miércoles, 6 de abril de 2016

PAPA FRANCISCO ADVIERTE QUE LA ARMONÍA ES DEL ESPÍRITU


El Papa advierte: La armonía es del Espíritu pero el egoísmo y el amor al dinero destruyen
Por Alvaro de Juana




 (ACI).- No es lo mismo la “armonía” que procede del Espíritu Santo que la “tranquilidad” y esta armonía es destruída por la avaricia y el amor al dinero. Este es el tema sobre el que reflexionó esta mañana el Papa Francisco en la Misa que presidió en la Casa Santa Marta en el Vaticano.

“Nosotros podemos hacer acuerdos, una cierta paz… pero la armonía es una gracia interior que solo puede hacerla el Espíritu Santo”, dijo Francisco al comentar las lecturas de la liturgia del día y en referencia a los primeros cristianos. “Estas comunidades vivían en armonía”, agregó.

“Los signos de la armonía son dos: ninguno tiene necesidad, es decir, todo lo tenían en común”, puesto que “tenían un solo corazón, una sola alma y ninguno consideraba propiedad suya aquello que le pertenecía, sino que entre ellos todo lo tenían en común”.

Por eso, “entre ellos no había ningún necesitados. La verdadera ‘armonía’ del Espíritu Santo tiene una relación muy fuerte con el dinero: el dinero es el enemigo de la armonía, el dinero es egoísta. Y por eso, el signo que da y que todos daban para que no hubiera ningún necesitado”.

Francisco puso algunos ejemplos de cómo en los Hechos de los Apóstoles vendían sus propiedades y se lo daban a los demás.


Pero el Papa también mencionó otro episodio en el que sucede lo contrario: el matrimonio de Ananías y Safira, quienes fingen dar lo que ganan de la venta de un campo, pero en realidad se quedan para ellos una pequeña parte del dinero. Esta elección –recordó el Papa–tendrá para ellos un precio amargo, la misma muerte.

El Pontífice recordó que Dios y el dinero son dos jefes, “entre los cuales el servicio es irreconciliable”. También explicó que no se puede confundir la “tranquilidad” con la “armonía”. “Una comunidad puede estar muy tranquila, ir bien: las cosas van bien, pero no está en armonía”, comentó.

“Una vez escuché decir a un obispo algo sabio: ‘En la diócesis hay tranquilidad, pero si tú tocas este problema… o este problema… o este otro problema,,, rápidamente estalla la guerra’”.

Por tanto, “esta sería una armonía negociada, y esta no es la del Espíritu. Es una armonía, digamos, hipócrita, como la de Ananías y Safira con lo que hicieron”.

El Papa terminó invitando a releer la lectura del día de los Hechos de los Apóstoles sobre la vida en común de los primeros cristianos: “Nos hará bien”.

“La armonía del Espíritu Santo nos da esta generosidad de no tener nada como propio, mientras exista un necesitado. La armonía del Espíritu Santo nos da una segunda actitud: con gran fuerza los apóstoles daban testimonio de la Resurrección del Señor Jesús, y todos gozaban de grande favor, es decir, el coraje. Cuando existe armonía en la Iglesia, en la comunidad, existe el coraje, el coraje de dar testimonio del Señor Resucitado”. 

Lectura sobre la que reflexionó el Papa Francisco:

Primera lectura
Hechos 4:32-37

La multitud de los creyentes no tenía sino un solo corazón y una sola alma. Nadie llamaba suyos a sus bienes, sino que todo era en común entre ellos.

Los apóstoles daban testimonio con gran poder de la resurrección del Señor Jesús. Y gozaban todos de gran simpatía.
No había entre ellos ningún necesitado, porque todos los que poseían campos o casas los vendían, traían el importe de la venta, y lo ponían a los pies de los apóstoles, y se repartía a cada uno según su necesidad.

José, llamado por los apóstoles Bernabé (que significa: «hijo de la exhortación»), levita y originario de Chipre, tenía un campo; lo vendió, trajo el dinero y lo puso a los pies de los apóstoles.

IMÁGENES DEL DOMINGO DE LA DIVINA MISERICORDIA, MISA CON PAPA FRANCISCO


IMÁGENES DEL DOMINGO DE LA DIVINA MISERICORDIA. 
MISA PAPA FRANCISCO



 Queridos amigos, compartimos con ustedes unas imágenes de la Misa del domingo de la Divina Misericordia.


En su homilía, el Papa dijo:
"El Evangelio es el libro de la misericordia de Dios, para leer y releer, porque todo lo que Jesús ha dicho y hecho es expresión de la misericordia del Padre.
Sin embargo, no todo fue escrito; el Evangelio de la misericordia continúa siendo un libro abierto, donde se siguen escribiendo los signos de los discípulos de Cristo, gestos concretos de amor, que son el mejor testimonio de la misericordia.
Todos estamos llamados a ser escritores vivos del Evangelio, portadores de la Buena Noticia a todo hombre y mujer de hoy.
Lo podemos hacer realizando las obras de misericordia corporales y espirituales, que son el estilo de vida del cristiano.
Por medio de estos gestos sencillos y fuertes, a veces hasta invisibles, podemos visitar a los necesitados, llevándoles la ternura y el consuelo de Dios.
Se sigue así aquello que cumplió Jesús en el día de Pascua, cuando derramó en los corazones de los discípulos temerosos la misericordia del Padre, exhaló sobre ellos el Espíritu Santo que perdona los pecados y da la alegría".

News.va Español




















PENSAMIENTO DEL PAPA FRANCISCO SOBRE EL ESPÍRITU SANTO

sábado, 2 de abril de 2016

HOMILIA PAPA FRANCISCO EN LA VIGILIA DE ORACIÓN POR LA DIVINA MISERICORDIA


Homilía Papa Francisco en la Vigilia de oración por la Divina Misericordia



 (ACI).- El Papa Francisco presidió esta tarde en la Plaza de San Pedro la Vigilia de oración con motivo de la fiesta de la Divina Misericordia que se celebra este domingo y como uno de los eventos del Jubileo de la Misericordia.

El Santo Padre pronunció la homilía al término de la misma. En ella explicó que “Dios no se cansa nunca de manifestar la misericordia y nosotros no deberíamos acostumbrarnos nunca a recibirla, buscarla y desearla”. “

“Siempre es algo nuevo que provoca estupor y maravilla al ver la gran fantasía creadora de Dios, cuando sale a nuestro encuentro con su amor”, aseguró.

A continuación, el texto completo de la homilía:



Queridos hermanos y hermanas, buenas tardes.

Compartimos con alegría y agradecimiento este momento de oración que nos introduce en el Domingo de la Misericordia, muy deseado por san Juan Pablo II para hacer realidad una petición de santa Faustina. Los testimonios que han sido presentados —por los que damos gracias— y las lecturas que hemos escuchado abren espacios de luz y de esperanza para entrar en el gran océano de la misericordia de Dios. ¿Cuántos son los rostros de la misericordia, con los que él viene a nuestro encuentro? Son verdaderamente muchos; es imposible describirlos todos, porque la misericordia de Dios es un crescendo continuo. Dios no se cansa nunca de manifestarla y nosotros no deberíamos acostumbrarnos nunca a recibirla, buscarla y desearla. Siempre es algo nuevo que provoca estupor y maravilla al ver la gran fantasía creadora de Dios, cuando sale a nuestro encuentro con su amor.

Dios se ha revelado, manifestando muchas veces su nombre, y este nombre es “misericordioso” (cf. Ez 34,6). Así como la naturaleza de Dios es grande e infinita, del mismo modo es grande e infinita su misericordia, hasta el punto que parece una tarea difícil poder describirla en todos sus aspectos. Recorriendo las páginas de la Sagrada Escritura, encontramos que la misericordia es sobre todo cercanía de Dios a su pueblo. Una cercanía que se manifiesta principalmente como ayuda y protección. Es la cercanía de un padre y de una madre que se refleja en una bella imagen del profeta Oseas: «Con lazos humanos los atraje, con vínculos de amor. Fui para ellos como quien alza un niño hasta sus mejillas. Me incliné hacia él para darle de comer» (11,4). Es muy expresiva esta imagen: Dios toma a cada uno de nosotros y nos alza hasta sus mejillas. Cuánta ternura contiene y cuánto amor manifiesta. He pensado en esta palabra del Profeta cuando he visto el logo del Jubileo. Jesús no sólo lleva sobre sus espaldas a la humanidad, sino que además pega su mejilla a la de Adán, hasta el punto que los dos rostros parecen fundirse en uno.

No tenemos un Dios que no sepa comprender y compadecerse de nuestras debilidades (cf. Hb 4, 15). Al contrario, precisamente en virtud de su misericordia, Dios se ha hecho uno de nosotros: «El Hijo de Dios con su encarnación, se ha unido, en cierto modo, con cada hombre.

No tenemos un Dios que no sepa comprender y compadecerse de nuestras debilidades (cf. Hb 4, 15). Al contrario, precisamente en virtud de su misericordia, Dios se ha hecho uno de nosotros: «El Hijo de Dios con su encarnación, se ha unido, en cierto modo, con cada hombre.

Trabajó con manos de hombre, pensó con inteligencia de hombre, obró con voluntad de hombre, amó con corazón de hombre. Nacido de la Virgen María, se hizo verdaderamente uno de nosotros, en todo semejantes a nosotros, excepto en el pecado» (Gaudium et spes, 22). Por lo tanto, en Jesús no sólo podemos tocar la misericordia del Padre, sino que somos impulsados a convertirnos nosotros mismos en instrumentos de su misericordia. Puede ser fácil hablar de misericordia, mientras que es más difícil llegar a ser testigos de esa misericordia en lo concreto. Este es un camino que dura toda la vida y no debe detenerse. Jesús nos dijo que debemos ser “misericordiosos como el Padre” (cf. Lc 6,36).

¡Cuántos rostros, entonces, tiene la misericordia de Dios! Ésta se nos muestra como cercanía y ternura, pero en virtud de ello también como compasión y comunicación, como consolación y perdón. Quién más la recibe, más está llamado a ofrecerla, a comunicarla; no se puede tener escondida ni retenida sólo para sí mismo. Es algo que quema el corazón y lo estimula a amar, porque reconoce el rostro de Jesucristo sobre todo en quien está más lejos, débil, solo, confundido y marginado. La misericordia sale a buscar la oveja perdida, y cuando la encuentra manifiesta una alegría contagiosa. La misericordia sabe mirar a los ojos de cada persona; cada una es preciosa para ella, porque cada una es única.

Queridos hermanos y hermanas, la misericordia nunca puede dejarnos tranquilos. Es el amor de Cristo que nos “inquieta” hasta que no hayamos alcanzado el objetivo; que nos empuja a abrazar y estrechar a nosotros, a involucrar, a quienes tienen necesidad de misericordia para permitir que todos sean reconciliados con el Padre (cf. 2 Co 5,14-20). No debemos tener miedo, es un amor que nos alcanza y envuelve hasta el punto de ir más allá de nosotros mismos, para darnos la posibilidad de reconocer su rostro en los hermanos. Dejémonos guiar dócilmente por este amor y llegaremos a ser misericordiosos como el Padre.

Que sea, pues, el Espíritu Santo quien guíe nuestros pasos: Él es el amor, él es la misericordia que se comunica a nuestros corazones. No pongamos obstáculos a su acción vivificante, sino sigámoslo dócilmente por los caminos que nos indica. Permanezcamos con el corazón abierto, para que el Espíritu pueda transformarlo; y así, perdonados y reconciliados, seamos testigos de la alegría que brota del encuentro con el Señor Resucitado, vivo entre nosotros.

MENSAJE DEL VATICANO EN EL DÍA MUNDIAL DEL AUTISMO, ACOJAMOS Y DEMOS ESPERANZA


Mensaje del Vaticano en el Día Mundial del Autismo: Acojamos y demos esperanza



 (ACI).- Con ocasión de la Jornada Mundial del Autismo que se celebra este 2 de abril, el Presidente del Pontificio Consejo para los Operadores Sanitarios, Mons. Zygmunt Zimowski, ha hecho público un mensaje en el que pide que sean acogidos y acompañados para ayudarlos también en el crecimiento espiritual y se les de esperanza.

“Muchas veces el cansancio diario, la desilusión, la pérdida, la soledad, el ansia por el futuro pueden tener ventaja sobre la esperanza, que siempre debería animar a las familias, los operadores sanitarios y las asociaciones científicas y de búsqueda, las instituciones escolares, los voluntarios y todos aquellos que, a título diverso están junto a las personas con problemas de autismo”.

El prelado recuerda la importancia de “estimular el compromiso en este sector para mejorar los servicios” y “estar junto a las personas autistas y sus familiares”.

El mensaje señala que existe esperanza, que para un cristiano es “espera ferviente, apasionada del cumplimiento del último y definitivo misterio, el misterio del amor de Dios”. Por ello, “estamos llamados a guardar nuestra fidelidad a Dios”.

“Dios es, en efecto, bondad y benevolencia sin límites que toma cuidado de sus hijos y no abandonará jamás a aquellos que ha llamado a entrar en su comunión, cualesquiera que sean las dificultades”.

“La sensibilidad ante este problema neurológico y de comportamiento, que hasta hace poco tiempo era considerado un estigma social, afortunadamente cada vez tiene más consideración en el campo del diagnóstico y de la búsqueda, como en la asistencia, de la inserción en la escuela y en el trabajo, así como en el crecimiento espiritual”.

El Presidente explica que “esto constituye un signo de esperanza” y se debe animar el compromiso “de favorecer la acogida, el encuentro, la solidaridad, en una obra concreta de ayuda y de renovada promoción de la esperanza, teniendo en cuenta sobre todo que el que es autista lo es por toda la vida”.

Para esto es importante el compromiso de los trabajadores de la educación, la sanidad y el ámbito social, que ayudarán a “promover políticas eficaces y eficientes”.

Tomando de ejemplo el Jubileo de la Misericordia, el mensaje pide estimular a creyentes y no creyentes a “redescubrir la actitud de acogida y de fraterna solidaridad”.

FIESTA DE LA DIVINA MISERICORDIA, DOMINGO 3 DE ABRIL 2016