui y cuando llegué a la parroquia el sacerdote me los presentó uno a uno, diciendo: «Este es el arquitecto –es judío–, este es comunista, este es católico practicante» (Saludo a los jóvenes del Centro cultural P. F. Varela, La Habana, 20 septiembre 2015). Esos estudiantes eran todos distintos, pero todos estaban trabajando por el bien común. Estaban abiertos a la amistad social y determinados a decir «no» a todo lo que hubiera podido desviarlos del propósito de estar juntos y de ayudarse los unos a los otros.


La sabiduría de Dios nos ayuda también a mirar más allá de nosotros mismos para contemplar la bondad de nuestro patrimonio cultural. Vuestra cultura os enseña a respetar a los ancianos. Como he dicho antes, los ancianos nos ayudan a apreciar la continuidad de las generaciones. Llevan consigo la memoria y la sabiduría experiencial, que nos ayuda a evitar repetir los errores del pasado. Los ancianos tienen «el carisma de colmar las distancias», en cuanto aseguran que los valores más importantes se transmitan a los hijos y a los nietos. A través de sus palabras, su amor, su afecto, su presencia, comprendemos que la historia no ha iniciado con nosotros, sino que somos parte de un antiguo «viajar» y que la realidad es más grande que nosotros mismos. Hablad con vuestros padres y abuelos, ¡no os paséis todo el día con el teléfono, ignorando el mundo que os rodea!

Upasana y Anthony, habéis terminado vuestros testimonios con palabras de esperanza. La sabiduría de Dios refuerza en nosotros la esperanza y nos ayuda a afrontar el futuro con valentía. Nosotros, cristianos, hallamos esta esperanza en el encuentro personal con Jesús en la oración y en los sacramentos, y en el encuentro concreto con él en los pobres, los enfermos, los que sufren y los abandonados. En Jesús descubrimos la solidaridad de Dios, que camina constantemente a nuestro lado.

Queridos jóvenes, queridos amigos, mirando vuestros rostros me lleno de alegría y de esperanza; alegría y esperanza por vosotros, por vuestro país, por la Iglesia y por vuestras comunidades. Que la sabiduría de Dios siga inspirando vuestro esfuerzo por crecer en el amor, en la fraternidad y en la bondad. Al dejar hoy vuestro país, os aseguro mi oración para que todos podáis continuar creciendo en el amor a Dios y al prójimo. Y por favor, no os olvidéis de rezar por mí. ¡Dios bendiga a Bangladesh! [Isshór Bangladeshké ashirbád korún!].

INISUAL PAPAMÓVIL QUE USÓ PAPA FRANCISCO EN SU VISITA A BANGLADESH

Este es el inusual “papamóvil” que usó Francisco en su visita a Bangladesh




DACA, 01 Dic. 17 / 06:04 pm (ACI).- Este viernes, previo al encuentro interreligioso en la ciudad de Daca, el Papa Francisco se animó a subirse a un “rickshaw”, un carrito colorido bastante popular en Bangladesh y que fue difundido por la prensa como el “papamóvil” del Pontífice.


© L'Osservatore Romano/ACI Prensa. Todos los derechos reservados.

Este medio de transporte antiguamente era jalado por personas, sin embargo, en la actualidad han sido acondicionados con pedales. El Papa recorrió varios metros sentado en un rickshaw.


En los últimos años estos vehículos han comenzado a desaparecer, pues están siendo reemplazados por nuevos transportes impulsados a batería.

© L'Osservatore Romano/ACI Prensa. Todos los derechos reservados.

Un portavoz de la Conferencia de Obispos de Bangladesh, Kamal Corraya, recordó que San Juan Pablo II también visitó Bangladesh y que utilizó un rickshaw que fue jalado por un sacerdote católico.

PAPA FRANCISCO SE ENCUENTRA CON 18 REFUGIADOS ROHINGYA Y PIDE PERDÓN POR INDIFERENCIAS DEL MUNDO


El Papa se encuentra con 18 refugiados rohingya y pide perdón por indiferencia del mundo
Por Miguel Pérez Pichel
Foto: L'Osservatore Romano




VATICANO, 01 Dic. 17 / 08:00 am (ACI).- El Papa Francisco habló con un grupo de 18 refugiados rohingya y les pidió perdón por la indiferencia del mundo ante el drama de su situación.

El Santo Padre saludó y estrechó la mano a cada uno de estos refugiados musulmanes procedentes del Estado de Rakhine, Myanmar (también conocida como Birmania), que viven en el campo de refugiados de Cox’s Bazar. Por primera vez en su viaje apostólico a Myanmar y Bangaldesh, el Papa empleó el término "rohingya" para referirse a ellos.

El saludo se produjo durante el Encuentro Interreligioso y Ecuménico por la Paz celebrado en el jardín del Arzobispado de Daca, en el que participaron representantes de la comunidad musulmana, hindú, budista, anglicana y católica.

El Santo Padre había mostrado en numerosas ocasiones su solidaridad con los musulmanes del Estado de Rakhine, los llamados rohingya, expulsados de sus hogares y perseguidos por las autoridades militares birmanas desde el pasado mes de agosto. Las Naciones Unidas calculan que cerca de 582 mil de estas personas se han refugiado en Bangladesh para huir de la limpieza étnica que sufren en Myanmar, su país de origen.

Deseo de paz entre religiones

Antes del saludo a los musulmanes del Estado de Rakhine, el Obispo de Roma habló ante los líderes de las diferentes religiones presentes en Bangladesh. La reunión interreligiosa y ecuménica estuvo amenizada por varios bailes tradicionales y cánticos.


En el discurso ante los líderes religiosos, el Papa Francisco destacó que “nos hemos reunido para profundizar nuestra amistad y para expresar el deseo unánime del don de una paz genuina y duradera”.

Francisco, que llegó al lugar del encuentro en un transporte tradicional bangladesí, destacó “el deseo de armonía, fraternidad y paz encarnado en las enseñanzas de las religiones del mundo”, y que se reflejan en este encuentro.

Además, mostró su deseo de que “nuestro encuentro de esta tarde pueda ser un signo claro del esfuerzo de los líderes y de los seguidores de las religiones presentes en este país para poder vivir juntos con respeto recíproco y buena voluntad”.

“Que este compromiso, aquí en Bangladesh, donde el derecho a la libertad religiosa es un principio fundamental, sea una llamada de atención respetuosa pero firme hacia quien busque fomentar la división, el odio y la violencia en nombre de la religión”, destacó.

Llamó, asimismo, a cooperar “en la formación de una cultura del encuentro, del diálogo y de la colaboración al servicio de la familia humana. Esto requiere más que una simple tolerancia. Nos estimula a tender la mano al otro en actitud de comprensión y confianza recíproca”.

De esa manera, instó a “construir una unidad que considere la diversidad no como amenaza, sino como fuente enriquecimiento y crecimiento”.

En su discurso el Papa explicó qué significa la “apertura del corazón”, necesaria para promover la cultura del encuentro.

Subrayó que esa apertura del corazón es una puerta que “nos permite entablar un diálogo de vida, no un simple intercambio de ideas”.

“Requiere buena voluntad y capacidad de acogida, pero no debe ser confundida con la indiferencia o la reticencia al expresar nuestras convicciones más profundas. Implicarse fructuosamente con el otro significa compartir nuestra identidad religiosa y cultural, pero siempre con humildad, honestidad y respeto”, señaló.


Es también similar a una escalera “que se eleva hacia el Absoluto. Recordando esta dimensión trascendente de nuestra actividad, nos damos cuenta de la necesidad de purificar nuestros corazones, para poder ver las cosas en su justa perspectiva”.

“A cada paso nuestra visión se hará más clara y recibiremos la fuerza para perseverar en el compromiso de comprender y valorizar a los demás, con sus puntos de vista. De este modo, encontraremos la sabiduría y la fuerza necesarias para tender a todos una mano amiga”.

Por último, el Pontífice identificó también esa apertura del corazón con un camino “que conduce a la búsqueda de la bondad, la justicia y la solidaridad. Nos impulsa a buscar el bien de nuestros vecinos”.

“Las diversas comunidades religiosas de Bangladesh han abrazado este camino mediante el compromiso por el cuidado de la tierra, nuestra casa común, y la respuesta a los desastres naturales que han asolado la nación en los últimos años”.

El Papa Francisco concluyó su discurso reclamando que ese corazón lata con fuerza en este mundo “para combatir el virus de la corrupción política, las ideologías religiosas destructivas, la tentación de cerrar los ojos a las necesidades de los pobres, de los refugiados, de las minorías perseguidas y de los más vulnerables”.

PAPA FRANCISCO INSTA A LOS OBISPOS DE BANGLADESH A VALORAR LOS CARISMAS DE LOS LAICOS


El Papa insta a los obispos de Bangladesh a valorar los carismas de los laicos
 Foto: L'Osservatore Romano




VATICANO, 01 Dic. 17 / 07:06 am (ACI).- En el encuentro que mantuvo con los Obispos de Bangladesh, el Papa Francisco exhortó a prestar atención a las necesidades de los jóvenes, de cara al Sínodo que reflexionará sobre ellos en el Vaticano en 2019, y valorar los carismas de los laicos.

El Papa pidió a los prelados asegurar “que los candidatos estén bien formados para comunicar a los demás, y en particular a sus propios contemporáneos, la riqueza de la fe”. “En un espíritu de comunión que une a las generaciones, ayudadlos a llevar adelante con alegría y entusiasmo el trabajo que otros han comenzado, sabiendo que algún día a ellos mismos les tocará, a su vez, transmitirlo”.

Por otro lado, pidió mantener “una cercanía pastoral cada vez mayor hacia los fieles laicos” puesto que “es necesario promover su participación efectiva en la vida de vuestras Iglesias particulares, a través de las estructuras canónicas que permiten escuchar sus voces y apreciar sus experiencias”.

“Reconoced y valorad los carismas de los laicos y laicas, y animadlos a poner sus dones al servicio de la Iglesia y de la sociedad en su conjunto”, afirmó.


En su segundo día en Bangladesh, el Papa Francisco se reunió con la Primera Ministra del país, Shekh Hasina, en la Nunciatura que se encuentra situada en la ciudad de Daca. Después, se trasladó hasta el Arzobispado para visitar la catedral.

Una vez en ella, el Pontífice fue acogido por el Cardenal Patrick D’Rozario, Arzobispo de Daca. Allí bendijo las placas conmemorativas de las visitas papales de Pablo VI en 1970, Juan Pablo II en 1986 y la suya propia. También las placas de dos nuevos edificios para los ancianos y los sacerdotes.

A continuación, saludó a 20 miembros del Comité Organizador de la visita y entró en la catedral acogidospor el párroco, un sacerdote y una religiosa. En la catedral estuvieron presentes unas 700 personas, entre ellas algunos benefactores a los que el Pontífice saludó y bendijo.

Francisco también oró durante unos segundos en silencio delante de la Capilla del Santísimo, y ya fuera de la iglesia, rezó en la tumba de los tres obispos precedentes.

Por último, caminó hasta la casa de los sacerdotes ancianos, en el complejo del Arzobispado, donde se celebró este encuentro con los Obispos de Bangladesh.

Al hablar de la acción social de la Iglesia en aquel país, dio las gracias a los que “trabajan silenciosamente para apoyar a las familias cristianas en su misión de dar cada día testimonio del amor reconciliador del Señor y de dar a conocer su poder redentor”.

La “actual crisis de los refugiados” también ocupó parte de su intervención. En Santo Padre manifestó que “aún queda mucho por hacer” y señaló que “la inspiración para sus obras de asistencia a los necesitados debe ser siempre esa caridad pastoral que sabe reconocer en seguida las heridas humanas y que responde con generosidad a cada uno personalmente”.

Para el Papa también es de suma importancia el respeto entre las diversas religiones del país, por lo que les instó a trabajar “tenazmente en construir puentes y en fomentar el diálogo, ya que estos esfuerzos no sólo facilitan la comunicación entre los diferentes grupos religiosos, sino que también despiertan las energías espirituales necesarias para la construcción de una nación unida, justa y en paz”.

“Cuando los líderes religiosos se pronuncian con una sola voz contra la violencia, que pretende hacerse pasar por religión, y tratan de reemplazar la cultura del conflicto con la cultura del encuentro, acuden a las raíces espirituales más profundas de sus diversas tradiciones”, concluyó.