jueves, 5 de enero de 2017

INTENCIONES DE ORACIÓN DEL PAPA FRANCISCO PARA LOS 12 MESES DEL 2017


Estas son las intenciones de oración del Papa Francisco para los 12 meses de 2017
 Foto: L'Osservatore Romano.



VATICANO, 04 Ene. 17 / 11:05 am (ACI).- El Apostolado de la Oración, la red mundial de oración del Papa, anunció cuáles serán las intenciones del Santo Padre Francisco para los 12 meses de 2017. A diferencia de años anteriores, solo habrá una intención de oración para cada mes.

Para enero, la intención de oración del Papa será por “por todos los cristianos, para que, fieles a las enseñanzas del Señor, aporten con la oración y la caridad fraterna, a restablecer la plena comunión eclesial, colaborando para responder a los desafíos actuales de la humanidad”.

En febrero, el Papa Francisco pide rezar por “por aquellos que están agobiados, especialmente los pobres, los refugiados y los marginados, para que encuentren acogida y apoyo en nuestras comunidades”.

El Santo Padre pide orar en marzo “por los cristianos perseguidos, para que experimenten el apoyo de toda la Iglesia, por medio de la oración y de la ayuda material”.

En abril, la intención de oración del Papa está dirigida a los “jóvenes, para que sepan responder con generosidad a su propia vocación; considerando seriamente también la posibilidad de consagrarse al Señor en el sacerdocio o en la vida consagrada”.


Para mayo, Francisco alienta a rezar “por los cristianos de África, para que den un testimonio profético de reconciliación, de justicia y paz, imitando a Jesús Misericordioso”.

El Papa pide orar en junio “por los responsables de las naciones, para que se comprometan con decisión a poner fin al comercio de las armas, que causa tantas víctimas inocentes”.

En julio, la intención de oración del Santo Padre es “por nuestros hermanos que se han alejado de la fe, para que, a través de nuestra oración y el testimonio evangélico, puedan redescubrir la cercanía del Señor misericordioso y la belleza de la vida cristiana”.

Para agosto, Francisco alienta a orar “por los artistas de nuestro tiempo, para que, a través de las obras de su creatividad, nos ayuden a todos a descubrir la belleza de la creación”.

En septiembre, la intención de oración del Papa es “por nuestras parroquias, para que, animadas por un espíritu misionero, sean lugares de transmisión de la fe y testimonio de la caridad”.

El Santo Padre exhorta a orar en octubre “por el mundo del trabajo, para que a todos les sean asegurados el respeto y la protección de sus derechos y se dé a los desempleados la oportunidad de contribuir a la construcción del bien común”.

Para noviembre, Francisco pide rezar “por los cristianos de Asia, para que, dando testimonio del Evangelio con sus palabras y obras, favorezcan el diálogo, la paz y la comprensión mutua, especialmente con aquellos que pertenecen a otras religiones”.

Y en diciembre de 2017, la intención de oración del Papa Francisco es “por los ancianos, para que sostenidos por las familias y las comunidades cristianas, colaboren con su sabiduría y experiencia en la transmisión de la fe y la educación de las nuevas generaciones”.


En su comunicado, el Apostolado de la Oración también explicó el proceso con el que se deciden las intenciones para todo el año. El primer paso, indicó la organización, es que “fieles de todo el mundo sugieren intenciones de oración del Papa a la oficina del Apostolado de la Oración en Roma”.

“A través de un discernimiento orante, el Apostolado elige un gran número de ellas y las envía al Vaticano para mayor selección, y el Papa hace la selección final”.

Finalmente, el Vaticano confía al Apostolado de la Oración la programación de las intenciones de oración mensuales.

PRIMERA AUDIENCIA DEL 2017, PAPA FRANCISCO REFLEXIONA SOBRE EL DOLOR Y LA ESPERANZA


Primera audiencia general de 2017: El Papa reflexiona sobre el dolor y la esperanza
Por Miguel Pérez Pichel
Foto Daniel Ibáñez (ACI Prensa)




VATICANO, 04 Ene. 17 / 06:34 am (ACI).- En la primera Audiencia General de los miércoles de este 2017, realizada en el Aula Pablo VI del Vaticano, el Papa Francisco reflexionó sobre el sentido del sufrimiento humano y cómo de este y del llanto puede surgir la esperanza.

El Santo Padre señaló que las palabras de consuelo no sirven de nada ante una persona que sufre, salvo que se haga partícipe de su sufrimiento. “Para hablar de esperanza a los desesperados, es necesario compartir su desesperación; para secar una lágrima en la cara del que sufre, es necesario unir al suyo nuestro llanto. Solo así nuestras palabras podrán ser realmente capaces de dar un poco de esperanza”, indicó.

En su catequesis, el Papa quiso centrarse en la figura de Raquel, “que habla de la esperanza vivida en el llanto”. Raquel era “la esposa de Jacob y la madre de José y Benjamín, la cual, como relata el Libro del Génesis, muere al dar a luz al segundo de sus hijos”.

El Pontífice hizo referencia a las palabras del profeta Jeremías: “¡Escuchen! En Ramá se oyen lamentos, llantos de amargura: es Raquel que llora a sus hijos; ella no quiere ser consolada, porque ya no existen”.

“En estos versos –explicó–, Jeremías presenta a esta señora de su pueblo, la gran matriarca de su tribu, en una realidad de dolor y llanto, pero al mismo tiempo con una perspectiva de vida insospechada. Raquel, que en la narración del Génesis muere dando a luz y asume esa muerte para que el hijo que portaba viviera, aparece ahora, sin embargo, representada por el profeta como viva en Ramá, donde se reunían los deportados, y llorando a sus hijos que murieron en el sentido de que se exiliaron; son los hijos que, como ella misma dice, ‘ya no existen’”.

Por ese motivo, Raquel no quiere ser consolada. “Esta negativa suya expresa la profundidad de su dolor, y la amargura de su llanto. Ante la tragedia de la pérdida de los hijos, una madre no puede aceptar palabras o gestos de consuelo, que son siempre inadecuados, nunca será capaz de paliar el dolor de una herida que no se puede curar. Un dolor proporcional al amor”.

El Papa lamentó que “son tantas, también hoy, las madres que lloran, que no se resignan a la pérdida de un hijo, inconsolables delante de una muerte imposible de aceptar. Raquel encarna el dolor de todas las madres del mundo, de todos los tiempos, y las lágrimas de todo ser humano que llora pérdidas irreparables”.

El Obispo de Roma enseñó que “este rechazo de Raquel, que no quiere ser consolada, nos enseña también cuánta delicadeza debemos mostrar ante el dolor de los demás”.

“Dios, con su delicadeza y con su amor, responde al llanto de Raquel con palabras verdaderas: ‘Reprime tus sollozos, ahoga tus lágrimas, porque tu obra recibirá su recompensa –oráculo del Señor– y ellos volverán del país enemigo’”.

“Precisamente por el llanto de la madre, hay aún esperanza para los hijos, que volverán a vivir”, enseñó el Papa.


“Esta mujer, que había aceptado morir en el momento del parto para que su hijo viviese, con su llanto es ahora principio de vida nueva para los hijos exiliados. Al dolor, al llanto amargo de Raquel, el Señor responde con una promesa que ahora puede ser para ellos motivo de verdadero consuelo: el pueblo podrá regresar del exilio y vivir en la fe, libre, su relación con el Señor. Las lágrimas han generado esperanza”.

El Santo Padre explicó el sentido que este relato del Antiguo Testamento tiene en el Nuevo: “Como sabemos, el evangelista Mateo tomó este texto de Jeremías para aplicarlo a la muerte de los inocentes. Un texto que nos sitúa frente a la tragedia de la muerte de seres humanos indefensos, al horror del poder que desprecia y suprime la vida”.

“Los niños de Belén murieron por causa de Jesús. Y Él, Cordero inocente, fue a morir, a su vez, por todos. El Hijo de Dios entró en el dolor de los hombres, lo compartió y lo confirmó en la muerte. Su Palabra es, definitivamente, palabra de consuelo, porque nace del llanto”, resaltó el Papa.

RECONSTRUYAMOS TAMBIÉN LOS CORAZONES, PIDE PAPA FRANCISCO A AFECTADOS POR TERREMOTOS EN ITALIA


Reconstruyamos también los corazones, pide el Papa a afectados por terremotos en Italia
Por Miguel Pérez Pichel




VATICANO, 05 Ene. 17 / 07:47 am (ACI).- “Reconstruir los corazones rotos antes que las casas. Reconstruir el tejido social y humano, reconstruir la comunidad eclesial”, ese es el mensaje central que el Papa Francisco transmitió a las víctimas y afectados por los terremotos que azotaron el centro de Italia en agosto y octubre de 2016.

El Pontífice se refirió a las dificultades de “reconstruir con dolor, porque el dolor es grande”, pero al mismo tiempo hizo un llamado a no perder la esperanza, una esperanza que, como indicó “no es un banal optimismo, porque no hay lugar para el optimismo, sí para la esperanza, pero no para ese optimismo sin sustancia que sirve un poco para un momento pero que no te lleva a avanzar. Hoy sólo sirve la esperanza”.


Francisco hizo suyas las palabras de dos personas que compartieron su experiencia con todos los presentes, y habló de cómo la tarea que se abre ahora es la de “reconstruir con el corazón y con las manos, manos que abrazan, que ayudan, que guían; reconstruir a pesar de las heridas y, sobre todo, no herir más una tierra herida con palabras vacías o noticias que no respeten el sufrimiento de las personas”.

“Algunos han perdido tanto, una casa, seres queridos: un hijo, un cónyuge, un padre… Que no os hieran. El silencio, la ternura del corazón; eso ayuda a no herir”, resaltó.

El Santo Padre destacó que se debe “aprovechar el dolor como fuente de milagros, de reconciliación entre las familias, de perdón, de reencuentro; y, por qué no, llorar juntos y convivir con estas cicatrices, recomenzar sin perder la capacidad de soñar; reconstruir una tierra, una comunidad estando juntos. Esto nos hace más humanos”.

Al terminar su reflexión sobre las palabras de las víctimas, el Papa les dijo que “en esta ocasión no había querido dar un sermón porque eso era lo último que les hacía falta”, y ha compartido con ellos lo que sintió cuando se despertó la mañana del terremoto: “por un lado pensé que tenía que ir a visitar a esa gente y por otro lado sentí tanto dolor”.

Al final del encuentro, el Papa Francisco agradeció a todos su presencia y les dio también las gracias “por todo lo que nos han enseñado con su fortaleza y generosidad”.

Asimismo, como un gesto más de cercanía del Papa a los damnificados, se informó que un grupo de dos equipos de restauradores de los Museos Vaticanos se encargarán de la complicada labor de conservación de las obras de arte recuperadas de entre las ruinas de las iglesias destruidas en el centro de Italia tras los terremotos.


PAPA FRANCISCO ANUNCIARÁ UNA INTENCIÓN DE ORACIÓN URGENTE PARA CADA MES DEL AÑO


El Papa Francisco anunciará una intención de oración “urgente” para cada mes del año
. Foto: L'Osservatore Romano.



VATICANO, 04 Ene. 17 / 03:24 pm (ACI).- Desde este año, el Papa Francisco tendrá solo una intención de oración preparada para cada mes. Sin embargo, tiene planeado anunciar en el primer Ángelus dominical de cada mes una segunda intención de oración, considerada “urgente”.

Así lo anunció el Apostolado de la Oración, la red mundial de oración del Papa, en un comunicado.


Esta segunda oración, explicó la organización, estará “relacionada con eventos actuales o necesidades urgentes, como alivio de desastres”.

“El pedido de oración urgente ayudará a movilizar la oración y la acción relacionada a la situación urgente”, explicó el Apostolado de la Oración, indicando que esta organización publicará “estas intenciones de oración urgente en su sitio web tan pronto como las recibamos del Vaticano”.

En un artículo publicado en el blog del Apostolado de la Oración, el P. James Kubicki, director nacional de la organización en Estados Unidos, explicó que la decisión del Papa tiene relación con “la velocidad de las comunicaciones en la era digital”.

El P. Kubicki señaló que el Papa hará el anuncio de esta intención “durante su mensaje del Ángelus en el primer domingo del mes”.

miércoles, 4 de enero de 2017

PAPA FRANCISCO REFLEXIONA SOBRE EL DOLOR Y LA ESPERANZA


Primera audiencia general de 2017: El Papa reflexiona sobre el dolor y la esperanza
Por Miguel Pérez Pichel
Foto Daniel Ibáñez (ACI Prensa)




VATICANO, 04 Ene. 17 / 06:34 am (ACI).- En la primera Audiencia General de los miércoles de este 2017, realizada en el Aula Pablo VI del Vaticano, el Papa Francisco reflexionó sobre el sentido del sufrimiento humano y cómo de este y del llanto puede surgir la esperanza.

El Santo Padre señaló que las palabras de consuelo no sirven de nada ante una persona que sufre, salvo que se haga partícipe de su sufrimiento. “Para hablar de esperanza a los desesperados, es necesario compartir su desesperación; para secar una lágrima en la cara del que sufre, es necesario unir al suyo nuestro llanto. Solo así nuestras palabras podrán ser realmente capaces de dar un poco de esperanza”, indicó.


En su catequesis, el Papa quiso centrarse en la figura de Raquel, “que habla de la esperanza vivida en el llanto”. Raquel era “la esposa de Jacob y la madre de José y Benjamín, la cual, como relata el Libro del Génesis, muere al dar a luz al segundo de sus hijos”.

El Pontífice hizo referencia a las palabras del profeta Jeremías: “¡Escuchen! En Ramá se oyen lamentos, llantos de amargura: es Raquel que llora a sus hijos; ella no quiere ser consolada, porque ya no existen”.

“En estos versos –explicó–, Jeremías presenta a esta señora de su pueblo, la gran matriarca de su tribu, en una realidad de dolor y llanto, pero al mismo tiempo con una perspectiva de vida insospechada. Raquel, que en la narración del Génesis muere dando a luz y asume esa muerte para que el hijo que portaba viviera, aparece ahora, sin embargo, representada por el profeta como viva en Ramá, donde se reunían los deportados, y llorando a sus hijos que murieron en el sentido de que se exiliaron; son los hijos que, como ella misma dice, ‘ya no existen’”.

Por ese motivo, Raquel no quiere ser consolada. “Esta negativa suya expresa la profundidad de su dolor, y la amargura de su llanto. Ante la tragedia de la pérdida de los hijos, una madre no puede aceptar palabras o gestos de consuelo, que son siempre inadecuados, nunca será capaz de paliar el dolor de una herida que no se puede curar. Un dolor proporcional al amor”.

El Papa lamentó que “son tantas, también hoy, las madres que lloran, que no se resignan a la pérdida de un hijo, inconsolables delante de una muerte imposible de aceptar. Raquel encarna el dolor de todas las madres del mundo, de todos los tiempos, y las lágrimas de todo ser humano que llora pérdidas irreparables”.

El Obispo de Roma enseñó que “este rechazo de Raquel, que no quiere ser consolada, nos enseña también cuánta delicadeza debemos mostrar ante el dolor de los demás”.

“Dios, con su delicadeza y con su amor, responde al llanto de Raquel con palabras verdaderas: ‘Reprime tus sollozos, ahoga tus lágrimas, porque tu obra recibirá su recompensa –oráculo del Señor– y ellos volverán del país enemigo’”.

“Precisamente por el llanto de la madre, hay aún esperanza para los hijos, que volverán a vivir”, enseñó el Papa.


“Esta mujer, que había aceptado morir en el momento del parto para que su hijo viviese, con su llanto es ahora principio de vida nueva para los hijos exiliados. Al dolor, al llanto amargo de Raquel, el Señor responde con una promesa que ahora puede ser para ellos motivo de verdadero consuelo: el pueblo podrá regresar del exilio y vivir en la fe, libre, su relación con el Señor. Las lágrimas han generado esperanza”.

El Santo Padre explicó el sentido que este relato del Antiguo Testamento tiene en el Nuevo: “Como sabemos, el evangelista Mateo tomó este texto de Jeremías para aplicarlo a la muerte de los inocentes. Un texto que nos sitúa frente a la tragedia de la muerte de seres humanos indefensos, al horror del poder que desprecia y suprime la vida”.

“Los niños de Belén murieron por causa de Jesús. Y Él, Cordero inocente, fue a morir, a su vez, por todos. El Hijo de Dios entró en el dolor de los hombres, lo compartió y lo confirmó en la muerte. Su Palabra es, definitivamente, palabra de consuelo, porque nace del llanto”, resaltó el Papa.

4 CLAVES PARA LEER EL NUEVO DOCUMENTO DEL VATICANO SOBRE FORMACIÓN DE SACERDOTES


4 claves para leer el nuevo documento del Vaticano sobre formación de sacerdotes
Por Álvaro de Juana y David Ramos
Mons. Jorge Carlos Patrón Wong junto a seminaristas venezolanos. Foto: Twitter / @arzobispojorge.



REDACCIÓN CENTRAL, 03 Ene. 17 / 03:31 pm (ACI).- En el documento titulado “El Don de la vocación presbiteral. Ratio Fundamentalis Institutionis Sacerdotalis”, la Congregación para el Clero de la Santa Sede determinó una serie de normativas sobre la formación de sacerdotes católicos. El Secretario para los Seminarios de esta Congregación, Mons. Jorge Carlos Patrón Wong, compartió con ACI Prensa 4 claves para entender este importante documento.

El documento del Vaticano, publicado el 8 de diciembre de 2016, reemplaza al publicado en 1985.


Entre otros artículos claves, El Don de la vocación presbiteral “en coherencia con el Magisterio” determinó que “la Iglesia, respetando profundamente a las personas en cuestión, no puede admitir al Seminario y a las Órdenes Sagradas a quienes practican la homosexualidad, presentan tendencias homosexuales profundamente arraigadas o sostienen la así llamada cultura gay”.

Estas personas, indicó la normativa del Vaticano, “se encuentran, efectivamente, en una situación que obstaculiza gravemente una correcta relación con hombres y mujeres. De ningún modo pueden ignorarse las consecuencias negativas que se pueden derivar de la Ordenación de personas con tendencias homosexuales profundamente arraigadas”.


A continuación, las 4 claves de Mons. Jorge Carlos Patrón Wong para comprender “El Don de la vocación presbiteral”:


1. Las diferencias con el texto de 1985 y acentos del nuevo documento

Mons. Patrón Wong explica que “la Iglesia es una institución antiquísima”, por lo que “en la formación de sus ministros existe la continuidad y la novedad”.

“Los documentos que rigen la formación ponen algunos acentos, intentando responder a la realidad actual y tratando de incorporar algunas experiencias positivas de la formación y las conclusiones de las ciencias humanas”, señala.

Para el Prelado, “una primera diferencia es que se subraya aún más la formación integral. Se trata de formar a todo el hombre, de modo que los seminaristas puedan conseguir una maduración equilibrada en diversos aspectos de su vida y de su futuro ministerio, partiendo siempre de la formación de la persona, es decir, del corazón, de lo profundo, de la interioridad”.

Además, indica, esta normativa “pone un acento particular sobre el discernimiento vocacional, recomendando que se haga continuamente durante el proceso formativo, de modo que los seminaristas lleguen a la ordenación sacerdotal más libres y más capaces de hacer, a su vez, un verdadero discernimiento pastoral”.

“También se pone atención al acompañamiento, haciendo ver la necesidad de que a lo largo del proceso formativo se cultiven profundas relaciones de confianza y transparencia entre los formadores y los seminaristas, para que efectivamente los puedan ayudar”.

Adicionalmente, este documento “hace ver la importancia de la comunidad educativa del Seminario. La formación se realiza siempre en el ámbito de la comunidad cristiana y, en el caso del Seminario, de una comunidad educativa constituida por todas las personas que colaboran en ella: sacerdotes formadores, profesores, empleados, personal administrativo”.

2. Proceso de formación para los candidatos al sacerdocio

Mons. Patrón Wong destaca que esta nueva normativa “insiste mucho en el concepto clásico de la gradualidad. Esto significa que los valores de la vocación sacerdotal se aprenden poco a poco, en un proceso de maduración que lleva un tiempo largo”.

“Se trata de formar a un hombre, que debe tener bien cimentada su identidad cristiana, para después facilitar la configuración con Cristo Siervo, Pastor, Sacerdote y Cabeza. Todo un proceso complejo que exige una cuidadosa formación”, precisa.

En este proceso de formación, indica, “se proponen cuatro etapas, que ya se ponían en práctica en la mayor parte de los Seminarios: la etapa propedéutica o introductoria, la etapa discipular o filosófica, la etapa configurativa o teológica y la etapa de pastoral o de síntesis vocacional”.

3. Inculturación

El Secretario para los Seminarios destaca que “a lo largo de su historia, la Iglesia se ha hecho parte de muy diversas culturas: nació hebrea, se hizo griega y latina; y luego, balcánica, polaca, hispana, gálica; y más adelante africana, asiática, americana”.


Para la Iglesia, explica, “la inculturación es una regla de vida. Jamás destruye las culturas, sino que intenta que en cada una de ellas se haga presente la persona de Jesús y se encarne el mensaje del Evangelio”.

“La Iglesia toma con mucha seriedad las distintas culturas y aún más cuando son poco respetadas. Por eso valora las vocaciones indígenas y procura ofrecerles una formación adecuada. Además, porque las personas que hablan las lenguas indígenas son cristianos y tienen derecho a pastores que evangelicen su cultura”, subraya.

4. Los Seminarios Menores

Para Mons. Patrón Wong, “el Seminario Menor es una hermosa institución”, pues “ofrece a los adolescentes una formación juvenil humana y cristiana”.

“Pablo VI decía que eran lugares de trabajo, de oración y de familia, semejantes a la familia de Nazaret. Muchísimos adolescentes necesitarían una experiencia similar para conseguir una maduración integral”.

El Prelado precisa que “el Seminario Menor no es una casa de formación presbiteral. Más bien prepara a los adolescentes para que, llegado el momento, puedan tener la experiencia vocacional suficiente para que, si Dios quiere, puedan elegir la vida sacerdotal. Se trata de una formación previa, o remota”.

Esta formación, añade, “también se encuentra, en alguna medida, en la pastoral juvenil, los colegios católicos, los grupos juveniles y los movimientos eclesiales”, pues “la Iglesia está presente de muchas maneras entre los adolescentes, para ayudarles en su crecimiento humano, espiritual, intelectual y apostólico”.

LA PRIMERA CATEQUESIS DEL PAPA FRANCISCO EN 2017


TEXTO: La primera catequesis del Papa Francisco en 2017
Foto Daniel Ibáñez (ACI Prensa)




VATICANO, 04 Ene. 17 / 07:26 am (ACI).- El Papa Francisco dedicó su primera catequesis en la Audiencia General de este miércoles 4 de enero a reflexionar sobre el dolor, el sufrimiento y la esperanza, para lo cual contó la historia de Raquel y luego puso como ejemplo a la Virgen María.

A continuación y gracias a Radio Vaticano, el texto completo de la catequesis del Santo Padre:


Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

En la catequesis de hoy quisiera contemplar con ustedes la figura de una mujer que nos habla de la esperanza vivida en el llanto. La esperanza vivida en el llanto. Se trata de Raquel, la esposa de Jacob y la madre de José y Benjamín, aquella que, como nos narra el Libro del Génesis, muere dando a la luz a su segundo hijo, es decir, a Benjamín.

El profeta Jeremías hace referencia a Raquel dirigiéndose a los Israelitas en exilio para consolarlos, con palabras llenas de emoción y de poesía; es decir, toma el llanto de Raquel pero da esperanza: «Así habla el Señor: ¡Escuchen! En Ramá se oyen lamentos, llantos de amargura: es Raquel que llora a sus hijos; ella no quiere ser consolada, porque ya no existen» (Jer 31,15).

En estos versículos, Jeremías presenta a esta mujer de su pueblo, la gran matriarca de su tribu, en una realidad de dolor y llanto, pero junto a una perspectiva de vida impensada. Raquel, que en la narración del Génesis había muerto dando a luz y había asumido esta muerte para que su hijo pudiese vivir, ahora en cambio, es presentada nuevamente por el profeta como viva en Ramá, allí donde se reunían los deportados, llora por sus hijos que en cierto sentido han muerto andando en exilio; hijos que, como ella misma dice, “ya no existen”, han desaparecido para siempre.

Y por esto Raquel no quiere ser consolada. Este rechazo expresa la profundidad de su dolor y la amargura de su llanto. Ante la tragedia de la pérdida de sus hijos, una madre no puede aceptar palabras o gestos de consuelo, que son siempre inadecuados, nunca capaces de aliviar el dolor de una herida que no puede y no quiere ser cicatrizada. Un dolor proporcional al amor.

Toda madre sabe todo esto; y son muchas, también hoy, las madres que lloran, que no se resignan a la pérdida de un hijo, inconsolables ante una muerte imposible de aceptar. Raquel contiene en sí el dolor de todas las madres del mundo, de todo tiempo, y las lágrimas de todo ser humano que llora pérdidas irreparables.

Este rechazo de Raquel que no quiere ser consolada nos enseña también cuanta delicadeza se nos pide ante el dolor de los demás. Para hablar de esperanza con quien está desesperado, se necesita compartir su desesperación; para secar una lágrima del rostro de quien sufre, es necesario unir a su llanto el nuestro.

Solo así, nuestras palabras pueden ser realmente capaces de dar un poco de esperanza. Y si no puedo decir palabras así, con el llanto, con el dolor, mejor el silencio. La caricia, el gesto y nada de palabras.

Y Dios, con su delicadeza y su amor, responde al llanto de Raquel con palabras verdaderas, no fingidas; de hecho, así prosigue el texto de Jeremías: «Así habla el Señor: Reprime tus sollozos, ahoga tus lágrimas, porque tu obra recibirá su recompensa –oráculo del Señor– y ellos volverán del país enemigo. Sí, hay esperanza para tu futuro –oráculo del Señor– los hijos regresarán a su patria» (Jer 31,16-17).

Justamente por el llanto de la madre, hay todavía esperanza para los hijos, que volverán a vivir. Esta mujer, que había aceptado morir, en el momento del parto, para que el hijo pudiese vivir, con su llanto es ahora el principio de una vida nueva para los hijos exiliados, prisioneros, lejos de la patria.

Al dolor y al llanto amargo de Raquel, el Señor responde con una promesa que ahora puede ser para ella motivo de verdadera consolación: el pueblo podrá regresar del exilio y vivir en la fe, libre, la propia relación con Dios. Las lágrimas han generado esperanza. Y esto nos fácil de entender, pero es verdadero. Tantas veces, en nuestra vida, las lágrimas siembran esperanza, son semillas de esperanza.

Como sabemos, este texto de Jeremías es luego retomado por el evangelista Mateo y aplicado a la matanza de los inocentes (Cfr. 2,16-18). Un texto que nos pone ante la tragedia de la matanza de seres humanos indefensos, del horror del poder que desprecia y destruye la vida. Los niños Belén murieron a causa de Jesús.

Y Él, Cordero inocente, luego morirá, a su vez, por todos nosotros. El Hijo de Dios ha entrado en el dolor de los hombres: no se olviden de esto. Cuando alguien se dirige a mí y me hace una pregunta difícil, por ejemplo: “Me diga padre: ¿Por qué sufren los niños?”, de verdad, yo no sé qué cosa responder. Solamente digo: “Mira el Crucifijo: Dios nos ha dado a su Hijo, Él ha sufrido, y tal vez ahí encontraras una respuesta.

No hay otras respuestas. Solamente mirando el amor de Dios que da en su Hijo que ofrece su vida por nosotros, se puede indicar el camino de la consolación”.

Y por esto decimos que el Hijo de Dios ha entrado en el dolor de los hombres, los ha compartido y ha recibido la muerte; su Palabra es definitivamente palabra de consolación, porque nace del llanto.

Y en la cruz estará Él, el Hijo muriente, que dona una nueva fecundidad a su madre, confiándole al discípulo Juan y convirtiéndola en madre del pueblo de los creyentes. Allí, la muerte es vencida, y llega así a cumplimiento de la profecía de Jeremías. También las lágrimas de María, como aquellas de Raquel, han generado esperanza y nueva vida. Gracias.