sábado, 28 de enero de 2017

MENSAJE DEL PAPA FRANCISCO A LA MARCHA POR LA VIDA EN ESTADOS UNIDOS


Este es el mensaje del Papa Francisco a la Marcha por la Vida en Estados Unidos
Por Walter Sánchez Silva
 Foto: Lucía Ballester (ACI Prensa)



WASHINGTON D.C., 27 Ene. 17 / 02:19 pm (ACI).- El Papa Francisco envió un especial mensaje de apoyo a los miles de participantes en la Marcha Por la Vida que se realiza este viernes 27 de enero en Washignton D.C. en Estados Unidos.


En una carta firmada por el Secretario de Estado del Vaticano, Cardenal Pietro Parolin, y dada a conocer por el Nuncio Apostólico en Estados Unidos, Mons. Christoph Pierre, se dio a conocer el saludo del Santo Padre a los participantes del multitudinario evento.

“Su Santidad el Papa Francisco envía un cálido saludo y asegura su cercanía en la oración a los miles de jóvenes de todo Estados Unidos reunidos en la Arquidiócesis de Washington y en la Diócesis de Arlington para la anual Marcha por la Vida”, indica el texto.

“Su Santidad está profundamente agradecido por este impresionante testimonio de la sacralidad de toda vida humana”, prosigue.

La carta recuerda además lo que señala el Pontífice en la exhortación Apostólica Amoris Laetitia cuando afirma que es “tan grande el valor de una vida humana, y es tan inalienable el derecho a la vida del niño inocente que crece en el seno de su madre, que de ningún modo se puede plantear como un derecho sobre el propio cuerpo la posibilidad de tomar decisiones con respecto a esa vida”.

El Papa, indica la misiva, “confía en que este evento, en el que muchos ciudadanos estadounidenses se manifiestan en nombre de los más indefensos de nuestros hermanos y hermanas, contribuirá a una movilización de las conciencias en defensa del derecho a la vida y a medidas efectivas para asegurar su adecuada protección legal”.

“A todos los presentes el Santo Padre cordialmente imparte su Bendición Apostólica como un ruego de fortaleza y paz en el Señor”, concluye la misiva.

La Marcha por la Vida se realiza al cumplirse 44 años de la legalización del aborto en todo Estados Unidos, tras la sentencia de la Corte Suprema en el caso Roe vs. Wade en 1973.

VATICANO PIDE AYUDAR A LOS ENFERMOS DE LEPRA Y NO DISCRIMINARLOS


Vaticano pide ayudar a los enfermos de lepra y no discriminarlos


VATICANO, 28 Ene. 17 / 05:12 am (ACI).- Como cada año, el Vaticano ha pedido a través de un mensaje del Prefecto del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, Cardenal Peter Turkson, ayudar a las personas que sufren de lepra y hacer todo lo posible para que sean reinsertados en la sociedad.

“En 1985 la lepra afligía en el mundo a más de 5 millones de personas y hoy se dan unos 200 mil nuevos casos al año, pero todavía hay todavía mucho que hacer”.

El mensaje subraya que “es importante que los líderes de todas las religiones, en sus enseñanzas, escritos y discursos, contribuyan a eliminar esta discriminación contra las personas afectadas de lepra”.

El Cardenal Turkson cree que “debemos comprometernos todos y en todos los niveles, para que en todos los países sean modificadas las políticas familiares, laborales, escolásticas, deportivas y de todo tipo de género que discriminan directamente o indirectamente a estas personas; para que los gobiernos pongan a punto los proyectos de actuación que involucren a las personas enfermas”.

Después de pedir la búsqueda de nuevos fármacos que ayuden a paliar la enfermedad, el Cardenal, asegura que “se necesita insertar a la persona en el tejido social originario: en la familia, en la comunidad, en la escuela o en el trabajo”.

VATICANO: RETIRAN EL ROSTRO DEL PAPA DEL EURO


Vaticano: Retiran el rostro del Papa del euro y lo reemplazan por escudo pontificio



VATICANO, 27 Ene. 17 / 11:36 am (ACI).- A partir de este año, probablemente desde marzo, habrá una novedad para los coleccionistas de monedas, y es que el rostro del Papa Francisco desaparecerá de las monedas del euro del Vaticano y será reemplazado por su escudo papal.

El hecho fue anunciado el 24 de enero por la Gaceta Oficial de la Unión Europea, la cual informa sobre los cambios que se dan en las monedas de cada país de la zona del Euro. En el caso de la Ciudad del Vaticano se trata del cuarto cambio que ocurre desde 2002, cuando el euro hizo su aparición.

Así, el primer euro que empezó a circular en el Vaticano llevó el rostro de San Juan Pablo II, que en 2002 cumplía 24 años de pontificado.

El 2 de abril de 2005, con el fallecimiento del Papa polaco, se da el primer cambio en la moneda vaticana al declararse la Sede Vacante. Sobre el lado de la moneda que corresponde a la Santa Sede aparece el escudo del Camarlengo, a quien viene confiada el cuidado de la Iglesia hasta la elección del nuevo Pontífice, y que entonces era el Cardenal Eduardo Martínez Somalo.


Si bien la elección del Cardenal Joseph Ratzinger como Benedicto XVI tuvo lugar el 19 de abril de 2005, se tuvo que esperar hasta 2006 para que su rostro apareciera en el euro.

Con el anuncio de la renuncia de Benedicto XVI en febrero de 2013, vuelve a reemplazarse el rostro del Pontífice por el escudo del Camarlengo. En esta ocasión se usó el escudo del Cardenal Tarcisio Bertone

Francisco fue elegido el 13 de marzo de 2013, pero al igual que con su predecesor, se tuvo que esperar hasta el siguiente año para que su rostro apareciera en el euro del Vaticano.

El escudo de Francisco

Ahora, con el nuevo cambio que probablemente se de en marzo, aparecerá el escudo del Papa argentino, quien al ser elegido decidió conservar el mismo emblema que mantuvo desde su consagración episcopal.

El escudo azul aparece coronado por los símbolos de la dignidad pontificia iguales a aquellos elegidos por su predecesor Benedicto XVI: la mitra colocada al centro y en alto con las llaves entrecruzadas, una representada con el color del oro y la otra con el de la plata, unidas (en la parte baja de la imagen) por un lazo rojo.

En alto, aparece el emblema de la Compañía de Jesús (jesuitas) a la que pertenece: un sol radiante con, al centro y letras rojas, la inscripción IHS, el monograma de Cristo. Sobre la letra H se apoya la cruz, en punta, con los tres clavos en negro colocados a la base.


En la parte inferior se ve la estrella y la flor de nardo. La estrella, siguiendo la antigua tradición heráldica, simboliza a la Santísima Virgen María, Madre de Cristo y de la Iglesia; mientras la flor de nardo evoca la figura de San José, el patrono de la Iglesia universal cuya fiesta se celebra este 19 de marzo, día de la inauguración del pontificado.

En la tradición iconográfica hispánica San José aparece representado con un ramo de flor de nardo en la mano. Al colocar en su escudo estas imágenes, el Papa ha querido expresar su propia y particular devoción hacia la Virgen Santísima y San José.

Además aparece el lema del Papa Francisco: "Miserando atque eligendo", que puede traducirse como "Lo miró con misericordia y lo eligió" o "Amándolo lo eligió".

miércoles, 25 de enero de 2017

PAPA FRANCISCO: NO SOMOS QUIÉNES PARA PEDIRLE A DIOS LO QUE DEBE HACER


Papa Francisco: No somos quiénes para decirle a Dios lo que debe hacer
Por Miguel Pérez Pichel
 Foto: Lucía Ballester / ACI Prensa


VATICANO, 25 Ene. 17 / 05:21 am (ACI).- El Papa Francisco exhortó a no poner nunca condiciones a Dios, porque “nosotros no somos quiénes para decirle lo que debe hacer”. Durante la Audiencia General del miércoles celebrada en el Aula Pablo VI del Vaticano, el Santo Padre animó a los presentes a fiarse de Dios, de sus caminos, de sus prioridades, que no siempre coinciden con las propias.

“No pongamos nunca condiciones a Dios y dejemos, por el contrario, que la esperanza derrote a nuestros temores”, indicó. “Fiarse de Dios quiere decir entrar en sus planes sin ninguna pretensión, incluso aceptando que su salvación y su ayuda nos lleguen de una forma diferente a nuestras expectativas”.


El Pontífice subrayó que Dios sabe bien lo que necesitamos y es bueno para nosotros: “Nosotros pedimos al Señor vida, salud, afecto, felicidad, y es justo hacerlo, pero siendo conscientes de que Dios trae vida incluso de la muerte, que se puede experimentar la paz incluso en la enfermedad, y que nos puede dar serenidad también en la soledad, y felicidad en el llanto. Nosotros no somos quiénes para decirle al Señor lo que debe hacer, incluido aquello de lo que tengamos necesidad. Él lo sabe mejor que nosotros, y debemos fiarnos, porque su camino y su pensamiento son diferentes a los nuestros”.


El Santo Padre realizó estas reflexiones en su catequesis en la que continuó con el ciclo sobre la esperanza cristiana. El Papa meditó sobre el tema “Judit: el coraje de una mujer que da esperanza al pueblo”. Para el Pontífice, Judith ejemplifica esa entrega, ese fiarse de Dios y no ponerle condiciones.

“El Libro bíblico que revela el nombre de Judit narra la imponente campaña militar del rey Nabucodonosor, el cual, reinando en Nínive, amplía los confines de su imperio sometiendo y esclavizando a todos los pueblos de su entorno. El lector entiende que se encuentra delante de un grandísimo enemigo invencible que está repartiendo muerte y destrucción, y que llega hasta la Tierra Prometida, situando a los hijos de Israel ante un peligro muy serio”.

“El ejército de Nabucodonosor –continuó–, bajo la guía del general Oloferne, asedia una ciudad de Judea, Betulia, corta el suministro de agua y mina la resistencia de la población. La situación era dramática, hasta el punto de que los habitantes de la ciudad se rebelaron contra los ancianos pidiéndoles que se rindieran a los enemigos”.

“El fin parece inevitable, la capacidad de confiar en Dios se ha agotado y, paradójicamente, parece que, para escapar de la muerte, no queda más remedio que entregarse a las manos de los asesinos”.


Sin embargo, Francisco narró cómo “delante de tanta desesperación, el jefe del pueblo intenta llevar una última luz de esperanza: resistir todavía cinco días más, esperando la intervención salvífica de Dios. Pero se trata de una esperanza débil. En realidad, nadie, entre el pueblo, es ya capaz de esperar. En medio de este contexto aparece en escena Judit. Una viuda, una mujer de gran belleza y sabiduría que habla a las personas con el lenguaje de la fe”, pide al pueblo que no pongan a prueba al Señor.

El Papa concluyó: “Con la fuerza de un profeta, Judith convence a los hombres de su pueblo para llevarlos de vuelta a la fe en Dios. Con la mirada de un profeta, ve más allá del estrecho horizonte propuesto por los líderes y que el miedo convertía aún en más limitado. El Señor es el Dios de la salvación, sea cual sea la forma que adopta. La salvación está libre de enemigos y nos trae la vida, pero en sus planes impenetrables puede haber salvación también en la muerte”.

TEXTO: CATEQUESIS DEL PAPA FRANCISCO SOBRE NO PONER CONDICIONES A DIOS


TEXTO: Catequesis del Papa Francisco sobre no poner condiciones a Dios
 Foto: Lucía Ballester / ACI Prensa




VATICANO, 25 Ene. 17 / 05:59 am (ACI).- En una nueva catequesis sobre la esperanza en la Audiencia General del miércoles, el Papa Francisco propuso la historia de Judith y explicó cómo su valentía ayudó al pueblo de Israel a confiar en Dios. 

"No pongamos jamás condiciones a Dios y dejemos en cambio que la esperanza venza nuestros temores. Confiar en Dios quiere decir entrar en sus designios sin ninguna pretensión, también aceptando que su salvación y su ayuda lleguen a nosotros de modos distintos a nuestras expectativas", dijo el Pontífice.


A continuación, el texto completo: 

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!


Entre las figuras de las mujeres que el Antiguo Testamento nos presenta, resalta aquella de una gran heroína del pueblo: Judit. El Libro bíblico que lleva su nombre narra la grandiosa campaña militar del rey Nabucodonosor, el cual, reinando en Nínive, expande los límites del imperio derrotando y conquistando a todos los pueblos de su alrededor. El lector entiende que se encuentra ante un gran e invencible enemigo que está sembrando muerte y destrucción y que llega hasta la Tierra Prometida, poniendo en peligro la vida de los hijos de Israel.

El ejército de Nabucodonosor, de hecho, bajo la guía del general Holofernes, sitió una ciudad de Judea, Betulia, cortando las reservas de agua y debilitando así la resistencia de la población.

La situación se vuelve dramática, al punto que los habitantes de la ciudad se dirigen a los ancianos pidiendo rendirse ante los enemigos. Sus palabras son desesperadas: «Ya no hay nadie que pueda auxiliarnos, porque Dios nos ha puesto en manos de esa gente para que desfallezcamos de sed ante sus ojos y seamos totalmente destruidos. Han llegado a decir esto: “Dios nos ha abandonado”; la desesperación era grande en esa gente. Llámenlos ahora mismo y entreguen la ciudad como botín a Holofernes y a todo su ejército» (Jdt 7,25-26). El fin parece inevitable, la capacidad de confiar en Dios se ha terminado – la capacidad de confiar en Dios se ha terminado. Y cuantas veces nosotros llegamos a situaciones extremas donde no sentimos ni siquiera la capacidad de tener confianza en el Señor. Es una fea tentación. Y, paradójicamente, parece que, para huir de la muerte, no queda más que entregarse en manos de quien asesina. Ellos saben que estos soldados entraran a saquear la ciudad, tomar a las mujeres como esclavas y luego matar a todos los demás. Esto es justamente “lo extremo”.

Y ante tanta desesperación, el jefe del pueblo intenta proponer un motivo de esperanza: resistir todavía cinco días, esperando la intervención salvífica de Dios. Pero es una esperanza débil, que les hace concluir: «Si transcurridos estos días, no nos llega ningún auxilio, entonces obraré como ustedes dicen» (7,31). Pobre hombre: no tenía salida. Cinco días les son concedidos a Dios – y está aquí el pecado – cinco días les son concedidos a Dios para intervenir; cinco días de espera, pero ya con la perspectiva del final. Conceden cinco días a Dios para salvarlos, pero saben que no tienen confianza, esperan lo peor. En realidad, ninguno más, entre el pueblo, es todavía capaz de esperar. Estaban desesperados.

Es en esta situación aparece en escena Judit. Viuda, mujer de gran belleza y sabiduría, ella habla al pueblo con el lenguaje de la fe. Valiente, reprocha en la cara al pueblo diciendo: «Ustedes ponen a prueba al Señor todopoderoso, […]. No, hermanos; cuídense de provocar la ira del Señor, nuestro Dios. Porque si él no quiere venir a ayudarnos en el término de cinco días, tiene poder para protegernos cuando él quiera o para destruirnos ante nuestros enemigos. […]. Por lo tanto, invoquemos su ayuda, esperando pacientemente su salvación, y él nos escuchará si esa es su voluntad» (8,13.14-15.17). Es el lenguaje de la esperanza. Toquemos la puerta del corazón de Dios, Él es Padre, Él puede salvarnos. Esta mujer, viuda, arriesga de quedar mal ante los demás. ¡Pero es valiente! ¡Va adelante! Esta es mi opinión: las mujeres son más valientes que los hombres.

Y con la fuerza de un profeta, Judit convoca a los hombres de su pueblo para conducirlos a la confianza en Dios; con la mirada de un profeta, ella ve más allá del estrecho horizonte propuesto por los jefes y del miedo que lo hace aún más limitado. Dios actuará ciertamente – ella lo afirma – mientras la propuesta de los cinco días de espera es un modo para tentarlo y para someterse a su voluntad. El Señor es Dios de salvación – y ella lo cree –, cualquier forma esa tome. Es salvación librar de los enemigos y hacer vivir, pero, en sus planes impenetrables, puede ser salvación también entregar a la muerte. Mujer de fe, ella lo sabe. Luego conocemos el final, como terminó la historia: Dios salva.


Queridos hermanos y hermanas, no pongamos jamás condiciones a Dios y dejemos en cambio que la esperanza venza nuestros temores. Confiar en Dios quiere decir entrar en sus designios sin ninguna pretensión, también aceptando que su salvación y su ayuda lleguen a nosotros de modos distintos a nuestras expectativas. Nosotros pedimos al Señor vida, salud, afectos, felicidad; y es justo hacerlo, pero con la conciencia que Dios sabe traer vida también de la muerte, que se puede experimentar la paz también en la enfermedad, y que puede haber serenidad también en la soledad y alegría también en el llanto. No somos nosotros los que podemos enseñar a Dios aquello que debe hacer, de lo que nosotros tenemos necesidad. Él lo sabe mejor que nosotros, y debemos confiar, porque sus vías y sus pensamientos son distintos a los nuestros.

El camino que Judit nos indica es aquel de la confianza, de la espera en la paz, de la oración y de la obediencia. Es el camino de la esperanza. Sin fáciles resignaciones, haciendo todo lo que está en nuestras posibilidades, pero siempre permaneciendo en el surco de la voluntad del Señor, porque – lo sabemos – ha orado mucho, ha hablado al pueblo y después, valerosa, se ha ido, ha buscado el modo para acercarse al jefe del ejército y ha logrado cortarle la cabeza, decapitarlo. Es valiente en la fe y en las obras. Y busca siempre al Señor. Judit, de hecho, tiene un plan, lo actúa con suceso y lleva al pueblo a la victoria, pero siempre en la actitud de fe de quien todo acepta de la mano de Dios, segura de su bondad.

Así, una mujer llena de fe y de valentía devuelve la fuerza a su pueblo en peligro mortal y lo conduce sobre la vía de la esperanza, indicándolo también a nosotros. Y nosotros, si hacemos un poco de memoria, cuántas veces hemos escuchado palabras sabias, valientes, de personas humildes, de mujeres humildes que uno piensa que – sin despreciarlas – fueran ignorantes. Pero son palabras de la sabiduría de Dios. Las palabras de las abuelas. Cuantas veces las abuelas saben decir la palabra justa, la palabra de esperanza, porque tienen la experiencia de la vida, han sufrido mucho, se han encomendado a Dios y el Señor les da este don de darnos consejos de esperanza. Y, recorriendo esas vías, será alegría y luz pascual encomendarse al Señor con las palabras de Jesús: «Padre, si quieres, aleja de mí este cáliz. Pero que no se haga mi voluntad, sino la tuya» (Lc 22,42). Y esta es la oración de la sabiduría, de la confianza y de la esperanza.

PAPA FRANCISCO: LAS MUJERES SON MÁS VALIENTES QUE LOS HOMBRES


Papa Francisco: Las mujeres son más valientes que los hombres
Por Álvaro de Juana
Foto: Daniel Ibáñez / ACI Prensa



VATICANO, 25 Ene. 17 / 08:03 am (ACI).- En la Audiencia General del miércoles, el Papa Francisco afirmó de manera categórica e improvisando: “Esta es mi opinión: las mujeres son más valientes que los hombres”.

El Pontífice dijo estas palabras cuando ofrecía, como cada miércoles, una de sus catequesis centrada de nuevo sobre la esperanza cristiana. En concreto habló de la figura de Judit en el Antiguo Testamento, quien según él era una mujer valiente.


Francisco explicó que Judit era “viuda, una mujer de gran belleza y sabiduría” y que “habla al pueblo con el lenguaje de la fe”. “Valiente, reprocha en la cara al pueblo diciendo: ‘Ustedes ponen a prueba al Señor todopoderoso. No, hermanos; cuídense de provocar la ira del Señor, nuestro Dios. Porque si él no quiere venir a ayudarnos en el término de cinco días, tiene poder para protegernos cuando él quiera o para destruirnos ante nuestros enemigos. […]. Por lo tanto, invoquemos su ayuda, esperando pacientemente su salvación, y él nos escuchará si esa es su voluntad’”, contó el Papa sobre el relato bíblico.

Fue en este momento cuando expresó su opinión a cerca de las mujeres: “Es el lenguaje de la esperanza. Toquemos la puerta del corazón de Dios, Él es Padre, Él puede salvarnos. Esta mujer, viuda, arriesga de quedar mal ante los demás. ¡Pero es valiente! ¡Va adelante! Esta es mi opinión: las mujeres son más valientes que los hombres”.

lunes, 23 de enero de 2017

PAPA FRANCISCO: EL DINERO QUE PROVIENE DE DELITOS ESTÁ ENSANGRENTADO Y HACE MAL


Papa Francisco: El dinero que proviene de delitos está ensangrentado y hace mal
Por Álvaro de Juana



VATICANO, 23 Ene. 17 / 06:55 am (ACI).- En los últimos tiempos, la seguridad es uno de los temas que más preocupan a la sociedad y a los estados, entre ellos al Vaticano. Por eso, el Papa Francisco recibió en audiencia a los miembros de la Dirección Nacional Antimafia y Antiterrorismo de Italia y les agradeció su labor.

En su discurso, Francisco afirmó que “el dinero de los negocios sucios y de los delitos mafiosos es dinero ensangrentado y produce un poder inicuo”.


Sobre las organizaciones mafiosas, el Papa Francisco comenzó su discurso asegurando que surgen gracias a “las carencias económicas, sociales y políticas” porque “encuentran un terreno fértil para realizar sus proyectos deplorables”.

Francisco expresó su aprecio hacia ellos por “vuestra actividad, difícil y de riesgo, pero indispensable para el rescate y la liberación del poder de las asociaciones criminales que son responsables de la violencia y de la explotación manchada de sangre humana”.  


“La sociedad tiene necesidad de ser resanada de la corrupción, de las extorsiones, del tráfico ilícito de estupefacientes y de armas, de la trata de seres humanos, entre los que hay muchos niños, reducidos a esclavitud”.

“Son auténticas plagas sociales –prosiguió–, y, al mismo tiempo, desafíos globales que la colectividad internacional está llamada a afrontar con determinación”.

El Papa expresó que “la sociedad tiene una gran confianza en vuestra responsabilidad y experiencia dedicada a combatir y erradicar el crimen organizado”. “Os exhorto a dedicar el máximo esfuerzo sobre todo contra la trata de personas y el contrabando de inmigrantes”, pidió.

También señaló que es necesario “aumentar las actividades de tutela de las víctimas, dándoles asistencia legal y social para estos hermanos nuestros en busca de paz y de un futuro”.

“Aquellos que huyen de sus países a causa de la guerra, de la violencia y de las persecuciones tienen derecho a encontrar una adecuada acogida e idónea protección en los países”.

El Santo Padre también pidió ayudarles en lo que respecta a la educación. “Los diversos agentes educativos –familias, escuelas, comunidades cristianas, realidades deportivas y culturales, están llamadas a favorecer una conciencia de moralidad y de legalidad orientada a modelos de vida honestos, pacíficos y solidarios que poco a poco venzan el mal y lleven al camino del bien”.

Sobre la mafia, afirmó que es expresión “de una cultura de muerte” que hay que combatir. “Se opone radicalmente a la fe y al Evangelio, que son siempre la vida”, dijo en el discurso. “Quien sigue a Cristo tiene pensamientos de paz, de fraternidad, de justicia, de acogida y de perdón”.


Por último, recordó que la Iglesia es cercana a esta situación y a los que “tienen necesidad de ser ayudados a salir de la espiral de la violencia y a regenerarse en la esperanza”.

“Soy consciente del hecho de que el trabajo que desarrolláis comporta también el riesgo de la vida u otros peligros para vosotros y vuestras familias. Por eso requiere un suplemento de pasión, de sentido del deber y de fuerza anímica”.

“Pido a Dios –terminó– que toque el corazón de los hombres y de las mujeres de las diversas mafias, para que se detengan, dejen de hacer el mal, se conviertan y cambien de vida”.