domingo, 26 de junio de 2016

PAPA EN ARMENIA: JESÚS NOS PIDE ESTAR UNIDOS PARA OFRECER CON COHERENCIA EL EVANGELIO


El Papa en Armenia: Jesús nos pide estar unidos para ofrecer con coherencia el Evangelio
Por Alvaro de Juana




EREVÁN, 25 Jun. 16 /  (ACI).- Otro de los eventos más importantes de este sábado en Armenia fue el Encuentro Ecuménico y de Oración de Paz en la plaza de la República de Ereván en el que el Papa Francisco habló de la unidad y de cerrar viejas heridas.

“La unidad no es un beneficio estratégico para buscar mutuos intereses, sino lo que Jesús nos pide y que depende de nosotros cumplir con buena voluntad y con todas las fuerzas, para realizar nuestra misión: ofrecer al mundo, con coherencia, el Evangelio”.

Pero antes de este encuentro, el Pontífice visitó la Catedral Armenia Apostólica “Yot Verk” de la ciudad de Gyumri. Allí, junto al líder de la Iglesia Armenia, el Catholicós Karekin II, oró en silencio ante el icono María de las siete heridas. Luego, continuó hacia la Catedral Armenio-Católica de los Santos Mártires de la misma ciudad y situada también en la misma plaza. Una vez terminada la visita, el Pontífice se trasladó al aeropuerto en el que tomó un avión para dirigirse de nuevo a Ereván y celebrar el Encuentro Ecuménico.

“He venido como peregrino desde Roma para encontrarme con vosotros y para manifestaros un sentimiento que brota desde la profundidad del corazón: es el afecto de vuestro hermano, es el abrazo fraterno de toda la Iglesia Católica, que os quiere y que está cerca de vosotros”, manifestó Francisco al pronunciar su discurso.

El Pontífice rememoró cómo “en los años pasados, se han intensificado, gracias a Dios, las visitas y los encuentros entre nuestras Iglesias, siendo siempre muy cordiales y con frecuencia memorables”.

“Estoy muy agradecido a Dios por la «real e íntima unidad» entre nuestras Iglesias y os agradezco vuestra fidelidad al Evangelio, frecuentemente heroica, que es un don inestimable para todos los cristianos”.


El Papa aseguró que el encuentro “no es un intercambio de ideas” sino “de dones” por lo que hay que recoger “lo que el Espíritu ha sembrado en nosotros, como un don para cada uno”.

“Compartamos con gran alegría los muchos pasos de un camino común que ya está muy avanzado, y miremos verdaderamente con confianza al día en que, con la ayuda de Dios, estaremos unidos junto al altar del sacrificio de Cristo, en la plenitud de la comunión eucarística”.

De nuevo, Francisco recordó a los mártires armenios, “nuestras estrellas en el cielo” que “resplandecen sobre nosotros e indican el camino que nos falta por recorrer en la tierra hacia la comunión plena”.

En esta ocasión puso de modelo a uno de ellos, el Catholicós Nerses Shnorhali. “Él manifestaba un amor extraordinario por su pueblo y sus tradiciones, y, al mismo tiempo, estaba abierto a las otras Iglesias, incansable en la búsqueda de la unidad, deseoso de realizar la voluntad de Cristo: que los creyentes sean uno”.

Explicó que “para lograr la unidad necesaria no basta, según san Nerses, la buena voluntad de alguien en la Iglesia: es indispensable la oración de todos”.

“San Nerses advertía también la necesidad de acrecentar el amor recíproco, porque sólo la caridad es capaz de sanar la memoria y curar las heridas del pasado: sólo el amor borra los prejuicios y permite reconocer que la apertura al hermano purifica y mejora las propias convicciones”.

El Papa aprovechó para invitar a dejar “las convicciones rígidas y los intereses propios, en nombre del amor que se abaja y se da, en nombre del amor humilde” porque “este es el aceite bendecido de la vida cristiana, el ungüento espiritual precioso que cura, fortifica y santifica”.

Continuando con el ejemplo del mártir, dijo que ni los cálculos ni los intereses atraen la misericordia de Dios, sino “el amor humilde y generoso”. “Rezando y amándonos intensamente unos a otros con corazón puro, con humildad y apertura de ánimo, dispongámonos a recibir el don de la unidad”. “Sigamos nuestro camino con determinación, más aún corramos hacia la plena comunión entre nosotros”, añadió.

Otro de los temas que abordó el Papa argentino fueron las guerras y la persecución de los cristianos. “¡Qué grandes son hoy los obstáculos en el camino de la paz y qué trágicas las consecuencias de las guerras!”.

“Pienso en las poblaciones forzadas a abandonar todo, de modo particular en Oriente Medio, donde muchos de nuestros hermanos y hermanas sufren violencia y persecución a causa del odio y de conflictos, fomentados siempre por la plaga de la proliferación y del comercio de armas, por la tentación de recurrir a la fuerza y por la falta de respeto a la persona humana, especialmente a los débiles, a los pobres y a los que piden sólo una vida digna un siglo del ‘Gran Mal’ que se abatió sobre vosotros”.

Sobre el genocidio armenio, el Santo Padre lo calificó de “exterminio terrible y sin sentido”. Un “trágico misterio de iniquidad que vuestro pueblo ha experimentado en su carne” y que “permanece impreso en la memoria y arde en el corazón”.

“Quiero reiterar que vuestros sufrimientos nos pertenecen: son los sufrimientos de los miembros del Cuerpo místico de Cristo”, aseguró. “Recordarlos no es sólo oportuno, sino necesario: que sean una advertencia en todo momento, para que el mundo no caiga jamás en la espiral de horrores semejantes”.

Sobre las heridas de los armenios, producidas por esta masacre y por el sometimiento comunista de la Unión soviética, Francisco indicó que aquellas que “permanecen abiertas y que han sido producidas por el odio feroz e insensato” pueden “en cierto modo conformarse a las de Cristo resucitado, a esas heridas que le fueron infligidas y que tiene impresas todavía en su carne”.

De hecho, “también el dolor más grande, transformado por el poder salvífico de la cruz, de la cual los Armenios son heraldos y testigos, puede ser una semilla de paz para el futuro”.

En la última parte de su discurso se dirigió a los jóvenes para pedirles “ser constructores de paz: no notarios del status quo, sino promotores activos de una cultura del encuentro y de la reconciliación”.

“Que Dios bendiga vuestro futuro y «haga que se retome el camino de reconciliación entre el pueblo armenio y el pueblo turco, y que la paz brote también en el Nagorno Karabaj”, concluyó deseando a los jóvenes.

TEXTO COMPLETO DE HOMILÍA DE PAPA FRANCISCO EN LA MISA DE GYUMRI, ARMENIA


TEXTO COMPLETO: Homilía del Papa Francisco en la Misa en Gyumri, Armenia




Gyumri, 25 Jun. 16 /  (ACI).- El Papa Francisco celebró esta mañana en Armenia una Misa en la Plaza Vartanants en la ciudad de Gyumri, hasta donde llegó en avión.

“Nos vendrá bien dejar que el encuentro con la ternura del Señor ilumine el corazón de alegría: una alegría más fuerte que la tristeza, una alegría que resiste incluso ante el dolor, transformándose en paz”, dijo en la homilía.

A continuación, el texto completo:

«Reconstruirán sobre ruinas antiguas […] renovarán ciudades devastadas» (Is 61,4). En estos lugares, queridos hermanos y hermanas, podemos decir que se han cumplido las palabras del profeta Isaías que hemos escuchado. Después de la terrible devastación del terremoto, estamos hoy aquí para dar gracias a Dios por todo lo que ha sido reconstruido.

Pero también podríamos preguntarnos: ¿Qué es lo que el Señor quiere que construyamos hoy en la vida?, y ante todo: ¿Sobre qué cimiento quiere que construyamos nuestras vidas? Quisiera responder a estas preguntas proponiendo tres bases estables sobre las que edificar y reconstruir incansablemente la vida cristiana.

La primera base es la memoria. Una gracia que tenemos que pedir es la de saber recuperar la memoria, la memoria de lo que el Señor ha hecho en nosotros y por nosotros: recordar que, como dice el Evangelio de hoy, él no nos ha olvidado, sino que se «acuerda» (cf. Lc 1,72) de nosotros: nos ha elegido, amado, llamado y perdonado; hay momentos importantes de nuestra historia personal de amor con él que debemos reavivar con la mente y el corazón. Pero hay también otra memoria que se ha de custodiar: la memoria del pueblo. Los pueblos, en efecto, tienen una memoria, como las personas. Y la memoria de vuestro pueblo es muy antigua y valiosa.


En vuestras voces resuenan la de los santos sabios del pasado; en vuestras palabras se oye el eco del que ha creado vuestro alfabeto con el fin de anunciar la Palabra de Dios; en vuestros cantos se mezclan los llantos y las alegrías de vuestra historia. Pensando en todo esto, podéis reconocer sin duda la presencia de Dios: él no os ha dejado solos. Incluso en medio de tremendas dificultades, podríamos decir con el Evangelio de hoy que el Señor ha visitado a su pueblo (cf. Lc 1,68): se ha acordado de vuestra fidelidad al Evangelio, de las primicias de vuestra fe, de todos los que han dado testimonio, aun a costa de la sangre, de que el amor de Dios vale más que la vida (cf. Sal 63,4). Qué bueno es recordar con gratitud que la fe cristiana se ha convertido en el aliento de vuestro pueblo y el corazón de su memoria.

La fe es también la esperanza para vuestro futuro, la luz en el camino de la vida, y es la segunda base de la que quisiera hablaros. Existe siempre un peligro que puede ensombrecer la luz de la fe: es la tentación de considerarla como algo del pasado, como algo importante, pero perteneciente a otra época, como si la fe fuera un libro miniado para conservar en un museo. Sin embargo, si se la relega a los anales de la historia, la fe pierde su fuerza transformadora, su intensa belleza, su apertura positiva a todos. La fe, en cambio, nace y renace en el encuentro vivificante con Jesús, en la experiencia de su misericordia que ilumina todas las situaciones de la vida. Es bueno que revivamos todos los días este encuentro vivo con el Señor.

Nos vendrá bien leer la Palabra de Dios y abrirnos a su amor en el silencio de la oración. Nos vendrá bien dejar que el encuentro con la ternura del Señor ilumine el corazón de alegría: una alegría más fuerte que la tristeza, una alegría que resiste incluso ante el dolor, transformándose en paz. Todo esto renueva la vida, que se vuelva libre y dócil a las sorpresas, lista y disponible para el Señor y para los demás. También puede suceder que Jesús llame para seguirlo más de cerca, para entregar la vida por él y por los hermanos: cuando os invite, especialmente a vosotros jóvenes, no tengáis miedo, dadle vuestro «sí». Él nos conoce, nos ama de verdad, y desea liberar nuestro corazón del peso del miedo y del orgullo. Dejándole entrar, seremos capaces de irradiar amor. De esta manera, podréis dar continuación a vuestra gran historia de evangelización, que la Iglesia y el mundo necesitan en esta época difícil, pero que es también tiempo de misericordia.

La tercera base, después de la memoria y de la fe, es el amor misericordioso: la vida del discípulo de Jesús se basa en esta roca, la roca del amor recibido de Dios y ofrecido al prójimo. El rostro de la Iglesia se rejuvenece y se vuelve atractivo viviendo la caridad. El amor concreto es la tarjeta de visita del cristiano: otras formas de presentarse son engañosas e incluso inútiles, porque todos conocerán que somos sus discípulos si nos amamos unos a otros (cf. Jn 13,35). Estamos llamados ante todo a construir y reconstruir, sin desfallecer, caminos de comunión, a construir puentes de unión y superar las barreras que separan. Que los creyentes den siempre ejemplo, colaborando entre ellos con respeto mutuo y con diálogo, a sabiendas de que «la única competición posible entre los discípulos del Señor es buscar quién es capaz de ofrecer el amor más grande» (Juan Pablo II, Homilía, 27 septiembre 2001).

El profeta Isaías, en la primera lectura, nos ha recordado que el espíritu del Señor está siempre con el que lleva la buena noticia a los pobres, cura los corazones desgarrados y consuela a los afligidos (cf. 61,1-2).

Dios habita en el corazón del que ama; Dios habita donde se ama, especialmente donde se atiende, con fuerza y compasión, a los débiles y a los pobres. Hay mucha necesidad de esto: se necesitan cristianos que no se dejen abatir por el cansancio y no se desanimen ante la adversidad, sino que estén disponibles y abiertos, dispuestos a servir; se necesitan hombres de buena voluntad, que con hechos y no sólo con palabras ayuden a los hermanos y hermanas en dificultad; se necesitan sociedades más justas, en las que cada uno tenga una vida digna y ante todo un trabajo justamente retribuido.

Tal vez podríamos preguntarnos: ¿Cómo se puede ser misericordiosos con todos los defectos y miserias que cada uno ve dentro de sí y a su alrededor? Quiero fijarme en el ejemplo concreto de un gran heraldo de la misericordia divina, cuya figura he querido resaltar declarándolo Doctor de la Iglesia universal: san Gregorio de Narek, palabra y voz de Armenia.

Nadie como él ha sabido penetrar en el abismo de miseria que puede anidar en el corazón humano. Sin embargo, él ha puesto siempre en relación las miserias humanas con la misericordia de Dios, elevando una súplica insistente hecha de lágrimas y confianza en el Señor, «dador de los dones, bondad por naturaleza […], voz de consolación, noticia de consuelo, impulso de gozo, […] ternura inigualable, misericordia desbordante, […] beso salvífico» (Libro de las Lamentaciones, 3,1), con la seguridad de que «la luz de [su] misericordia nunca será oscurecida por las tinieblas de la rabia» (ibíd., 16,1). Gregorio de Narek es un maestro de vida, porque nos enseña que lo más importante es reconocerse necesitados de misericordia y después, frente a la miseria y las heridas que vemos, no encerrarnos en nosotros mismos, sino abrirnos con sinceridad y confianza al Señor, «Dios cercano, ternura de bondad» (ibíd., 17,2), «lleno de amor por el hombre, […] fuego que consume los abrojos del pecado» (ibíd., 16,2).

Por último, me gustaría invocar con sus palabras la misericordia divina y el don de no cansarse nunca de amar: Espíritu Santo, «poderoso protector, intercesor y pacificador, te dirigimos nuestras súplicas [...] Concédenos la gracia de animarnos a la caridad y a las buenas obras [...] Espíritu de mansedumbre, de compasión, de amor al hombre y de misericordia, [...] tú que eres todo misericordia, [...] ten piedad de nosotros, Señor Dios nuestro, según tu gran misericordia» (Himno de Pentecostés).

Saludo al final de la misa

Al final de esta celebración, deseo expresar vivo agradecimiento al Catholicós Karekin II y al Arzobispo Minassian por las amables palabras que me han dirigido, así como al Patriarca Ghabroyan y a los obispos presentes, a los sacerdotes y a las autoridades que nos han recibido. Doy las gracias a todos los que habéis participado, viniendo a Gyumri incluso de diferentes regiones y de la vecina Georgia.

Quisiera saludar en particular a los que con tanta generosidad y amor concreto ayudan a los necesitados. Pienso especialmente en el hospital de Ashotsk, inaugurado hace veinticinco años, y conocido como el «Hospital del Papa»: nacido del corazón de san Juan Pablo II, sigue siendo una presencia muy importante y cercana a los que sufren; pienso en las obras que llevan a cabo la comunidad católica local, las Hermanas Armenias de la Inmaculada Concepción y las Misioneras de la Caridad de la beata Madre Teresa de Calcuta.

Que la Virgen María, nuestra Madre, os acompañe siempre y guíe los pasos de todos en el camino de la fraternidad y de la paz.

PAPA FRANCISCO: EVITEMOS EL PELIGRO DE CAER EN HORRORES COMO EL GENOCIDIO ARMENIO


Papa Francisco: Evitemos el peligro de caer en “horrores” como el genocidio armenio
Por Walter Sánchez Silva




EREVÁN, 24 Jun. 16 / 12:04 pm (ACI).- En su discurso dirigido al Presidente, las autoridades civiles y el cuerpo diplomático de Armenia, el Papa Francisco afirmó que la humanidad debe aprender de las trágicas experiencias del pasado para “evitar el peligro de volver a caer en tales horrores” como el genocidio armenio.

El genocidio armenio fue la masacre perpetrada por el Imperio Otomano, la actual Turquía, en la que 1,5 millones de armenios murieron asesinados entre 1915 y 1923; una masacre que los turcos no admiten como genocidio.

“Teniendo ante los ojos los terribles efectos que en el siglo pasado causaron el odio, los prejuicios y el deseo desenfrenado de poder, espero sinceramente que la humanidad sea capaz de aprender de esas trágicas experiencias a actuar con responsabilidad y sabiduría para evitar el peligro de volver a caer en tales horrores”, dijo el Papa.

Acompañado de su séquito, el Santo Padre sostuvo en Ereván (Armenia), un encuentro con el Presidente Serzh Sargsián, a quien le obsequió una medalla de la visita apostólica con la imagen de San Gregorio el Iluminador, fundador y patrón de la Iglesia apostólica armenia. El regalo fue elaborado por la artista Danila Longo.

Antes de la alocución del Pontífice, el mandatario armenio pronunció un discurso en el palacio presidencial en el que hizo un breve repaso a la historia cristiana de Armenia y la gran importancia de la fe en esta nación.


Sargsián resaltó que “el cristianismo es más que una religión para nosotros. Es un estilo de vida que ha insertado en el pueblo armenio el deseo de vivir en paz y la filosofía de superar las dificultades con moderación y dignidad”.

Dirigiéndose al Santo Padre, el mandatario dijo que “mientras más cristianos somos, más respetamos y apreciamos la fe de otros, más tolerantes y amantes de la paz nos hacemos, capaces de coexistir pacíficamente con otros pueblos y cuidamos incluso mejor el legado cultural y espiritual de otros en nuestra tierra”.

[Puede leer: Mientras más cristianos somos más tolerantes nos hacemos, dice Presidente armenio]

Por su parte, el Papa Francisco resaltó la importancia de la tarea de la Iglesia por el respeto de los derechos humanos y los valores en el mundo.

Por ello subrayó que “es vital que todos los que confiesan su fe en Dios unan sus fuerzas para aislar a quien se sirva de la religión para llevar a cabo proyectos de guerra, de opresión y de persecución violenta, instrumentalizando y manipulando el santo nombre Dios”.

“En la actualidad, igual e incluso tal vez más que en la época de los primeros mártires, los cristianos son discriminados y perseguidos en algunos lugares por el mero hecho de profesar su fe, mientras que en diversas zonas del mundo no se encuentra solución satisfactoria a muchos conflictos, causando dolor, destrucción y el desplazamiento forzado de poblaciones enteras”, denunció.

Luego de resaltar la importancia de que los responsables de las naciones trabajen por la paz, Francisco se refirió al genocidio armenio, que en el país es conocido como “El Gran Mal” y afirmó que “aquella tragedia, por desgracia, aquel genocidio, inauguró la triste lista de las terribles catástrofes del siglo pasado, causadas por aberrantes motivos raciales, ideológicos o religiosos, que cegaron la mente de los verdugos hasta el punto de proponerse como objetivo la aniquilación de poblaciones enteras”.

En palabras improvisadas, el Papa dijo al Presidente armenio que “es tan triste como en esto (…) las grandes potencias internacionales miraban a otra parte”.

“Rindo homenaje al pueblo armenio, que, iluminado por la luz del Evangelio incluso en los momentos más trágicos de su historia, siempre ha encontrado en la cruz y en la resurrección de Cristo la fuerza para levantarse de nuevo y reemprender el camino con dignidad”, prosiguió.

El Papa dijo luego a los presentes en el palacio presidencial que la historia de Armenia “está unida a su identidad cristiana, custodiada durante siglos. Esta identidad, en vez de ser un obstáculo para una sana laicidad del Estado, más bien la reclama y la alimenta, favoreciendo participación ciudadana de todos los miembros de la sociedad, la libertad religiosa y el respeto a las minorías”.

Para concluir, el Santo Padre hizo votos para que “Dios bendiga y proteja a Armenia, tierra iluminada por la fe, por el valor de los mártires, por la esperanza, que es más fuerte que cualquier sufrimiento”.

PAPA FRANCISCO PIDE GARANTIZAR CONVIVENCIA TRAS SALIDA DE REINO UNIDO DE UNIÓN EUROPEA


Papa Francisco pide garantizar convivencia tras salida de Reino Unido de Unión Europea
Por Eduardo Berdejo




EREVÁN, 24 Jun. 16 / (ACI/EWTN Noticias).- Este viernes, durante su vuelo a Armenia, el Papa Francisco se refirió al referéndum que decidió la salida del Reino Unido de la Unión Europea (UE), y señaló que este resultado demanda ahora “una gran responsabilidad de nuestra parte” para garantizar el bien de los británicos y la convivencia en el Viejo Continente.

Ayer en Reino Unido –formado por Inglaterra, Irlanda del Norte, Escocia y Gales– se consultó a la población si estaba a favor de salirse de la Unión Europea (Brexit) o permanecer (Bremain). Al final, el 52% votó a favor de dejar la UE.

Preguntado por la prensa, el Pontífice señaló que solo había leído información básica del resultado justo antes de salir de Roma, pero sentía que esta era la “voluntad de la gente”.


“Esto demanda una gran responsabilidad de nuestra parte”, indicó, “para asegurar el bienestar de la población de Reino Unido y la coexistencia de la población del continente europeo. Eso espero”.

Sin bien el referéndum no es vinculante, la prensa británica no cree que el Parlamento frene este proceso. De concretarse, Reino Unido será el primer país en dejar la UE desde su creación en 1992.

Por ello, el resultado de la consulta ha significado un terremoto político y económico en la UE y en otras partes del mundo. David Cameron anunció su renuncia como Primer Ministro del Reino Unido e indicó que dejará el cargo antes de octubre. Además, la libra esterlina cayó más del 10% con respecto al dólar y ha registrado su precio más bajo desde 1985, antes de tener una leve mejoría.

Entre los líderes europeos que se pronunciaron está la canciller alemana Ángela Merkel, para quien el triunfo del Brexit “supone un punto de inflexión para Europa y para el proyecto europeo”.

La jefa del gobierno alemán abogó por relaciones amistosas con el Reino Unido y llamó a la unidad de los restantes 27 países miembros de la UE porque “los retos” de la globalización “son demasiados grandes para superarlos solos”.

En ese sentido, pidió no tomar decisiones rápidas con respecto a la futura relación de Reino Unido con el bloque, ya que esto sólo “dividirá Europa”.

Sin embargo, analistas consultados por la prensa europea advierten que el Brexit puede alentar a otros países a dejar la UE, o incluso motivar a sectores que buscan la independencia de Escocia, ya que la mayoría de los escoceses (62% contra 38%) votó por permanecer en el bloque europeo.

Asimismo, en Irlanda del Norte, donde el 55% votó por quedarse en la UE, ya empiezan a escucharse voces a favor de la reunificación con Irlanda.

sábado, 25 de junio de 2016

PAPA PIDE EN ARMENIA TESTIMONIAR A CRISTO FRENTE A LAS DIVISIONES DEL MUNDO


El Papa pide en Armenia testimoniar a Cristo frente a las divisiones del mundo
Por Alvaro de Juana



EREVÁN, 24 Jun. 16  (ACI).- El primer lugar al que acudió el Papa Francisco en su viaje apostólico en Armenia fue la Catedral Armenia Apostólica de la Santa Etchmiadzin, donde habló de la fe del país y del ecumenismo y la fraternidad frente a las divisiones que se viven en el mundo actual.

“El mundo, desgraciadamente, está marcado por las divisiones y los conflictos, así como por formas graves de pobreza material y espiritual, incluida la explotación de las personas, incluso de niños y ancianos, y espera de los cristianos un testimonio de mutua estima y cooperación fraterna, que haga brillar ante toda conciencia el poder y la verdad de la resurrección de Cristo”, dijo al respecto.

“El compromiso paciente y renovado hacia la plena unidad, la intensificación de las iniciativas comunes y la colaboración entre todos los discípulos del Señor con vistas al bien común, son como luz brillante en una noche oscura, y una llamada a vivir también las diferencias en la caridad y en la mutua comprensión”, dijo en el saludo.


En opinión del Santo Padre, “el espíritu ecuménico adquiere un valor ejemplar, incluso fuera de los límites visibles de la comunidad eclesial, y representa para todos una fuerte llamada a componer las divergencias mediante el diálogo y la valorización de lo que une”.

“Esto impide también la instrumentalización y la manipulación de la fe, porque obliga a redescubrir las genuinas raíces, a comunicar, defender y propagar la verdad en el respeto de la dignidad de todo ser humano y con modos que trasparenten la presencia de ese amor y de aquella salvación, que se quiere difundir”.

“Se ofrece de este modo al mundo —que tiene necesidad urgente de ello— un convincente testimonio de que Cristo está vivo y operante, capaz de abrir siempre nuevas vías de reconciliación entre las naciones, las civilizaciones y las religiones. Se confirma y se hace creíble que Dios es amor y misericordia”, añadió.

El Papa también pidió “armonizar los conflictos que desgarran la vida civil y producen divisiones difíciles de sanar”, con la ayuda de Cristo.

El segundo asuntó que Francisco abordó fue el de la fe del pueblo armenio y dio gracias porque ha conferido al país “su identidad peculiar y la hizo mensajera de Cristo entre las naciones”.

“Cristo es vuestra gloria, vuestra luz, el sol que os ha iluminado y dado una nueva vida, que os ha acompañado y sostenido, especialmente en los momentos de mayor prueba. Me inclino ante la misericordia del Señor, que ha querido que Armenia se convirtiese en la primera nación, desde el año 301, en acoger el cristianismo como su religión, en un tiempo en el que todavía arreciaban las persecuciones en el Imperio Romano”.

Francisco subrayó que “la fe en Cristo no ha sido para Armenia como un vestido que se puede poner o quitar en función de las circunstancias o conveniencias, sino una realidad constitutiva de su propia identidad, un don de gran valor que se debe recibir con alegría, y custodiar con atención y fortaleza, a precio de la misma vida”.

TEXTO COMPLETO DE SALUDO DEL PAPA FRANCISCO AL CATHOLICÓS DE TODOS LOS ARMENIOS


TEXTO COMPLETO: Saludo del Papa Francisco al Catholicós de Todos los Armenios



EREVÁN, 24 Jun. 16  (ACI).- El Papa Francisco llegó a Armenia a las 15 hora local y fue recibido en el aeropuerto de Ereván, desde el que fue trasladado a la Catedral Armenia Apostólica de la Santa Etchmiadzin.  Allí, el Pontífice dirigió un saludo al Catholicós de Todos los Armenos Su Santidad Karekin II después de entrar en procesión y de recitar en voz alta el Salmo 122 (121).

A continuación, el texto completo del saludo del Papa:

Venerado hermano,
Patriarca Supremo y Catholicós de Todos los Armenios,
Estimados hermanos y hermanas en Cristo

Crucé con emoción el umbral de este lugar sagrado, testigo de la historia de vuestro pueblo, centro que irradia su espiritualidad; y considero un don precioso de Dios el poder acercarme al santo altar desde el cual se difunde la luz de Cristo en Armenia. Saludo al Catholicós de Todos los Armenios, Su Santidad Karekin II, a quien le agradezco de corazón la grata invitación a visitar Santa Etchmiadzin, a los arzobispos y a los obispos de la Iglesia Apostólica Armenia, y doy las gracias a todos por la cordial y alegre bienvenida que me han deparado. Gracias, Santidad, por haberme acogido en su casa; este elocuente signo de amor dice, mucho más que las palabras, lo que significa la amistad y la caridad fraterna.

En esta solemne ocasión, doy gracias a Dios por la luz de la fe encendida en vuestra tierra, la fe que confirió a Armenia su identidad peculiar y la hizo mensajera de Cristo entre las naciones. Cristo es vuestra gloria, vuestra luz, el sol que os ha iluminado y dado una nueva vida, que os ha acompañado y sostenido, especialmente en los momentos de mayor prueba. Me inclino ante la misericordia del Señor, que ha querido que Armenia se convirtiese en la primera nación, desde el año 301, en acoger el cristianismo como su religión, en un tiempo en el que todavía arreciaban las persecuciones en el Imperio Romano.

La fe en Cristo no ha sido para Armenia como un vestido que se puede poner o quitar en función de las circunstancias o conveniencias, sino una realidad constitutiva de su propia identidad, un don de gran valor que se debe recibir con alegría, y custodiar con atención y fortaleza, a precio de la misma vida. Como escribió san Juan Pablo II, «Con el “bautismo” de la comunidad armenia, [...] nació una identidad nueva del pueblo, que llegaría a ser parte constitutiva e inseparable del mismo ser armenio.

Desde entonces ya no será posible pensar que, entre los componentes de esa identidad, no figure la fe en Cristo, como constitutivo esencial» (Carta. ap. En el XVII centenario del bautismo del pueblo armenio, 2 febrero 2001, 2). Que el Señor os bendiga por este testimonio luminoso de fe, que muestra de manera ejemplar la poderosa eficacia y fecundidad del bautismo recibido hace más de mil setecientos años con el signo elocuente y santo del martirio, que ha sido un elemento constante en la historia de vuestro pueblo.

Doy gracias al Señor por el camino que la Iglesia católica y la Iglesia Apostólica Armenia han recorrido a través de un diálogo sincero y fraterno, con el fin de llegar a compartir plenamente la mesa eucarística. Que el Espíritu Santo nos ayude a realizar esa unidad por la cual pidió Nuestro Señor, para que sus discípulos sean uno y el mundo crea. Me es grato recordar aquí el impulso decisivo dado a la intensificación de las relaciones y al fortalecimiento del diálogo entre nuestras dos iglesias en los últimos tiempos por Su Santidad Vasken I y Karekin I, san Juan Pablo II y Benedicto XVI.

Entre las etapas particularmente significativas de este compromiso ecuménico, recuerdo la conmemoración de los testigos de la fe del siglo XX, en el contexto del Gran Jubileo del año 2000; la entrega a vuestra Santidad de la reliquia del Padre de la Armenia cristiana, San Gregorio el Iluminador, para la nueva catedral de Ereván; la Declaración Conjunta de Su Santidad Juan Pablo II y de Vuestra Santidad, firmada precisamente aquí, en Santa Etchmiadzin; y las visitas que Vuestra Santidad ha hecho al Vaticano con motivo de grandes eventos y conmemoraciones.

El mundo, desgraciadamente, está marcado por las divisiones y los conflictos, así como por formas graves de pobreza material y espiritual, incluida la explotación de las personas, incluso de niños y ancianos, y espera de los cristianos un testimonio de mutua estima y cooperación fraterna, que haga brillar ante toda conciencia el poder y la verdad de la resurrección de Cristo. El compromiso paciente y renovado hacia la plena unidad, la intensificación de las iniciativas comunes y la colaboración entre todos los discípulos del Señor con vistas al bien común, son como luz brillante en una noche oscura, y una llamada a vivir también las diferencias en la caridad y en la mutua comprensión.

El espíritu ecuménico adquiere un valor ejemplar, incluso fuera de los límites visibles de la comunidad eclesial, y representa para todos una fuerte llamada a componer las divergencias mediante el diálogo y la valorización de lo que une. Esto impide también la instrumentalización y la manipulación de la fe, porque obliga a redescubrir las genuinas raíces, a comunicar, defender y propagar la verdad en el respeto de la dignidad de todo ser humano y con modos que trasparenten la presencia de ese amor y de aquella salvación, que se quiere difundir. Se ofrece de este modo al mundo —que tiene necesidad urgente de ello— un convincente testimonio de que Cristo está vivo y operante, capaz de abrir siempre nuevas vías de reconciliación entre las naciones, las civilizaciones y las religiones. Se confirma y se hace creíble que Dios es amor y misericordia.

Queridos hermanos, cuando nuestro actuar está inspirado y movido por la fuerza del amor de Cristo, crece el conocimiento y la estima recíproca, se crean mejores condiciones para un camino ecuménico fructífero y, al mismo tiempo, se muestra a todas las personas de buena voluntad, y a toda la sociedad, una vía concreta y factible para armonizar los conflictos que desgarran la vida civil y producen divisiones difíciles de sanar. Que Dios todopoderoso, Padre de nuestro Señor Jesucristo, por intercesión de María Santísima, san Gregorio el Iluminador, «Columna de Luz de la Santa Iglesia de los Armenios», y san Gregorio de Narek, Doctor de la Iglesia, os bendiga a todos y a toda la Nación armenia, y la guarde siempre en la fe que ha recibido de los padres y que gloriosamente ha testimoniado a lo largo de los siglos.

PAPA FRANCISCO: ESTOY FELIZ POR CESE AL FUEGO DEFINITIVO EN COLOMBIA


Papa Francisco: Estoy feliz por cese al fuego definitivo en Colombia
Por Eduardo Berdejo




EREVÁN, 24 Jun. 16 /  (ACI/EWTN Noticias).- Durante el vuelo que lo llevó este viernes a Armenia, el Papa Francisco expresó su alegría por el cese al fuego definitivo firmado ayer en La Habana (Cuba), entre el gobierno de Colombia y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), un paso importante para lograr la paz en el país sudamericano luego de casi cinco décadas de conflicto armado.

“Estoy feliz por esta noticia de la que me enteré ayer”, señaló el Santo Padre a los periodistas que lo acompañaban en el avión.

“Más de 50 años de guerra, de guerrilla; tanta sangre derramada. Fue una bella noticia”, añadió Francisco, que expresó su deseo de que los países “que trabajaron para hacer la paz sean garantes, den la garantía de que esto siga adelante, ‘blinden’ esto al punto que nunca más se pueda regresar, sea de adentro o de afuera, a un estado de guerra. Mis mejores deseos para Colombia que ha dado este paso”.


La firma del acuerdo de “cese al fuego y de hostilidades bilateral y definitivo y dejación de armas” fue realizado ayer en La Habana por el Presidente de Colombia, Juan Manuel Santos; y el comandante de las FARC, Timoleón Jiménez (alias Timochenco).

Además estuvieron presentes el Presidente de Cuba, Raúl Castro; el Canciller de Noruega, Borge Brende; y el Secretario General de la Organización de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon.

También asistieron la Presidenta de Chile, Michelle Bachelet; de Venezuela, Nicolás Maduro; de República Dominicana, Danilo Medina; y Enrique Peña Nieto, de México.

Por su parte, la Conferencia Episcopal Colombiana emitió ayer un comunicado en el que afirma que la Iglesia “reconoce este Acuerdo como un acontecimiento histórico para el país”.

Los obispos expresaron su deseo de que este “sea el primer paso para construir la paz tan anhelada por los colombianos, bajo la garantía del respeto de los derechos humanos y la promoción de la justicia en todos los rincones del territorio nacional”.