jueves, 13 de abril de 2017
lunes, 10 de abril de 2017
PAPA FRANCISCO PONE EN MARCHA UNA LAVANDERÍA PARA LOS POBRES DE ROMA
Papa Francisco pone en marcha una lavandería para los pobres de Roma
Por Álvaro de Juana
VATICANO, 10 Abr. 17 / 06:03 am (ACI).- Se llama la “Lavandería del Papa Francisco” y ha comenzado su andadura este lunes 10 de abril, pocos días antes de la Pascua, para todos los pobres, en especial para los sintecho, que viven en los alrededores del Vaticano.
Se trata de una iniciativa del Papa Francisco a través de la Limosnería Vaticana, que se ocupa de llevar a los más necesitados la ayuda del Pontífice.
Es “un servicio ofrecido gratuitamente a las personas más pobres” que “podrán así lavar, secar y planchar su propia ropa”, dice en un comunicado el Vaticano.
La Lavandería está situada en el interior del “Centro Gente de Paz” de la Comunidad de San Egidio, en el antiguo complejo hospitalario de San Gallicano, en el centro de Roma.
Será la propia Comunidad de San Egidio la que gestione este nuevo proyecto, al igual que ya hace con las duchas y la barbería que el Papa Francisco estableció junto a la columnata de la Plaza de San Pedro en noviembre de 2014.
Francisco realiza continuamente iniciativas a favor de los más pobres. En febrero envió al limosnero del Vaticano a la zona central de Italia golpeada por los terremotos de los últimos meses para comprar productos típicos a los comerciantes.
En enero la Limosnería dispuso que la iglesia de San Calisto en Trastévere y sus locales adjuntos en Roma se mantuvieran abiertos para albergar a sintecho dadas las bajas temperaturas del invierno.
PAPA FRANCISCO EXPRESA SU DOLOR POR ATENTADOS DE ISIS EN EGIPTO
Papa Francisco expresa su dolor por atentados del ISIS en Egipto
Foto: Alan Holdren (ACI Prensa)
VATICANO, 09 Abr. 17 / 01:25 pm (ACI).- El Papa Francisco expresó sus condolencias a Su Santidad el Papa Tawardos II, líder de la Iglesia Copta y a todo el pueblo de Egipto, por los más de 30 muertos que causaron los atentados terroristas contra dos iglesias, cuando la minoría cristiana celebraba el Domingo de Ramos.
“Confío a la Virgen Santa las víctimas del atentado que tuvo lugar esta mañana en El Cairo en una iglesia copta. A mi querido hermano, Su Santidad el Papa Tawardos II, a la Iglesia Copta y a toda la querida nación egipcia expreso mis condolencias, rezo por las víctimas, por los muertos, por toda la comunidad. Permanezco cercano a ellos”, dijo Francisco luego del rezo del Ángelus dominical en la plaza de San Pedro.
El Pontífice también pidió “que el Señor convierta los corazones de los hombres que siembran terror, violencia y muerte; que convierta también el corazón de aquellos que fabrican y trafican con armas”.
Momentos después del ataque contra la iglesia copta de San Jorge, en la localidad de Tanta, cerca de El Cairo, se registró otro atentado suicida en la iglesia de Morkoseya, en Alejandría. Ambos ataques fueron reivindicados por el grupo terrorista Estado Islámico (ISIS) y han ocasionado hasta el momento 36 muertos y decenas de heridos.
Estos ataques se producen pocos días antes del viaje del Papa a Egipto, que tendrá lugar del 28 al 29 de abril. Se informó que el gobierno de Egipto destituyó a dos jefes de seguridad locales.
HOMILÍA DEL PAPA FRANCISCO EN LA MISA DE DOMINGO DE RAMOS
TEXTO COMPLETO: Homilía del Papa Francisco en la Misa del Domingo de Ramos
Foto: Lucía Ballester (ACI Prensa)
VATICANO, 09 Abr. 17 / 07:43 am (ACI).- El Papa Francisco presidió la celebración de la Misa del Domingo de Ramos, o Domingo de Pasión, en la Plaza de San Pedro del Vaticano. El Santo Padre animó a los cristianos a seguir a Jesús y a llevar la cruz con paciencia, sin rechazarla.
A continuación el texto completo de la homilía:
Esta celebración tiene como un doble sabor, dulce y amargo, es alegre y dolorosa, porque en ella celebramos la entrada del Señor en Jerusalén, aclamado por sus discípulos como rey, al mismo tiempo que se proclama solemnemente el relato del evangelio sobre su pasión. Por eso nuestro corazón siente ese doloroso contraste y experimenta en cierta medida lo que Jesús sintió en su corazón en ese día, el día en que se regocijó con sus amigos y lloró sobre Jerusalén.
Desde hace 32 años la dimensión gozosa de este domingo se ha enriquecido con la fiesta de los jóvenes: La Jornada Mundial de la Juventud, que este año se celebra en ámbito diocesano, pero que en esta plaza vivirá dentro de poco un momento intenso, de horizontes abiertos, cuando los jóvenes de Cracovia entreguen la Cruz a los jóvenes de Panamá.
El Evangelio que se ha proclamado antes de la procesión (cf. Mt 21,1-11) describe a Jesús bajando del monte de los Olivos montado en una borrica, que nadie había montado nunca; se hace hincapié en el entusiasmo de los discípulos, que acompañan al Maestro con aclamaciones festivas; y podemos imaginarnos con razón cómo los muchachos y jóvenes de la ciudad se dejaron contagiar de este ambiente, uniéndose al cortejo con sus gritos. Jesús mismo ve en esta alegre bienvenida una fuerza irresistible querida por Dios, y a los fariseos escandalizados les responde: ‘Os digo que, si estos callan, gritarán las piedras’ (Lc 19,40).
Pero este Jesús, que justamente según las Escrituras entra de esa manera en la Ciudad Santa, no es un iluso que siembra falsas ilusiones, un profeta ‘new age’, un vendedor de humo, todo lo contrario: es un Mesías bien definido, con la fisonomía concreta del siervo, el siervo de Dios y del hombre que va a la pasión; es el gran Paciente del dolor humano.
Así, al mismo tiempo que también nosotros festejamos a nuestro Rey, pensamos en el sufrimiento que él tendrá que sufrir en esta Semana. Pensamos en las calumnias, los ultrajes, los engaños, las traiciones, el abandono, el juicio inicuo, los golpes, los azotes, la corona de espinas..., y en definitiva al via crucis, hasta la crucifixión.
Él lo dijo claramente a sus discípulos: ‘Si alguno quiere venir en pos de mí, que se niegue a sí mismo, tome su cruz y me siga’ (Mt 16,24). Él nunca prometió honores y triunfos. Los Evangelios son muy claros. Siempre advirtió a sus amigos que el camino era ese, y que la victoria final pasaría a través de la pasión y de la cruz. Y lo mismo vale para nosotros. Para seguir fielmente a Jesús, pedimos la gracia de hacerlo no de palabra sino con los hechos, y de llevar nuestra cruz con paciencia, de no rechazarla, ni deshacerse de ella, sino que, mirándolo a Él, aceptémosla y llevémosla día a día.
Y este Jesús, que acepta que lo aclamen aun sabiendo que le espera el ‘crucifícalo’, no nos pide que lo contemplemos sólo en los cuadros o en las fotografías, o incluso en los vídeos que circulan por la red. No. Él está presente en muchos de nuestros hermanos y hermanas que hoy, hoy sufren como Él, sufren a causa de un trabajo esclavo, sufren por los dramas familiares, por las enfermedades... Sufren a causa de la guerra y del terrorismo, por culpa de los intereses que mueven las armas y dañan con ellas. Hombres y mujeres engañados, pisoteados en su dignidad, descartados... Jesús está en ellos, en cada uno de ellos, y con ese rostro desfigurado, con esa voz rota pide que se le mire, que se le reconozca, que se le ame
No es otro Jesús: es el mismo que entró en Jerusalén en medio de un ondear de ramos de palmas y de olivos. Es el mismo que fue clavado en la cruz y murió entre dos malhechores. No tenemos otro Señor fuera de él: Jesús, humilde Rey de justicia, de misericordia y de paz.
domingo, 9 de abril de 2017
miércoles, 5 de abril de 2017
PAPA FRANCISCO INVITA A ACEPTAR SUFRIMIENTOS COMO FORMA DE ESTAR EN COMUNIÓN CON DIOS
Papa Francisco invita a aceptar sufrimientos como forma de estar en comunión con Dios
Por Miguel Pérez Pichel
Foto: Lucía Ballester (ACI Prensa)
VATICANO, 05 Abr. 17 / 05:02 am (ACI).- “Cuando sufrimos por hacer el bien estamos en comunión con el Señor", aseguró el Papa Francisco en la catequesis de la Audiencia General del miércoles en la Plaza de San Pedro en el Vaticano.
Pocos días antes del comienzo de la Semana Santa, el Santo Padre quiso explicar el sentido del sufrimiento en el contexto de la esperanza cristiana. La enseñanza del Pontífice estuvo centrada en la meditación sobre la esperanza cristiana “Dar razón de la esperanza que está en nosotros”, de la primera epístola de San Pedro.
“San Pedro afirma que ‘es mejor sufrir por hacer el bien que por hacer el mal’. Esto no quiere decir que sea bueno sufrir, pero que cuando sufrimos por hacer el bien, estamos en comunión con el Señor, el cual ha aceptado ser clavado en la cruz por nuestra salvación”, explicó el Obispo de Roma.
Francisco explicó el sentido de aceptar el sufrimiento como una forma de entregarse a los demás: “Cuando nosotros, en situaciones más pequeñas o más grandes en nuestra vida, aceptamos sufrir por el bien, es como si sembrásemos en torno a nosotros semillas de resurrección y de vida, y como si hiciésemos resplandecer en la oscuridad la luz de la Pascua”.
“Es por eso por lo que el Apóstol nos exhorta a responder siempre buscando el bien. La bendición no es una formalidad, no es sólo un signo de cortesía, sino un regalo grande que nosotros hemos recibido en primer lugar, y que tenemos la posibilidad de compartir con los hermanos. Es el anuncio del amor de Dios, un amor desmesurado que no se agota, que nunca va a menos, y que constituye el verdadero fundamento de nuestra esperanza”.
Esta carta de San Pedro “logra ofrecer gran consuelo y paz, haciendo percibir como el Señor está siempre a nuestro lado y no nos abandona nunca, sobre todo en los momentos más delicados y difíciles de nuestra vida”.
“El secreto está en el hecho de que este escrito tiene sus raíces directamente en la Pascua, en el corazón del misterio que estamos por celebrar haciéndonos así percibir toda la luz y la alegría que surge de la muerte y la resurrección de Cristo”.
El Papa explicó que “Cristo resucitó realmente, está vivo y habita en cada uno de nosotros. Y por ello San Pedro nos invita con fuerza a adorarlo en nuestros corazones. En ellos, el Señor ha establecido su morada en el momento de nuestro Bautismo, y desde ese momento continúa renovando nuestra vida, colmándola de su amor y de la plenitud de su Espíritu”.
Además, afirmó que “la esperanza no es un concepto, no es un sentimiento. Es una Persona. Es el Señor Jesús que reconocemos vivo y presente en nosotros y en nuestros hermanos. Comprendemos, entonces, que de esta esperanza no se tiene que tomar de forma teórica, con las palabras, sino con el testimonio de la vida”.
Esa forma de vivir la esperanza “debe estar en el interior de la comunidad cristiana, pero también de los que están fuera de ella. Si Cristo está vivo y habita en nosotros, en nuestro corazón, entonces debemos también permitir que se haga visible y que actúe en nosotros”.
“Esto significa –continuó– que el Señor Jesús debe inspirar cada vez más nuestro modelo de vida, y que nosotros debemos tratar de comportarnos como Él se comportó”.
Por lo tanto, “la esperanza que habita en nosotros no puede quedar oculta en nuestro interior, en nuestro corazón, sino que debe, necesariamente, transmitirse al de fuera, tomando la forma inconfundible de la dulzura, de la bondad con el prójimo, llegando tan lejos como para personar al que nos hace mal. Sí, porque así es como lo hizo Jesús, y como continúa a hacerlo por medio de aquellos que le han hecho espacio en el corazón y en su vida, en el conocimiento de que el mal no se vence con el mal, sino con la humildad, con la misericordia y con la dulzura”.
Suscribirse a:
Comentarios (Atom)






























