domingo, 25 de octubre de 2015

PENSAMIENTO DEL PAPA FRANCISCO SOBRE EL SILENCIO, REFLEXIÓN Y ORACIÓN


TEXTO COMPLETO DE LA HOMILÍA DEL PAPA FRANCISCO EN LA MISA DE CLAUSURA DEL SÍNODO DE LA FAMILIA


TEXTO COMPLETO: Homilía del Papa Francisco en la Misa de clausura del Sínodo de la Familia




VATICANO, 25 Oct. 15 / 05:01 am (ACI).- En la Basílica de San Pedro, el Papa Francisco pronunció la homilía en la Misa de clausura del Sínodo de los Obispos sobre la Familia que se desarrolló desde el 4 hasta el 25 de octubre.

A continuación el texto completo de su reflexión:

Las tres lecturas de este domingo nos presentan la compasión de Dios, su paternidad, que se revela definitivamente en Jesús.



El profeta Jeremías, en pleno desastre nacional, mientras el pueblo estaba deportado por los enemigos, anuncia que «el Señor ha salvado a su pueblo, ha salvado al resto de Israel» (31, 7). Y ¿por qué lo hizo? Porque él es Padre (cf. v. 9); y como el Padre cuida de sus hijos, los acompaña en el camino, sostiene a los «ciegos y cojos, lo mismo preñadas que paridas» (31, 8). Su paternidad les abre una vía accesible, una forma de consolación después de tantas lágrimas y tantas amarguras. Si el pueblo permanece fiel, si persevera en buscar a Dios incluso en una tierra extranjera, Dios cambiará su cautiverio en libertad, su soledad en comunión: lo que hoy siembra el pueblo con lágrimas, mañana lo cosechará con la alegría (cf. Sal 125,6).

Con el Salmo, también nosotros hemos expresado la alegría, que es fruto de la salvación del Señor: «La boca se nos llenaba de risas, la lengua de cantares» (v. 2). El creyente es una persona que ha experimentado la acción salvífica de Dios en la propia vida. Y nosotros, los pastores, hemos experimentado lo que significa sembrar con fatiga, a veces llorando, alegrarnos por la gracia de una cosecha que siempre va más allá de nuestras fuerzas y de nuestras capacidades.

El pasaje de la Carta a los Hebreos nos ha presentado la compasión de Jesús. También él «está envuelto en debilidades» (5, 2), para sentir compasión por quienes yacen en la ignorancia y en el error. Jesús es el Sumo Sacerdote grande, santo, inocente, pero al mismo tiempo es el Sumo Sacerdote que ha compartido nuestras debilidades y ha sido puesto a prueba en todo como nosotros, menos en el pecado (cf. 4, 15). Por eso es el mediador de la nueva y definitiva alianza que nos da la salvación.

El Evangelio de hoy se conecta directamente con la primera Lectura: así como el pueblo de Israel fue liberado gracias a la paternidad de Dios, también Bartimeo fue liberado gracias a la compasión de Jesús que acababa de salir de Jericó. A pesar de que apenas había emprendido el camino más importante, el que va hacia Jerusalén, se detiene para responder al grito de Bartimeo. Se deja interpelar por su petición, se deja implicar en su situación. No se contenta con darle limosna, sino que quiere encontrarlo personalmente. No le da indicaciones ni respuestas, pero hace una pregunta: «¿Qué quieres que haga por ti»? (Mc 10, 51). Podría parecer una petición inútil: ¿Qué puede desear un ciego si no es la vista? Sin embargo, con esta pregunta, hecha «de tú a tú», directa pero respetuosa, Jesús muestra que desea escuchar nuestras necesidades. Quiere un coloquio con cada uno de nosotros sobre la vida, las situaciones reales, que no excluya nada ante Dios. Después de la curación, el Señor dice a aquel hombre: «Tu fe te ha salvado» (v. 52). Es hermoso ver cómo Cristo admira la fe de Bartimeo, confiando en él. Él cree en nosotros, más de lo que creemos en nosotros mismos.

Hay un detalle interesante. Jesús pide a sus discípulos que vayan y llamen a Bartimeo. Ellos se dirigen al ciego con dos expresiones, que sólo Jesús utiliza en el resto del Evangelio. Primero le dicen: «¡Ánimo!», una palabra que literalmente significa «ten confianza, anímate». En efecto, sólo el encuentro con Jesús da al hombre la fuerza para afrontar las situaciones más graves. La segunda expresión es «¡levántate!», como Jesús había dicho a tantos enfermos, llevándolos de la mano y curándolos. Los suyos no hacen más que repetir las palabras de aliento y liberación de Jesús, guiando hacia él directamente, sin sermones. Los discípulos de Jesús están llamados a esto, también hoy, especialmente hoy: a poner al hombre en contacto con la misericordia compasiva que salva. Cuando el grito de la humanidad, como el de Bartimeo, se repite aún más fuerte, no hay otra respuesta que hacer nuestras las palabras de Jesús y sobre todo imitar su corazón. Las situaciones de miseria y de conflicto son para Dios ocasiones de misericordia. Hoy es tiempo de misericordia.

Pero hay algunas tentaciones para los que siguen a Jesús. El Evangelio destaca al menos dos. Ninguno de los discípulos se para, como hace Jesús. Siguen caminando, van adelante como si nada hubiera sucedido. Si Bartimeo era ciego, ellos son sordos: aquel problema no es problema suyo. Este puede ser nuestro riesgo: ante continuos apuros, es mejor seguir adelante, sin preocuparse. De esta manera, estamos con Jesús como aquellos discípulos, pero no pensamos como Jesús. Se está en su grupo, pero se pierde la apertura del corazón, se pierde la maravilla, la gratitud y el entusiasmo, y se corre el peligro de convertirse en «habituales de la gracia». Podemos hablar de él y trabajar para él, pero vivir lejos de su corazón, que está orientado a quien está herido. Esta es la tentación: una «espiritualidad del espejismo»: podemos caminar a través de los desiertos de la humanidad sin ver lo que realmente es, sino lo que a nosotros nos gustaría ver; somos capaces de construir visiones del mundo, pero no aceptamos lo que el Señor pone delante de nuestros ojos. Una fe que no sabe radicarse en la vida de la gente permanece árida y, en lugar oasis, crea otros desiertos.

Hay una segunda tentación, la de caer en una «fe de mapa». Podemos caminar con el pueblo de Dios, pero tenemos nuestra hoja de ruta, donde entra todo: sabemos dónde ir y cuánto tiempo se tarda; todos deben respetar nuestro ritmo y cualquier inconveniente nos molesta. Corremos el riesgo de hacernos como aquellos «muchos» del Evangelio, que pierden la paciencia y reprochan a Bartimeo. Poco antes habían reprendido a los niños (cf. 10, 13), ahora al mendigo ciego: quien molesta o no tiene categoría, ha de ser excluido. Jesús, por el contrario, quiere incluir, especialmente a quien está relegado al margen y le grita. Ellos, como Bartimeo, tienen fe, porque saberse necesitados de salvación es el mejor modo para encontrar a Cristo.

Y, al final, Bartimeo se puso a seguir a Jesús en el camino (cf. v. 52). No sólo recupera la vista, sino que se une a la comunidad de los que caminan con Jesús. Queridos hermanos sinodales, hemos caminado juntos. Les doy las gracias por el camino que hemos compartido con la mirada puesta en el Señor y en los hermanos, en busca de las sendas que el Evangelio indica a nuestro tiempo para anunciar el misterio de amor de la familia. Sigamos por el camino que el Señor desea. Pidámosle a él una mirada sana y salvada, que sabe difundir luz porque recuerda el esplendor que la ha iluminado. Sin dejarnos ofuscar nunca por el pesimismo y por el pecado, busquemos y veamos la gloria de Dios que resplandece en el hombre viviente.

EL PAPA FRANCISCO A SÍNODO: ANUNCIEMOS EL EVANGELIO Y DEFENDAMOS LA FAMILIA


El Papa a Sínodo: Anunciemos el Evangelio y defendamos la familia ante ataques ideológicos
Por Alvaro de Juana
Foto: L'Osservatore Romano





VATICANO, 24 Oct. 15 / 03:33 pm (ACI).- El Papa Francisco concluyó las sesiones de trabajo del Sínodo de la Familia con un discurso en el que  manifestó que “el desafío que tenemos ante nosotros es siempre el mismo: anunciar el Evangelio al hombre de hoy, defendiendo a la familia de todos los ataques ideológicos e individualistas”.

En su intervención subrayó de nuevo la indisolubilidad del matrimonio y dijo que el fin del Sínodo significa verdaderamente “caminar juntos” para llevar "a todas las partes del mundo” la “luz del Evangelio, el abrazo de la Iglesia y el amparo de la misericordia de Dios”.

El Sínodo de la Familia –que tuvo una duración de tres semanas– concluyó en la tarde de este sábado con la votación de los padres sinodales al documento o Relación final y con el discurso del Papa Francisco.

El Santo Padre se preguntó “¿Qué significará para la Iglesia concluir este Sínodo dedicado a la familia?”. En su respuesta afirmó que ha tratado de iluminar “con la luz del Evangelio, de la Tradición y de la historia milenaria de la Iglesia” los temas inherentes a la familia.

“Seguramente no significa que se hayan encontrado soluciones exhaustivas a todas las dificultades y dudas que desafían y amenazan a la familia, sino que se han puesto dichas dificultades y dudas a la luz de la fe, se han examinado atentamente, se han afrontado sin miedo y sin esconder la cabeza bajo tierra”.

Matrimonio hombre-mujer indisoluble

El Papa también explicó que significa “haber instado a todos a comprender la importancia de la institución de la familia y del matrimonio entre un hombre y una mujer, fundado sobre la unidad y la indisolubilidad, y apreciarla como la base fundamental de la sociedad y de la vida humana”.



“Significa haber dado prueba de la vivacidad de la Iglesia católica, que no tiene miedo de sacudir las conciencias anestesiadas o de ensuciarse las manos discutiendo animadamente y con franqueza sobre la familia”.

“Significa haber tratado de ver y leer la realidad o, mejor dicho, las realidades de hoy con los ojos de Dios, para encender e iluminar con la llama de la fe los corazones de los hombres, en un momento histórico de desaliento y de crisis social, económica, moral y de predominio de la negatividad”.

Pero también “haber dado testimonio a todos de que el Evangelio sigue siendo para la Iglesia una fuente viva de eterna novedad, contra quien quiere ‘adoctrinarlo’ en piedras muertas para lanzarlas contra los demás”.

Ataques ideológicos

El Pontífice abordó la diferencia de culturas de los padres sinodales y subrayó que “hemos visto también que lo que parece normal para un obispo de un continente, puede resultar extraño, casi como un escándalo, para el obispo de otro continente”.

“En realidad –indicó– las culturas son muy diferentes entre sí y todo principio general necesita ser inculturado si quiere ser observado y aplicado”.

El Obispo de Roma manifestó que “el desafío que tenemos ante nosotros es siempre el mismo: anunciar el Evangelio al hombre de hoy, defendiendo a la familia de todos los ataques ideológicos e individualistas”.

Uno de los temas presentes estas semanas de reuniones fue el de la misericordia y la bondad de Dios, que el Sínodo ha “tratado de abrazar”.

“Esto no significa en modo alguno disminuir la importancia de las fórmulas, de las leyes y de los mandamientos divinos, sino exaltar la grandeza del verdadero Dios que no nos trata según nuestros méritos, ni tampoco conforme a nuestras obras, sino únicamente según la generosidad sin límites de su misericordia”.

“En este sentido, el arrepentimiento debido, las obras y los esfuerzos humanos adquieren un sentido más profundo, no como precio de la invendible salvación, realizada por Cristo en la cruz gratuitamente, sino como respuesta a Aquel que nos amó primero y nos salvó con el precio de su sangre inocente, cuando aún estábamos sin fuerzas”.

El Papa también señaló que “el primer deber de la Iglesia no es distribuir condenas o anatemas sino proclamar la misericordia de Dios, de llamar a la conversión y de conducir a todos los hombres a la salvación del Señor”.

Después de recordar unas palabras del beato Pablo VI, de San Juan Pablo II y de Benedicto XVI relacionado con este punto, subrayó que en estos días de reuniones “hemos experimentado la acción del Espíritu Santo, que es el verdadero protagonista y artífice del Sínodo”.

“Para todos nosotros, la palabra ‘familia’ no suena lo mismo que antes, hasta el punto que en ella encontramos la síntesis de su vocación y el significado de todo el camino sinodal”.

El Papa finalizó su intervención explicando que “para la Iglesia, en realidad, concluir el Sínodo significa volver verdaderamente a ‘caminar juntos’ para llevar a todas las partes del mundo, a cada diócesis, a cada comunidad y a cada situación la luz del Evangelio, el abrazo de la Iglesia y el amparo de la misericordia de Dios”.

Antes del discurso del Pontífice, el Cardenal Raymundo Damasceno, Arzobispo de Aparecida (Brasil) realizó una breve intervención en calidad de Presidente Delegado. Le siguió con otra breve intervención el Cardenal Lorenzo Baldisseri, Secretario General del Sínodo. 

La última reunión del Sínodo finalizó con la oración del Te Deum (A Ti Dios, en latín), uno de los primeros himnos cristianos, tradicional de acción de gracias.

MEDITACIÓN DEL PAPA FRANCISCO EN EL ÁNGELUS DE HOY DOMINGO 25 DE OCTUBRE DEL 2015


El Papa en el Ángelus: El pueblo de Dios lo forman familias que llevan adelante la vida
Por Alvaro de Juana
Foto: L'Osservatore Romano







VATICANO, 25 Oct. 15 / 06:36 am (ACI).- El Papa Francisco presidió esta mañana el rezo del Ángelus desde la ventana de su estudio pontificio, después de la solemne Misa de clausura del Sínodo de la Familia.

Antes de rezar, señaló que el pueblo que camina con Dios “está hecho de familias”, y “mientras camina lleva adelante la vida, con la bendición de Dios”.

Además, tuvo un recuerdo especial por los miles de refugiados que llegan a Europa escapando de sus tierras para alcanzar un futuro mejor.

El Santo Padre pidió a los fieles que le escuchaban “dar gracias a Dios por estas tres semanas de intenso trabajo, animado por la oración y de un espíritu de verdadera comunión”.

“Ha sido agotador, pero un verdadero don de Dios, que conllevará seguramente mucho fruto”.



Explicó que la palabra “sínodo” significa “caminar juntos”. Y esto es aquello “que hemos vivido” y “la experiencia de la Iglesia en camino, en camino especialmente con las familias del Pueblo santo de Dios disperso en todo el mundo”.

Al comentar la primera lectura del Profeta Jeremías explicó que “Dios nos dice que es el primero en querer caminar junto a nosotros, en querer hacer ‘sínodo’ con nosotros”.

“Desde siempre y por siempre, su ‘sueño’, es el de formar un pueblo, reunirlo, guiarlo hacia la tierra de la libertad y de la paz”.

“Y este pueblo está hecho de familias”, se trata de “un pueblo que mientras camina lleva adelante la vida, con la bendición de Dios”.

Francisco explicó que es un pueblo “que no excluye a pobres y desfavorecidos, es más, los incluye”.

Por tanto, “es una familia de familias, en el que quien pone empeño no se encuentra marginado, dejado atrás, sino que consigue estar al mismo paso que los otros, porque este pueblo camina al paso de los últimos; como se hace en las familias, y como nos enseña el Señor, que se ha hecho pobre entre los pobres, pequeño con los pequeños, último con los últimos”.

“No lo ha hecho para excluir a los ricos, los grandes y los primero, sino porque este es el único modo de salvarles también a ellos, para salvar a todos”.

Francisco confesó que la imagen del pueblo en camino “la he comparado también con las imágenes de refugiados en marcha por las calles de Europa, una realidad dramática de nuestros tiempos”.

“También estas familias sufrientes, desenraizadas de sus tierras, han estado presentes con nosotros en el Sínodo, en nuestra oración y en nuestros trabajos, a través de la voz de algunos de sus Pastores presentes en la Asamblea”.

“Estas personas en busca de dignidad, estas familias en busca de paz permanecen todavía con nosotros, la Iglesia no les abandona, porque son parte del pueblo que Dios quiere liberar de la esclavitud y guiar a la libertad”. 

viernes, 23 de octubre de 2015

SAN JUAN PABLO II, RUEGA POR NOSOTROS


PAPA FRANCISCO ANUNCIA CREACIÓN DE NUEVO DICASTERIO PARA LOS LAICOS, LA FAMILIA Y LA VIDA


Papa Francisco anuncia creación de nuevo dicasterio para los laicos, la familia y la vida
Por Walter Sánchez Silva

Foto referencial Bohumil Petrik / ACI Prensa





VATICANO, 22 Oct. 15 / 12:32 pm (ACI/EWTN Noticias).- Al iniciarse hoy por la tarde en el Aula del Sínodo la asamblea general en la que estaban reunidos los obispos participantes de este evento, el Papa Francisco anunció la creación de un nuevo dicasterio dedicado a los laicos, la familia y la vida.

El Santo Padre tomó la palabra al inició de la sesión e hizo el siguiente anuncio: “he decidido instituir un nuevo dicasterio con competencia sobre los laicos, la familia y la vida”.


Este nuevo dicasterio, cuya naturaleza especifica aún no ha sido decidida, sustituirá al “Pontificio Consejo para los Laicos y el Pontificio Consejo para la Familia, y al cual estará anexada la Pontificia Academia para la Vida”.

“Para tal tarea he constituido una comisión que prepare un texto que delinee canónicamente la competencia del nuevo dicasterio y que será enviado para que sea discutido por el Consejo de Cardenales, que se reunirá en el mes de diciembre”, concluyó el Papa.

El Santo Padre ha hecho este anuncio en el mismo día en el que los obispos han recibido el borrador del documento final del Sínodo que ahora evalúan para sugerir correcciones o mejoras, y cuya versión final será votada el sábado 24 de octubre por la tarde.

ESTAS SON LAS TRES ACTITUDES PARA DISCERNIR LOS SIGNOS DE LOS TIEMPOS, SEGÚN PAPA FRANCISCO


Estas son las 3 actitudes para discernir los “signos de los tiempos” según Papa Francisco
Por Alvaro de Juana
Foto: L'Osservatore Romano





VATICANO, 23 Oct. 15 / 04:52 am (ACI).- El Papa Francisco meditó hoy sobre los “signos de los tiempos” y cómo el cristiano está llamado a interpretarlos a través del silencio, la reflexión y la oración gracias a la libertad que ha donado al hombre.

En la homilía de la Misa de la Casa Santa Marta, el Pontífice explicó que “para entender los signos de los tiempos, antes que nada es necesario el silencio: hacer silencio y observar. Y después reflexionar dentro de nosotros. Un ejemplo: ¿Por qué ha ocurrido algo? Y orar... silencio, reflexión y oración. Solamente así podremos entender los signos de los tiempos, qué quiere decir Jesús”.

En su opinión todos pueden entender los signos de los tiempos, no solo los intelectuales. Jesús no dice “miren cómo hacen los universitarios, miren cómo hacen los doctores, miren cómo hacen los intelectuales…”. Jesús habla a los campesinos que “en su simplicidad” saben “distinguir el grano de la cizaña”.

“Los tiempos cambian y nosotros los cristianos debemos cambiar continuamente. Debemos cambiar firmes en la fe en Jesucristo, firmes en la verdad del Evangelio, pero nuestra actitud debe moverse continuamente según los signos de los tiempos”.

El Papa comentó el Evangelio del día en el que Jesús habla precisamente de “los signos de los tiempos” y advierte de los hipócritas que disciernen las cosas del mundo pero no las de Dios.


Francisco recordó que Dios ha hecho libre al hombre y que para hacer uso de esa libertad “debemos abrirnos a la fuerza del Espíritu y entender bien qué sucede dentro y fuera de nosotros” a través del “discernimiento”.

“Tenemos esta libertad de juzgar lo que sucede fuera de nosotros. Pero para juzgar debemos conocer bien lo que acontece fuera. ¿Cómo se hace esto?”, se preguntó.

“¿Cómo se puede hacer esto que la Iglesia llama conocer los signos de los tiempos? Los tiempos cambian. Es característico de la sabiduría cristiana conocer estos cambios, conocer los diversos tiempos y conocer los signos de los tiempos”.

“Qué significa una cosa  y otra cosa. Y hacer esto sin miedo, con libertad”, agregó.

El Pontífice reconoció que no es una tarea “fácil” porque existen muchos condicionamientos externos que no ayudan.

“Este es un trabajo que normalmente no hacemos: nos conformamos, nos tranquilizamos con ‘me han dicho, he escuchado, la gente dice, he leído…’. Así nos quedamos tranquilos… Pero, ¿cuál es la verdad? ¿Cuál es el mensaje que el Señor quiere darme con ese signo de los tiempos?”.

“Somos libres. Somos libres para el don de la libertad que nos ha dado Jesucristo. Pero nuestro trabajo es mirar lo que sucede dentro de nosotros, discernir nuestros sentimientos, nuestros pensamientos y qué acontece fuera de nosotros, y discernir los signos de los tiempos. Con silencio, reflexión y con la oración”, concluyó.


Evangelio del día

En aquel tiempo, decía Jesús a la gente: “Cuando veis subir una nube por el poniente, decís en seguida: “Chaparrón tenemos”, y así sucede. Cuando sopla el sur decís: “Va a hacer bochorno”, y lo hace. Hipócritas: si sabéis interpretar el aspecto de la tierra y del cielo, ¿cómo no sabéis interpretar el tiempo presente? ¿Cómo no sabéis juzgar vosotros mismos lo que se debe hacer? Cuando te diriges al tribunal con el que te pone pleito, haz lo posible por llegar a un acuerdo con él, mientras vais de camino; no sea que te arrastre ante el juez, y el juez te entregue al guardia, y el guardia te meta en la cárcel. Te digo que no saldrás de allí hasta que no pagues el último céntimo.